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CAPITULO 30: Cena


Mis lagrimas aun corrían por mis mejillas y podía escuchar a los lejos las sirenas acercándose pronto llegarían pero ya era tarde la casa estaba completamente en llamas aunque ella no había llamado a los bomberos seguro algún vecino pero en ese momento solo podía ver lo gloriosa que se veía esa bendita casa quemándose

Había enviando un mensaje a Albert para que fuera por ella porque no quería que Ed estuviera ahí aún estaba molesto con ella sobre lo sucedido en la mañana y aunque moría por verlo no quería que la buscara por obligación, hubiera llamado a Emma o Angel pero ya los había molestado mucho y la verdad era que quería mostrarle a Albert lo que había hecho aparte de que no tuviera gasolina

—Esmeralda—limpio mis lágrimas para voltearme y ver a Albert, lucia bien con una chaqueta negra de cuerpo completo, me observa con tristeza—Dime que no es otro ataque, estábamos avanzando

—Dijiste que tenía enfrentar mis miedos que estaba lista—señalo la casa—viví un infierno ahí adentro y no quiero recordarlo más, estoy lista—se acerca a mí para ver la casa—Dejar el pasado atrás es lo que quiero

—Y decidiste quemarlo—siento como me abraza de los hombros— ¿Por esto es que no haz llamado para tus terapias? —sonrió porque no había querido ir porque tenía mucho que hacer y con el problema de Heil—Es una lástima que mi primer paciente por fin termine sus terapias

— ¿Hice un buen trabajo? Heil dijo que es bueno dejarlo salir igual que tú me dijiste y deje mi ira salir y aquí está el resultado—escucho su risa—Ahora pronto espero los niños

—Me acabo de comprometer, Clara no creo que los quiera aun—escucho los autos y sirenas detrás de nosotros—Es bueno que sea tu casa

—Si lo es pero de siento tan libre en estos momentos

—Necitas un baño está llena de cenizas ¿Te llevo?

—Si por supuesto en realidad por eso te llame—noto que unos policías se acercan y sonrió al reconocer a algunos—Buenas noches señores

—Señorita Esmeralda—ven la casa que ahora estaba siendo apagada— ¿Está bien? ¿Estaba dentro?

—No, yo misma la queme, quiero construir un refugio para animales pensé empezar desde cero, lamento este alboroto

— ¿Usted? Tiene que acompañarnos la estación—veo a Albert—Pudo herir a alguien en la zona ¿No sabe lo peligroso que es un fuego de esta magnitud?

—Es mi casa, no pueden encerrarme—siento como me toma de las manos me libero y veo que Albert se interpone—Creo que si voy a necesitar a Edward

—Señores ella colaborara pero yo la acompaño, no hay necesidad de esposas—suspiro porque se había metido en problemas

***
Me hacia una trenza el cabello mientras esperaba en la celda que por ser novia de Edward la había encerrado sola, no quería estar con otros presos pero ya llevaba ahí más de una hora comenzaba a desesperarse, aunque sabía que Edward estaba ahí afuera no quería imaginar su regaño por la situación

—Esmeralda—siento mi pulso acelerarse al escuchar su voz y escucho el ruido de la reja, levanto mi vista para ver la mirada de Edward que se acerca examinándome de pies a cabeza— ¿No estabas dentro? —niego y siento como me rodea con sus brazos, estaba preocupado por mí, lo había extrañado

—Siento preocuparte tanto—correspondo el abrazo e inhalo su aroma me gustaba su perfume—Ed lamento haber huido de esa manera

—No creo que sea algo para que hablemos aquí—asiento y me ayuda a incorporarme ya que estaba sentada para salir cuando me detiene en la recepción le sonrió a Sánchez que estaba de guardia y me señala donde tenía que firmar para salir de ese lugar—Tienes que pagar una multa, llame a Gilberto para que se hiciera cargo de eso mañana

—Gracias—a veces era una suerte ser rica— ¿Y Albert?

