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•Nueve•

Todo se había arruinado.

Desde su reputación, la cual increíblemente había comenzado a empeorar, hasta su vida en si.

Estaba hecho solamente pedazos de lo que era hace solo unas horas. Pues Cuando TaeHyung lo sacó de la universidad para llevarlo a su hogar, lo único que quería era morirse.

Quiso cambiar sus tallas por unas más chicas, quiso estar a la altura que exige la sociedad, para saciar sus inseguridades y poder mostrar un perfil algo.

Se esforzó perdiendo todo el peso que pudo en tan solo semana y medio, cosa que era absolutamente rápido, quizás por eso, todos se burlaban de él.

Ahora estaba en un abismo del cual no podía escapar. Donde su celular se llenaba de notificaciones que iban desde preguntas con burla hasta muchas sugerentes. Ahora era algo así como una puta injustificada.

Todos lo estaban tachando como una conquista fácil, solamente un reto. Incluso vio unas apuestas de: "¿Quién se tira al gordito primero?". Era un caos, ni siquiera con las palabras de consuelo de su ahora amigo de cabello azul, podría superar lo que pasaba.

Tampoco sabía que había acontecido en la universidad, pues JungKook decidió quedarse y solamente Kim lo acompañó. Cosa que agradecía mentalmente porque no quería tener que ver al Alfa a la cara, preocupado por su bien.

Sus padres aún no llegaban, lo cual era relativamente bueno, porque odiaría tener que llorar solo para que su padre ChanYeol no vaya a hacer reclamos en el campus, eso solo lo pondría más en ridículo. Era curioso como las cosas que deberían mejor la situación, solamente la empeoraban de una manera bastante rápida.

Quizás debería volver a sus hábitos, comer como siempre lo había hecho, convertirse otra vez en una bolita humana. De esa manera puede que le tomen tanto asco que no se le acerquen. No quería tanta gente cerca, se sentía acosado, puede que esté desarrollando un tipo de fobia social en ese instante. ¿Qué con la palabras de aliento?

¿Cómo podría decirle a sus Hyungs que dejaría todo nuevamente?

Se estaba hundiendo de manera precipitada. No había nada en el fondo del vacío que evite su desplome, mientras caía, solo recordaba más y más aquellos comentarios de su persona ¿Qué le harían en la clase de danza?

Si tenía la suerte divina de no encontrar a nadie a la salida o entrada, quizás podría seguirlas con normalidad. De no ser así, estaba perdido.

Escuchó toques en su puerta y los nervios se dispararon, no quería abrir, pero era educado. Tampoco podía llevarse de una corazonada, pues su lobo había optado por quedarse en un rincón a deprimirse desde que era una burla. Si eso hería a JiMin, no imaginaba que podría estar sufriendo su parte animal, oh no, cierto, él también podía sentirlo. 

A paso perezoso y preocupado, caminó hasta la puerta y la abrió, en seguida sintió unos brazos que lo rodearon y cuando el aroma de los frutos rojos y la nieve llegó a su nariz, solamente se dejó llorar otra vez. Abrazándose con más fuerza a su menor mientras esté trataba de calmarlo de alguna forma posible.

—Lo siento, Minnie. He tratado con algunas personas, estamos intentando que los comentarios paren, pero es un proceso lento... —Acarició la cabellera rubia soltando un suspiro— No sé cómo ayudarte en esto. Pero no quiero verte de esta forma, eres mi alma gemela, y si tú lloras, yo lloraré también.

TaeHyung era realmente dulce con él, tan poco conociéndose pero tuvieron ese no se qué en ellos que los hizo sentirse demasiado cómodos al lado del otro. Quizás sea el hecho de ambos sean omegas o que tengan la misma edad. Puede que sea porque sus personalidades se complementaban, no sabía, pero siente que el destino ya tenía escrito que se iban a conocer.

