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•Veintiocho•

Una vez que tuvo la puerta cerrada, su respiración se hizo más irregular que nunca. Estaba nervioso y asustado de lo que podría pasar si se queda en ese lugar, por supuesto sabe que todo apuntaba a una pésima idea.

—Yoonie... —Su Omega lo llama desconsolado y no podía ayudarlo, no si quería vivir y tener un futuro próspero a su lado— Yoon... P-por favor...

Tragó pesado con sus piernas hechas gelatina. Debía salir de ese lugar, se volvería loco si se queda ahí, estaba seguro.

No había encontrado supresores para JiMin, tampoco tenía en ese lugar pues su celo aún no llegaría. Estaba nervioso porque quería ayudar al menor pero no era correcto, también quería salir de ahí para mantenerse cuerdo, pero su lobo se lo impedía y ciertamente tenía la duda de si sería seguro dejar a un Omega solo mientras llegaba su temporada de apareamiento. No, no era seguro.

—Vamos, maldito intento de alfa, déjame salir, debemos ayudarlo—

—No es correcto y lo sabes, Maldito perro.

Tanto la parte humana como la lobuna gruñeron para dar a entender que no iban a ceder. Pero la verdad es que el humano se sentía abrumado y mareado, JiMin olía a jodido paraíso y eso solamente lo ponía más ansioso.

Lo más acertado que pudo hacer fue llamar a los padres de este, por suerte, tenía el número de BaekHyun entre sus contactos ya que el Omega solía invitarlo mucho a su casa.

¿Sí?  ¿Qué sucede, YoonGi? 

El menor tomó aire de manera dificultosa escuchando los sollozos de JiMin desde el otro lado de la puerta. Incluso a él le dolía.

—Es... Es JiMin, entró en celo, no hay supresores o inhibidores aquí, tampoco tengo. Lo encerré en la habitación pero no deja de llorar y no puedo estar aquí porque me volveré loco, pero tampoco puedo irme porque temo que algo le suceda ¡¿Cuándo van a llegar?!

Lo dijo tan rápido que el Omega mayor a penas pudo descifrar lo que sucedía. Sin embargo soltó un suspiro entendiendo que aquello era lo correcto.

Tranquilo, pasaremos por una farmacia y luego iremos directo a la casa. Trata de aguantar, YoonGi. No quiero que dejes solo a JiMin en casa.

Dicho eso, la llamada se cortó y el pálido sintió que lo hizo tan bien como mal. Porque su lobo comenzó a rasguñar en protesta, estaba bastante enojado con la decisión que había tomado el idiota humano.

Pero Min no le tomó importancia, decidió quedarse ahí y cubrir sus oídos para no escuchar los alaridos de dolor y tristeza que soltaba JiMin. Nunca se perdonaría sI algo le sucedía al Omega, no podría soportar que lo odie por tomarlo en ese estado.

—YoonGi, hey, mocoso. —Levantó la vista encontrando al alfa padre de su pareja. Era un alivio por fin verlos ahí. Asi que se levantó temblando y caminó rápido hacia la sala o eso intentó, porque una mano lo detuvo. — No tan rápido. ¿Quién te dijo que te irías? Mira, confío en ti, y sé que tú y JiMin ya tienen su lazo. Traje lo necesario para que lo acompañes este día, pero eso sí, No-Lo-Embaraces. ¿Entendiste? Ahora se un hombre y métete en ese cuarto.

No tuvo tiempo de analizar lo que sucedía cuando ya tenía una bolsa en mano y lo habían empujado dentro de la habitación de JiMin.

Fue abrumador, porque el fuerte olor a celo cegó casi todos sus sentidos.

—Omega, vamos, nuestro Omega nos necesita, muévete o juro por lo que nos hace hombres que si no lo tomas tú, lo haré yo. —

Bueno, mejor se apresuraba, no es que no confié en su lobo, es solo que no confiaba en su lobo ni un poco cuando se trataba de los celos. Pues este tendía a hacerle pasar malos momentos.

Antes de hacer cualquier cosa, revisó la bolsa que le habían dado.

Jo-Der

Dentro de esta habían condones, no uno ni dos, tampoco una maldita docena, sino una caja completa de condones ¿Qué demonios pensaban que iba a hacer? Tampoco es como que una tarde de para tanto.

Otra cosa era lo que parecía ser lubricante, YoonGi no era un santo, sabe muy bien para qué se usaba, lo que no entiende es porqué lo habían comprado, si era bien sabido que un Omega en celo podía prepararse a sí mismo sin necesidad de anticipación.