—Le dije que se fuera en cuanto termine en llegar a un acuerdo con el fiscal de turno, no paso a mayores porque era tu propiedad y nadie salió herido

—Una suerte—termino de firmar—Gracias Sánchez, vendré a visitarte después

—Que no la vuelva a traer así señorita Esmeralda—asiento y salgo de la estación seguida de Edward quien una vez fuera me toma de la mano

—Vamos—asiento y lo sigo, ahora si podía estar molesto ya que habíamos salido— ¿Cómo es posible? Quemaste tu propia casa, es una suerte que no fuiste con ese tipo porque ahí si lo mato—rio ante su gracia—oh no señorita, no te rías porque estoy muy molesto

—Y yo cansada ¿Dónde está mi moto? —noto como resopla—Ed eres mi novio, no mi papa y creo que ni Carlos se preocupa tanto por mí, se lo que hago

—Claro, solo mira tú aspecto ¿Qué paso para que hicieras eso?

—Nada interesante solo quería cerrar esa etapa, no tenía planeado suicidarme porque muero por mudarme contigo y volverme a sentir como me hiciste sentir hace sola una semana—noto su rostro rojo—Pero quiero ducharme ahora sigo llena de cenizas, lágrimas y mocos

—No sé qué voy a hacer contigo mujer—sonrió—Vamos, yo conduzco—sonrió al ver que saca mis llaves de su bolsillo para buscar la moto, lo sigo para subirnos— ¿A tu casa o la mía?

—Bueno contando que aun la mía está sola y mañana estoy libre, creo que la mía —sonrió para verlo asentir— ¿Qué opinas de comer con Heil mañana?

—Esmeralda ese tipo lo odio, no pasara—rio abrazándolo por la espalda y dejándome llevar por el aroma

***
Unas caricias suaves hacen que abra mis ojos lentamente para encontrar como la sonrisa encantadora de mi policía que me observa con admiración, teníamos mucho de que conversar pero sus caricias me recordaban a nuestra noche de pasión y solo hacerlo me ponía de todos los colores, que vergüenza todo lo que le dije e hice

—Tengo que ir al baño—antes de que pudiera mover lo veo posicionarse sobre mí para comenzar a acariciar mi cabello—Ed

—No vas a huir de nuevo ¿Por qué quiere correr lejos de mí? Ayer apenas saliste del baño te dormiste y el único que me explico las cosas fue Albert, comprendo porque lo hiciste asunto aclarado pero ¿Qué hay de ese chico? Durmieron juntos

— ¿Celoso? —me ve con recelos y lo abrazo del cuello— ¿Crees que pueda hacer esas cosas con el cuándo apenas y puedo contigo?

—No digo que se haya acostado, si apenas puedes verme a los ojos por vergüenza y me haz huido toda una semana—se había dado cuenta, no se le escapaba ninguna—Pero me molesta que te tomes tantas libertades con él, es un hombre Esmeralda ¿Leíste la carpeta?

—Ahora puedo hacerlo porque justo ese día nos sinceramos el uno del otro después de nuestra grandiosa reconciliación

—No son una pareja, hubiera preferido que no le siguieras hablando pero ¿Por qué tienes que contarles tus cosas a el? ¿Hablan de mí? ¿De que no soy bueno para ti? —no pude evitar retener una carcajada porque si hablábamos de el pero no de la forma que Edward pensaba—Si lo hacen

—Solo conócelo, hoy lo invito a comer y tu cocinaras para el—lo empujo dejándolo sorprendido para levantarme—Quiero ducharme—entro al baño para desvestirme y comenzar a bañarme pero escucho como se abre la puerta del baño—Edward ¿Qué crees que haces?

—Quiero bañarme contigo ¿Puedo o aun sientes vergüenza de todo lo que me pediste ese día? —siento mi rostro arder, se la estaba cobrando por mi cena con Heil ese día—Ahora hasta la voz perdiste

—Eso no es cierto y quiero bañarme sola—pego un leve grito al verlo abrir la cortina que nos separaba y lo detallo, estaba desnudo, trago nerviosa porque ese hombre era un pecado—Edward

—Hasta saliste por la ventana dejándome que me sintiera usado, eso no se hace Esmeralda—retrocedo al verlo entrar y choco con la pared del baño, podía sentir mi corazón acelerarse y mi cuerpo temblar pero no era miedo— ¿Qué quieres de mí? Salgo si me lo pides ahora mismo ¿Quieres que lo haga? —muerdo mi labio inferior al verlo bajo la ducha, sentía su cuerpo calentarse con solo verlo

—No hui y estoy muy bien—ve su sonrisa y como sus ojos me observan con intensidad, me deseaba como yo a él pero ¿Qué podía pensar de mí?