—No es necesario, no pienso volver allá por un tiempo. Hablaré con papá, él seguro podrá convencer a los profesores de enviarme las clases por internet. No quiero exponerme a esto, no quiero ser un juguete...

Mordió su labio con fuerza quizás, demasiada, pues sintió un pequeño corte, pero no importaba en ese instante, estaba tan desanimado que solamente un abrazo de sus padres y algunos mimos podrían calmarlo. Eso siempre ayudaba, su papi Baek era alguien bastante risueño, muy atractivo y cariñoso. Siempre quería estar jugando. Algo parecido a su papá Chan, que siempre tenía algo que contar para hacer el momento divertido.

Siempre escuchó que los opuestos se atraían, pero cree que en el caso de sus mayores, eso pasó de una manera física, lo único diferente en ellos era el tamaño y el subgénero. Luego de eso, su personalidad caótica era como el agridulce que contrastaba bien por alguna razón.

—Minnie... No quiero que esto te destruya. Has hecho un gran avance, quizás fue mi culpa por obligarte a llevar esa ropa. Puede que es un cambio demasiado rápido para los demás.

Ahora estaba más triste. Dejaría de ver al dulce rubiecito solo por estúpidos comentarios. Tenía ganas de golpear a todo el mundo, iba a hacerlo. Todo aquel que hable mal de JiMin en su presencia tendría un fuerte golpe de su parte. Al diablo ser Omega, no por nada había tomado defensa personal.

—No, está bien, Tete, solamente necesito descansar. Papi y papá vendrán en poco tiempo, me mantendré en contacto contigo. —Eso era una despedida y TaeHyung lo sabe. Asi que suspiro y sintió tratando de calmarse.

—Bien... Pero no hagas ninguna locura, vendré a verte seguido.

Un beso en cada mejilla y la frente fue lo que consiguió del chico más alto. Este se despidió con una última mirada y salió dejándolo solo.

Puede que haya mentido un poquito, sus padres aún no llegarían, bueno, faltaba poco, pero no tan poco.

Es por ello que pasados quince minutos, le sorprendió volver a escuchar el llamado de la puerta.

No quería levantarse ¿Es que nadie entendía eso?

No podía quedarse acostado en el sofá tampoco, eso sería muy anti productivo de su parte. Por lo que se limitó a caminar para abrir nuevamente su puerta. Debería buscar una manera de ver a las personas que lo visitaban antes de darles paso. Aunque siempre olvidaba ese pequeño detalle.

Su vista estaba baja, por lo que le sorprendió no sentir a nadie. Lo que si llego a su olfato fue un olor que retumbó en su cabeza casi haciéndola doler. Porque era familiar, pero tan lejano.

Levantó la mirada y sintió el oxígeno del mundo desaparecer cuando los gatunos ojos de Min YoonGi se posaron sobre él.

No parecía feliz en absoluto.

Tampoco parecía ser una persona que visita muy seguido a otros.

¿Qué hacía en su casa?

—Cambio de planes. —el rubio se sintió obligado a que sus ojos chocolate fueran a los ajenos. Por más incómodo que fuera eso— De ahora en adelante. Me haré cargo de ti.

No era el mejor momento para decir eso.

No cuando JiMin estaba a punto de tener una recaída y quería comerse él sólo todo el helado que pueda encontrar.

No era definitivamente la mejor circunstancia para recibir aquella visita.

Pero esos ojos no le estaban pidiendo un favor.

Se lo estaban ordenando.

Y JiMin solamente asentir.

Porque en primer lugar fue él quien pidió la ayuda de Min.


























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Quiero aclarar, que no suelo poner notar al final de mis obras. Pero en esta me he tomado libertad de hacerlo ya que quiero interactuar un poco más con los lectores.

También es porque generalmente, en las historias cortas, todos los capítulos están pre-escritos antes de ser publicados. Cosa que no pasa en esta, pues inmediatamente son publicados, es porque acabo de terminar de escribirlos. 

Sin más, pasen un lindo día <3.

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