De igual forma, había otra cosa en la bolsa, eran algunas pastillas, suponía que los supresores e inhibidores. Pero también habían otras anticonceptivas, consideraba eso más normal, tomando en cuenta que un condón podría bien romperse al momento del nudo. Asi que eso era lo más sensato.

No estaba cien por ciento seguro de que lo que iba a hacer era correcto, él había deseado hacerlo con JiMin en un lugar especial, rodeado de belleza, quizás en unas vacaciones cuando por fin hayan terminado el cortejo y...

Alfa, Alfa, Ven...

Despertó demasiado rápido de sus pensamientos, ¿Cuando jodidos JiMin se había puesto a su lado? No, al lado no era la manera de definir. Pues el Omega estaba casi arrastrándolo a la cama que ya era un lío de sábanas y almohadas desechas.

—JiMin... ¿Estás seguro de esto?

—Jodida mierda contigo, Min YoonGi. No me dejes salir nunca más, porque juro que golpearé tu cuerpo tanto que quedarás inconsciente aunque eso me perjudique.—

Frunció el ceño ante la amenaza en su cabeza, su maldito lobo estaba demente. Aunque generalmente solían llevarse de maravilla.

No había escuchado respuesta del rubio y eso lo preocupó, pero luego, lo que le faltó fue el aire.

Su lindo chico se había puesto en la cama con su hermoso y jodidamente caliente culo al aire, lamentablemente este estaba cubierto aún por un boxer, pero no es como que deba imaginar mucho cuando el lubricante estaba haciéndolo transparente debido a la humedad.

Quizás había sido un héroe en la otra vida.

Lo que eres es un imbécil—

Gruñó para callar al animal en su pecho y se encaminó hacia ese pecaminoso cuerpo, la figura del menor se movía de un lado a otro suavemente para tentarlo en esa maldita pose.

Ya estaba decidido, le daría al menor lo que quería y de camino, podría disfrutar de un maldito sueño en la realidad, juraba que estaba en el paraíso.

Más cuando sus grandes manos tomaron ambas nalgas para apretarlas y como premio obtuvo un jadeo gustoso de parte de los labios ajenos.

—Y-Yoon... YoonGi...

Esa voz

No era la del lobo de hace unos minutos, sino la de su rubio. ¿JiMin estaría consciente de lo que iban a hacer? YoonGi no sabía a ciencia cierta, pero tampoco se detuvo.

Bajó con cuidado aquel boxer dejando cada parte íntima de su pareja ante sus ojos, era la escena más vulgarmente deliciosa que haya presenciado. Como el pequeño anillo de músculos del rubio se contraía dejando salir más lubricante, aunque ya estaba básicamente goteando entre sus fuertes muslos. Porque si, Ahora JiMin tenía el maldito mejor cuerpo que alguna vez haya visto en su asquerosa vida.

No restringió el gemido que abandonó sus labios por el dulce aroma que lo volvía loco.

Llevó su índice hacia aquella separación para llenarlo del líquido translúcido que escurría libremente por la suave piel ajena.

—Minnie, Minnie, Minnie... Mírate. Eres todo un hermoso desastre. —El dedo fue entrando en el cuerpo ajeno, arrancando un fuerte gemido del sensible rubio que a penas podía consigo mismo— Mi hermoso desastre.

Se sorprendió ante la velocidad con la que se había acostumbrado a su primer dígito, la mano libre del alfa se encargó de separar aún más esas gloriosas piernas que se cargaba el menor y este no se opuso en ningún momento.

Para antes de lo que pensaba, ya tenía tres dedos hundidos en el Omega y los movía lentamente, queriendo preparar de manera correcta al pequeño Park que solo se deshacía en gemidos ansiosos y apretaba las sábanas bajo sus pequeñas manos.

JiMin estaba abrumado, su cuerpo se sentía caliente y el hecho de que YoonGi esté ahí lo ponía todo peor.

El alfa había dejado libre su aroma bloqueando la parte cuerda del rubio que solo se empujaba a si mismo contra esos largos y huesudos dedos que lo tomaban tan bien.

—Oh Y-Yoonie, Si-i~

Mordió su labio soltando un lastimero sollozo cuando su interior fue abandonado por el mayor. Pero vaya sorpresa cuando lo voltearon y se encontró con los oscuros ojos de su pálido alfa, eso solamente le arrancó un ronroneo a su lobo quien movía su cola a gusto y enseñaba su vientre de manera sumisa a su pareja.

Maldito perro necesitado.

Solo eso pudo pensar JiMin, pero otra oleada de placer lo recorrió y él mismo se comió sus palabras. Pues quitó de manera desesperada su ropa restante y separó sus piernas levantando estás hasta la altura de su pecho para quedar así totalmente expuesto ante Min.