—Entonces supongo que iré al baño de Carlos—veo con pesar como sale dejándome sola, Dios el día anterior había dejado ir muchas cosas pero Edward no era uno de ellas, sin pensarlo más salgo de la ducha para dirigirme a paso decidido a la habitación siguiente, entro al baño y puedo ver la figura de mi novio tras la cortina— ¿Esmeralda?

—La misma—entro junto a el para estamparle un beso en los labios haciéndolo retroceder hasta la pared—No necesito pudor, quiero todo Ed

—Es bueno saberlo—me arrincona contra la pared comenzando a acariciarme con esos brazos que me volvían loca, mis piernas se enrollan alrededor de su cintura sacándome un gemido ante la cercanía de ambos cuerpos— ¿Ansiosa?

—No juegues conmigo Ed—escucho su risa y yo lo besos nuevamente mientras disfrutaba de sus labios el me recorría con su manos desde el cuello hasta llegar a mi sexo—Dios Ed—sus besos había bajado a mis senos para acariciarlos con sus labios haciéndome suspirar de placer

—No te contengas otra vez, solo soy tuyo ¿vale? —asiento y gruño al sentir como invade mi sexo me sostengo de sus hombros porque sentía que podía fallecer en cualquier momento, sus besos siguen subiendo por mis hombros, acariciando puedo sentir como mi pulso se acelera cada vez y el aire comienza a faltarme

—Ed—lo tomo de la mano para detenerlo, no sabía porque estaba temblando pero Edward reacciona y me ve a los ojos—Yo lo siento no sé qué…—tenía miedo ¿Por qué diablos estaba así? Si lo deseaba tanto como el

—Está bien—siento mis lágrimas acumularse en mis ojos cuando besa mi frente—preparare el desayuno cariño—podía ver en sus mirada algo de tristeza pero asiento dejándolo salir quedado sola en la ducha, comienzo a llorar porque no sabía porque había pasado eso, quería volver a sentirlo, había leído en muchos libros que el sexo en la ducha era la mejor ¿Por qué había reaccionado así?

***
Entro a la cocina con cautela, ya me había logrado calmar un rato en la habitación aún seguía sintiéndome culpable porque mi cuerpo no había reaccionado como esperaba ¿Era porque había estado recordando mi pasado? pero pensar en Edward me hacía sentir bien, solo míralo me gustaba tanto que pasaría horas con el

Estaba en la cocina, podía verlo comer y revisar algo en su celular, parecía tranquilo pero concentrado en su tarea ¿No podía dejar el trabajo para después? Aunque le gustaba como se veía, llevaba una camisa de manga corta blanca, bendito color que le quedaba bien y una bermuda roja, se suponía que no tenía ropa ahí así que se preguntaba donde la había sacado

—Esmeralda si sigues ahí la comida se te va a enfriar—frunzo el ceño donde estoy al ver su mirada caer en la mía, nunca podía verlo sin ser descubierta, estúpido Edward— ¿Te vas a quedar ahí?

—Resulta que no tengo hambre—me acerco y veo que me observa con cautela cuando abro la nevera para buscar algo de leche con chocolate

—Si sigues así terminas gorda mujer, dejaste de ejercitarte hace años

— ¿Vas a dejar de amarme porque engorde? —Me sirvo de la leche para sentarme a su lado, veo que hace una mueca— ¿En serio?

—No me enamore de ti por tu físico Esmeralda—asiento y veo que sigue observando su celular—Salió en las noticias lo del incendio de la mansión, pedí que dijeran que fue un problema con el gas para que la prensa no se vuelva loca

—Siempre pensando en todo, no se me ocurrió—escucho que suspira y se levanta para llevar su plato al lavando y comenzar a lavarlos—Ed ¿Quieres hablar?

