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Capítulo Dieciséis

El departamento de Jungkook tenía un aroma que al alfa le encantó. Era una perfecta mezcla de flores de cerezo y limón, adornado ahora con un sutil aroma a chocolate y menta. Aspiró el maravilloso olor apenas ingresó y tanto él, como su lobo, sintieron una calma casi hipnótica.

Tanto que, al entrar y sacarse los zapatos, tomó a su omega y lo arrastró hasta el dormitorio, para acostarse a su lado formando una pequeña bolita de cuerpos acurrucados.

—Mi celo vendrá dentro de dos semanas y ya puedo sentir intensificados todos tus aromas. Tomaré algún supresor para calmarlo. O simplemente me voy a volver loco.

—Lamento no poder complacerte totalmente. Me encantaría disfrutarte en pleno—. Jungkook sabía que, estando embarazado, no podía pasar el celo del alfa en su estado natural, pues podía perder a los cachorros, si el alfa era muy brusco. En otras circunstancias no le hubiera importado, pero primero estaban sus pequeñitos.

—No digas eso. Estoy feliz de pasar un celo contigo. Eres el omega del cual estoy enamorado. Tomar un supresor no me va a quitar el deseo de hacerte el amor y anudarte. Pero no correremos riesgos con los cachorros.

Cuando Seokjin demostraba tanto interés y cuidado por los pequeños que crecían en su vientre, se sentía más enamorado de su doctor. Y sin quererlo, comenzaba a ilusionarse con la idea de formar una familia, los cuatro. Por su parte, el alfa hasta ahora había sido cauteloso en lo que le decía, pues sabía que no debía apresurarse, ni asustarlo. Jungkook aún tenía aprehensiones respecto a su relación, producto de las inseguridades que todavía no superaba, pero al menos, avanzaba gracias a la efectiva ayuda de Yoongi.

Habían pedido comida a un restaurante que quedaba cerca de allí, por lo que simplemente se habían dedicado a darse mimos en la cama y luego con calma poner la mesa, para comer.

—¿Aún no sabes nada de los Lee? —preguntó Jungkook. Sabía que esa era una preocupación constante en la vida de Jin.

—Yoongi fue a visitarlos. Era el más indicado. Conversó con ellos, pero continúan en ese círculo de dolor del cual no quieren salir. Están muy disgustados conmigo y todavía piensan que los traicioné. No querían aceptar la ayuda económica, pero al final los convenció. Ellos...la necesitan.

Jungkook admiraba la generosidad de Seokjin. Pues a pesar que la pareja de ancianos le había dado la espalda, él seguía preocupándose por ellos. Eso hablaba muy bien de su alfa y era algo de lo cual él, se sentía muy orgulloso.

—Háblame de lo que sucedió hace dos años—Jungkook sentía la necesidad de saber qué es lo que había sucedido en la vida del alfa, en ese periodo que al parecer había sido de mucha oscuridad.

Para Seokjin no era algo fácil. Reconocer sus momentos oscuros y débiles, aún dolía. No quería preocupar a Jungkook ni tampoco decepcionarlo. Sin embargo, sentía que se lo debía. En cierta forma, ese periodo de su vida había gatillado en lo que hoy se había convertido y lo había llevado a aceptar tan de buena manera a Jungkook. Pensaba que si lo hubiese conocido en aquellos años, tal vez nunca hubiera sucedido nada.

—Hace dos años tenía una paciente omega mayor—. Seokjin comenzó su relato en forma calmada. Habían comido y ahora reposaban abrazados en el sofá—. Ella había quedado viuda, pero su esposo había guardado una muestra de su semen para realizar una inseminación. No habían querido tener hijos, pues, él desde muy joven estuvo enfermo.

Todo estuvo bien. Ella se embarazó y yo me convertí en su doctor. Era un embarazo riesgoso debido a su edad, por lo que la controlaba muy seguido. Todo iba bien hasta el séptimo mes de embarazo. Ella comenzó con síntomas de perdida y llegó sangrando a nuestra sala de emergencia.

Jungkook miró Jin y un dolor se le puso en su corazón. Comenzaba a sospechar lo que había sucedido.

—A pesar de todos nuestros esfuerzos...ella perdió al bebé. Su útero se dañó y tuvimos que sacarlo. Fue horrible. Ver su sufrimiento. Había perdido a su alfa y luego a su bebé y sin posibilidad de ser madre...Sentí que todo era mi culpa, que no había cuidado lo suficiente de ella. Que era un pésimo doctor...

