Nine
Apenas había surcado en el cielo el primer rayo de luz, cuando JunMyeon despertó a jeongyeon.
—Tendrás que levantarte ya, pequeña —le dijo a la niña dormida—. Vamos a ir en busca de tu padre. Debe de haber matado tantos ciervos que no ha podido traerlos a casa él solo. Necesita nuestra ayuda. — dijo JunMyeon con una falsa sonrisa.
Su lobo interior no creía sus palabras y estaba bastante seguro de que jeongyeon tampoco, después de la partida de Jimin, JunMyeon se había mantenido inquieto y su inquietud aumento a medida que amanecía y SeHun no llegaba, su lobo interior comenzó a aullar como si presintiera que algo malo le estaba pasando a SeHun. Oteó el horizonte mientras iniciaban la marcha, confiando en vislumbrar indicios de alguna hoguera en la lejanía. Incluso albergó esperanzas de que SeHun hubiese buscado refugio en la casa de Irene si la noche lo había sorprendido antes de que pudiera regresar a la granja, su lobo podía haber reaccionado así solo porque SeHun no estaba ¿verdad? ¿nada malo podía haberle pasado a SeHun?
Apenas habían transcurrido unos minutos cuando un disparo rompió el silencio de la mañana, seguido de un fuerte gruñido. JunMyeon tomó a la niña de la mano y echó a andar hacia el sonido, transformarse en lobo sería una mala idea si esos disparos eran de los humanos, por lo menos en la forma humana JunMyeon podría razonar e impedir que le quitaran la piel a SeHun.
—Espero que sea papá —JunMyeon apretó el paso—. Y espero que no crea que somos un ciervo y nos mate. — finalizo la niña.
—Yo también —contestó JunMyeon y se alegró de que jeongyeon aun no asociara los disparos con los humanos, pero su mente no prestaba atención a los miedos de la niña, estaba demasiado obsesionado con los suyos. Pues cabía la posibilidad de que los humanos estuvieran cazando lobos en el bosque y que, pudieran captar sus movimientos y disparar contra ellos. También temía que SeHun estuviera herido y estuviera intentando luchar por su vida.
Llegaron a una zona en la que JunMyeon solía recoger hierbas y moras. Un pequeño arroyo desembocaba en otro y había una senda paralela al agua. Un lobo estaba tumbado junto a la orilla, no hizo falta saber quién era pues conocía la negra melena del lobo de SeHun y sobre todo su lobo reconocía al alfa por el cual pasaba las noches suspirando.
JunMyeon lanzó una exclamación y corrió hacia él sin percatarse de que jeongyeon se había aferrado a su pantalón.
—¡SeHun! ¿Puedes oírme? ¿Qué ha pasado? — grito arrodillándose frente al cuerpo del lobo—. ¿no estas muerto verdad?... — susurro en voz baja mientras las lágrimas amenazaban con salir.
—JunMyeon... ¡gracias a la luna! —dijo SeHun volviendo a su forma humana, intentó moverse, pero el dolor se lo impidió—. Me he pillado el brazo en una trampa. No sé qué diablos hacía aquí este artefacto. Me paré junto al arroyo para beber algo de agua y me enganchó. — gimió de dolor SeHun al ver su brazo atrapado en la trampa.
JunMyeon lo ayudó a sentarse y le examinó el brazo.
—La trampa está oxidada. He dejado de sangrar, pero no he podido abrirla por más que cambie de forma... —gruñó de dolor mientras se movía.
—Buscaré algo para forzarla —JunMyeon se volvió y estuvo a punto de tropezar con la niña, que estaba asustada —. Quédate aquí con tu papá, jeongyeon. Enseguida vuelvo —le prometió JunMyeon.
Cómo deseaba que Jimin estuviera todavía por aquella zona. Incluso con la ayuda de SeHun le costaría trabajo abrir la trampa, pero para Jimin sería fácil por haber pasado sus años con los humanos debería conocer a la perfección las armas humanas. Escogió un trozo de una rama de roble, del tamaño del brazo de un alfa.
Cuando regresó, el sol ya se había asomado por encima de las copas de los árboles y pudo comprobar que la palidez de SeHun no había sido fruto de su imaginación.
Había perdido mucha sangre y tenía la piel fría.