—Iré a comprar lo que necesito para la estúpida cena con tu amigo ¿De verdad no quieres leer el expediente? —Noto que me observa—Puede ser peligroso

—Sé que en el fondo sabe que no lo es, tienes una capacidad increíble para detectar lo bueno en las personas y Heil no es uno de ellos

—También me equivoco y los hechos prueban que no es bueno

—Los hechos también apuntaban que estaba loca pero tu demostraste que no era así—me levanto una vez que termino mi vaso—lo leeré solo porque ya se lo que hay en esa carpeta y la leeré mientras te acompaño a hacer compras

—Bien pero no tardes tengo que pasar por mi casa por una muda de ropa, esta que me trajo Angel no me gusta—sonrió y salgo de la habitación porque seguro por eso estaba tranquilo, durante mi pequeño ataque Angel había estado ahí para conversar con él, yo esperaba conseguir una respuesta para ese ataque, no sabía porque había pasado cuando ya me sentía segura pero en ese momento sentí tanto miedo, no sabía porque

***

—Helado, a Heil seguro le encanta ¿Podemos comprarlo?

—Ya compramos para hacer palomitas ¿Dónde meterías el helado? —lo veo con suplica—Bien—sonrió colocándolo en el carrito, ya habíamos pasado por su casa por ropa y llevaba una ropa diferente, pronto vendría su cumpleaños tenía que recordar cómprale algo blanco—Esmeralda ¿Estas bien?

—Si—caminaba frente a él viendo los estantes, Ed aun buscaba algunos ingredientes para la cena, yo no sabía mucho de eso porque siempre era Carlos que hacia las compras, cuando nos mudáramos ¿tendría que hacerla yo? No me imaginaba como una ama de casa—Edward cuando nos mudemos ¿Tendré que hacer esto sola? Porque nunca lo he hecho

—Si te dejo hacerlo sola sobreviviríamos a base de chocolate—rio porque quizás sería lo primero que comprara—lo haremos juntos igual que compartir las tareas, hare tiempo para esas cosas—noto que se pone a la par conmigo observándome—Leíste el expediente de camino ¿no?

—Sí, no hay nada que no sepa, lo culpan de asesinar a Fabián porque por venganza a su padre ya que lo estaba demandado por difundir un falso rumor, en la declaración decía que le tenía envidia además que le gustaba la chica con la que salía en esa época—me detengo tomando una caja de cereales, Alex lo adoraba igual que yo—el caso quedo en el olvido porque no consiguieron pruebas

—Pero lo encontraron en la escena del crimen con huellas en el arma y su ropa llena de sangre ¿No es suficiente?

—También encontraron dos cartas que tenían el puño y letra de la víctima ¿Por qué no le crees? Su padre solo dijo que había sido el quien las escribió, cuando su hijo era una persona feliz pero en realidad—me detengo porque era algo de Heil—Ed ¿Tan siquiera revisaste bien la carpeta?

—Sé que consume, es alcohólico y violento

—Claro porque se metió en una pelea una vez en la universidad y lo atraparon en un accidente de auto alcoholizado—sigo caminado—A mí me grabaron apuñalando a alguien también he entrado en crisis varias veces, he intento suicidarme, quisieron encerrarme por desbalance mental porque todo apuntaba que era así—me detengo al ver que estábamos en el área domestica—No puedo creerlo—corro al ver un Puf azul gigante—lo quiero

—No necesitamos de esas cosas—me lanzo sobre el Puf y respiro profundo, se sentía bien—Esmeralda no lo comprare

—Por suerte tengo mi propio dinero y si es necesario estará en mi habitación ya que tú quieres habitaciones separadas—escucho que se acerca para verme de brazos cruzados—Sé que aun necesitamos nuestro propio espacio

—Es bueno que lo sepas—me extiende la mano, la tomo—Tienes razón, quizás no tuvo un abogado lo suficiente bueno—sonrió al escucharlo—Pero eso lo veremos esta noche cuando hable con el

—Que bien pero ahora sobre el Puf ¿Podemos? —noto que rueda los ojos volviendo al carrito lo sigo—Ed

—Que no y es mi última palabra, no eres una niña

***
—Me encanta esta cosa, hasta podría dormir en el—observo desde el Puf a Ed que terminaba de cocinar la cena, yo estaba en la cocina viéndolo hacer lo suyo, me gustaba verlo y más en su versión de Chef

—No puedo creer que me hayas convencido de comprar esa cosa—sonrió

—Yo si—me cruzo de piernas—Ed ¿Cómo van las cosas con tu madre?

