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Five

—A partir de ahora, dormirás detrás de la cortina en la cama grande —le dijo SeHun a JunMyeon a la mañana siguiente. SeHun estaba sentado tomando café, con la cabeza apoyada en la mano y los ojos nublados por falta de sueño—. Yo dormiré en el catre aquí fuera.

SeHun lo había buscado durante toda la noche, creyendo que había huido, esperando con cada paso que daba encontrarlo, rezando por no le haya pasado nada malo y soportando los gruñidos de reproche que le daba su lobo por haberlo dejado solo durante la tormenta, culpándose así por no tener más control de sí mismo y no haber obligado a JunMyeon a enfrentarse solo a sus miedos, cuando había acudido a él en busca de ayuda.

La lluvia había cesado con la noche y, mientras el sol blanquecino se elevaba sobre las copas de los árboles, SeHun se había dirigido con paso cansado hacia el granero. Había que ordeñar la vaca y emprender las demás tareas.

Nunca le diría directamente a JunMyeon el alivio que había sentido al verlo ahí acurrucado debajo de una manta sobre el heno. Nunca reconocería que permaneció allí de pie, regalándose la vista con su cuerpo dormido con exhausta inocencia. Pero nunca olvidaría que le había prometido a la luna que, si lo encontraba a salvo, no volvería a dejarlo solo en una situación que podría conducirlo a la deshonra y a la muerte, pese a los gruñidos de su lobo que se negaba a aceptar las condiciones, dudaba de la culpabilidad de JunMyeon. Por ello, era mejor alejarse para así no orillarlo a la ahorca.

Así, a la luz tenue de la mañana, grabó la imagen de JunMyeon dormido en su mente y en su corazón, consciente de que nunca volvería a atreverse a estrecharlo entre sus brazos.

Incluso en aquellos momentos, a plena luz del día, con los olores y ruidos hogareños del desayuno, SeHun apenas podía soportar el dolor de lo prohibido. Luchó para concentrar su mente en el plato de huevos con tocino y apartar a su lobo de los impulsos por rodear al omega que los había preparado.

—No me importa dormir en el granero —estaba diciendo JunMyeon—. Además, tengo que levantarme temprano y preparar el desayuno y...

SeHun movió la cabeza.

—No hace falta —le dijo SeHun—. Estoy acostumbrado a ser el primero que se levanta. Seulgi nunca se despertaba al amanecer. Tardo un poco en ser yo mismo —hizo una pausa y reflexionó un poco sobre la cuestión—. De hecho, me sentiría más cómodo si no te molestaras en levantarte al alba. Yo saldré y pondré en marcha las tareas. Tú puedes preparar el desayuno y tenerlo listo cuando vuelva. Después, los dos empezaremos la jornada.

JunMyeon asintió en señal de aceptación. Pero antes de que pudiera decir palabra, SeHun añadió:

—Y dormirás detrás de la cortina. — señaló SeHun con una leve mirada.

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La manta que los separaba era decorosa, pero, aunque JunMyeon sabía que SeHun no podía verlo, JunMyeon distinguió su silueta a la luz del fuego de la chimenea cuando se quitó la camisa y se dispuso a acostarse.

La noche era cálida y JunMyeon sabía que dormir cerca del fuego debía de resultar incómodo. Pero SeHun lo había querido así. Cerró los ojos y se dejó arrastrar por el sueño. Tuvo la sensación de que apenas habían pasado unos minutos cuando un sonido la despertó.

A través de una raja en la cortina vio a SeHun moverse por la habitación. Removió el fuego y puso el cazo con agua a calentar. Comprendió que ya había amanecido y estaba a punto de incorporarse, cuando recordó sus indicaciones. En silencio, volvió a tumbarse en la cama, pero no podía conciliar el sueño y se sorprendió observando a SeHun mientras este se movía por la estancia.

Siguió el movimiento de su cuerpo cuando la luz de las llamas le acarició el pecho y los brazos, los poderosos músculos, el vientre plano y la piel lisa, que parecía tan cálida y deliciosa a la luz del fuego. Cerró los ojos. El mero hecho de tener aquellos pensamientos era peligroso, incluso suicida, pero su lobo no parecía tomar conciencia de lo peligroso que era sentir algo por el alfa SeHun.

no pudo mantener los ojos cerrados. Devoraban al alfa con vida propia. Se olvidó incluso de respirar cuando SeHun colocó una palangana sobre la mesa y se lavó la cara y el pecho.

La luz del fuego iluminaba las gotas de agua que habían quedado prendidas al vello dorado de su pecho. Como diminutas joyas, atraían la atención indecorosa de JunMyeon. Sintió la tentación de deslizar los dedos por su vello y trasladar el agua a su propia piel.

La idea la hizo estremecerse. El ronzal que sujetaba el colchón a la estructura de la cama emitió un gemido ahogado y SeHun miró hacia la cortina, pero JunMyeon se había dado la vuelta y se había cubierto la cabeza con la colcha, en un intento por sofocar sus vergonzosos pensamientos.

