•Seis•
Delicados saltos.
Giros precisos.
Movimientos sutiles y al mismo tiempo marcados.
Todo eso viene con el paquete de un hermoso y tierno Omega de mejillas regordetas. Es un todo incluido.
Jung había quedado encantado con el pequeño, no de manera amorosa, sino que tenía una pasión para la danza con la que se representaba. Lo veía brillar en el solitario salón de entrenamiento, lo veía ser feliz y lo más importante es, que lo veía seguro.
No sabe desde cuándo JiMin practicaba algún tipo de baile. Solo sabe que en el tiempo que lleva allí, ha podido apreciar más de un estilo retumbar en sus caderas, lo ha visto dar giros con la misma gracia de una bailarina de ballet, pero también poseer la libertad de un bailarín de break dance.
Aunque si le permiten expresar, cree que su fuerte es la danza interpretativa, pues el pequeño Sol, como NamJoon solía llamarle, es una cajita de sentimientos, y eso se marcaba en cada una de sus expresiones corporales. Cuando está tan alto como siempre quisiera, o cuando baja hasta el suelo, como seguro se siente. Sin duda era todo demasiado para él, que entendía el buen refugio que era danzar.
Aunque algo lo había dejado aún más sorprendido.
Su figura
La figura de JiMin no era corpulenta, o al menos no en el mal sentido, sí, tenía algo de peso extra, eso podía acreditarlo a la cantidad de azúcar que seguro le gusta ingerir. Sin embargo, sus piernas estaban casi totalmente definidas, no era cosa de obesidad, su abdomen, si bien no estaba marcado, no se veía hinchado, con algo de entrenamiento podría quemar la grasa oculta allí. Ni hablar de sus brazos y su rostro, donde el único pecado era aquellas dulces y regordetas mejillas que lo hacian ver adorable, pero también aparentaban algo que JiMin no era.
Si el Omega siempre vivía escondido bajo aquellas vestimentas que podrían cubrirlo unas tres veces. ¿Como pensaba que las personas notaría que no es realmente obeso?
Quizás los pantalones holgados eran llenados, pues, ¿Para qué negarlo? El menor tenía piernas gruesas y fuertes, no es como que vaya a poder cambiar eso, si era parte de su contextura física. Además, con todo respeto, tenía ese trasero por el cual el pelirrojo tuvo que restregar sus ojos sin creerlo. Jimin No era gordo, solo estaba mostrando lo que él veía. Si se veía como una albóndiga, pues aparentemente eso reflejaría.
Quizás, más tarde podría buscar a alguien que ayude al pequeño con su vestimenta. Ya vería que todas aquellas personas apreciarían al verdadero JiMin. Y si bien él había bajado algo gracias a la dieta y los entrenamientos, Jung también creía fervientemente que no fue tanto, porque NamJoon le había contado que el Omega no pesaba demasiado, para su baja estatura, era casi una talla normal.
-Es hora de irnos. Mañana me gustaría acompañarte de nuevo. Ha sido realmente divertido.
El rubio soltó una risa asintiendo y haciendo que sus ojos desaparezcan en dos pequeñas lunas menguantes.
Lo siguiente era cambiar la vestimenta, que por cierto, la de JiMin era bastante sencilla, simplemente una playera blanca y pantalones deportivos, no eran ajustados, pero si lo suficiente para resaltar sus lindos atributos.
De no ser porque Hoseok estaba encaprichado a otra persona, posiblemente le pediría una cita. Y no solo por lo lindo que era el Omega por fuera. ¿Nadie se había dado cuenta de lo hermosa persona que era por dentro? Su amabilidad, su dulzura, aquella mirada inocente que únicamente guardaba inseguridades, lo fácil que era pasar tiempo a su lado y lo divertido que resultaba. ¿Nadie notaba aquello? Pensaba que eran todos unos ciegos.
-¿Usted no va a cambiarse, Hyung?
El pelirrojo negó, su casa estaba realmente cerca de allí, no era necesario, además no había hecho demasiado.
