•Dieciséis•
La música siempre fue algo que amaba, desde que tenía memoria siempre había tenido buenos estímulos a las melodías sincronizadas que hacían un ritmo y con ello una canción.
Mientras se dejaba llevar por la música, y se veía en aquel gran espejo del límite de la habitación. También estaba pensando en que había descubierto porqué había dejado de bailar tan regularmente.
Como cualquier actividad, bailar es expresarse de alguna manera y siempre será más divertido al tener a alguien que pueda compartir tu experiencia.
Un giro tras otro.
JiMin había hecho la misma rutina la última vez que se vieron en aquel salón de baile. Pero lo que el Omega parecía hacer con tanta gracia y determinación, Hoseok ahora solo podía hacerlo de manera mecánica mientras sus pensamientos le impedían fluidez que necesitaba.
Tras el pasar de los días, había perdido de a poco la comunicación con el rubio, incluso NamJoon, que parecía ser el más cariñoso con él, no lo había visto sino hasta el horario de clases donde tenían que tomar sus respectivas asignaciones.
Salta, más alto. Necesitas llegar más alto.
Eso se había dicho a sí mismo el pequeño Park cuando habían bailado a la par. Cuando había notado que al igual que un cisne, contaba con la magnificencia más ensordecedora que hubiese visto. Porque JiMin era un persona muy sensible, y todo su pesar o sentir se podía notar en si forma de bailar.
En aquellos movimientos tan conservadores y las veces que bajaba al querer subir.
Como todo arte, cuando haces tu obra maestra, tienes que explicar su significado, pero aveces no es realmente importante. Algunas personas sabrán incluso más que tú mismo lo que quiere decir.
Eso estaba sucediendo, cuando Jung bajaba para intentar subir demasiado rápido y sus piernas pedían un descanso, se dio cuenta que JiMin había estado gritándole hace semanas que también necesitaba uno.
¿Un descanso de qué, JiMin?
Quizás un descanso de aquella dolorosa rutina llamada día a día. Puede que el estar entrenando su salud mental y corazón para cada doloroso comentario no haya sido suficiente. Puede que, como un ejercicio mal hecho, el músculo siga doliendo y doliendo más.
JiMin había caído y se trató de poner de pie, lo vio frustrado tratando de alcanzar su objetivo como el Omega determinado que era. Casi podía palpar cada una de sus preocupaciones. Pero JiMin...
No estás solo.
Eso quiso decirle. Pero recordaba vagamente a su padre decirle que una acción vale más que mil palabras.
Por eso, tomó la pequeña mano del rubio y lo ayudó a ponerse de pie, lo alzó tan alto como podía y dejó que este disfrutase de estar en la cima por una vez.
Aún puede ver en sus recuerdos la sonrisa sincera que le regaló el rubio, quizás, era la primera vez que alguien bailaba con él y lo dejaba en la parte superior en vez de la inferior.
Sin embargo, Hoseok trataría de mantenerlo ahí, siempre arriba, porque él cree fielmente que cada persona necesitaba probar la felicidad y no solamente aquellos a quienes nobles preocupaba nada.
Él creía firmemente que podía ayudar al rubio aunque sean con pequeñas sesiones de baile. Solo eso podía hacer. Y esperaba que fuese suficiente.
Pero siempre cae el telón al final de la función, cuando ya hiciste lo que debías y ahora ¿Qué queda? Solamente volver al inicio, hacerlo de nuevo y tratar de que sea mejor.
Deberías dejar caer el telón, JiMin.
Deja de querer hacerlo perfecto para otros, hazlo bueno, y si excelente sale, que sea por ti.
Porque ninguno de esos estudiantes te ha visto bailar. Ninguno de ellos te ha sentido sufrir y menos se molestan en ver tus rotos ojos destilando tristeza al verte en el espejo de entrenamiento.
Era tarde para darse cuenta de esos detalles. Lo era y más cuando las prácticas en pareja pasaron a ser individuales.
El rubio ya no asistía, porque no tenía fuerzas para hacerlo.
Hoseok había hablado con los demás, tanto él como NamJoon estaban preocupados. Habían sido los primeros involucrados en esto y creen que los últimos en darse cuenta de que algo no estaba bien.
Duele ver a alguien sufrir, llamando por ayuda y que esa ayuda no llegue. Porque el llamado no se escuchó aunque fue lo suficientemente fuerte para alertar a cualquiera.
Park había llamado, había implorado y se había arrodillado frente a muchos pidiendo misericordia de su ser. Para no romperse.
Pero en lugar de eso, siguió la frase de "si no puedes con ellos, úneteles" una que solamente aplicaba en varias ocasiones. No siempre, no cambiando de esa manera. No poniéndote en peligro para cumplir con estándares vacíos que tenía la sociedad.
Pero era tarde.
Porque ya nadie veía a JiMin brillar como siempre había brillado. A ese pequeño entusiasta que cada día revoloteaba al rededor de sus mayores orgulloso de lo que había logrado.
Dejó salir una lágrima porque aquello le dolía. No iba a mentir, era bastante sentimental, pero en general, solamente se preocupaba por sus seres queridos, y ese pequeño Omega era casi como un hermanito para él. ¿Cómo no le dolería verlo cada día más decaído, débil y enfermo? ¿Cuantas comidas no le había comprado ya para que comiera y este las negaba? ¿Cuantas excusas de salida se había inventado al igual que JungKook solo para verlo alimentarse bien y ser feliz?
Los entrenamientos habían acabado. Se lo dejó en claro a NamJoon y a YoonGi también. No podían seguir matando lentamente al rubio y este solamente se dejaba caer Feliz mente al abismo.
-Hobi.
Limpió rápidamente sus lágrimas al escuchar a TaeHyung entrar al salón de baile preocupado. Había olvidado el pequeño detalle de que su aroma podía delatar su sentir. Y obviamente no serviría de nada mentirle a Kim. No cuando ya estaba en claro lo que sucedía.
-Tranquilo, solamente estoy preocupando por JiMin. No ha venido a bailar, pero lo veía muy feliz al hacerlo antes.
El Omega de cabello azul soltó un suspiro y sacó un pañuelo para limpiar las lágrimas que habían salido de aquellos, normalmente alegres ojos.
-Escucha, esto no va a detenerse hasta que JiMin se dé cuenta de que está mal. No importa lo que intentes, si él no quiere cambiar, simplemente no lo hará, YoonGi ya ha hablado con él y JiMin le dijo que dejaría lo que sea que estaba haciendo. Pero sé y Min también sabe, que está mintiendo. La diferencia entre él y yo, es que yo ya me resigné a saberlo. YoonGi sigue con la esperanza de que no sea verdad.
TaeHyung se sentó a un lado, conocía a ese rubio, quizás no tanto como JungKook, no podía leerlo tan fácilmente. Pero podía hacerlo y sabe que mentía, porque solo divagó la respuesta, donde hay duda, no está nada seguro.
-Aún así, quisiera ayudar. -miró a la nada dejando que su cabeza descanse en el del menor. - ¿No podrías convencerlo tú?
Lo pensó, y vaya que lo hizo. Hasta que llegó a la conclusión de que la mejor manera, aunque parezca una traición, sería contarle a sus padres.
-Lo haré.
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