Cómo deseaba haber conocido a SeHun en otras circunstancias. Cómo ansiaba que SeHun lo mirara sin aquel brillo de lástima en los ojos ni la acusación siempre presente en su corazón. Y aun así, era consciente de que su esposa, viva o muerta, se habría interpuesto entre ellos.

JunMyeon parpadeó para contener las lágrimas. Había esperado toda la vida para encontrar un alfa como SeHun y solo podía soñar en ser su esclavo hasta el fin de sus días. Aun así, empezaba a comprender que incluso vivir como su criado era mejor que vivir una vida sin él, la sola idea de pasar sus días alejado de SeHun le causaban mucho dolor y no solo a él sino también a su lobo interior.

Entonces JunMyeon tomo la decisión que su lobo aprobó, trabajaría para SeHun. Trabajaría con él, y lo haría con más ahínco que nunca en su vida. Tal vez entonces, como recompensa a su esfuerzo, podría sumirse en un sueño profundo, sin imágenes de la vida con o sin Oh SeHun.

Cuando el calor veraniego dio paso a las mañanas frescas del otoño, las vidas de SeHun y JunMyeon empezaron a adoptar un patrón de cautelosa camaradería. Juntos cuidaban de la tierra y de los animales, regocijándose con la cosecha y, el abundante fruto de sus esfuerzos. SeHun apenas podía reprocharle algo a JunMyeon. Cuando decidía iniciar una conversación con JunMyeon, lo sorprendía con sus conocimientos y su inteligencia. Sin pretenderlo, SeHun se sorprendió pidiéndole consejo y escuchando su opinión.

El final del verano marcaba el regreso de la hija de SeHun, jeongyeon.

Park Chanyeol se encargaría de ir a buscar a la niña a casa de sus abuelos. Pasó por la granja Oh's para decirle a SeHun que pensaba hacer un viaje a Albany (sector alejado pero perteneciente a Gayan donde Vivian los abuelos de jeongyeon) y que recogería a la pequeña de regreso a Gayan.

—Tenías ciertas objeciones a dejar a jeongyeon con JunMyeon —le recordó Chanyeol—. ¿Ya los has resuelto?

—JunMyeon es un omega muy inteligente. Y ha estudiado mucho. Podrá enseñarle a jeongyeon muchas cosas que yo no podría —dijo SeHun— No tengo nada que reprocharle.

Si SeHun tenía algún reproche que hacer era a su lobo interior que se reusaba a alejarse de JunMyeon. Se sorprendía escuchando el sonido de la voz de su lobo gruñiendo cada vez que SeHun se negaba a acercarse demasiado a JunMyeon. Pero siempre su lobo terminaba ganando la batalla y SeHun se apresuraba a regresar de los campos, embelleciendo su recuento de las anécdotas del día para hacer reír a JunMyeon, y contenía el aliento por la noche para escuchar su suave respiración detrás de la cortina. Pero albergaba aquel secreto en su corazón y no se atrevía a compartirlo con su amigo, aunque Chanyeol permaneció de pie bajo la bóveda, esperando a que SeHun siguiera hablando. El silencio se prolongó hasta que SeHun añadió finalmente:

—Estoy seguro de que JunMyeon se llevará bien con jeongyeon y, con la llegada del invierno, estaré en casa casi todo el tiempo. Si hay algún problema, lo sabré y nada malo pasara. — dijo SeHun con calma.

Chanyeol asintió.

—Bien pensado —corroboró, cortando en seco sus pensamientos al adivinar, por la expresión de SeHun, que su amigo tenía algo más que decir—. ¿Qué pasa, SeHun? —le preguntó—. ¿Es que JunMyeon te ha causado algún disgusto?

—Aparte de atraer accidentes y tener miedo a la oscuridad, parece un buen omega —reconoció SeHun.

—¿Accidentes? —cuestiono alarmado Chanyeol.

—Tonterías, casi siempre —dijo SeHun mientras recordaba—. Salvo el otro día, cuando la olla de hierro en la que hacemos jabón se cayó de la estantería y casi le aplasta la cabeza. — respondió SeHun frotándose el puente de la nariz para calmarse un poco.

—¿Y qué hacía una olla de hierro en la estantería? —preguntó Chanyeol.

—Que me aspen si lo sé. Nunca la había visto antes ahí, pero aquel día estaba en la balda justo encima de la bañera. — señalo SeHun.

—¿JunMyeon está bien?

—Consiguió echarse a un lado, pero me dio un susto de muerte. JunMyeon no pareció darle importancia —a Chanyeol no se le pasó por alto el tono de aprobación de su amigo al hablar del incidente.

—¿Eso es todo? —preguntó Chanyeol con cautela.

—Bueno, eso y la noche en que JunMyeon pensó que el órgano estaba encantado. — añadió SeHun soltando un suspiro cansado.

–¿El órgano? — cuestiono Chanyeol son entender—¿El del salón? —repitió.

—El mismo —admitió SeHun—. Estaba durmiendo allí y juró que lo había oído sonar en mitad de la noche. JunMyeon tiene una gran imaginación. Supongo que tenía miedo de la tormenta y no quería reconocerlo.