Vaya suerte haber tomado clases de danza.

Lo sabía, porque en el rostro del mayor solo se reflejaba el deseo y eso lo hizo jadear una y otra vez como una maldita gata en celo. Pero no, más tarde tendría tiempo de avergonzarse, ya era muy tarde para eso.

—Y-onnie... ¡Ah!

Lo había nalgueado. El maldito Min YoonGi lo había nalgueado y lo peor es que le gustó y solo pudo pedir entre pequeños sollozos más y más, lo quería todo.

Sus ojos chocolate siguieron al mayor por la habitación cuando este se quitó la ropa quedando totalmente como llegó al mundo.

... Eso no le iba a caber.

A penas vio el empaque de un condón ser roto y el látex deslizarse por la longitud de Min, supo que iba a quedar mínimo cojo por dos días.

No es que nunca haya usado un juguete en su vida. Como Omega, era normal una vez que se presentaba. Necesitaba de esas cosas para ayudarse a sí mismo.

Pero eran eso juguetes, y no un jodido pene que en algún momento del coito iba a hacerse más grande para atraparlos a ambos en pleno acto.

Aunque temiera aquello, solamente miró ansioso al mayor para que por fin entrara en él, jodida influencia de su lobo sobre su persona.

Cuando se sintió ser tomado por las caderas, solamente relajó su cuerpo y se dejó llevar, lo hizo porque los finos labios del pálido habían tomado los propios en un beso lento pero bastante sugerente.

La lengua ajena ahora estaba en su boca, era extraño, pero le siguió el ritmo como pudo comenzando a amar lo sensible y receptivo que estaba su cuerpo.

—Mnh... ¡Mierda!

Sus cortas uñas abusaron de los hombros ajenos cuando el escozor se hizo presente en su cuerpo, soltó lágrimas porque nunca imaginó, lo doloroso que sería, ni siquiera con su juguete había sido tan malo, quería sacarlo, no podía soportar aquello.

—Sh... Tranquilo, no voy a moverme.

Claro, idiota, no eres tú quien tiene algo tan grande en su jodido culo.

Asintió abrazando el cuello del alfa y buscando ser reconfortado. Sus piernas ahora se habían envuelto en la cintura del mayor.

Lo quería más cerca, aunque doliera como el infierno lo quería cerca de él.

La suerte es que YoonGi comenzó a dar besos en cada parte que consideraba del cuerpo de JiMin. Besaba sus mejillas húmedas de lágrimas y besaba también su frente. Cada parte que tenía a su alcance era amada por el mayor.

Pasados unos momentos, solamente los gemidos se hacían presentes, porque el alfa entraba constantemente y arremetía contra el Omega ganándose balbuceos y rasguños en la espalda.

Sus labios volvieron a encontrarse de manera más salvaje a la anterior, JiMin movía su cintura para recibir de mejor manera aquella virilidad que lo estaba volviendo loco. Solo esperaba que sus padres no estén ahí porque no podría verlos nunca más a la cara luego de eso.

Mordió el labio inferior ajeno y ahogó un grito cuando su cuerpo entero reaccionó ante la estimulación de YoonGi. Había golpeado en ese lugar, ese punto que lo hacía pedir hasta agotarse.

—Si, oh joder ahí, ahí.

Apretó más el abrazo de sus piernas para impedir que el mayor se separe de su cuerpo, pero YoonGi no pensaba hacer eso.

En su lugar, sonrió prestando las caderas del menor para inmovilizarlo, le gustaba dejarle el control a JiMin muchas veces, pero esa sería una excepción.

Hizo uso de su fuerza para levantar un poco más la figura del rubio que estaba perlada de una fina capa de sudor, con su cabello revuelto pegado a la frente, los jugos labios destellando en carmesí y sus ojos entrecerrados. Quería guardar esa imagen para siempre.

—Esa boca... No, JiMin. No maldigas. —Iba a ganarse un buen regaño, él no era el indicado para reclamar aquello. Pero solo vio el cuerpo del Omega arquearse cuando pegó fuerte en su punto dulce haciéndolo enterrar aún más las cortas uñas en su espalda.

—Si, si, si, si~... —Pedía otra vez JiMin sintiendo su vientre contraerse ante el próximo clímax que experimentaría y el primero al lado de su pareja.

Min tomó la piel de su cuello como lienzo, la estaba marcando y mordiendo de forma posesiva, pero Jimin amaba eso, amaba sentirse querido y deseado de esa forma tan única.

Él solamente podía ladear la cabeza y dejarse hacer mientras sus ojos tornaban nublados y su mentón era literalmente devorado por los labios de su alfa.

