Capítulo Catorce
Seokjin seguía acariciando el cabello de Jungkook y sentía cómo éste se iba relajando poco a poco. El nudo también se había relajado y el alfa se movió para poder levantarse y buscar algo para limpiar al omega.
—¿Por qué te vas? —Jungkook a pesar de estar en un estado de sopor, al dejar de sentir el agradable calor y aroma intenso del alfa se inquietó.
—Sólo voy a buscar algo para limpiar este desastre que dejamos. No voy a ninguna parte Kook, espérame sólo un minuto—. El omega se acomodó en la cama.
Seokjin se apresuró en ir al baño a buscar una toalla. Jungkook estaba desnudo y no quería que se durmiera así. Podría resfriarse y en su estado no era conveniente.
Al volver, efectivamente ya estaba dormitando, por lo que se acostó a su lado y comenzó a llenarlo de besos para despertarlo.
—Sólo un esfuerzo más, cariño..., te voy a limpiar y necesito que te vistas.
Jungkook abrió sus ojos y rodeó con sus brazos al alfa. Se sentía cansado y hasta un poco adolorido, pues había pasado mucho tiempo desde la última vez que había tenido sexo y, además, nunca había recibido un nudo.
—Vísteme tú—su voz apenas se podía oír y Seokjin sonrió ante el pedido tan infantil y dulce que le hacía.
—Puedo hacerlo, si me ayudas. Ven aquí y siéntate—. Comenzó a ponerle la ropa, pero cuando abrió sus piernas para ponerse el pijama, una pequeña mueca de dolor alertó a Seokjin—. Lo siento, ¿te lastimé?, traté de ser suave..., lo juro.
Jungkook abrió bien sus ojos y miró al alfa que lo veía con preocupación—Estoy bien. Es sólo que sabes que es mi primera vez recibiendo un nudo. Pero no me quejo...estoy feliz. Feliz que hayas sido tú.
Jin se sorprendió. Imaginaba que su alfa destinado, en algún momento podría haber sentido la necesidad de anudarlo, especialmente en sus periodos de celos. Nunca imaginó que era la primera vez para el omega.
—Sé lo que estás pensando, pero él tenía terror de embarazarme, así es que jamás dejó de usar condón. Incluso en nuestros celos. Mi omega muchas veces se sintió rechazado, y no puedo negar que yo también, pero eso ya no importa. Ahora estoy feliz que nunca haya pasado y que haya podido guardarme para este momento.
El lobo de Seokjin estaba tan orgulloso y feliz al escuchar a Jungkook decir aquello. A pesar que no lo había marcado aún, sentía que le pertenecía y que pronto podrían ser sólo uno. Buscó una camiseta de su omega y un pantalón de dormir y se acostó a su lado.
—Gracias por decirlo—Seokjin lo abrazó por detrás y pasó sus manos por su cintura—. También fue mi primera vez y créeme, ha sido maravilloso. Eres tan sensual y provocativo, pero a la vez dulce y confiado. Estoy tan enamorado de ti...Jungkook.
El omega sonrió satisfecho y soltó feromonas de alegría. Seokjin hundió su nariz en su cuello, percibiendo el aroma a flores intensificado y que a su lobo y a él tanto le agradaban.
—Yo también estoy enamorado..., por favor quédate así. Mis cachorros y yo nos sentimos tan protegidos, cuando tú estás aquí.
Esas palabras llenaron de emoción al alfa. Era la primera vez que Jungkook incluía a los bebés en su relación con él y eso lo llenaba de esperanzas. Él quería realmente convertirse en el padre de esos niños. Ni a él ni a su lobo le importaban que otro alfa fuera el padre. Un desconocido que nunca sería gravitante en la vida de Kook.
—Duerme Jungkookie. Mañana tengo clases y luego debo ir con los Lee..., voy a hablarles de ti...
—¿Crees que sea bueno hacerlo?