—Iguales ¿Tu universidad? —Hago una mueca al ver que evita el tema— ¿Puedes ir preparando la mesa? O ¿Comeremos aquí?

—Prefería hacerlo en el sofá, es más cómodo y menos elegante, me aburre esas cosas ¿Sabes que cuando era niña mis padres me llevaban a esas cenas? No lo soportaba hasta que me escabullía a jugar por ahí con Henry

—En el sofá será incomodo Esmeralda, para eso existen los comedores

—Podemos ver una película, le dije que trajeras sus CD, le encantan

— ¿CD? Hoy en día nadie usa esas cosas, es mejor descargar las películas

—Lo mismo pensé pero así es el—me levanto del Puf para acercarme al desayunador y recostarme sobre la mesa—Ed ¿Me vas a hablar de tu madre?

—No hay nada que contar Esmeralda, desde que recibí el disparo, la vi en el hospital y luego no me volvió a dirigir las palabras

—Pero antes de que me fuera tú estabas intentándolo con ella además que tu relación con Isabela era como la mía con Alex

—Tengo mis prioridades, una eras tú, no tenía tiempo para más dramas en mi vida, no podía abandonarte, mi trabajo me consume y cuando no estaba ahí, tenía que ir a verte, sé que soy una persona que intenta solucionar todo pero tengo mi limite y si madre no acepta mi trabajo no puedo hacer nada, tampoco quiere que este cerca de la chica que amo—bajo la vista porque aunque no lo digiera directamente yo era uno de sus problemas y obstáculos

—Lo lamento, es mi culpa que no te hablen ¿Crees que pueda conversar con ellas? —noto que deja de hacer lo que estaba haciendo para verme a los ojos

—No es tu culpa, ella tomo su decisión y mi hermana también—iba a decir algo pero se escucha que tocan la puerta—Ya está todo listo, será en el comedor, ve a abrir—asiento para salir de la cocina y dirigirme a la puerta, abro para ver a un sonriente Heil aunque su rostro parecía triste

—Heil—se acerca abrazarme— ¿Estas bien?

—Voy llevándola pero lo estaré ¿Crees que a tu novio le guste las películas de acción? También traje palomitas—sonrió para dejarlo pasar—la última vez que lo vi estaba muy molesto conmigo ¿Qué le hiciste para que aceptara?

—Una sonrisa basto, Ed quiere comer en el comedor—sonrió al ver su mueca, era como yo

—Oye leí lo de tu casa, me imagino que no fue casualidad

—La queme al día siguiente, lo que dijeron en las noticias es para evitar escándalo

—Sé que te dije que era bueno descargar tu ira pero ojala yo tuviera una mansión de ese calibre para quemarla, debiste llamarme y te había ayudado

—Así que si le metiste la idea—ambos vemos a Ed frente a nosotros, no habíamos empezado bien—Fue una estupidez lo que hizo, no es motivo de celebración

—A mi si me lo parece después de todo se deshizo de algo que no le traía malos recuerdos ¿Por qué conservarlo?

—Si lo entiendo pero incendiarlo es exagerar, pudo hacerse daño, el fuego sin control puede ser peligroso—el ambiente estaba repentinamente tenso y ambos se lanzaban miradas de odio aunque era más por parte de Ed

—La cena se enfría—Ed me observa y toma mi mano, entrelazandola con la mía para guiarme al comedor, pudo ver la sonrisa de Heil al verlo—Heil contrólate—había notado como observa el trasero de Ed

—Bien—entramos al comedor para que Ed y yo tomáramos asiento en un lado de la mesa y Heil en el otro—Dime que no cocinaste tu

—Ed lo hizo para ti, se esmeró mucho, me encanta su comida

—Sabes que te encanto mis macarrones con queso, son irremplazable—rio y noto que Ed me lanza una mirada amenazadora, veo a Heil sonreír probando un bocado de su comida—Pensé que los hombres no sabían cocinar, soy pésima haciéndolo ¿Podrías enseñarme?