—¿Le pasa a menudo? —Chanyeol estaba ganando tiempo. Se había preguntado dónde dormía JunMyeon y estaba bastante seguro de que no era en el granero. Se preguntaba si debía recordarle a SeHun la advertencia del juez, pero como dormían en edificios separados, no tenía de qué preocuparse. Exhaló un suspiro de alivio mientras SeHun respondía a su pregunta.

—No volverá a pasar. — aseguro SeHun con su tono de alfa dominante—. Pasa la noche aquí dentro y duerme detrás de la manta. — señalo.

¡Aquello era el colmo!, pensó Chanyeol y ya había llegado el momento de decir algo.

—Recuerdas lo que dijo el juez Osborne. — hablo serio Chanyeol.

—Perfectamente —SeHun no se molestó en ocultar el tono resentido de su voz y Chanyeol no sabía si bendecir al juez o mandarlo al infierno por el brillo que vio en los ojos de SeHun—. Además, no es JunMyeon lo que me preocupa... —SeHun se frotó la nuca con su pañuelo— sino Irene.

—¿Ella también ha oído el órgano? —preguntó Chanyeol con inocencia, para así calmar el enojo de SeHun, pues como alfa reconocía que el lobo de SeHun era superior a su lobo por ende debía procurar no molestarlo.

Contrario a lo que Chanyeol esperaba SeHun lanzó una mirada de reproche a su amigo y continuó.

—Irene se pasa por la granja muy a menudo. Demasiado a menudo, a decir verdad. Cuando Seulgi vivía era distinto. A Seulgi le gustaban las visitas y nunca parecía tener bastantes, pero como JunMyeon y yo trabajamos en el campo, resulta un poco irritante volver a casa y encontrar a Irene sentada esperando. — "además de que solo viene a humillar e insultar a JunMyeon" añadió su lobo interior y SeHun opto por morderse la lengua.

—¿Qué es lo que quiere? — pregunto Chanyeol.

—Que yo sepa, crear problemas. — soltó SeHun—. Dice que sólo quiere asegurarse de que JunMyeon está haciendo su trabajo y de que no ha huido, pero tiene una manera curiosa de hacerlo —SeHun volvió a frotarse la nuca—. Dudo que tenga importancia, pero no entiendo cómo un omega puede albergar tanto odio hacia otro omega, así sea del sexo opuesto. Yo diría que tendría que ser al revés. Quiero decir que, si lo que JunMyeon asegura es cierto, debería estar furioso con Irene por acusarlo de algo que, según JunMyeon, no ha hecho.

Chanyeol no pudo disimular la satisfacción que sentía al oír las palabras de SeHun, porque nunca había creído que JunMyeon fuese responsable del asesinato. Había expresado su opinión abiertamente hasta que la audiencia había empezado a criticarlo, sobre todo omegas que creían en la fina y resuelta Irene. Irene era una de las piedras angulares de la comunidad y gozaba de gran credibilidad entre sus miembros.

—Irene siempre ha sido un poco entrometida. — informo Chanyeol.

—Es que trata a JunMyeon con una aversión excesiva, y no quiero que revolotee sobre nuestras cabezas como un buitre cuando jeongyeon vuelva a casa. — dijo con enojo SeHun.

La comparación de Irene con un buitre hizo que Chanyeol prorrumpiera en carcajadas y pasara por alto la mirada peligrosa que reflejaron los ojos de SeHun. SeHun por su parte también se unió a Chanyeol y los dos estaban retorciéndose de risa cuando JunMyeon se acercó a ellos

—¿Es una broma privada? —preguntó JunMyeon interrumpiendo la alegría.

SeHun se secó las lágrimas.

—Solo estábamos hablando de Irene. — respondió Chanyeol manteniendo esa sonrisa de pasta dental.

—Debe de ser de otra Irene —dijo JunMyeon confundido—, porque les juro que no le encuentro nada gracioso a esa mujer. — se cruzo los brazos.

Aquello hizo que los dos alfas sucumbieran a otro ataque de risa. Exasperado JunMyeon se alejó hacia la casa.

—Iugh... iré a preparles algo de comer. — anuncio JunMyeon de mala gana—. Si no me equivoco ustedes dos ya han bebido bastante whisky.

—¿Crees que deberíamos decírselo? —preguntó Chanyeol cuando la puerta se cerró.

—No tiene sentido preocupar a JunMyeon por algo sobre lo que no puede hacer nada. —dijo SeHun tomando el vaso de whisky—. Irene lo odia, es un hecho. Y no creo que nadie, excepto Irene, sepa por qué.

—Bueno, veremos si yo lo puedo averiguar —prometió Chanyeol mientras seguía a SeHun hacia la casa, en la que el aroma a un guiso suculento impregnaba el aire. 

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Actualiceee, espero que les guste mucho jaja este como dije es un intento vago de un omegaverse, yo no domino este tema, este fic y el de un conejito para dos lobos son intentos de omegaverse,  lo poco que sé lo aprendi al hacer la adaptación a las obras de milagro gabriel que son:

cuando un tigre probo a su gatito y cuando el lobo atrapo a su gatito. Asi que ps si hay algo que no les cuadra es por eso. 

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