—Yo no te voy a ocultar. Y ellos tienen que saber que estoy empezando una nueva vida y que no puedo ir a visitarlos tan a menudo. Trataré de hablar con ellos, pero están tan sumidos aun en la pérdida de su hijo, que sé que no lo tomarán muy bien, pero es mi vida Jungkook y no voy a perderte por nada ni nadie.
El omega pegó todavía más su cuerpo al alfa. Estaba emocionado por todo este vuelco en su vida. Nunca esperó encontrar a alguien tan especial como Seokjin. Nunca imaginó que podría llegar a sentirse tan cómodo y feliz con él o con cualquier persona. Sólo se dio vuelta para besar la boca de Jin una y otra vez, para luego volver a acomodarse en los brazos de su alfa y dormir tranquilamente.
A la mañana siguiente, Jungkook despertó, estiró su cuerpo y pudo sentir que el dolor había disminuido. Se sentía lleno y complacido. Había silencio en el departamento. Se levantó y pudo ver la nota pegada en el refrigerador:
"Me fui a casa, para cambiarme de ropa e ir a clases. Te dejé comida preparada para que apenas despiertes, te alimentes. Prometo que estaré ahí en la tarde. Envíame un mensaje cuando puedas. Te quiero mi amor,
Tu alfa, Seokjin.
Jungkook revisó la cocina y puso a calentar la sopa y arroz que su precioso Jinnie le había dejado. Le envió un mensaje, para avisarle que estaba despierto y bien y recibió un pequeño corazón como respuesta. Era mediodía y sabía que estaba en medio de una clase.
Se sentó a comer e iba a llamar a sus padres. Ya era tiempo de contarles acerca de su relación. Seokjin quería formalizarla delante de ellos, sin embargo, su citófono sonó. Eran Jimin y Taehyung que querían subir a verlo. Rápidamente les dio el acceso y en menos de tres minutos la pareja estaba tocando a su puerta. Al abrirla, se encontró con la sonrisa burlona de ambos.
—Sólo queríamos asegurarnos que estabas bien—. Jimin estiraba su cabeza husmeando y oliendo el departamento. A pesar que no se veía el alfa, era obvio que había dejado sus feromonas, el olor a chocolate y café era intenso, su lobo incluso se había puesto en alerta y Jimin tuvo que tranquilizarlo. Era el alfa de su amigo y no había peligro para ellos.
—Seokjin se fue a clases temprano, así es que no busques más. Estoy solo y perfectamente. Mis cachorros y yo, dormirnos plácidamente.
—Kookie, pero hueles a él y tu departamento...tal vez Seokjin exageró un poco al liberar sus feromonas, vamos no seas tímido y cuéntale a tus mejores amigos cómo fue—. Taehyung se acomodó frente al omega, que se sonrojó al recordar la perfecta noche anterior.
—Él fue suave en todo momento. Cuidadoso, ya saben, por los cachorros, pero no por eso menos apasionado. Jin es... —El omega se quedó pensando en todas las maravillosas sensaciones que había vivido la última noche. La forma cómo el alfa lo había tomado, lo había besado. Un fuerte suspiro salió de él—. Estoy tan enamorado de él. Me siento confundido porque cuando era adolescente, pensé que todas estas emociones las sentiría con mi destinado. Pero, a pesar de querer a Sang- Ho, nunca llegué a sentirme así con él. Como con Seokjin. Todo esto del nuevo destino. , me pregunto si será real.
—Es real Jungkook. Existe una atracción química inequívoca entre ustedes dos. Hay un lazo que aún no podemos entender cómo se produjo tan rápidamente, pero está. Y lo más emocionante es descubrir que somos una manada. Aun cuando no vivamos como una. Todos lo que estábamos anoche en casa de Namjoon hyung, estamos para ustedes. Y es nuestro deber cuidarlos y protegerlos. Es así. Ayer, Jimin y yo nos sentimos por primera vez parte de un grupo. Sabemos que nuestras familias nos aman y nos cuidarán y protegerán, pero saber que hay amigos, que son más que amigos, que es otro tipo de familia. Una manada Jungkook.. una manada lo era todo, para nuestros antepasados.