—Sabes que eso no es verdad...

—Pero en ese momento...vino toda la culpa. Hoseok y todos los demás intentaban decirme lo mismo...pero yo no estaba emocionalmente preparado para vivir esto. La escuela de medicina te enseña que puedes y que vas a perder pacientes..., pero para mí fue demasiado. Volví a recordar todo el proceso de Jae-Hwan, sus últimos días...su dolor por dejarme y mi dolor porque me dejara. Caí en una depresión total. Y entonces...

—¿Que paso entonces Jinnie?

—Simplemente me dejé morir...creí que era lo más justo. Dejé mi trabajo, mi familia y amigos alejé... y me fui lejos...dejé de comer, quería morir lentamente. Eso pensaba que merecía. Igual como había muerto Jae- Hwan. No tenía ninguna motivación para continuar. Era un desastre...

Jungkook no había podido evitar sus lágrimas. Imaginar a su precioso alfa, que siempre estaba sonriéndole, en ese estado de dolor..., se lamentaba no haber estado con él. Jin era sensible. No era el típico alfa que parecían tener una roca en vez de corazón.

—¿Y qué fue lo que te hizo volver? Porque ahora estás bien...

—La manada...bueno en esos tiempos ni siquiera sabía que éramos una. Tal vez no lo éramos, porque tú no habías llegado a mi vida, a nuestras vidas. Pero Namjoon, y los demás me buscaron y me rescataron. Me obligaron a seguir viviendo. Yoongi...ya sabes... fue duro conmigo, me habló...no, me gritó..., pero también lloró conmigo. La noche que llegaron a la cabaña donde había ido a morir...se quedaron conmigo bebiendo, hablando, los cuatro..., Nam, Chi Yeol, Yoongi y Hobi. Mientras mis pobres madres daban vueltas y vueltas en casa, esperando que aun estuviera con vida...Esa noche me hicieron sentir lo mucho que me necesitaban y que era parte de sus vidas. Al principio no quería hacerles caso..., pero al final...fueron convincentes...y ahora sólo tengo palabras de agradecimiento hacia ellos. Los amo. Sin ellos, hoy no estaría aquí, con mi precioso omega.

—Yo también me alegro que ellos estén en tu vida...que te hayan rescatado, que te hayan salvado..., el mundo no sería igual sin Kim Seokjin..., mi mundo no sería igual sin ti.

—¿Sabes lo más extraordinario de esta historia Kookie?, un mes después, ya estaba más repuesto. Estaba en terapia y entonces apareció la omega que había perdido a su bebé. Vino a verme y me dijo que no había sido mi culpa...que el destino había decidido que fuera así. Ella estaba feliz, porque su hermana había aceptado ser madre sustituta.

Hoseok hizo una fertilización invitro y ella quedó embarazada. Las atendí a ambas. Hasta que su hermana dio a luz un hermoso niño. Todavía son mis pacientes...

—Eso es maravilloso..., ella pudo cumplir tener un hijo de su alfa...

—Si..., si hubiese terminado mi vida, yo no lo habría sabido. Soy muy afortunado. Eso me dije y me convencí todavía más...cuando cierto omega apareció frente a un ascensor. Hoy, puedo sentir todavía dolor por la muerte de Jae-Hwan. Te lo he dicho, fue mi mejor amigo... y era mi destinado. Pero siento que la vida me dio un nuevo regalo. Conocerte. Tenerte en mis brazos..., es un privilegio Jeon Jungkook.

Jungkook se apegó aún más a Jin. Más lagrimas salieron de sus ojos. Se sentía bien sentirse tan amado, tan protegido.

Esa noche, Seokjin recostó en la cama a Jungkook y besó su cuello, aspirando su aroma suavemente. Sus manos recorrieron su cuerpo desnudo y su boca buscó cada pedazo de piel a su alcance. Lo hizo afirmarse en sus manos y piernas, para hundirse detrás de él, besando su espalda y acariciando el vientre donde crecían esos cachorros, que el alfa comenzaba a sentir como propios. Jungkook gimió al compás de las embestidas y cerró sus ojos embriagándose con el aroma a chocolate y menta, que se intensificó cuando sintió que era llenado por el semen del alfa. Su orgasmo entonces llegó como una ráfaga de estrellas bailando frente a sus ojos, soltando semen sobre la mano de Seokjin que no había parado de acariciarlo.

