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seven

Para gran desconsuelo de jeongyeon, los gatitos eran todavía demasiado pequeños para dejar a su madre, pero la niña tenía permiso para visitarlos a menudo. Estaba regresando de una de sus pequeñas incursiones al granero cuando Irene la detuvo.

-¿Qué estás haciendo aquí sola? -inquirió la mujer-. ¿No hay nadie cuidándote?

-Estaba en el pajar jugando con mi gatito -le dijo la niña.

-¿Y por qué no había alguien contigo? -preguntó Irene.

Jeongyeon retrocedió, ansiosa por liberarse del interrogatorio de la mujer.

-JunMyeon suele acompañarme, pero ahora mismo está haciendo mantequilla. - defendió jugando con sus dedos por los nervios.

-Aun así, no deberías vagar sola por la granja -declaró Irene, sin pensar que sus hijos andaban sueltos durante todo el día, sin dar explicaciones a nadie de su paradero siempre, que se presentaran a la hora de comer.

-Tendré que hablarle a tu padre de esto -dijo Irene-. Ahora, ve a jugar.

Y jeongyeon se alegró de poder hacerlo y echó a correr hacia la casa.

JunMyeon estaba lavando la mantequera cuando jeongyeon se acercó.

-¿Cómo están los gatitos jeongyeon? -le preguntó a la niña, que estaba casi sin aliento.

-Están bien, y la tía Irene acaba de llegar -jadeó jeongyeon asustada.

JunMyeon se enderezó y miró hacia la entrada de la casa. Había un carromato delante de la fachada y el caballo contemplaba con anhelo la hierba del pasto. No había ni rastro de Irene.

-¿Ha entrado en la casa jeongyeon? -preguntó JunMyeon mientras se frotaba las manos en el delantal y recogía el cuenco de mantequilla y la jarra de suero.

-Dijo que iba a hablar con papá -le confió jeongyeon mientras seguía a JunMyeon hacia la casa.

-Le costará trabajo encontrarlo -comentó JunMyeon con secreta satisfacción-. Ha ido a ver los corrales que están junto al río.

Al ver la sonrisa descarada de jeongyeon, JunMyeon supo que le profesaba Irene el mismo afecto que a él.

A decir verdad, JunMyeon se ponía nervioso con las visitas insistentes de Irene y su lobo interior gruñía en rechazo a la mujer que lo había condenado a esta situación. Pues también, existía la posibilidad de que la mujer le contara jeongyeon la verdadera razón de su estancia allí, y tanto JunMyeon como su lobo no soportaban la idea de que la amistad y la confianza de la niña fueran reemplazadas por el miedo y el rechazo, el lobo de JunMyeon adoraba a la niña como si fuese parte de él.

JunMyeon no había terminado de guardar la leche y la mantequilla-cuando vio a SeHun y a Irene caminando hacia la casa.

Jeongyeon corrió hacia su padre y éste la levantó en brazos.

-Mira quién ha venido a verte -rio SeHun al percatarse de la presencia de Irene-. -Tu tía Irene.

-Lo sé -dijo jeongyeon, enterrando el rostro en el cuello de su padre.

-Vamos, no seas tan tímida -la urgió SeHun con cariño-. Hace mucho tiempo que no la veías.

-Ya la he visto -insistió la pequeña con incomodidad-. Cuando salí del granero. Me dijo que quería hablar contigo y me envió a la casa.

Irene rio nerviosa.

-Qué imaginación tiene esa niña -afirmó Irene-. Acababa de llegar cuando te vi aparecer SeHun y me he acercado a saludarte.

-Eso no es cierto papá. -protestó jeongyeon-. Estabas aquí antes de que papá regresara ...-de repente la pequeña pareció asustada y empezó a removerse en los brazos de su padre-. ¿No le habrás hecho daño a mis gatitos, ¿verdad? Suéltame, papá. - chillo asustada tratando de bajarse-. Tengo que ir a verlos.

SeHun dejó a la niña en el suelo y ella se alejó corriendo al granero antes de que pudiera impedírselo.

