•Veinte•
—Estás bien... Dime que es así.
La voz preocupada de su padre Omega lo trajo a la realidad en altas horas de la noche.
Ellos habían llegado a penas terminaron sus labores, si bien el horario de visitas era algo tedioso, se había hecho una excepción por aquella razón y porque el dueño del hospital era gran amigo de su padre alfa.
—Yo... Estoy mejorando. —No iba a mentirles, así que fue con la verdad— Voy a mejorar... Pronto.
Se espero un regaño. Pero en lugar de eso, ambos mayores se acercaron para abrazar a su hijo que siempre sería un bebé a sus ojos. Su pequeño JiMin.
—Es hora de dormir. Mañana temprano TaeHyung dijo que vendría a visitarte y a traerte algo. No sé qué era.
Ese comentario vino por parte del alfa, que se había relajado y después de un tiempo que parecía eterno, por fin podía abrazar a su rubiecito. Muchos no entenderán la dependencia de un alfa a su hijo Omega, pero ChanYeol la sentía a flor de piel, era su bebé y cada parte de su cuerpo pedía protegerlo de cualquier cosa mala que le pueda pasar.
—Lo sé. Tengo sueño, de hecho. Pero... ¿Podrían quedarse hasta que duerma? —Inquiere jugando con sus dedos a lo que los mayores asienten. —Gracias.
ChanYeol se dedicó a acariciar con suavidad la melena rubia para relajarlo, mientras BaekHyun cantaba para él, una canción que siempre había interpretado para que su hijo duerma en distintas situaciones, sobre todo, cuando aún era un pequeño cachorro.
Y así pasó el tiempo hasta que los ojos chocolate se cerraron, dando paso a una pausada respiración que llegaba para ser la protagonista de aquel momento.
JiMin ya dormía.
Y con él durmiendo, debían irse. Porque más temprano querían visitarlo para ver los avances. Esperaban que fueran buenos.
Al salir en total silencio de aquella habitación, lo primero que llegó a su campo de visión fue una figura sentada en las sillas deberé a la habitación. Abrigado hasta donde podía mientras su vista estaba perdida.
—¿YoonGi? —BaekHyun lo había conocido luego del incidente con JiMin. El alfa había estado todo el tiempo que su hijo tardó en despertar, además, ese era el mismo olor que aveces encontraba en la casa aunque no dijera nada— JiMin ya está dormido. No creo que puedas hablarle.
Una negación de parte del menor fue la primera respuesta antes de levantarse y encogerse de hombros.
—Solo vine a verlo. No creo poder hablar con él aún. Sigo enojado y cuando despertó creo que le dije cosas muy hirientes. —Mordió la parte interna de su mejilla derecha algo frustrado y avergonzado de estar hablando eso con aquella pareja— Inmediatamente termine, me iré. Quizás mañana regrese a la misma hora.
Ambos mayores hacen una mueca de extrañeza, no entendían bien qué se traían esos dos como para discutir. Normalmente, si estuviesen en una relación mínimo YoonGi querría estar viéndolo siempre.
—¿Qué sucedió entre ustedes? —ChanYeol demandó haciendo que el menor de los tres levante la cabeza— Debió ser algo realmente malo pero eso no justifica que estés aquí. Aveces podía percibir tu olor en la casa, eso quiere decir, que tú frecuentabas ahí ¿Porqué el cambio?
Esos no eran momentos de avergonzarse, eso se quiso decir a sí mismo por verse descubierto. No es como que fuese ilegal, el mismo JiMin es quien siempre le propuso esos encuentros.
—Yo... Se suponía que era a quien JiMin le pidió ayuda. Estaba muy ocupado, así que le pedí a unos amigos que ayuden también. Quizás conozcan al menos a uno, NamJoon —Una afirmación de ambos. Claro que conocían al morocho— Bueno, él y Hoseok estuvieron dando seguimiento su hijo. Al principio todo iba bien, pero JiMin parecía muy agotado, por eso, le dejaron libre de las arduas prácticas para hacerlas más ligeras, ya que él no dijo nada sobre sus clases de danza. Asi que tuvimos que remodelar todo a un estilo menos exigente porque pedía peso alarmantemente rápido.
Se detuvo unos momentos recordando como sus brazos habían rodeado la figura y se sintió tan pequeña que causó un gran susto a él y a su alfa.