Durmieron rendidos, envueltos en el aroma de uno y del otro. Soñando con hilos dorados y cachorros que corrían alrededor de ellos.

Dos días después, Seokjin se sorprendió de ver instalado en su consulta a Soobin. Últimamente apenas cruzaban palabras. Podía entender al omega. Probablemente todavía estaba herido por no haber prosperado su relación. Por eso se alegró al verlo ahora sentado ahí.

—¡Soobin, que sorpresa! Hace mucho que no hablamos..., me alegro que estés aquí.

—Te vi con él y ¡no puedo creer que estés saliendo con uno de tu pacientes! Cuando escuché esos rumores de pasillo...Es inmoral y más aun tratándose de ese omega.

Seokjin pasó de la alegría a la incredulidad y luego al enojo por las palabras del doctor Choi. No sabía en qué momento lo había visto con Jungkook, pero en realidad para él no tenía ninguna importancia, pues no ocultaban su relación. sabía que era chisme habitual en la clínica. Aun así, no esperó una reacción tan desmedida de parte del omega.

—Cuando escuchaste esos rumores de pasillo, podrías haberme preguntado. No tengo nada que ocultar. Sí, tengo una relación con uno de mis pacientes. Un omega soltero y sin pareja. Hoseok, el director de esta clínica está enterado y concluimos que no hay ningún problema ético en el asunto. Por otra parte, no sé a qué te refieres con "ese omega". Si es por su embarazo, sabes perfectamente el origen y si para mí no es un problema, no veo porque para ti si lo es.

—No es sólo que haya venido a "comprar" un hijo, es porque lo conozco. Sé la clase de persona que es. Arrogante, sintiéndose superior..., es un maldito hijo de...

—¡Detente ahí Choi Soobin! No voy a discutir un tema tan personal aquí en la clínica. No sé de dónde conoces a JungKook y de donde sacas esas ideas...Pero ahora debes detenerte y salir de mi consulta.

—¡Vas a arrepentirte! No lo conoces, como yo sí lo conozco. El hijo de Jeon Hyuk no se va a quedar contigo. Un médico que no viene de una familia prominente..., ¡no digas que no te lo advertí! —Y sin decir más, salió de la consulta dando un gran portazo. Miró a la secretaria y le gritó que suspendiera todas sus citas. La secretaria de Seokjin se quedó mirando asombrada de ver al doctor Choi tan alterado. Más aun, cuando sin aviso, entró a la oficina de Jung Hoseok.

Seokjin también estaba asombrado. No entendía para nada, todo lo que Soobin le había dicho. ¿De dónde podía conocer a su omega? Jungkook era unos tres años menor que él. Estaba totalmente intrigado, además, por la forma cómo había hablado de él. No era en absoluto al Jungkook que él conocía. Trató de seguir el día y no quiso contarle a Kook, para no preocuparlo. Atendió a su primer paciente, una beta con ocho meses de embarazo. Cuando finalizó la consulta, pensó en llamar a JungKook que le había dejado unos tiernos mensajes con conejitos. Pero encontró además, uno de Hobi, que le pedía que fuera a su oficina en cuanto estuviera desocupado.

Golpeó suavemente en la oficina de su amigo y entró. La cara del alfa no era la mejor. Su aroma estaba alterado. Imaginaba que Soobin también había estado allí, pues todavía quedaban rasgos de su aroma.

—Seokjin..., Soobin estuvo aquí..., estaba totalmente fuera de sí. Me recriminó el que permitiera que tuvieras una relación con un paciente. Que no tenía ética y un montón de cosas más. ¡Fue totalmente irrespetuoso!

—Conmigo fue igual. Fue a la oficina, me gritó. Dijo que Jungkook era un engreído. Ni siquiera sé cómo lo conoce. ¿Qué hiciste con él?

—Le dije que fuera a casa y meditara sobre su comportamiento. Y que si no era capaz de darse cuenta de lo que había hecho, sería mejor que presentara su renuncia. ¡no puedo tolerar que me hable así!

—Pero tú realmente no quieres despedirlo...

—¡Claro que no! Estamos cortos de personal. Nosotros tres no damos abasto con tantos pacientes. Justamente te iba a pedir que me contactaras con tu compañero doctor, para ver si está interesado.

—¿YeonJun? Claro, estará feliz. Odia trabajar en esa clínica de ricos..., además es un beta muy agradable. Pero ahora, me preocupa Soobin. ¿Crees que deba hablar con él?

