Capítulo Ocho
Yugyeom sabía cómo debía sentirse el pobre Jungkook. Estaba ahí a su lado sosteniéndolo, mientras el omega devolvía todo el desayuno que había tomado sólo unas horas antes.
—Jungkookie, cuando estaba esperando a mi YoungJae, el doctor me dio unas pastillas para evitar esto..., sé que no te gustan los químicos, pero no puedes estar así. ¿Cuándo verás a tu doctor guapo?
Yugyeom era de la edad de Jungkook y también era un Analista Financiero. Llegaron prácticamente juntos y la amistad nació rápidamente. Hacía cuatro meses había dado a luz un cachorrito, producto de la "falla" en los anticonceptivos que usaba. De todas formas, su alfa se había mostrado feliz de ser padres jóvenes y formaban una bella familia. Jungkook confiaba en él y le había hablado acerca de Seokjin, sin entrar en mayores detalles. De hecho, no le había contado a nadie de su último encuentro en el mercado y posterior jugo y pasteles, hacía días atrás.
—Una semana... —contestó apenas Jungkook, luego de enjuagarse la boca y verificar que no se había manchado la ropa.
—Eso es mucho tiempo Kookie..., no creo que logres estar así por una semana más. Tu padre tiene a Mark vigilándote y si se da cuenta que visitas el sanitario tan seguido...mi doctor me dio un número de emergencia al cual llamarlo en caso de cualquier problema. ¿Acaso él no te dio uno?
—Si me lo dio—. Jungkook pensaba en el número personal que había guardado y al cual no se atrevía a llamar. Pero Yugyeom tenía razón, no quería preocupar ni a su jefe y menos a su padre. Tampoco quería que comenzaran los rumores dentro de la oficina. Resignado, le prometió a su amigo y a si mismo que llamaría al doctor Kim.
Sin embargo, el día transcurrió con demasiado trabajo. Los nuevos clientes de los cuales le había hablado su padre significaron para su área, una carga mayor, por lo que no tuvo tiempo de llamar. Además, durante el día se habían calmado las náuseas, e incluso a la hora de almuerzo, había podido tomar sopa reteniéndola de buena forma en su estómago.
Por lo que sólo al llegar a casa y sintiéndose todavía inseguro, decidió marcar el número de Seokjin. Estuvo al menos media hora, debatiendo si debía llamarlo al teléfono privado o al número de emergencia. Finalmente decidió llamarlo a este último, pues la llamada era acerca de su embarazo.
—Habla el doctor Kim, ¿con quién hablo? —con tan solo escuchar la profunda voz del alfa, Jungkook sintió como su cuerpo se estremecía. Este doctor definitivamente causaba estragos en él.
—Hola Seokjin-Hyung..., soy yo, Jeon Jungkook, espero no estar interrumpiéndolo...
—¿Jungkook? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Pasa algo con tu bebé?
Seokjin normalmente cuando recibía una llamada de alguno de sus pacientes, sabía de quien se trataba. Ya los tenía agendado a todos...excepto a Jungkook que nunca lo había llamado. También normalmente, él respondía con tranquilidad y se dedicaba a oír lo que su paciente le tenía que contar, para luego sopesar las alternativas. La mayoría de las veces eran dudas inocentes y nada pasaba a mayores. Otras veces, eran partos adelantos y así..., pero él siempre mantenía la calma y ponderación. Pero al escuchar la voz del omega, se asustó mucho. Inmediatamente su alfa protector saltó y un pequeño pánico lo inundó. Tenía que controlarse. Especialmente porque un alfa y un omega lo estaban mirando con asombro.
Era miércoles y había terminado su última consulta. Por lo que Hoseok y Yoongi habían pasado a despedirse antes de regresar a casa
—No doctor..., digo hyung...estoy bien. Sólo he tenido demasiadas náuseas y me preguntaba si usted podría enviarme una receta con el medicamento que me había hablado.
—¿Estás en tu casa? —. Seokjin miraba a sus amigos, que comenzaban a poner unas caras muy extrañas.
—Sí...llegué de la oficina hace poco. Tal vez me la pueda enviar por correo o...