Haciendo caso omiso de sus labios apretados y los gemidos de dolor que no podía suprimir, JunMyeon introdujo la rama de roble entre los dientes de la trampa y, utilizándolo contra una piedra como palanca, forzó la trampa, JunMyeon no sabe como, pero tanto él como su propio lobo interior parecieron fusionar sus fuerzas para lograr abrir un poco la trampa. SeHun consiguió liberar su brazo y lo movió como si fuera un objeto extraño.
JunMyeon se quitó la blusa y le envolvió con ella el antebrazo de SeHun, sin percatarse de que se había quedado en justillo delante de SeHun.
—Ayúdame a levantarme—le ordenó SeHun—. Acompáñame a casa y luego vuelve por el ciervo que cacé. He estado ahuyentando a animales y humanos toda la noche y no pienso renunciar a él ahora, escuche un disparo, pero no parecieron acercarse. — dijo SeHun tratando de sonreír y ya más calmado por el olor de JunMyeon.
JunMyeon estuvo a punto de reír. Era muy típico de SeHun no renunciar a lo que era suyo.
SeHun se apoyó pesadamente sobre los hombros de su omega y su hija mientras recorrían el camino de regreso a la granja.
—En cuando meta el brazo en agua caliente, quiero que vuelvas y recuperes la trampa. No es mía y no entiendo qué hace ahí. Ningún cambia-formas en su sano juicio dejaría una trampa tan cerca de un camino más aún cuando solemos cazar trasformados en nuestros lobos. Seguramente haya sido un estúpido humano que no sabía lo que hacía, porque no estaba ni en una posición estratégica para cazar animales y dudo que cazar un lobo haya sido la meta, porque podía a ver caído al riachuelo. Como te dije pareció ver algunos merodeando durante la noche y en la mañana, aunque los disparos fueron lejanos. A ti no te habrán molestado, ¿verdad JunMyeon?
—No vi a ningún extraño —JunMyeon escogió sus palabras con cuidado, el lobo de SeHun podía oler algo extraño si mentía. Y era la verdad lo que decía, Jimin no era ningún extraño y todavía no estaba preparado para hablarle a SeHun de su visita —. Déjame que me ocupe de ti primero. Luego volveré al río —lo tranquilizó JunMyeon tratando de dispersar feromonas que tranquilicen al alfa.
Luego de que SeHun estuviera calmado y casi dormido JunMyeon empezó a preguntarse, si era posible que Jimin hubiese puesto la trampa con la esperanza de atrapar al alfa que tenía prisionero a su hermano. No, claro que no. Jimin adivinaría que seguramente era JunMyeon el que frecuentaba la zona fácilmente accesible del arroyo así que el cazado seria JunMyeon y no SeHun. Pero si no era Jimin, ¿quién podría haber sido? No habían tenido ningún visitante, aparte de Irene.
JunMyeon seguía considerando las posibilidades cuando llegaron a la casa.
Dejó caer a SeHun con cuidado sobre la cama, junto a la chimenea, y fue a llenar el cazo de agua.
Con cuidado cortó la camisa del brazo y enjuagó los trozos de tela que se habían adherido a la herida. La trampa había llegado al hueso y podía haberse fracturado, aunque JunMyeon no podía verlo. Con cuidado sacó aguja e hilo y, después de limpiar la herida lo mejor que pudo, durmió a SeHun y la herida con dosis liberales de whisky, JunMyeon cosió dolorosamente la carne torturada con la esperanza de que se regenerara.
Luego regreso al bosque para recoger el ciervo que SeHun había matado y aprovecho para limpiarlo junto al rio y llevar solo la carne a casa, así seria menos pesado para JunMyeon, por los años que había vivido con los humanos transformarse en un lobo para llevar la carne no le parecía muy bueno. Además, la zona parecía estar segura y no olía a ningún humano cerca.
Paso todo el día haciendo las cosas de la granja y luego dio de comer a jeongyeon y preparó a la pequeña para meterla en la cama. La niña estaba agotada por la tensión del largo día, pero apretó la mano de JunMyeon mientras este lo cubría con las mantas.
—No vas a dejar morir a mi papá, ¿verdad JunMyeon? —Jeongyeon apenas pudo pronunciar las palabras.
