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Capítulo Dieciocho

Jungkook estaba demasiado cómodo en su nido. Había buscado el calor y seguridad que éste le brindaba, luego de la conversación que había tenido hoy con su padre en la oficina. Por lo que, al llegar a casa, cenó solo, pues Jin estaba en clases. Luego se había dado un baño largo y relajante y ahora envuelto en su pijama de algodón calentito, que no aplastaba su prominente pancita, estaba sentado en el sofá rodeado de cojines y sus mantitas preferidas, todas con el rico aroma de su alfa.

Encima del pijama se había puesto uno de los viejos hoodies de Jin y estaba realmente tranquilo y feliz, terminando unos informes que no había hecho en la oficina más temprano, por culpa justamente, de aquella conversación. Tenía que decirle a Jin y esperaba que el alfa, lo entendiera y quisiera ir con él. Estaba divagando, sobre cómo decirle, cuando sonó el citófono. Eran los últimos días de noviembre y el clima había empeorado. Por eso le costaba todavía más salir del calor de su lugar preferido. Aun cuando toda su casa estuviera calefaccionada, nada sustituía, el calor abrigador y seguro de su nido. Estaba en su quinto mes y ya comenzaba a sentir vibraciones cada vez más seguidas de sus bebés.

Como seguían tocando, no tuvo más remedio que salir de esa comodidad. El conserje le avisó que eran Tae y Jimin quienes estaban abajo. Seguramente venían de algún paseo por los alrededores y querían verlo. ¡Con este clima! Pensó Jungkook, pero a sus amigos nunca el frío los había detenido para salir y caminar. Cerró la puerta del cuarto donde estaba su pequeño tesoro y se envolvió en una de las mantas. Pronto el timbre de su departamento sonó y Kook fue a abrir. Sus amigos estaban con una sonrisa inmensa y se veían...agitados.

Antes que el omega, pudiera decir algo, Taehyung le extendió un sobre, que Jungkook abrió sin entender nada. Lo leyó y sus ojos se llenaron de lágrimas.

—¡Están embarazados! —El omega se lanzó a sus dos amigos, en un abrazo lleno de afecto y alegría—. ¡No puedo creerlo!, ¿Por qué no me habían dicho nada?, ¿cuándo te hiciste el examen? Pero por favor...Tae, siéntate... ¿quieres un vaso de agua?

—Estoy bien Kookie, pero un vaso de agua me vendría bien. Decidimos caminar con Mimi hasta aquí para contarte...hace un poco de frío..., pero queríamos venir lo antes posible.

Jungkook miraba a sus amigos emocionados. Fijó su mirada en el alfa. Aquel precioso amigo que lo había acompañado toda la vida. Aquél, a quien nunca le importó que Kook fuera un omega y se mantuvo a su lado. Jimin tenía sus ojos llenos de lágrimas. Sabía que el vínculo de la pareja era muy fuerte. Eran destinados, enlazados, pero, además, el amor de ellos...era extraordinario. La llegada de cachorros sería una etapa más en su preciosa relación.

—Jimin...no puedo creerlo...van a ser padres. No sabes lo feliz que me hacen. Además, tendrá muy poca diferencia de edad con mis cachorros, crecerán juntos...cómo nosotros lo hicimos.

—Eso es lo que deseamos. No te lo habíamos contado, porque queríamos estar seguro. Esta mañana, Hoseok-hyung le tomo él examen a Tae Tae y obtuvimos la confirmación. Tiene un mes y algo más. Justo en el periodo de nuestro celo. Hobi-hyung imaginó que querríamos que Seokjin fuera su médico...así es que esperamos que tu alfa pueda atenderlo.

—Nadie más verá a tus cachorros—. Jungkook estaba seguro de aquello. No dejaría en manos de Soobin a sus mejores amigos. Y sabía que Hoseok no llevaba embarazos, salvo excepciones muy grandes—. Te aseguro que Jinnie se hará el tiempo, a pesar de su agenda.

Podemos ir juntos a los controles. No te preocupes por eso. Hoy mismo se lo diré.

