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Thirty three

SeHun corrió rápidamente por entre la pradera montañosa y los bosques sin descansar hasta llegar a la casa, ya ahí se puso en alerta buscando cualquier indicio que lo ayudase a seguir el rastro de esos humanos y encontró el rastro del humano al borde de su propiedad. Había varios caballos, y uno de ellos dejaba huellas más profundas, como si estuviera transportando el doble de peso. El lobo de SeHun era un buen rastreador, no en vano era el más fuerte de todos los alfas de Gayan, y, a menudo, había ayudado a los centinelas con sus habilidades, pero nunca las había utilizado para un propósito personal.

La cabeza le daba vueltas a SeHun con las acusaciones e insinuaciones de Irene y Leeteuk. El corazón le dolía de desesperación, porque acababa de hallar a su mate, su pareja destinada, su regalo de la luna y le costaba perderlo tan deprisa. No podía creer que JunMyeon se hubiese arrojado voluntariamente a los brazos de un humano. No lo creería a no ser que lo viera con sus propios ojos y oyera cómo JunMyeon se lo decía.

Se hizo de noche y la luna bañó la tierra con su misteriosa luz plateada. SeHun se paró para dejar descansar cerca de un arroyo y luego siguió su camino. Sólo hallaría sosiego cuando conociera el destino de JunMyeon y, luego, el suyo.

A la mañana del segundo día estaba exhausto. El frío le había traspasado el alma. Cabeceó en sobre sus cuatro patas y aunque sabía que debía permanecer alerta, no podía hacer mucho luego de haber pasado más de tres días corriendo a pie sobre la espesa nueve.

Pero luego de unos segundos de reposo para recobrar fuerzas sus sentidos se agudizaron al oír el chillido agudo de un ave. Lo lógico era que la criatura hubiera echado a volar después de un sonido similar, pero no había crujido ninguna rama ni otro pájaro había batido sus alas. No podía ver nada fuera de lo normal, pero presentía el peligro.

Dejó de caminar torpemente sobre sus patas y trepó en silencio a lo alto de la colina. Ante su vista apareció un campamento humano El fuego ardía en la noche y, aunque SeHun anhelaba su calor, no se movió. Los humanos no se habían retirado todavía. Era una banda pequeña, y solo pudo confiar en que JunMyeon estuviera con ellos.

Permaneció echado sobre la tierra helada, luchando contra el sueño hasta que un humano alto salió de una tienda. Un momento después, el corazón de SeHun dejó de latir. JunMyeon salió a la luz del fuego.

SeHun inclinó hacia adelante, esforzándose por entender lo que hablaban, pero era imposible. Estaban demasiado lejos y por mas que trato de agudizar sus oídos no pudo, así como tampoco su lobo podía ayudarlo a entender comunicándose con el lobo interior de JunMyeon, su lobo estaba físicamente cansado y era prácticamente un zombi en estos momentos.

SeHun no podía oír, pero si podía ver y JunMyeon no parecía sentirse incómodo con su raptor. Le hablaba fluidamente, e incluso reía con él. Tal vez Irene hubiese dicho la verdad, su lobo no esta en condiciones para refutarlo y SeHun estaba solo con sus inseguridades.

SeHun entonces recordó cómo jeongyeon le había dicho que había creído oír a JunMyeon hablando con alguien la noche en que su brazo había quedado atrapado en la trampa. Hasta aquel momento no se había cuestionado la explicación de JunMyeon de que estaba cantando. El humano le resultaba familiar y, sin embargo, SeHun estaba seguro de no conocerlo.

Retrocedió, controlando la oleada de celos que amenazaba con volverlo loco. ¿Qué importaba si JunMyeon conocía a aquel joven humano? Era suyo, sus lobos se amaban, era el regalo que la luna le había dado a él, así que puede que JunMyeon congeniara con esos humanos, pero su vida estaba con SeHun porque era su mate, su pareja destinada quisiera admitirlo o no JunMyeon.