—No te preocupes. Yo mismo te las llevaré. ¿Puedo pasar por tu departamento, en—miró su reloj y calculó el tráfico—una hora?
Hoseok y Yoongi se miraron abriendo sus bocas y mirando atentamente al alfa.
—No quiero molestarlo...de verdad... ¿no tiene clases hoy?
—No te preocupes. Hoy no tengo clases. Iba ir directo a casa.
Los ojos de Hoseok se agrandaron. ¿Ir directo a casa? era miércoles y era el día que Seokjin iba a comer con los Lee sagradamente, desde hace quince años. En su época estudiantil, el alfa mayor recordaba que Jin había faltado a esa cena, dos veces. Ambas para estudiar para un examen de gran importancia. Y durante los últimos años, un par más por partos inesperados o emergencias médicas. Nunca había abandonado a los ancianos, para salir con ellos o por una cita.
—Entonces...muchas gracias doctor, es usted muy amable. Lo esperaré y tal vez pueda compartir conmigo la cena... ¿si le parece?
—Me encantará eso Jungkook. Voy para allá.
Cuando cortó la llamada, Jungkook se preguntaba de donde había sacado tanto valor, primero para finalmente llamar al alfa y luego para sin ninguna vergüenza, bueno si tal vez un poco, invitarlo a cenar. Y ya estaba arrepentido. Culpaba de todo a su omega que cada vez que escuchaba la voz del poderoso alfa, se ponía a chillar como un loco y a mover su cola en demasía. Durante todos estos años de vivir bajo la educación y autoridad de Jeon Hyuk, Jungkook había aprendido a dominar a su lobo. A mantenerlo quieto, pero atento. En cierta forma, y lo sabía bien porque Taehyung siempre lo regañaba, lo tenía un poco encerrado, sin darle el espacio para ser él. Pero cuando se trataba del doctor Kim Seokjin, era su lado animal, quien tomaba el control de su vida, sus pensamientos y hasta de su valentía. Tampoco había esperado que el médico, quisiera ir personalmente a dejarle la receta..., aunque claro vivía cerca y probablemente si fuera otro paciente también lo haría. No es que lo hiciera especialmente por ser él, era tonto pensar eso.
Todo esto se lo decía mientras se probaba una y otra prenda, para esperar al alfa. Como siempre, al llegar a casa, se había sacado el traje de la oficina y se había puesto sus anchos chándal, con un hoodie rosado bastante viejo. Entonces ahora había escogido unos vaqueros negros no tan ajustados y había optado por mantener el hoodie.
La cena la tenía lista de antes, pues se había propuesto hacer comida para dos días. Pero en realidad no le importaba si tenía que compartirla con el apuesto doctor. Ahora si estaba nervioso. Era increíble como sus nauseas lo habían llevado hasta este momento.
Por su parte Seokjin se había levantado bruscamente de su escritorio he intentado dejar atrás a sus amigos, antes que empezaran con las preguntas que tarde o temprano tendría que contestar. Pero sinceramente, esperaba que fueran más tarde. No tuvo suerte.
—¡Alto ahí Kim Seokjin! —Jung Hoseok era un alfa muy, muy especial. Era alegre, bromista y cariñoso. Pero había sacado toda su voz que como alfa mayor y, además, jefe del que pretendía escabullirse, era necesaria utilizar para retenerlo y mantenerlo ahí—. Necesito explicaciones ¡Ahora!
Yoongi, que era la percepción andante, estaba riéndose bajito, para no ofuscar a su alfa, ni alterar al otro. Dejó que sus feromonas de jazmín salieran, para aminorar el impacto de madera, y chocolate de la consulta y esperó la explicación de su amigo.
—Nada que decir..., nos encontramos de casualidad en un mercado y resultó que vivíamos a dos cuadras...tomamos jugo y comimos pasteles. Él me contó muchas cosas interesantes, yo le conté de Jae-Hwan, él lloró con eso..., luego nos despedimos, le di mi número personal, al cual obviamente no llamó y ahora está con náuseas y yo le llevaré las muestras del medicamento que tengo en mi oficina. Por lo que si me permites...estoy apurado.