Pasaron un buen rato, hablando acerca de bebés y de cómo sus vida estaba cambiando a pasos agigantados. Jungkook se sentía feliz de poder dar toda clase de consejos a Taehyung para llevar su embarazo. Además, para él sería mucho más fácil, pues tenía a su alfa, quien era el padre de sus bebés. Y no es que se quejara de los cuidados que Seokjin le daba. De ninguna manera y, muy por el contrario. Una parte de él no dejaba de lamentarse que no fuera el padre biológico de sus bebés.

Confiaba que el alfa los amaría, tal como ahora lo hacía, pues no en pocas ocasiones besaba su vientre y le hablaba en forma cariñosa a Dotoli y Kong, pero le dolía saber que en realidad no tenían su sangre.

Se hizo tan tarde, que Seokjin llegó de clases, encontrando a la feliz pareja y sus nuevas buenas. A Jimin le dio un gran abrazo, golpeando con fuerza la espalda del alfa. Pero fue cuidadoso en la forma como felicitó a Taehyung para no incomodar a su alfa, que ahora se iba a poner muy protector con su omega. Efectivamente en el momento que le dio un pequeño abrazo, el pequeño gruñido de Jimin se hizo notar, junto al de...Jungkook. Todos se volvieron a mirar al omega. Era normal que los lobos reaccionaran así frente a sus parejas, pero hasta ahora, Jungkook nunca había demostrado ese grado de posesividad, siendo que no estaban enlazados. Seokjin se quedó pensando en aquello, una vez que sus amigos se fueron y se comprometiera a llevar su embarazo.

—Te quedaste inusualmente en silencio. ¿Está todo bien en la universidad o en la clínica? —Jungkook notó algún grado de preocupación en el rostro del alfa.

—¿Eres consciente que nuestro vínculo es cada vez mayor? Le gruñiste a Taehyung de una forma adorable, pero, aun así, posesiva.

—Lo sé. Mi lobo es particularmente cariñoso con Tae y realmente sentimos un leve aroma a leche y miel, pero fue irresistible al verte tocarlo...es tonto lo sé..., pero blanquito y yo sólo queremos que nos toques a nosotros.

—¿Blanquito y tú? Así llamas a tu lobito juguetón—. Seokjin preguntó risueño.

Jungkook sintió como su rostro se encendía. En el pasado siempre había mantenido a su lobo disciplinado y un poco escondido. Un poco apartado de él, debido a su carácter juguetón e infantil. Muy diferente a la personalidad que su padre había querido inculcar en él. Pero desde su embarazo y el encuentro con Jin, se había comenzado a conectar con su lado animal. Eso, unido a pasar mucho tiempo en su nido, lo había llevado a desarrollar una relación mucho más estable con su lobo. Algo que Nam, Yoongi y Tae aplaudían. Y para afianzar esa nueva relación le había puesto un nombre.

—No te burles...—se metió entre sus brazos y Seokjin no dudó en rodearlo con sus brazos y besar su cabecita que olía tan bien. Su aroma a limón totalmente intensificado. Era el aroma de los cachorros, que ya estaban formados en el vientre de su omega. Con el paso de los meses, el dulce aroma a miel y leche comenzaba a atenuarse y el olor de los cachorros se hacía más intenso para sus padres...otro dato que Seokjin no pasaba por alto. ¿Sería posible que existiera la adopción natural?

¿Qué su lobo realmente creyera que los cachorros eran suyos? Hablaría con Namjoon respecto a eso.

—No me burlo Ggukie. Es lindo. Eres un bebé..., blanquito también lo es y los amo mucho.

Jungkook se apretó todavía más al cuerpo del alfa. Era demasiado cómodo, tanto como estar en su nido. Estaba cansado y todavía no le daba la mala noticia a Seokjin.

Seokjin abrió sus ojos, que hasta el momento estaban cerrados, perdido en el abrazo y aroma de Jungkook, que provocaban en él, intensas emociones. Era verdad, el lobo negro, constantemente repetía una y otra vez...míos, míos...y sí, no es que él dudara que era su omega. Lo sentía así y aspiraba a que fuera así, por el resto de su vida. Era sólo que..., en el fondo estaba un poco asustado. Nunca había amado de la forma cómo amaba a Kook y a los cachorros. La sola idea de perderlos...

—Tengo que contarte algo. La verdad es que la noticia del embarazo de los chicos me había sacado completamente de mis pensamientos, pero...debemos hablar.