—Claro—ruedo los ojos al escuchar su respuesta corta y fría, no estaba poniendo de su lado en definitivamente

—Edward me imagino que haces ejercicio todos los días ¿No? —frunzo el ceño por su cambio de tema

—Sí, todas las mañanas y cuando no puedo por las noches ¿Por qué?

— ¿Ya tienen pensado donde se van a mudar? Seguro te aseguraste que haya un lugar para que te ejercites—lo veo extrañada—Esmeralda lo necesita, quizás no termine gorda con tanto que come, escuche que las personas que sufres de depresión no comen mucho pero creo que con ella no aplica

—Esmeralda es perfecta como es—ahora se burlaba de mi—Pero si me asegure de que el vecindario tenga un parque cerca, soy muy precavido en todo

—Seguro te aseguras de que todo te salga bien—noto que me lanza una mirada pervertida ¿Enserio? —Si Esmeralda no te acompaña a hacer ejercicio podía hacerlo yo, estaba pensando en comenzar a entrenar, sería bueno tener alguien que me guie al menos por las tardes

—No tengo problemas pero mis ejercicios son muy intensos

—Me lo imagino—comienzo a toser al escucharlo, estaba coqueteando con mi novio y él ni siquiera se daba cuenta— ¿Estas bien?

—Si—Ed me ve con preocupación extendiendo un vaso de agua que acepto—Yo los acompaño a hacer ejercicio igual estaba pensando en retomarlos—Veo la sonrisa de Heil

— ¿Enserio? Creí que no tenías tiempo además de que estas pasando por mucho

—Por supuesto—sonrió a Heil desafiante, no iba a dejar que lo observara de esa manera, solo yo podía hacerlo— ¿Cuándo empezamos?

—Supongo que cuando nos mudemos pero Esmeralda no es necesario que vayas, con el curso, las pasantías y la universidad

—Puedo con eso y más—Noto que frunce el ceño—Sobre enseñarlo a cocinar también quiero participar—estaba loco si pensaba que lo iba a dejar solas con el

—Eres pésima haciéndolo, terminas haciendo un desastre

—Si Esmeralda tú lo tendrás las 24 horas, yo solo vendré los fines de semana

—Pues aprenderé con ustedes es más divertido todos juntos ¿No? —me imaginaba a Ed dándole instrucciones como lo hacía conmigo, enseñándolo mientras lo tocaba, no iba a permitirlo

—No he dicho lo contrario—noto que ve a Edward—Por cierto ¿Sabes que tu novia sabe hacer postres divinos? También puede enseñarme, he escuchado que tú no eres un experto en el tema aunque cocinas delicioso, no te imagino arruinado algo la verdad pero siempre hay una primer vez para todo—Ed no parecía entender sus indirectas lo cual era un alivio pero a mí me molestaba—El otro día para reconciliarnos me hizo un pequeño pastel, lo hace delicioso, el otro día también la ayude a hacer uno pasamos todo el día juntos quedamos agotados ¿Lo recuerdas Esmeralda? —me cubro la cara

— ¿Solos? —Heil asiente, parecía que quería morir— ¿Por qué? —noto que su mirada estaba fija en mí y yo solo podía ver como su mirada era más intensa de lo normal, se le veían muy bien los ojos, los labios apretados, puedo ver de reojo como Heil igual que yo lo observa, le gustaba divertirse a mi costa y encima ver de más a mi novio—Esmeralda dímelo ¿Acaso no aprendes? Si hasta hace poco podías estar cerca de mí a solas y ahora lo puedes hacer con el como si nada cuando a mí me costó al redor de 3 años de llegar—no sabía que decirle pero sabía que porque Heil era gay, antes me sentía incomoda con el cuándo estábamos a solas, no estuve tranquila si no está después

—No te molestes con ella es normal, después de todo ella sabe que el que me atraes eres tú y no ella—ambos vemos a Heil, Ed porque estaba sorprendído y yo porque no creí que lo hubiera dicho así como si nada

Continuará...

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