Jungkook meditó largamente sobre las palabras que Taehyung le acababa de decir. Por muchos años su padre le enseñó a ser independiente y valerse por sí mismo. Incluso en su adolescencia, a pesar del carácter protector de Jimin, nunca en realidad lo llegó a necesitar para protegerse y cuidarse. Quizá su papá omega era quien más tendía a sobreprotegerlo y sabía de las continuas peleas entre sus padres por esa razón. Cuando encontró a Sang-Ho, si bien era su alfa, su destinado y todo lo demás, tampoco sintió la necesidad imperiosa de ser protegido por él. Indudablemente en algunas ocasiones fue agradable buscar el cuello del alfa y refugiarse ahí y dejar que él de alguna manera llevara las cosas y la relación. Pero tampoco funcionaba del todo perfecto para él. En su afán de demostrar que, a pesar de haber nacido omega, no era débil en lo absoluto. En cambio, ahora, con Seokjin sentía que podía entregarse libremente a sus brazos y protección. Sabía por qué Jin había impregnado el departamento con su aroma. No era sólo para "marcar un territorio" todo lo contrario, lo había hecho para que al despertar el lobo de Jungkook no se sintiera abandonado, luego de la apasionada noche, en la que incluso hubo un nudo. Y así había sido. Se había despertado de buen humor, con su lobo blanco, moviendo su cola feliz, al sentir el rico aroma de su alfa.
—Es extraño—concluyó al final JungKook—. Mi padre me educó para ser independiente y creo que lo he sido por mucho tiempo, pero Seokjin ha llegado a mi vida y de pronto me siento vulnerable si él no está a mi lado y ayer...también me sentí cómodo, acogido. Creo que por primera vez en mucho tiempo puedo sentirme como un omega que puede dejar que cuiden de él. Y es una sensación agradable y sé que no me hace menos persona o me transforma en un ser débil. Simplemente puedo confiar en mi alfa y en las personas que están a mi alrededor.
—Dejar que tu alfa cuide de ti, no te rebaja Kookie. Jimin y yo nos cuidamos mutuamente y es lindo saber que, si alguien quiere hacerme daño, él va a estar para mí. Que peleará por mí si es necesario. Y aunque yo no tengo la fuerza de un alfa, si es necesario, también pelearé por él. Porque nos amamos y estamos unidos para siempre—Jimin se sintió muy conmovido con las palabras de su omega y se acercó para darle un beso.
Jungkook los miró y siempre había visto a sus amigos con una cierta envidia. Él no tenía con su alfa destinado esa conexión. Pero ahora sentía que sus sentimientos iban creciendo por ese bonito alfa médico suyo, que le había hecho el amor con tanto cuidado y pasión.
—Ahora quiero saber, qué es eso de que pretenden hacerme tío— Jungkook miró a la pareja fijamente y con una gran sonrisa, luego de aquella revelación de intentar tener cachorros, que habían hecho la noche anterior.
Después de almorzar con sus amigos, fue hasta la casa de sus padres, un poco nervioso, por lo que venía a contarles. No sabía cómo reaccionarían, al enterarse que estaba saliendo con su obstetra. Minutos antes había hablado con Jin, quien le repitió que había sido una noche maravillosa y que planeaba ir a hablar con sus padres para presentarse y formalizar su relación con él. Jungkook estaba seguro que su padre estaría feliz con ese gesto, recordando que Sang-Ho nunca lo había hecho.
Mientras tanto, Seokjin llegaba a la casa de los Lee. Habían pasado casi dos semanas desde la última vez que los había visitado. Había recibido varias llamadas de la madre de Jae-Hwan, reclamando su ausencia, por lo que ahora iba a contarles el motivo de éstas. Sabía que no iba a ser una conversación fácil, pero todavía tenía ilusión que la pareja de ancianos lo comprendiera.