Seokjin pudo percibir como el aroma de Jungkook cambió de inmediato. Era ese aroma que delataba su nerviosismo y ansiedad y que no había percibió hasta ahora. Claro, estaban demasiados envueltos en la felicidad de la pareja recién embarazada.

Jungkook lo arrastró entonces, hasta su dormitorio. Si bien su lazo con Jin era fuerte, todavía sentía un rechazo a dejarlo entrar a su nido. Hasta ahora, sólo lo había hecho su papá. El alfa no estaba herido por esto, pues incluso entre parejas enlazadas eso era común. El nido representaba el lugar seguro del omega y sus cachorros. No todos permitían alguna vez el acceso a sus parejas.

De todas manera, la mayor preocupación de Jin en ese momento era el nerviosismo reflejado en el rostro endurecido del omega y el cambio en su aroma. Lo recostó en la cama y se puso detrás de él, descansando sus manos en su vientre, para que se sintiera seguro y protegido. Fuera lo que fuera que tenía que decirle, él lo escucharía y lo entendería.

—¿Qué le pasa a mi bebé lindo? Estabas tan feliz hace un momento con Tae y Mimi y ahora estás decaído.

—Mi padre me llamó hoy—. Jungkook tragó saliva—Este fin de semana será la cena anual de grandes empresarios. Ya sabes, donde se reúnen todos ellos a hablar de cómo hacer más dinero y esas cosas. Siempre he acompañado a mi padre, como su chaebol. No es que me encante, porque siempre recibí las miradas de desaprobación obviamente por ser un omega, pero con el tiempo me he ido ganando su respeto.

—¿Y temes que ahora te rechacen por estar embarazado de un padre desconocido?

Jungkook sabía que al, verlo ahí, con una barriga que ya asomaba sólo confirmaría los rumores que hace rato circulaban por la alta elite de Seúl. Y en realidad le importaba una mierda. Era otra su preocupación.

—No es eso en particular...él va a estar ahí, Seokjin...y yo... ¿me acompañarías? Padre dice que es una buena idea...

De pronto Seokjin cayó en cuenta de lo que Jungkook estaba tratando de decirle. "Él estará ahí". Se refería al tal Sang-Ho, su destinado. También era un chaebol y obviamente participaría. De pronto todo ese pánico que había sentido, ese miedo de perder a su omega y a los cachorros había revivido. ¿Y si JungKook se daba cuenta que aún tenía sentimientos por él? Y peor aún, ¿si su lobo lo arrastraba guiado por el instinto y el maldito hilo rojo que existía entre ellos? No podría culparlos. A pesar de ese hilo dorado que parecía haber entre ellos, nada garantizaba que fuera más firme que la fuerza de los destinados. Y estaba el temor de Jungkook. ¿Acaso pensaba que, al verlo, podría albergar sentimientos?

Jungkook notó como las feromonas de Jin se agitaban y un fuerte olor a café inundó sus fosas nasales. Seokjin le había dicho que cuando estaba enojado o nervioso, ese aroma prevalecía sobre el dulce chocolate.

Movió su cuerpo y se dio la vuelta, para ver el rostro de dolor y pánico de su alfa. Comprendió entonces, sin necesidad de tener ninguna conexión telepática, lo que Jin estaba pensando.

—Oh alfa amado, mi Jinnie—llevó sus manos a su rostro y pudo ver sus ojos llenos de lágrimas—¿Qué estás pensando mi amor? Fue por lo que dije. De verlo a él. Pero no es por lo que estás pensando. Amor...— Jungkook envolvió en sus brazos a Jin, quien por primera vez se sintió más pequeñito que su precioso omega, que soltaba sus dulces feromonas para calmarlo y llevarlo otra vez a su lugar seguro—. No me expresé bien..., él va a estar ahí, pero no quiero verlo, porque no es una persona agradable para mí. Y no quiero ser víctima de su sarcasmo o burlas. No quiero arruinar la noche de mi padre con una pelea innecesario con Sang-Ho. Lo conozco y sé que algo tendrá que decir sobre mi embarazo.

—Entonces, no es porque aún sientas algo por él...