—Déjalo que se calme y veamos que dice mañana. Dice que Jungkook nos engañó a todos, haciéndose el inocente. ¿De qué estaba hablando? Realmente no sé qué pensar...

Seokjin estaba todavía más confundido. Antes de salir, Hoseok le hizo prometer que contactaría a su amigo doctor.

Antes de atender a su siguiente paciente, decidió llamar a su dulce omega, que seguía mandando imágenes de conejitos...

—Qué le sucede a mi lindo omega con cara de conejito?

—Es que te extrañaba. Hoy tuve muchas reuniones y por primera vez me sentí cansado..., quiero ir a casa y que me cuides...

Seokjin cerró sus ojos. Jungkook era adorable y extremadamente tierno.

¿De dónde había sacado todas esas tonterías Soobin? Pensó en preguntarle si lo conocía, pero pensó que se iba a preocupar, así que obvió esos pensamientos y sólo se concentró en mimar a su embarazado omega.

—Hoy tengo clases bebé. ¿Quieres ir a mi departamento y quedarte allá? Aunque llegue tarde, puedo acostarme contigo...

Jungkook lo pensó. Estaba en pleno proceso de armar su nido y sentía que todavía le faltaba el aroma de Seokjin, así que pensó que sería una buen idea ir a su departamento y "tomar prestadas" algunas prendas...

—Está bien...después del trabajo iré para allá. Pero voy a esperar a que llegues...ya te dije quiero mimos...Kong y Dotoli también quieren mimos...

—Mi omega está muy mal acostumbrado..., no quiero que te quedes dormido tan tarde..., pero sé que tampoco puedo discutir contigo...así es que...está bien. Puedes esperar despierto. Pero come...no me esperes.

—Eso si lo puedo prometer..., lo siento, pero el apetito es más fuerte que el amor que tengo por ti.

Seokjin rio mucho. Era tan perfecto y lindo..., quería correr hacia su oficina y lamerlo de la cabeza a los pies.

—Te quiero bebé lindo. Te veré en la noche...

—Yo también te quiero alfa. Jinnie..., papá llamó, nos esperan a cenar este fin de semana.

Seokjin tragó saliva y su corazón se aceleró. El gran día había llegado y tendría que conocer a sus futuros suegros. Sólo esperaba causarles una buena impresión.

Después de colgar el teléfono, Seokjin se quedó pensando en la extraña mañana que había tenido. Llevaba cuatro meses desde que había conocido a Jungkook. Obviamente era menos tiempo que ellos llevaban juntos, pero si algo le reconocía al omega era su sinceridad. Lo consideraba muy transparente. Y él había actuado de la misma manera. No podía imaginar a Kook siendo de la manera que Soobin lo había descrito.

Los siguientes días no vio al omega, pues de acuerdo con lo que le había comentado Hoseok, había pedido una licencia para pensar que haría. Al parecer, estaba decido a irse.

Cuando llegó la noche del sábado, Seokjin sentía como sus manos temblaban un poco. Había terminado de hablar por teléfono con su mamá, quien le había exigido conocer a su omega. Por lo que pronto también debería hacer la solemnidad de llevar a su pareja frente a ellas. Pero primero quería conocer a los padres del omega. Intuía que serían mucho más complicados que sus madres, que lo que único que anhelaban era verlo feliz.

Terminó de acomodar su camisa blanca y se miró al espejo. Se había peinado con el pelo hacia atrás dejando al descubierto su frente.

Pensaba que así se veía un poco más adulto, porque a pesar de sus treinta años, sus amigos le decían que tenía cara de "bebé" y él quería lucir maduro, para que sus futuros suegros lo tomaran en serio.

Luego de convencerse que cada cabello estaba en su lugar salió de su hogar, para ir por su embarazado omega. Éste al abrir la puerta, tenía un poco de helado en la boca, por lo que Seokjin frunció su ceño.

—¡Lo siento! Estoy nervioso. No me mires así, estás tan guapo...¿y si nos quedamos, nos desnudamos y hacemos el amor? —Jungkook rodeó con sus brazos a Jin y comenzó a besarlo. Seokjin sintió su aroma maravilloso a limón y cerezos y sintió como su amiguito despertaba.

—Kook...no puedo creer que me hagas esto...no puedo ir así a la casa de tus padres...—a pesar de lo que decía, no apartaba las manos del suave y redondo trasero de Kook que, con los kilos del embarazo, se había vuelto cada vez más apetecible y follable.