-Ven, te llevaré a casa para que estés seguro, ya es tarde y la verdad me ha tenido con cuidado el hecho de que salgas a esta hora. ¿No tienes amigos o alguien que te acompañe?
Ambos salieron caminando de aquel salón de práctica, en un cómodo silencio que fue roto por el menor con la respuesta.
-Solo tengo un amigo, es Jeon JungKook, aunque no pasamos mucho tiempo juntos. Él siempre está haciendo sus cosas y yo las mías. Bueno, nunca he podido hacer más amigos, como sabrás, mi reputación no es la mejor. -Se encoge de hombros recibiendo solamente pequeñas palmadas en su cabello desordenado. - Oh, y bueno, creo que usted y Nam Hyung también entran en la lista.
Hoseok sonrió asintiendo, restando importancia al hecho de que aún así, andar a esas horas era peligroso.
-De igual manera, no es bueno que camines solo a esta hora. No quiero discriminante por ser Omega. Pero es una cruda realidad, son los más vulnerables a ese tipo de abuso. -medita un momento dándose cuenta que ya habían pasado su vivienda, aunque no habló de eso- quizás pueda acompañarte unos días más, los que esté libre. Además, me gusta bailar, no solo a ti.
Juguetea ganándose una carcajada sin censura del rubio. Se estaba divirtiendo realmente con aquel pelirrojo, agradecía a NamJoon buscarle una persona que en serio le haga sentir seguro. Era algo inexplicable, como cuando se estaba al lado de una persona que siempre haz conocido o de un familiar.
-Esta es mi parada, Hyung. Gracias por traerme, nos vemos mañana.
Agitó su pequeña mano de manera tierna, el pelirrojo imitó la acción y también se despidió caminando y el camino en reversa, había pasado su vivienda hace aproximadamente una cuadra. No demasiado lejos. Lo siguiente que tenía que hacer era informar a Kim sobre la nueva rutina y dieta. Y quizás, pegarle un fuerte golpe. No podía ser que con un cerebro tan grande no iba a darse cuenta de que el rubio estaba ya bastante delgado por tanto ejercicio, no era sano. Además tampoco le preguntó sobre sus actividades, esos eran dos golpes más.
Le agradaba mucho aquel lindo chico, quizás como un pequeño hermano. Y admitía que se veía muy bien así como estaba. No notaba la necesidad de bajar más tallas.
O quizás era sólo su cabeza porque ya se había encariñado y no había manera de buscar un defecto para JiMin.
En su muy humilde opinión, todo deberían hacer eso.
Lo más complicado sería explicarle a YoonGi. Tendría que hablarle a su amigo a detalle. Porque si llegaba a sus manos mientras él creía que en verdad era un chico vago y gordo, no le tendría piedad.
Y para evitar problemas futuros, era mejor dejar las cosas en claro.
Soltó una risa.
¿Quién lo diría? Tres alfas que no tenían relación alguna con ese Omega lo estaban ayudando y preocupándose por él. O bueno, al menos dos de ellos, faltaba el hueso duro.
Lo que le recuerda, que debía hablar con JungKook. Aunque el mocoso se la pasaba ocupado siempre. En verdad ¿Cómo tenía tiempo para tantas cosas?
Dejando eso de lado, entró a su casa al igual que JiMin, con una sonrisa.
Las cosas no pintaban mal.
El Omega se había divertido, hace mucho no salía con ningún amigo, y de hecho, comenzaba a sentirse más liviano al bailar. Todo mejoró cuando su papi omega lo había esperado con una buena comida. Nutritiva, pero rica. Eso solamente lo hizo más feliz.
Asi que muy animado, corrió a su habitación para poder ducharse y luego bajar a cenar.
Tenía que disfrutar todo lo posible.
Porque la semana acababa y pronto ya no sería Hoseok o NamJoon quienes lo cuiden, sino Min YoonGi.
Y no sabe porqué se ponía tan nervioso ante la idea.
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