—Si puedo evitarlo, no cariño. —contestó JunMyeon—. Ahora no te preocupes. Nunca
he visto a nadie morir de una herida en el brazo y menos a un alfa fuerte como tu padre. — añadió JunMyeon con confianza—. Se pondrá bien. Seguramente, mañana ya estará como nuevo.
—¿Y si no es así? — cuestiono jeongyeon con tristeza.
—Entonces te dejaré aquí con él para que lo cuides y me acercaré a casa de los Lee para que vayan en busca del médico —prometió JunMyeon—, nada malo le va pasar a tu padre mientras yo aun pueda hacer algo.
Eso basto para calmar a jeongyeon quien recibió un beso de JunMyeon y se quedo profundamente dormida.
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Pero a la mañana siguiente, SeHun estaba ardiendo de fiebre y JunMyeon no se atrevió a dejarlo al borde del delirio.
Lo bañó con agua templada. El brazo enrojeció y se inflamó. Lo obligó a comer pan mojado en caldo para darle sustento, pero no le sirvió de mucho. JunMyeon podía ver el dolor reflejado en sus ojos y en las arrugas en torno a sus labios.
—SeHun... —le dijo JunMyeon, colocando la mano en su hombro y apretándolo con suavidad—. SeHun, voy a ir a recoger algunas hierbas para intentar sacarte el veneno del brazo. Quiero dejar a jeongyeon aquí contigo. ¿Podrás estar pendiente de ella durante unos minutos?
—La vigilaré —balbució SeHun—. Debería levantarme. Los campos, los cultivos... todo nuestro trabajo.
—Ahora no te preocupes por eso —lo consoló JunMyeon—. Habla con jeongyeon hasta que vuelva.
Acto seguido salió corriendo por la puerta con la cesta de hierbas bajo el brazo.
Jeongyeon se acercó a la cama de su padre. Se sentó en la banqueta que JunMyeon había usado y lo miró fijamente.
SeHun intentó mantener los ojos abiertos. Intentó pensar en algo que decir. Trató de no gritar con el dolor que le paralizaba el brazo y se extendía por todo su cuerpo.
—Todo saldrá bien, cariño —tranquilizó SeHun a la pequeña. La niña asintió con solemnidad.
—Eso dijo JunMyeon cuando no volviste a casa. — contó jeongyeon—. Tampoco le creí a él.
SeHun extendió el brazo hacia la niña y el esfuerzo desencadenó oleadas de intenso dolor por todo su cuerpo por más esfuerzo que hizo por no demostrar dolor alguno y asustar a su hija.
—Santa Madre Luna —susurró mordiéndose los labios para soportar todo el dolor que adormecía su cuerpo.
—¿Qué has dicho? —jeongyeon se acercó y ladeó la cabeza.
—Nada, pequeña —consiguió decir—. Hablaba solo.
Jeongyeon volvió a asentir.
—JunMyeon también lo hace. Estaba hablando solo la noche que no volviste a casa. Me desperté pensando que habías vuelto, pero cuando fui a la puerta sólo estaba JunMyeon. — contó la pequeña.
SeHun se puso todo lo alerta que su estado le permitía. Los humanos. Había olido humanos cerca mientras permanecía junto al río con el brazo en la trampa. Tal vez JunMyeon también los hubiese visto y le hubiese mentido, aunque su lobo no pareció descifrar nada extraño en las palabras de JunMyeon.
—¿Por qué pensaste que era yo? —preguntó a su hija.
—Me pareció oírte hablar, pero cuando salí solo vi a JunMyeon.
—¿Dónde estaba?
—Fuera, en el pasaje —jeongyeon señaló con indiferencia mientras hablaba, perdiendo interés en el tema.
—¿Estás segura de que no había nadie más? —insistió SeHun.
—No vi a nadie más, y JunMyeon entró y me levantó en brazos. No había nadie con él.
—¿Y JunMyeon volvió a salir? — cuestiono nuevamente SeHun.
JunMyeon lo negó con la cabeza.
—No, nos acostamos —se levantó y se acercó al armario. Regresó un momento después—. Éste es mi libro de lectura. JunMyeon me está enseñando —declaró con evidente orgullo—. Ahora te leeré así que escucha...—con un ademán teatral, volvió a tomar asiento y abrió el libro.