—Por eso..., no vayamos...y vamos a divertirnos...

—Eres un bebé..., tus padres nos están esperando—. Le dio unas palmaditas en el trasero para que lo soltara—Vamos. Ve a ponerte tus zapatos y nos iremos. No quiero llegar tarde y que piensen que soy un irresponsable.

Jungkook hizo un puchero. Él quería estar a solas con su alfa y no tener que ir a pasar el escrutinio de sus padres. Pero ante la mirada severa de Seokjin no tuvo más remedio que arreglarse y salir.

Jeon Hyuk vio a Seokjin hacer una perfecta reverencia de 90 grados, luego de la presentación que hizo su hijo. El alfa mayor, entonces estiró su mano en saludo y Seokjin la tomó con ambas manos.

—Es todo un honor conocerlo señor. Me siento muy honrado de estar en su casa.

Luego Seokjin hizo lo mismo frente al señor Park quien sonrió por lo formal que se mostraba el alfa.

—Para nosotros también es una gran alegría conocerlo, doctor Kim. JungKook, nos ha hablado tanto de usted.

—Por favor sólo llámeme Seokjin.

Todos se dirigieron a la sala. Seokjin todavía podía sentir como su corazón bombeaba mucha sangre y trató de controlar sus feromonas, para que los Jeon-Park no notaran su nerviosismo.

Luego de ponerse al día respecto al embarazo de Jungkook, donde Seokjin fue muy profesional, dando un completo informe sobre la salud del omega y los dos cachorros, pasaron a cenar.

—Jungkook nos contó que perdió a su pareja siendo muy joven—el omega miró a su papá, por poner un tema tan delicado al comienzo de la conversación.

—Sí, tenía dieciséis años, cuando el murió. Tenía una enfermedad congénita al corazón. Fuimos amigos prácticamente desde que nacimos. Así como la amistad de Kook y Jimin. Cuando me presenté como alfa, nos dimos cuenta que éramos destinados...Tengo un hermoso recuerdo de él. Fue mi mejor amigo y por eso estoy agradecido de tener esta nueva oportunidad junto a Jungkook—Seokjin quiso de inmediato poner el punto que Jae-Hwan era parte de su pasado y que Kook era su presente.

Luego, fue el turno de Jeon Hyuk de interrogar al pobre Seokjin. Acerca de sus estudios, su trabajo y de su familia. Jungkook estaba bastaste molesto con sus padres, que sólo parecían dos policías interrogando a un delincuente. Seokjin en cambio podía entender la preocupación de ambos padres, por lo que acarició con suavidad la pierna del omega, para que relajara su rostro.

Luego de la cena, el papá de Jungkook le pidió que lo acompañara a la cocina, con la excusa de preparar café y el postre, pero el omega sabía que era porque su padre quería habla a solas con Seokjin. El alfa le hizo una señal, para que no tuviera cuidado y ambos alfas quedaron solos en la mesa.

—No fue mi intención esta noche someterlo a un interrogatorio. Pero necesitaba saber más de usted. Jungkook es mi único hijo. Y supongo que, como cualquier padre, creo que es especial. Es un omega fuerte y valiente, pero que también ha sufrido y que ha tomado decisiones con las que yo, no he estado de acuerdo. Su embarazo fue una de ellas. Sin embargo, no puedo negar ahora mi alegría por conocer a mis nietos. Aun así, me preocupa que los crie solo...¿ustedes han hablado algo de eso?

Seokjin pensó su respuesta. En realidad, hasta ahora no habían hablado nada acerca de los cachorros, porque no era su intención estresarlo o apresurarlo en una decisión. Ellos todavía se estaban conociendo y si bien, él aspiraba a pasar el resto de su vida junto al omega, todavía faltaba tiempo para saber si Jungkook estaba en la misma sintonía.

—Seré sincero. No hemos hablado acerca de si me convertiré en el padre de esos cachorros. Por ahora, estoy cuidando de ellos. Si usted quiere saberlo, mi proyecto de vida futuro involucra a JungKook y sus dos bebés. Pero quiero que el tiempo avance y que Jungkook tome la iniciativa. No quiero presionarlo. El decidió ser papá, se cuán importante es esto para él.

—¿Y su lobo? ¿Cómo es que no rechazo a los bebés? Su aroma ya puede sentirse...