—Jinnie...dejé de querer a ese alfa, aun antes de conocerte. Fueron muchos meses de llanto y dolor, pero finalmente comprendí que él no era para mí, por muy destinados que fuéramos. Ya te lo he explicado..., si no hubiera estado curado de ese dolor, jamás hubiese intentado el embarazo...y menos involucrarme contigo. Pero mi corazón está sano, mi lobo y yo ya hicimos las paces con el hecho que nuestro destinado, nuestro nuevo destinado...eres tú y sólo tú. Fue en ese momento que el lobo blanco se asomó en los ojos de Kook moviendo su cola, en una forma de reafirmar lo que su humano estaba diciendo. El lobo negro también se asomó a las pupilas de Jin y aulló de satisfacción.

—Lo siento. He tenido pensamientos tontos últimamente. Es mi miedo de perderte. Quisiera marcarte y acabar con esto, pero Namjoon dice que puede ser peligroso, que tu omega podría confundirse..., no quiero eso para ti, con los cachorritos creciendo..., pero prométeme que dejarás que lo haga en cuanto nazcan.

Jungkook miró a Seokjin. En realidad, él deseaba esa marca y estaba seguro que su querido líder de manada estaba equivocado y nada pasaría si el alfa lo marcaba ahora. Pero era obediente y había decidido esperar. Él no tenía esas aprehensiones que Jin tenía. Probablemente, porque sabía que su destinado estaba muerto..., aun así, pensó que esa cena, sería una buena manera para que Seokjin dejara sus miedos atrás. Por lo que todavía con más fervor quería que lo acompañara.

—Cariño..., no me vas a perder...recuerda lo que pasó cuando estabas en celo. Fue la primera vez que me dijiste te amo, pero yo ya lo sentía desde hace mucho tiempo, sólo que no me había atrevido a decírtelo, porque no quería que pensaras que era un omega inmaduro y apresurado. Pero te amo, Seokjin, desde hace mucho tiempo y te aseguro que no hay ninguna fuerza más poderosa que este amor que siento por ti. Por mucho que alguien haya decidido que químicamente Sang-Ho y yo somos perfectamente compatibles.

—Sabes que es mucho más que eso...

—Lo que sé y me han enseñado Tae y Nam, es que primero es una reacción química que te atrae irremediablemente. Pero que esa atracción luego se cultiva y crece. En mi caso, eso no sucedió, porque Sang-Ho es un idiota y en el tuyo porque Jae-Hwan murió. Si estoy o estaba preocupado por ir a esa cena y encontrarlo, justamente es por eso, porque es un tonto y estoy seguro que tendrá algo que decir. Por eso quiero que me acompañes. Además, es bueno que la sociedad donde me desenvuelvo sepa que eres mi alfa.

Seokjin admiraba a Jungkook. Tenía sólo veinticinco años, pero era extremadamente prudente y maduro en su pensamiento. No se dejaba llevar simplemente por las emociones, rasgo que eran más bien de los alfas y que seguramente había quedado arraigado producto de la formación que le dio su padre; pero a pesar de aquello, era sensible y cariñoso. Le gustaba que aun cuando estuviera preocupado por algo, lo resolvía de manera rápida y simple. Sencillez, era una palabra que le gustaba adjudicarle a su omega. Brillante, pero sencillo. Precioso.

En ese breve periodo de tiempo en que Jungkook le habló que "él estaría ahí" hasta que escuchó su explicación, Seokjin se había vuelto loco, elaborando miles de conjeturas falsas, productos de su temor a perder al omega. Pero ahora al escucharlo se daba cuenta que era un alfa muy tonto y que apenas se merecía al muchacho que tenía ojos de estrellas y una boca preciosa y besable.

—Soy un tonto, debí escucharte antes de pensar miles de cosas inútiles. Claro que iré contigo a esa cena. ¿Sabías que Hoseok también siempre ha participado de ellas? Es increíble cómo es que nunca se encontraron.

—No lo sabía, pero no me extraña. En esas cenas, tienden a separarse por sus intereses económicos y de mercado. El padre de Hoseok y él, están en el campo de la investigación médica, con sus laboratorios y clínicas y mi padre en el de la tecnología y electrónica. Es probable que hayamos cruzado miradas, sin saber que éramos de la misma manada. Te apuesto a que cuando se lo diga, se va a volver loco. Es el más entusiasta, junto con Nam y Tae, sobre este tema.