Seokjin había hablado sin respirar, con esa voz que ponía cuando se ponía nervioso y que lo hacía hablar a miles de kilómetro por segundo,
con su rostro rojo y la vena de cuello en tensión. Yoongi, estaba sorprendido de todo lo que había escuchado, pero Hoseok estaba paralizado.
—Espera...te encontraste con Jeon Jungkook y resultaron ser...¿vecinos? ..., ¿y le hablaste de Jae-Hwan?
—Sí...y fue tan lindo como me envolvió en su aroma para consolarme...y luego lloró...pobrecito estaba emocionado..., ¿les dije que es un omega encantador? —contestó, ya más calmado.
—¿Vas a dejar a los Lee esperándote...? —Yoongi todavía no salía de su asombro por lo todo lo que había escuchado y sucedido.
—No, los voy a llamar y decirles la verdad...un paciente me necesita y no puedo ir a su casa a comer. Además, Kookie, digo Jungkook dice que me puedo quedar a cenar—Esto último lo dijo con su rostro en llamas. Ya quería irse, porque ni el mismo entendía lo que había pasado durante y después de esa llamada.
—Pero....
—Hoseok—lo interrumpió su omega—deja que Seokjin se vaya, el niño lo va a estar esperando. Ya mañana hablaremos con más calma.
Seokjin frunció el ceño hacia Yoongi, por llamar "niño" a su omega, ¿su omega?, es decir AL omega. De todas formas, le agradeció por sacarlo de esa situación y sin más, tomó su chaqueta, las llaves de su auto y partió.
Hoseok y Yoongi se quedaron en silencio por largos tres minutos intentando procesar todo aquello. ¿qué se estaban perdiendo? ¿Cómo es que Seokjin corría por un paciente hasta su casa, por unas simples pastilla para las náuseas que se conseguían en cualquier farmacia? Y, además, dejaba a los Lee... ¡dejaba a los Lee!
El alfa sacó su celular y marcó, impaciente porque no le contestaban. Al fin cuando al otro lado, alguien lo saludó, disparó:
—Namjoon, tenemos que hablar de tu hermano. Yoongi y yo vamos para allá...
Yoongi puso los ojos en blanco. Hoseok era un entrometido, pero lo amaba y como un obediente omega, no dijo nada. Sólo se limitó a llamar a Suri, la amable beta que cuidaba a sus trillizos, para preguntarle si podía pasar la noche en casa. La mujer le contestó afirmativamente y luego de confirmar eso y hablar con sus tres cachorros, colgó.
—Estoy en shock—dijo al fin Hoseok, luego de colgarle a Namjoon quien no entendió nada y quedó con una gran preocupación.
—Hobi..., mi amor, mi sol...debes calmarte. Si quieres ir con Nam..., vamos con Namjoon. De toda formas, mañana podemos hablar con más tranquilad con Jin ¿no crees?
Hoseok asintió, aceptó el beso cariñoso que su omega le dio y fue hasta su oficina a buscar sus cosas.
Jungkook había avisado a la recepción de su edificio, que tendría una visita. Así es que cuando Seokjin llegó, entró de inmediato al estacionamiento. También le había enviado un mensaje indicándole que su departamento era el 2101. Quería calmar su ansiedad. Ver al omega de nuevo lo ponía nervioso. Quería mantenerse en su rol profesional y amistoso, pero le estaba costando un esfuerzo adicional, porque la verdad era que no había podido dejar de pensar en él. Tenía treinta años y aunque nunca se había enamorado, podía reconocer las emociones que lo invadían, cuando estaba cerca de Jungkook. Y sabía que su lobo estaba sintiéndose igual. Respiró hondo, intentó controlar su aroma que estaba un poco alterado y tocó el timbre. En cuanto el omega abrió la puerta, todo el autocontrol se fue a la mierda.
El omega olía maravillosamente bien. No lo había visto en un semana, pero sabía que las primeras semanas de embarazo, las hormonas y el organismo trabajaba a toda prisa en la formación de lo que sería el embrión, por lo que, en unos cuantos días, podría haber cambios significativos. Y en el caso de los omegas, además, impactaba en su aroma. Jungkook tenía su aroma a flores de cerezo, pero ahora se había agregado el dulce aroma a leche y miel del cachorro en formación y un leve toque a limón. Seokjin sintió como su pene se endurecía y maldijo para sí mismo, sonriéndole ampliamente a Jungkook, esperando que no mirara la parte baja de sus pantalones.