-Como verás -dijo Irene con tono cizañero-, la niña está totalmente fuera de control. Imagínate, tiene miedo de que alguien vaya a hacerle daño a un puñado de gatitos. Eso pasa por consentir que viva en la misma casa que un asesino. Deberías dejarme que la llevara a la granja conmigo, allí estará a salvo.

SeHun se quitó su sombrero de ala ancha y volvió a colocárselo en la cabeza.

-Tiene gracia -dijo SeHun en tono casual-, jeongyeon nunca se había preocupado por los gatitos hasta hoy. Tal vez tenga miedo de que quieras llevártelos a tu casa igual que a ella. - añadió SeHun con sarcasmo.

Irene se enderezó, indignada.

-¿Cómo te atreves a insinuar que podría haber hecho algo que perturbara a la niña? - exclamo Irene con hipocresía-. Sólo me preocupo por su bienestar. Y encima de que ha mentido al decir que ya me había visto antes...

JunMyeon había oído casi toda la conversación y se acercó a ellos. No comprendía las intenciones de Irene, pero no iba a consentir que la mujer abriera una brecha entre jeongyeon y su padre. Les sonrió al llegar a su lado mientras su lobo interior gruñía ante la presencia de Irene.

-Hola, señora Irene, ya veo que ha encontrado a SeHun. - añadió JunMyeon con una falsa amabilidad -. Qué suerte que regresara tan pronto. Cuando jeongyeon me dijo que había llegado, quise decirle que había ido a revisar los corrales junto al río, pero no la vi por ninguna parte.

Irene se quedó perpleja por un momento. JunMyeon estaba intentando minar su credibilidad. Su mente buscó con desesperación la manera de salir a flote de aquella situación.

Por fin la halló y torció los labios, esbozando una sonrisa de superioridad.

-Si no me viste por ninguna parte, es evidente que no estaba -se volvió a SeHun-. Esto es ridículo SeHun, JunMyeon está intentando encubrir las mentiras de jeongyeon. Están conspirando juntos contra ti.

JunMyeon habló antes de que SeHun tuviera tiempo para formar una respuesta.

-Bueno, tal vez usted no estuviera aquí, señora Irene -admitió JunMyeon-, pero su caballo y su carro han estado atados al poste desde que terminé de hacer la mantequilla, y de eso hace un buen rato.

Irene se había olvidado del caballo y del hecho de que podía verse desde la casa.

-Ya veo que no soy bien recibida en tu casa SeHun. -replicó indignada-. Sólo he venido para saber si jeongyeon se encontraba bien, no para que me interroguen sobre el momento justo de mi llegada. - finalizo de mana gana fulminando a JunMyeon.

-Vamos, Irene -la regañó SeHun-. Estoy seguro de que estás sacando las cosas de quicio. Eres tú la que se ha mostrado puntillosa sobre esa cuestión --le irritaba que la mujer hubiese dejado entrever que jeongyeon había mentido-. Si no tienes tiempo para tomar un té, supongo que deberías ponerte ya en marcha. JunMyeon y yo tenemos que volver al trabajo. - declaro SeHun cansado, mientras su lobo interior se mantenía en alerta para proteger a JunMyeon y jeongyeon, su familia.

Con un movimiento enérgico de cabeza, Irene desfiló hasta su carromato y se alejó sin una palabra de despedida. JunMyeon y SeHun permanecieron de pie cuestionándose sus intenciones.

JunMyeon regresó a la casa y fue a levantar el cántaro de la mantequilla cuando SeHun lo detuvo con el brazo. Al tocarlo, SeHun sintió la firmeza y suavidad de su piel, mientras su lobo aullaba de felicidad al poder estar cerca de JunMyeon, tenía tantas ganas de estrecharlo en sus brazos y hundir su nariz en el cuello de JunMyeon respirando su aroma, pero SeHun supo controlarse.

-Únicamente quería darte las gracias por defender a jeongyeon... -declaró, sabiendo que solo era una media verdad.