Con esa convicción y decisión SeHun definió que esperaría a que los humanos se quedaran dormidos para recuperar a su conejito y llevarlo a casa, a su hogar, a donde pertenecía con jeongyeon y él. JunMyeon no le pertenecía esos estúpidos humanos.

Con aquella idea en la cabeza, SeHun se dispuso a esperar. Hasta que no se retiraron a las tiendas, la furia no volvió a dominarlo. Mientras que los hombres humanos armados extendían sus mantas alrededor del fuego, su jefe se llevó a JunMyeon a la tienda. Y JunMyeon lo siguió dócilmente.

En cuanto los humanos se quedaron dormidos, SeHun se abrió paso hasta la hondonada que había detrás del campamento. El lobo de SeHun ya no podía resistir más, estaba completamente agotado y necesitaba sus horas de internación para regresar. Así que SeHun decidió cambiar a su forma humana nuevamente. Además, estar así no levantaría tantas sospechas si algún humano medio dormido lo veía, en su forma humana el humano creería que era uno de ellos.

Así que SeHun ya con todos los ánimos se movió en silencio y esperó hasta que le llegó el turno de hacer guardia al amigo de JunMyeon, SeHun no podía distinguir y se centró en no prestarle atención o sus celos acabarían iniciando una masacre ahí donde sabía que acabaría muriendo.

La pálida luna apenas se había elevado sobre las copas de los árboles cuando el hombre salió de la tienda y fue a sustituir al otro. SeHun se arrastró hasta la parte de atrás de la tienda y la desgarró con una piedra filuda que encontró. Al momento siguiente ya estaba dentro de la carpa donde estaba su JunMyeon recostado.

SeHun cubrió la boca de JunMyeon con la mano. Vio cómo JunMyeon abría los ojos de terror y luego se relajaba al reconocerlo.

—SeHun. —susurró JunMyeon cuando lo soltó.

—Silencio. —le ordenó SeHun mientras lo arrastraba hasta la abertura.

—¡Espera SeHun, no lo entiendes! —dijo JunMyeon en voz más alta, y SeHun supo que debía tomar medidas drásticas.

Sin perder un segundo, SeHun dejó a JunMyeon inconsciente con un golpe limpio y luego se lo echó sobre la espalda y corrió hacia las colinas.

Desde su puesto de vigía, Jimin vio a SeHun cuando atravesó un claro iluminado por la luna. Pensó en ir tras ellos, pero decidió no hacerlo. Su hermano se había pasado los días y las noches intentando persuadirlo para que lo llevara de vuelta con su preciado SeHun. y ahora bueno, SeHun había ido por JunMyeon y ya se habían reunido. Jimin solo podía confiar en que el alfa tuviera suficiente sentido común para cuidar de JunMyeon, porque había indicios de que Jackson andaba merodeando y Jimin ya estaría bastante ocupado intentando seguirle el rastro.

Por encima de la cresta, al otro extremo del campamento, Jimin vio cómo el alfa se alejaba a caballo con JunMyeon en los brazos. Solo cuando ya estaban demasiado lejos, se dio cuenta de que, aunque SeHun llevaba a JunMyeon en caballo, pero SeHun no había venido con un caballo, porque aún su lobo podía distinguir el olor del alfa de SeHun sobre la nueve. Así que el caballo donde JunMyeon y SeHun iban montados pertenecía a uno de sus hombres.

—Espero que seas tan buen alfa como ladrón de caballos SeHun. —susurró Jimin. A sus guerreros no les agradaría saber que uno de sus caballos había desaparecido—. Cuida de JunMyeon. —lo amenazó a distancia—, porque si no lo haces, tendrás que vértelas conmigo. 

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jajaja espero que les guste, hoy salí al banco fue un dia muy cansado ayer me quede hasta las 4am escribiendo y actualizando "segunda oportunidad" asi que me levante tarde y todo mal, pero no podia dejar este fic y el otro sin actualizar. Asi que, disfrutenlo 7v7 jaja y digan que opinan de lo que hizo SeHun. 

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