—¡Hyung!, gracias por venir, por favor pase y póngase cómodo, regreso en seguida, voy a revisar algo a la cocina—. Jungkook también se había sentido alborotado por la llegada del alfa, por lo que tratando de calmar a su lobo que ya vibraba de la emoción de encontrarse con "su amigo" el lobo negro, no percató la turbación de Seokjin. Y huyó un momento a la cocina para poder calmarlo y calmarse.
Seokjin con el corazón acelerado, se sacó los zapatos y se acomodó las pantuflas nuevas con un extraño conejo rosado, que le había dejado Jungkook. ¡No podía creerlo! Incluso sus colmillos habían tenido la intención de salir. Reprendió al lobo negro y finalmente éste se calmó y eso ayudó a su cuerpo a recuperar la normalidad.
Miró alrededor del departamento. Era bastante amplio y moderno. En la sala había un gran sofá, una pantalla grande y varias fotos de Kook y su familia. Intentó distraerse con eso, mirando las fotos de un cachorrito con dientes de conejito y mirada tímida. Luego miró hacia el comedor, donde la mesa estaba puesta con dos puestos, en forma elegante y sencilla a la vez. Seokjin se sintió conmovido por los detalles que Jungkook había preparado. Unas bonitas flores en el centro y las servilletas dobladas de forma elegante.
Se sentó en el gran sofá y pudo advertir que en una de las mesitas laterales había fotos de un pequeño cachorro delgado y con una sonrisa que mostraba unos dientes grandes.
—Mi papá insiste que las tenga aquí, pero muero de vergüenza cada vez que alguien las ve—Jungkook había vuelto más calmado y con una bandeja con agua y jugo para el alfa—. No pregunté qué quería beber, así es que traje agua y jugo.
—El agua es perfecta, gracias Jungkook. Y no creo que tengas que avergonzarte de nada. Eras un cachorrito muy tierno. Supongo que todos a esa edad lucimos un poco desaliñados. Yo usaba lentes y era muy delgado...
—No le creo nada. Yo creo que debió ser guapo, desde que nació.
Y entonces Seokjin se relajó y se rio frente al comentario del tierno omega. Era tan lindo y dulce, que seguía sintiendo esa necesidad grande y poderosa de protegerlo.
—Traje tu medicamento. Son muestras médicas. Así no tendrás que ir a la farmacia. Debes tomar una antes de comer en las mañanas. No le hará daño a tu bebé y te sentirás mejor—. Seokjin dejó entonces las diez cajas de medicina sobre la mesa que estaba en el centro de la sala.
¿Exagerado? Tal vez, un poco...
—¡Wow!, pensé que traería la receta..., es usted demasiado amable conmigo. De verdad se lo agradezco hyung.
—No me costaba nada. Estoy de camino a mi casa y debes estar cansado después de un día de trabajo y de haber pasado tantos días con nauseas.
Jungkook agradeció con una reverencia y le anunció a Seokjin que serviría la cena.
Entonces déjame ayudarte—. El alfa siguió al omega hasta la cocina, donde el aroma de la comida era delicioso. Seokjin estaba bastante impresionado, con eso. Mas asombrado quedó cuando JungKook sirvió un delicioso jajangmyeon. Llevaron los platos a la mesa y Jungkook sirvió agua.
—Por favor hyung, sírvase y disfrute la comida—. Seokjin se llevó un poco de comida a la boca y sus papilas gustativas explotaron a los sabores.
—¡Wow, wow, esto está delicioso! ¡Eres una caja de sorpresas Jeon Jungkook! Todo..., la comida, la forma en que toda la mesa está tan linda..., gracias por esto...
Jungkook se puso rojo y luego se rio nervioso. Su omega estaba tan satisfecho de complacer al alfa y él mismo también estaba contento que a Seokjin le hubiese gustado su comida.
—Le voy a contar un secreto. Tomé clases de gastronomía con el chef Lee Yeon Bok. Es amigo de mi padre y luego ambos nos hicimos amigos también.