Seokjin no sabía cómo explicar a un escéptico señor Jeon, todo aquello del nuevo destino, el vínculo a través del hilo dorado y todo lo demás, que era la única explicación que tenía, para que su lobo hubiera aceptado de tan buena manera a los bebés que eran de otro alfa...

—Ni a mi lobo ni a mí nos importa. Es un donante anónimo. Nadie gravitante en la vida de Jungkook. Esos bebés son de él y nada más que de él. Y en un futuro que espero sea cercano, si JungKook lo permite, también serán míos.

—Sabe que antes estuvo con otro alfa. Jungkook y él hablaban de destinados...yo no creo mucho en eso..., pero ellos tenían un vínculo...particular.

—Lo sé. Pero también sé que Jungkook me quiere. Estamos enamorados señor Jeon. Y estoy muy seguro que lo nuestro crece y se afianza cada día que pasa. Le puedo asegurar que me tomo muy en serio todo lo que está pasando entre nosotros.

En ese momento, los omegas regresaron con el postre y café. Seokjin miró a Jungkook con sus mejillas sonrojadas, producto del nerviosismo por la conversación con Jeon Hyuk. A pesar de tener fama de ser un alfa imponente, también pudo ver en sus ojos, la preocupación que tenía por su familia y eso era todavía más importante.

—Señor Jeon, señor Park, sé que nos estamos conociendo, pero quiero decirles que las intenciones que tengo hacia Jungkook son serias y responsables. También seré si Kook me lo permite, serio y responsable con los bebés por nacer. Quiero formar una familia con su hijo y quiero solicitarles formalmente tener su autorización para ello.

Seokjin sabía que lo que estaba haciendo era una formalidad ancestral. En la sociedad moderna, ningún alfa ya iba a pedir autorización a los padres para salir con un omega. Pero él sentía que debía hacer las cosas correctamente. Jungkook era un caso especial, estaba embarazado.

—No creo que Kook necesite nuestra autorización para estar con usted. Mi hijo siempre ha tomado sus propias decisiones y si bien en algunas ocasiones no he estado del todo de acuerdo con él, a la larga me ha demostrado lo responsable que es. Aun así , quiero agradecerle, por esta consideración hacia nosotros, sus padres y por supuesto que cuentan con nuestra bendición para continuar con su relación.

Jungkook casi salta de su silla, por lo fácil que su padre, había caído rendido a los encantos de su alfa. Porque esa era la única explicación posible, que encontraba, para que no hubiera puesto ningún pero.

—Jungkook es un omega criado en la disciplina y orden que su padre quiso para él. Muchas veces no estuve de acuerdo, pero no puedo negar que mi hijo hace que me sienta orgulloso de él— el omega habló con tranquilidad mientras miraba con amor a su hijo—. Es cierto que recién lo estamos conociendo Seokjin, pero lo he estado observando y puedo ver el amor y devoción con la que mira a mi hijo y puedo reconocer esa mirada. Era la misma que mi compañero me daba cuando recién comenzamos a salir y es la que hasta el día de hoy puedo ver en sus ojos. Sé que Jungkook está en buenas manos. Y los cachorros por venir también.

—Papá...Jin no es el padre de los bebés...lo sabes...

—Pero cuando estés listo para aceptarlo, puedo asumir esa responsabilidad JungKook—Seokjin al fin se había atrevido a decir algo que hasta ahora no había dicho. Tal vez animado por las palabras de su suegro. Le estaba ofreciendo al omega, ser el padre de Kong y Dotoli...

—Jinnie...yo...nada me haría más feliz.

Seokjin sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas. Su Kook lo miraba con alegría y emoción. Sin importar que sus padres estuvieran mirando, besó sus labios.

—Bueno entonces, ahora vamos a celebrar esto..., creo que café y postre no será suficiente. Vamos a abrir una botella de champagne y un poco de Jugo para Kook—el papá de Jungkook se levantó de la mesa y fue hasta la cocina para buscar todo lo que ya tenía preparado. Algo en su corazón le había dicho que así sería.

Esa noche, en la casa de Jeon Hyuk todo fue alegría y celebración. Seokjin podía ver al lobo blanco de Kook asomado en sus ojos que contenían el universo entero. Su lobo negro estaba con el pecho hinchado porque sería padre de esos pequeños cachorros. Ambos sintieron que ese hilo dorado los envolvía con más fuerza que nunca. Se sentía como si el lazo se hubiera vuelto todavía más grueso y más que nunca la fuerza del destino los unía.



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