—Me gusta cuando dices eso de la manada..., me gustaría pensar que junto a ti y los cachorros seremos de la misma manada.

—Lo somos cariño..., lo somos. Y no tienes de que preocuparte...ahora mímame mucho. Lléname de besitos por pensar tantas tonterías...es tarde y debemos dormir, pero necesito mi dosis de amor antes.

Seokjin lo envolvió en sus brazos con cuidado y lo primero que hizo fue besar su vientre. Jungkook dio un salto. ¡Era la primera vez!, sus pequeños, al fin los pudo sentir.

—¡Se han movido! ¡¿Pudiste sentirlos?! Hasta ahora sólo había sido una pequeña vibración..., pero...—Jungkook estaba conmocionado y tocaba su vientre, sin poder creerlo.

—Siempre se mueven Ggukie. Es sólo que ahora lo has sentido de manera mucho más tangible—. Seokjin puso su mano sobre la de Jungkook y ahí estaban los pequeños movimientos de los bebés.

El omega estaba tan feliz, que tiró de Jin sobre él, para besarlo y ser besado. Seokjin lo atrajo aún más, con cuidado de no aplastar el vientre y lo besó. Quería saborear su boca, sentir como los labios del omega se calentaban y humedecían con su lengua. Le gustaba escuchar esos pequeños gemidos que dejaba en medio de las bocanadas de aire que le permitía tomar. Jungkook se entregaba con devoción, con su boca abierta y su lengua respondiendo a la forma como la lengua de Jin quería poseerlo, saborearlo, sentirlo. Sus besos se sentían como pequeños orgasmos que golpeaban su corazón, su cuerpo y esa conexión maravillosa que existía entre ellos. Las manos de Jin viajando a través del cuerpo del omega, por sus hombros, su pecho y los pezones que eran su disfrute máximo. Jungkook se aferraba con fuerza a la espalda ancha y firme de su alfa, gimiendo por el placer eléctrico de los besos y las manos suaves sobre su cuerpo.

Jin tiró de él, para recostarlo a su lado, abrazarlo y envolverlo. Seguía besando su cuello y tocando el vientre más hinchado del omega, donde los dos cachorros danzaban al ritmo de sus corazones.

El resto de la semana estuvo sin mayores sobresaltos. Taehyung estaba ahora sentado en la consulta de Seokjin, tomado de la mano de su alfa, que liberaba feromonas de nervios y ansiedad. Pudo notar como el ceño de su amigo doctor estaba un poco fruncido, mientras observaba los resultados de los exámenes.

—¿Está todo bien? —Taehyung también había notado el rostro un poco preocupado del dotor Kim.

—En realidad...—Seokjin volvió a revisar algunas anotaciones en su pantalla. Ya había hecho la revisión física del omega—. Tienes una pequeña falta de hierro en tu organismo. No es grave. Es una anemia leve, pero, aun así, debemos tratarla. Especialmente porque aún no sabemos cuántos cachorritos están ahí dentro y si es más de uno, consumirán todo lo que puedan...así es que te daré una dieta que deberás seguir y hierro adicional. Además..., tu presión está un poco elevada, entones tendrás que disminuir la sal en tus comidas.

Jimin tragó duro. Él no esperaba eso. Siempre pensó que ambos eran muy sanos. Procuraban cocinar ellos mismos y con una dieta variada. Saber que su omega tenía algunos problemas de salud lo preocupó sobre manera. Apretó la mano de su omega, que había cambiado su aroma. Seokjin pudo percibir el nerviosismo de sus amigos.

—Escuchen, estos son problemas comunes. Especialmente en omegas varones. Vamos a repetir los exámenes en un mes más y así sabremos si la anemia disminuye o desaparece. Sobre la presión arterial, le pediré a Nam que te la controle a diario. Así nos aseguraremos que todo está bien. No tienen que preocuparse de más. Sólo debes cuidarte Taehyung.

Taehyung se sentía mortificado. Era médico y no había sido capaz de ver esas falencias en su organismo. Sabía que solía ocurrir entre sus colegas. Aun así, no pudo ocultar su preocupación. Sabía que, si su presión no se estabilizaba, podía desarrollar una preeclampsia.

Jungkook los esperaba fuera de la consulta de Jin y cuando notó que las caras no eran tan felices preguntó la razón y fue Jimin quien le explicó.