—Llegó un momento en que personalmente le dije que no más dietas y no más entrenamiento, entonces todo empeoró, prometió que lo dejaría... Pero cada día se veía peor que el anterior. Aún no ha querido decir que hacía, pero tenemos una hipótesis, JiMin dejaba de comer, todo, en la universidad solo bebía agua o algún jugo lo más natural posible.
Se sintió impotente y tomó su cabello tirando un poco de él frustrado, era su culpa, debió haber sido duro con ese pequeño manipulador.
—Entonces sucedió. JiMin no soportó más, cayó inconsciente y fue mi culpa, debí detenerlo, sabía que no se detendría solo pero aún así confié en su palabra cuando me prometió dejar todo. Y... Yo le creí. —dejó su cabello para tratar de tomar aire, sentía que se estaba asfixiando— Pero juro que todos esos malnacidos van a pagar una por una las cosas que le dijeron, todos y cada uno de ellos. Los haré arrodillarse para pedir disculpas.
Ahora estaba enojado y se notaba, el fuerte y demandante olor del alfa se hizo presente, tanto que los mayores lo tuvieron que hacer entrar en razón llamándolo para que saliera de su burbuja.
—Está bien, no te culpes tanto, ya habíamos notado esas cosas, pero JiMin negaba todo y se negaba a alimentarse bien. Así que discutimos. —Comienza el Omega aún con la pequeña incomodidad por el olor de ese alfa pálido— También sabíamos de las burlas... Pero no a qué grado llegaban. Por eso no interviene, no sabía que seguía sucediendo. Al parecer, no es culpa de JiMin o nosotros, sino de las situaciones.
El menor niega frustrado buscando el ramo de girasoles que había comprado anteriormente para JiMin, la diferencia es que estos tenían rosas blancas entre sus pétalos amarillos.
—Debí hacer caso antes a las advertencias. Nunca pensé que llegaría tan lejos. En parte, estoy molesto porque me mintió, pero viéndolo por el lado realista, quizás yo hubiese hecho lo mismo en su situación.
Se encoge de hombros acercándose a la puerta y pidiendo silenciosamente el permiso de los mayores para poder entrar a ver al Omega. Estos simplemente lo dejan pasar y deciden que era hora de irse. Saben que YoonGi no era malo, aunque a ChanYeol no termine de agradarle.
Asi, Min se introduce al cuarto donde tenían a ese rubio problemático. Cerró la puerta tras su espalda y se acercó a verlo.
Odiaba que JiMin fuese tan dolorosamente hermoso. Que al verlo tenía ganas de abrazarlo y protegerlo de todo y todos.
¿Porqué?
Pregunta a a su lobo sin entender las razones concretas.
¿Porqué él?
Si había conocido a tantas personas en su vida, pero su corazón solamente latía desenfrenado cuando pensaba en ese Omega que alguna vez tuvo las mejillas más tiernas y hermosas que alguna vez hubiese visto en su vida.
¿Porqué lo quieres?
Volvió a preguntar exigente a su lobo quien solamente mira a su portador al igual que mira al otro humano yacente en la camilla.
Porque tú también lo haces. Ambos lo queremos, solo que yo sí lo admito.
Se limitó a responder de esa manera antes de calmarse. Solo era un tenue olor. A penas perceptible, pero eso lograba calmar a YoonGi de una manera indescriptible.
Aunque eso debía acabar, se acercó al florero retirando los girasoles que ya habían muerto, y puso los nuevos. Quería despedirse. Pero no podía hacerlo, eso despertaría al rubio, así que solo suspiro acomodando las sábanas sobre su cuerpo y se fue con sus manos picando por más, eso era un problema. Se estaba convirtiendo en un gran inconveniente para él.
—Hasta luego, Rubio.
Con aquellas palabras al aire, el pálido se retiró de la habitación dejando en descanso al Omega Park. Puede, y solo puede, que siga volviendo en sus noches de sueños.
No era tan valiente para mirarlo a los ojos luego de lo que le dijo. JiMin no merecía aquellas palabras, pero todo fue parte del momento. Quería solamente huir para no ser juzgado por esa dulce mirada que poseía el contrario.
¿Estaba mal querer ser un cobarde?
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