Park Eun Kyo miraba a su hijo con cierto estupor. Y Jeon Hyuk no terminaba de procesar la información que su hijo le había dado.
—¡No puedo creer que te hayas involucrado con tu propio médico, Jungkook!, ¿en qué estabas pensando? Primero decides ser padre soltero y buscas un donante anónimo, sin preguntarnos ni considerarnos y ahora...¡¿te acuestas con el médico que te atiende?!
—Hyuk...—, el papá de Jungkook lo detuvo antes de que hiriese más a su hijo. Podía ver sus ojos llenos de lágrimas.
—¡No es cómo tú lo dices!, yo no lo busqué, simplemente pasó. Hay algo especial entre nosotros. Una conexión especial..., vimos un hilo dorado que nos unía.
—Vamos Kook, eres un chico del siglo XXI, no puedes creer en esos viejos cuentos, sobre destinados e hilos rojos. ¡Eso te llevó a unirte con ese alfa que nunca te quiso! ¡Deja de fantasear y pone los pies sobre la tierra! —. El alfa se levantó de la mesa furioso y se encerró en su biblioteca.
Eun Kyo de inmediato liberó su aroma para calmar a su hijo, quien lloraba desconsoladamente. Sus padres no eran destinados y nunca habían hecho caso a todas esas creencias. Pero Jungkook si había visto el hijo rojo con Sang-Ho y ahora con Jin..., sabía que había algo especial y se aferraba a todo lo que Namjoon les había dicho y que, para él, contrario a su formación, las creía firmemente.
—Todo lo que dije es verdad. No sé porque Sang-Ho nunca me quiso, como él dice, pero era mi destinado y digo era, porque Seokjin es ahora mi nuevo destino. Sé que no me crees, pero yo lo siento así.
—Kookie..., tu padre creció en un ambiente muy duro, lejos de todas esas historias hermosas que nuestros abuelos contaban. Yo sí creo que existen las almas destinadas, y estoy seguro que si tú te sientes así con respecto a ese alfa, debe ser cierto. Tu padre está preocupado. Pronto será la cena anual de los empresarios más importantes de Seúl y Sang- Ho seguramente estará ahí con su padre. Probablemente vas a verlo y..., el rumor sobre tu embarazo ya está en todas las redes sociales e incluso la prensa se ha acercado a tu padre para preguntarle.
—No entiendo porque no me preguntan a mí. Yo soy un adulto, no un niño, por el que sus padres deben responder.
—Porque la prensa va a ir tras Hyuk. Él es el empresario famoso, el que pretende dejarle el imperio Jeon a un omega..., un omega embarazado de un padre anónimo...trata de ponerte en su lugar...pero, sobre todo, él te ama Jungkook y siempre ha querido protegerte y fortalecerte delante de la sociedad.
—Pero yo no soy un alfa, soy un omega. Un omega que va a ser padre y que mostrará con orgullo su vientre hinchado, que amamantará a sus hijos. Y también puedo ser el hijo heredero que mi padre quiere. ¡Pero también tengo derecho a enamorarme! Y ahora lo estoy. Por favor denle una oportunidad a Seokjin. Es un alfa maravilloso, papá...
Su papá, acarició su rostro. Él tendría que convencer a su compañero, que al igual que su hijo era obstinado y difícil.
—Él ahora está enojado, pero te prometo que le hablaré y pronto estará tranquilo. Organizaré una cena, para que puedas presentarnos a tu alfa. No llores más. Recuerda que esos cachorritos van a percibir tu tristeza y no les hace bien.
Jungkook estaba abrumado por la reacción de su padre. Entendía que estaba preocupado por él y que no quería que sufriera, pero el que fuera tan duro, le causaba mucho dolor. Quería correr a los brazos de su alfa y refugiarse en su olor. Pero no quiso llamarlo, porque sabía que Seokjin probablemente estaba librando su propia batalla con sus ex suegros.