Mientras su voz chillona resonaba en la habitación, SeHun se enfrentó a la duda que se había adueñado repentinamente de su ser. ¿Por qué le mentiría JunMyeon? Si hubiese visto a los humanos, se lo habría dicho. Cerró los ojos y se sumió en un mundo oscuro de dudas. Creyó que había pasado una eternidad cuando oyó la voz de JunMyeon.
—Qué buena ayudante eres —le dijo JunMyeon a la niña en tono dulce—. Y qué buena idea leerle a tu padre para que olvide el dolor.
SeHun abrió los ojos. JunMyeon era precioso. Como un haz de luz o un soplo de aire fresco, iluminaba la estancia con su mera presencia. ¿Cómo había podido creer que le mentiría? ¿Y por qué no podía dejar de preguntarse si lo había hecho?
Observó cómo colocaba cola de caballo en un tamiz, sobre una sartén con agua hirviendo. En cuanto se calentó, colocó las hierbas sobre un trozo de tela limpia y le envolvió la herida.
Aunque JunMyeon cambiaba la compresa cada pocas horas, al día siguiente, el brazo de SeHin no había mejorado.
—Voy a ir a la ciudad a llamar al médico. —dijo JunMyeon mientras se secaba las manos en el delantal.
—No necesito un médico. —protestó SeHun con voz poco nítida—. Tengo que ir a los campos.
—No puedes sostenerte en pie con el brazo así —le dijo JunMyeon—. Al menos, déjame que vaya a la casa de los Lee y vea si...
—¿Si Irene puede ir a la ciudad y decir a las autoridades que necesito un médico y que tú te has escapado? — cuestiono SeHun con seriedad.
—Pero yo no me he escapado —protestó JunMyeon.
—Si te presentas en su casa, Irene dirá que has huido y será nuestra palabra contra la suya. — razono SeHun—. Si eso pasa, JunMyeon No sé si estaré en condiciones de ayudarte.
—Si estoy aquí contigo cuando llegue el médico, es imposible que me haya escapado —protestó JunMyeon, pero su argumento sonaba débil incluso en su cabeza, porque sabía que la palabra de Irene era respetada dijera o no la verdad. JunMyeon no tenía defensa alguna contra la mujer, y tenía la horrible sensación de que SeHun tampoco.
—JunMyeon, quiero que intentes ayudarme. —SeHun habló con voz ronca por la necesidad de mantenerlo a su lado y convencerlo para que accediera a sus deseos.
—Muy bien —accedió JunMyeon—, pero no sé mucho...
—Yo tengo algunas nociones sobre cómo curar una herida. Entre los dos, podremos con ella —SeHun le brindó una sonrisa que quedó reducida a una mueca, pero JunMyeon se armó de valor.
—No sé cómo, pero te curaremos —afirmó.
Después de comer, le lavó la herida con agua clara y lo dejó al aire hasta que llegó el momento de aplicar la cataplasma y repetir el proceso. Pero la fiebre lo había vencido y SeHun se removía, balbuciendo incoherencias. ¿Qué le pasaría a JunMyeon si moría? ¿Lo enviarían a casa de Chanyeol y Kyunsoo o dirían que lo había dejado morir y tomarían su vida a cambio?
En sus momentos más lúcidos, bañó a SeHun con agua templada y lo adormeció con una infusión de cola de caballo. Trató de recordar las hierbas que la madre de Jimin había usado contra la fiebre, pero sólo se acordaba de unas pocas.
Lo mejor que podía hacer era obligarlo a beber e intentar mantenerlo inmóvil. Lo adormeció con whisky cuando el dolor se intensificó y le aplicó cataplasmas de whisky en el brazo cuando se inflamó. Lo abanicó en las horas más calurosas del día y lo mantuvo bien tapado durante la noche. Espantó a las moscas. Cuando JunMyeon no estaba cuidando de SeHun, estaba tranquilizando a jeongyeon, que lo seguía de un lado a otro mientras JunMyeon se ocupaba de las tareas.
Había que ordeñar a la vaca, dar de comer y beber al ganado, batir la leche y lavar las vendas y las sábanas. Tenía que preparar la comida de jeongyeon y tener siempre preparado un buen caldo de carne por si acaso SeHun se despertaba pidiendo comida. JunMyeon lo hizo todo excepto recoger la cosecha. No se atrevía a dejar a SeHun solo tanto tiempo.
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¿que historia quieren que actualice? porque me gusta la presion jajaj
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