Una, dos, cinco embestidas más y fue suficiente para que el Omega se corriera gritando el nombre de su pareja, su cuerpo tembló arqueado y se expuso totalmente esperando una marca.

Para YoonGi, No fue tan distinto, sentir las paredes calientes abrazarlo de manera asfixiante lo había llevado al borde.

Donde sus colmillos crecieron y con un gutural gruñido hizo sentir más sumido a su pareja. El agarre en sus manos se hizo más fuerte para impedir que el menor se escape, pues una última y fuerte embestida fue suficiente para meter hasta el último centímetro de si mismo en el cuerpo tendido bajo el propio.

Su nudo atrapó a ambos causando dolor y placer en el de hebras rubias que solo esperaba ansioso su marca, pero YoonGi no podía hacerlo aún, así que con todo el dolor que eso implicaba, mordió la almohada que reposaba a un lado de la cabeza ajena.

De pronto todo fue solo espasmos, mientras su semen salía para llenar al Omega aunque lo único que consiguió fue llenar el pedazo de látex que servía como frontera.

Las respiraciones de ambos trataron de hacerse más regulares, Min separó sus caninos de la tela perforada y comenzó a dejar suaves besos en todo el cuello y clavícula ajena, JiMin solamente rió bajo. Más calmado por haber saciado casi completamente su deseo.

Se sentía herido porque no lo habían mordido, pero entendía que era por su bien. Asi que trataba de no tomarlo muy a pecho.

—Yoon...

Los besos no se detuvieron, solamente escuchó una vaga sonrisa del mayor antes de volver a su labor y llegar hasta el rostro adormilado de su pareja.

Park sostuvo la cabeza de Min para evitar que siga, pero en cambio sus labios fueron ruílmente atacados por más efímeros cariños.

Se sentía bien, tanto él como su lobo estaban tranquilos entre ellos brazos pálidos del mayor, ambos bastante a gusto con lo que les había sucedido.

Pasaron así los minutos hasta que el nudo pasó. Fue una tortura separarse pero debieron hacerlo, cosa. Que arrancó jadeos a ambos.

Limpiaron a penas sus cuerpos con algunas toallas o mejor dicho, YoonGi los limpió porque el más bajo estaba rendido.

Eso pensó Min, hasta que quiso cerrar los ojos para descansar y solo pudo morder su labio al sentir algo moviéndose impacientemente contra su entrepierna.

—¿Segunda ronda?

¿Quién era ese Dios Griego y qué había hecho con su tierno e inocente Mochi?

—Joder, pensé que estabas cansado.

Dijo a penas pudiendo mientras tomaba la cintura fina de JiMin quien estaba casi saltando sobre su entrepierna. El alfa pudo ver el momento exacto en que el cuerpo del menor subió y luego se sentó tragando cada pequeña parte de su erección.

—Mngh... Soy más resistente de lo que crees, Gatito.

Una sonrisa llena de picardía y orgullo se dibujó en los gruesos labios del menor a la parte que este comenzó a saltar llevándolos a ambos al paraíso nuevamente.

Una segunda ronda no se escucha tan mal.

Asi que se sentó en la cama y atacó el pecho de JiMin haciéndolo delirar de gusto.

...

—Creo que aún están ocupados.

La cantarina voz de BaekHyun se hizo escuchar mientras sonreía. Había estado llamando a su Hijo pero este no contestaba y tenía una idea clara del porqué.

—Vaya que ese pequeño tuyo tiene resistencia.

Habló su amigo que estaba a un lado. Él y Chanyeol habían decidido visitarlos para darle algo de privacidad a los jóvenes.

—¿Qué esperabas? Es hijo mío después de todo.

KyungSoo solamente rodó los ojos por lo sucio que podía llegar a ser ese Omega. Pero luego río, Byun BaekHyun nunca cambiaría. 

Aún se preguntaba cómo el pobre ChanYeol daba basto para el pequeño insaciable que tenía de esposo.

Quizás ya se había gastado y ni él ni JongIn lo sabían. Pero lo dudaba mucho, porque esa cara se felicidad de Byun luego de cada celo no podía ser solamente por volver a verlos.

Punto para el orejón, solo él podría mantener feliz a su aspirante a diva.



















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Lo prometido es deuda.

Debo admitir que soy pésima en escribir Smut, pero quería hacerlo para tener una idea de cómo sería la pareja del YoonMin. Espero que lo hayan disfrutado porque yo lo hice escribiendo esto para ustedes.

Pd: Si encuentran alguna falla ortográfica disculpen, pero el teclado tiene su auto corrector y muchas veces cambia una cosa por otra.

Se les quiere mucho!

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