JunMyeon había sido realmente valiente al salir en defensa de su hija delante de Irene. Por una vez, alguien más aparte de él respaldaba a la niña. Seulgi raras veces alababa a jeongyeon. La preciosa joven se había sentido avergonzada de dar a luz a una niña que distaba de ser perfecta. Las tocas que la obligaba llevar eran un recordatorio constante de que había un defecto en su aspecto y, cuando se las quitaba, a Seulgi le resultaba casi imposible mirar a su hija.

Pero JunMyeon parecía ignorar por completo la imperfección que marcaba a jeongyeon. Nunca la acusaba de mentir para llamar la atención, ni se reía de la niña por el ángulo al que sobresalían sus orejas. SeHun quería hacer algo más que darle las gracias a JunMyeon. Quería rodearla con sus brazos y decirle lo maravilloso que era, pero sabía que no podía hacerlo por más que su lobo insistiera en hacerlo cada minuto.

Por otra parte, JunMyeon le sonrió con cierta vacilación al ver que seguía tocándolo. SeHun quería decir algo más, pero se limitó a soltarlo y dio un paso atrás.

-Y jeongyeon también te lo agradece -añadió tímidamente SeHun mientras JunMyeon, presintiendo un peligro potencial, se escabullía por la puerta.

Ya casi era de noche cuando SeHun volvió a ver a JunMyeon. Para entonces había controlado sus emociones y la de su lobo, y lo saludó con naturalidad al verlo entrar en el granero. Jeongyeon pasó corriendo a su lado y se acercó al lugar donde SeHun estaba ordeñando la vaca.

-Dame un poco de leche papá -le pidió la pequeña, y su padre, entre risas, dirigió la ubre hacia su boca abierta. El primer chorro de leche la salpicó en la mejilla y en la toca. La niña chilló de deleite cuando el segundo dio en el blanco.

-Siento haberle manchado la toca -dijo SeHun sin volver la cabeza.

-No te preocupes -contestó JunMyeon, riendo-. Las tocas se lavan.

La vaca mugió incómodamente. SeHun la examinó y dijo:

-JunMyeon, ¿te importa subir al pajar y arrojarme un poco de heno?

-Yo subiré primero y me aseguraré de que no hay ningún gatito de por medio -se ofreció jeongyeon, trepó por la escalera de mano y desapareció en el pajar.

-Corre, corre -la urgió JunMyeon-, que te alcanzo.

Las risas de deleite de jeongyeon fueron interrumpidas por una exclamación y el ruido de un trozo de madera al chocar con otro. SeHun se volvió y vio cómo JunMyeon se caía al suelo.

Exasperada de que el ritual de ordeño se hubiese convertido en un circo, la vaca dio una coz al cubo en el momento en que SeHun soltó su ubre.

JunMyeon gimió, en un intento de recobrar el aliento, y el rostro ansioso de jeongyeon apareció al final de la escalera.

SeHun se arrodilló junto a JunMyeon y lo levantó en brazos.

-Ya está, tranquilo. No pasa nada. - consoló SeHun mientras su lobo movía la cala de felicidad al poder abrazar el cuerpo de JunMyeon e inhalar su aroma-. ¿Te has hecho daño? ¿Crees que te has roto algo?

JunMyeon sentía que la cabeza le daba vueltas, pero no sabía si era por la caída o por el roce de las manos de SeHun al deslizarlas por su cuerpo en busca de huesos rotos. De haber estado solo, seguramente se habría puesto en pie y habría esperado a que remitieran el dolor de la cadera y el mareo, pero en los brazos de SeHun perdió todo deseo de moverse, su lobo se dejó acariciar por SeHun gustoso de ser consentido por su alfa.

JunMyeon abrió los ojos y esperó hasta vislumbrar el grueso pelo negro y los rasgos fuertes de SeHun que tan cerca estaban de su rostro. Apoyó la cabeza en su hombro mientras él le apartaba el pelo de la cara.

-¿Qué ha pasado, papá? -preguntó jeongyeon desde el pajar-. ¿Cómo es que JunMyeon se ha caído de la escalera?

SeHun levantó la vista. Una de las tablas que hacían de peldaños colgaba de un solo extremo.