—¡¿De verdad?! Soy un admirador. He ido un par de veces a su restaurant, pero es una odisea encontrar reservaciones. Y nunca he tenido el placer de conocerlo.
—Entonces yo se lo voy a presentar hyung. Así será una forma de agradecerle toda su amabilidad. Puedo conseguir fácilmente una mesa para nosotros, podemos ir a cenar y...—Jungkook se detuvo. Su entusiasmo lo había llevado lejos. Estaba planeando ir a cenar con su doctor y tal vez para Seokjin fuese incómodo. Es cierto que había perdido a su pareja destinada, pero no habían hablado de si ahora mismo estaba con alguien. Tal vez si tenía un bonito omega o beta de pareja—. Lo siento a veces me dejo llevar...usted podría llevar a alguien si quiere. Su pareja o a algún amigo...
—No tienes que disculparte. Me gusta tu espontaneidad Jungkook. Me gusta que seas tan sincero y abierto conmigo. Sé que no es fácil para ningún omega confiar en un alfa. Y tú lo estás haciendo. Sería un honor para mí, ir a comer contigo. Y Jungkook, en realidad no existe nadie especial en mi vida.
Esas palabras hicieron palpitar mucho el corazón del joven omega. A él le gustaba el doctor Kim. No lo podía negar. Nunca había conocido un alfa tan amable y dulce como él. Alguien que lo escuchara, que lo alabara y que no quisiera simplemente tomarlo como un objeto sexual. Seokjin lo respetaba y lo miraba de igual a igual. Y eso era tan reconfortante...
—Entonces dígame cuando tiene libre para ir cenar y yo arreglaré todo...
—¿Qué te parece si vamos este martes..., es cuando tienes que ir a verme no? —Jungkook asintió—. Podemos ir después de eso.
Seokjin sabía exactamente el día y la hora de la consulta del omega, martes a las seis de la tarde. Y se había asegurado de pedirle a su secretaria que reprogramara la hora del paciente que venía a continuación. Ahora estaba feliz de haber tomado esa decisión.
—Bien, lo llamaré mañana, para que nos reserve una mesa. Privilegios que tenemos los Jeon. Odio usarlos, pero esta vez es por una buena causa. ¿Quiere tomar un café o un té? —agregó como si nada el omega.
—Un té sería bueno y también sería muy bueno que me dejaras de hablar con tanta formalidad. Creo que desde hoy...podemos llamarnos amigos ¿o no? Además, tu lobo es tan afectuoso, que tiene al mío totalmente alborotado...
La sinceridad en las palabras de Seokjin, de las cuales él mismo estaba sorprendido, hicieron sonreír al omega. Su lobo era inquieto y sociable.
—Mi lobo es así..., tal vez un día...podríamos ir a correr juntos..., entonces lo conocerías..., te va a volver loco. Después de arañar a Taehyung, se volvió demasiado cariñoso con él. Lo lame más de la cuenta y Jimin tiene que ponerse frente a él, para que lo deje en paz...creo que aún no madura y se cree un cachorro—. Admitió un poco avergonzado.
La sola idea de ir a correr con JungKook en forma de lobo, llenó de alegría a Seokjin. ¿Qué estaba pasando entre ellos, que todo parecía fluir tan naturalmente? ¿De dónde nacía esa necesidad reciente de estar junto al omega y ser parte de su vida? ¿Sentiría Jungkook lo mismo?
Tomó su té y luego se despidió del omega, pues éste tenía que descansar. Antes le ayudó a secar los platos y utensilios utilizados en la cena. Conversando tonterías, acerca de sus comidas favoritas, deportes y dramas. Descubrieron que probablemente deberían ver juntos una maratón de alguno de esos dramas que eran sus favoritos.
Cuando se iba, una vez más se dieron la mano en forma cariñosa y se despidieron hasta el martes de la semana siguiente. Con la promesa que Jungkook lo llamaría para confirmarle la cena.
Al llegar a su departamento, Seokjin sintió en su mano y ropa el dulce aroma de Jungkook. A pesar que apenas se habían rozado. La suavidad de la leche y miel, mezclada con el ácido del limón, le daban un toque aún más especial, al dulce aroma de los cerezos en flor.
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