—Oh Tae Tae, no debes pensar en eso ahora. Sólo debes cuidarte. Entre todos lo haremos. Sólo debes hacer lo que mi Jinnie te diga. ¿Está bien? Lo mejor es que el o los cachorritos están bien—Jungkook lo había envuelto en sus brazos y su aroma a cerezos, dándole tranquilidad al omega. Seokjin miraba la escena enternecido. Ver a su omega con su pancita brindándole tanto cariño a Taehyung lo conmovía. Había tanta ternura en él, tanto amor para dar. No pudo evitar sentir como lo amaba cada día más. Jungkook era un ser de luz y a Seokjin le gustaba sentirse envuelto en esa luz.

Jungkook se miraba en el espejo y se sentía orgulloso. Llevaba un elegante traje hecho a la medida, con una fina camisa de seda que caía tranquilamente sobre su pequeña barriguita. Se había maquillado en forma suave y estaba retocando sus labios, cuando sintió que la puerta de su departamento se abría y llegó hasta él, el aroma de su alfa. Al verlo, no pudo evitar su sonrisa y sentir cómo su cuerpo reaccionaba ante tanta belleza.

El doctor Kim lucía extremadamente hermoso. Con su frente descubierta y ese traje perfecto que se acomodaba a sus anchos hombros y que mostraba una piernas largas y estilizadas. El omega no pudo resistir tocarlo y besar sus labios apenas entró a su dormitorio.

—Estás precioso Jungkook..., me encanta como lucen tus ojos y tu boca sabe a fresas. Eres un omega irresistible y hoy, todos me mirarán con envidia por tener a uno tan bonito a mi lado.

—no digas tonterías. Nadie se va a fijar en un omega gordo al lado tuyo. Un alfa tan guapo y tan...alfa...

Seokjin se rio. Esa era la descripción más graciosa que podía hacer Jungkook. Sabía que el estereotipo del alfa grande y masculino, lo molestaba sobremanera, pero a menudo le decía que, en realidad, él lo cumplía a la perfección.

—¿Estás listo para irte? No quiero que tu padre nos vea llegar tarde. Le prometimos que estaríamos ahí a las ocho y faltan apenas media hora y no quiero correr por las calles de Seúl...

—Ya, ya..., estoy casi listo. Sólo repasaba mis labios cuando fui interrumpido por tan bella...vista—Seokjin no se resistió y lo rodeó con sus brazos, acariciando su preciosa pancita.

—Los cachorritos se han movido hoy?, han molestado mucho a papi— Seokjin sonrió satisfecho cuando el vientre se movió. Parecía que los bebés habían escuchado su voz.

—Ellos ya te reconocen...saben que eres Seokjin...

Seokjin se separó del omega y lo miró. Acarició su rostro y ordenó un cabello que se había salido del lugar que Jungkook lo había acomodado.

—Ha decir verdad, quisiera que ellos supieran no sólo que soy Seokjin, sino que soy...su padre.

Jungkook tragó saliva y sus ojos se aguaron ¡Este alfa iba a arruinar su maquillaje! ¡Como le decía algo tan bonito, justo cuando iban a salir?

—Estas seguro de eso? ¿De verdad quieres ser el padre de mis cachorros? Jin...esto es importante.

Seokjin lo tomó de los brazos y lo miró a sus ojos.

—JungKook hace unos días te dije que apenas nacieran te voy a marcar y no escuché de tu parte oposición, por lo que imagino que estás de acuerdo. Sí tú vas a hacer mi omega en todos los sentidos, Dotoli y Kong serán mis hijos. Míos y tuyos. No importa que no tengan mi sangre. Los criaré como hijos míos y los amaré porque son tuyos, y los he cuidado prácticamente desde que llegaron a tu vientre. Estuve ahí, cuando Hoseok implantó los espermio. Soy testigo de su concepción. Y puedo decir con seguridad, que igual que a ti, los amo.

—Oh Seokjin, ¡te amo tanto! —En ese momento ambos olvidaron la cena, el que verían al alfa destinado de Kook, que todos murmurarían... Nada importaba más que ese abrazo de felicidad que Jungkook le daba al alfa... su alfa y futuro padre de sus hijos.









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