-Creo que se ha roto una de las tablas -SeHun apenas se fijó en la escalera, porque toda su atención estaba puesta en JunMyeon, que todavía intentaba respirar con normalidad-. ¿Te has hecho daño JunMyeon? -volvió a preguntar-; ¿Te duele algo?

-No -consiguió decir JunMyeon-. Nada. Es que me he quedado sin aire. ¿jeongyeon se encuentra bien?

-Está allá arriba -SeHun señaló el hueco cavernoso por encima de sus cabezas sin apartar los ojos del omega que tenía en brazos-. Creo que te has dado un buen golpe en la cabeza ... -con cuidado SeHun, le palpó el chichón que se le había formado.

-Papá, bájame. Iré a buscar un poco de agua fría para JunMyeon.

A regañadientes, SeHun soltó a JunMyeon y extendió los brazos hacia su hija. Estando en esa posición, vio las marcas frescas en la vieja madera. Dejó a la niña en el suelo y se acercó a la escalera.

-No has intentado reparar esta escalera, ¿verdad JunMyeon? -preguntó.

-No sabía que le pasara nada malo -JunMyeon se incorporó e intentó levantarse.

-Seguramente no le pasaba nada hasta que no se salieron los clavos -SeHun se inclinó y deslizó las manos por la paja del suelo del granero. Los clavos eran difíciles de conseguir y quería encontrarlos si era posible.

-¿Qué te ha hecho pensar que le había hecho algo? -preguntó JunMyeon.

-Las marcas que hay al borde de esta tabla -señaló las muescas frescas-. Como si alguien hubiese intentado quitarla o ponerla.

-jeongyeon sube y baja por la escalera todo el tiempo y no ha tenido ningún percance -señaló JunMyeon.

-jeongyeon es una pluma, pero con mi peso o el tuyo la caída era inevitable. - razono SeHun mientras su lobo comenzaba a enojarse ante una posibilidad que surgía en su mente "Irene".

-¿Pero ¿cómo ha podido pasar una cosa así sin que nos diéramos cuenta? -se preguntó JunMyeon en voz alta.

-Tal vez haya pasado hoy mismo...-dijo SeHun pensativamente y miró a JunMyeon con consternación. JunMyeon abrió los ojos con sorpresa al entender lo que los ojos de SeHun querían decirle.

-¿Crees que Irene ha subido al pajar a buscarte y la ha soltado?

-Tal vez -dijo SeHun sin comprometerse-. Vamos a llevarte a la casa para que pueda limpiar todo esto.

JunMyeon miró al fondo del granero y comprendió que la leche recién ordeñada se había derramado por el suelo. Se puso en pie, sintiendo que la cabeza le daba vueltas.

-SeHun, no sabes cuánto lo siento -declaró-. Debería haber tenido más cuidado.

-No tiene importancia JunMyeon... estas a salvo y eso es lo que cuenta. -dijo en tono tranquilizador-. Yo lo limpiaré, tú vuelve a casa. Me aseguraré que no haya ninguna otra sorpresa desagradable antes de salir.

Jeongyeon se acercó corriendo por la pradera, llevaba un paño mojado como si fuera una bandera.

-¡Ya lo tengo! -gritó-. Un trapo mojado para la cabeza de JunMyeon.

La niña se desilusionó un poco al ver que su paciente ya estaba de pie, pero le entregó el paño a JunMyeon y sonrió, orgullosa de su hazaña.

JunMyeon exprimió el paño y se lo puso sobre el chichón.

-Gracias, jeongyeon. Ya me siento mucho mejor. Ahora, si me ayudas a volver a la casa, creo que me sentaré un rato antes de servir la cena.

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Cualquier error me dicen pls, ahora siempre siento que tengo comentarios pero luego luego me olvido jajaj, y me acuerdo de ponerlo ya cuando publique la historia.. Bueno queria darles las gracias por todo, intimidad, novio perfecto y un conjito para dos lobos hambrientos ya llegaron a pasar los 1k de vistas *chillidos* jaja son mis primeros fics en llegar a eso,porque como saben la ultima concubina, cuando el tigre probo a su gatito y cuando el lobo atrapo a su gatito no son historias mias son adaptaciones

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