Y efectivamente era así. Seokjin había llegado a la casa de los Lee y los ancianos, al escuchar la noticia que Jin tenía una pareja, un omega embarazado de un alfa desconocido, se habían escandalizado de gran manera.
—¡Creí que respetabas la memoria de nuestro hijo! Jae-Hwan era tu omega destinado, no puedes cambiarlo, así como así. ¡Menos aún por un omega, que se deja embarazar por cualquiera!
Seokjin respiró profundo. Sabía que los ancianos no entendían exactamente la forma como Jungkook había sido embarazado, así es que por ahora había obviado, la última frase del alfa. Sin embargo, no pensaba quedarse en silencio.
—Señor Lee, respeto la memoria de Jae-Hwan. Fue mi mejor amigo, mi compañero y mi omega destinado. Lo quise muchísimo, desde niño. Y sé que él también me quiso mucho. Pero debe entender, que él ya no está. Jae-Hwan murió. Y yo estoy vivo y enamorarme y soñar con una familia propia no deshonra la memoria de su hijo. Al contrario, él me hizo prometerle que sería feliz y estoy intentando cumplir esa promesa.
— Pensé que guardarías luto para siempre. Que no buscarías a cualquier omega para reemplazarlo. ¡Era tu destinado, el omega que diosa luna eligió para ti!
¿Cómo les explicaba a dos ancianos, la teoría de su hermano? Seokjin entendía que eso sería imposible y trató de simplificar las cosas.
Además, comprendía que sería muy difícil que ellos cambiaran de opinión. Tal vez, era el momento de romper este último lazo que lo unía a su pasado.
—Jungkook, mi omega, es alguien muy especial. Es honesto, educado, tiene un gran corazón y unas ganas tremendas de ser papá y criar a sus cachorros. Lamento si ustedes no pueden aceptarlo, pero no voy a sacrificarlo porque ustedes creen que así honro la memoria de Jae- Hwan.
—¡No te atrevas a nombrarlo! Y no quiero que vuelvas a esta casa. No necesitamos ni tu dinero, ni tu presencia. Has deshonrado a nuestro hijo y no quiero volver a ver tu cara, Seokjin. Vete ahora mismo.
Seokjin pudo ver en el rostro de la mujer, angustia por lo que su alfa estaba diciendo. Ellos necesitaban el dinero, por supuesto, lo entendía y de ninguna manera los dejaría desamparados. Ya se encargaría de algún modo, de seguir ayudándolos. También sabía que la omega le tenía cariño, más allá de que en este momento se sintiera decepcionada.
Intuyó que en algún momento la mujer lo buscaría. Por ahora, entendió que lo mejor era irse. Miró el retrato del joven omega. Estaba seguro que estuviera donde estuviera, Jae-Hwan, le estaba sonriendo.
Jungkook llegó a su departamento. Trató de calmarse. Se dio una ducha. Seokjin le había enviado un mensaje corto, diciéndole que lo recogería en media hora. Irían al departamento del alfa, ya que Jungkook no lo conocía y se quedaría con él, hasta el domingo. No quería preocupar a su alfa. Algo en su corazón, le decía que tampoco estaba bien. Ellos no tenían un lazo para sentir las emociones del otro, sin embargo, su conexión era tan poderosa, que su instinto si le decía que algo pasaba. Su lobo también estaba inquieto. Se preparó y se puso bonito para él.
Cuando Seokjin llegó ante la puerta de Kook, respiró hondo. No quería que su omega percibiera su tristeza o enojo o toda esa mezcla de emociones que tenía ahora mismo, luego de esa conversación desagradable con sus ex suegros.
El omega abrió la puerta y de inmediato notó sus ojitos tristes. Había llorado. Su Kook había llorado y su lobo se angustió mucho. Liberó sin pensarlo su olor, mientras lo abrazaba y buscaba también su suaves aromas, para sentir la paz que necesitaba. Jungkook lo arrastró sin soltarlo hasta dentro del departamento y permanecieron un buen rato, abrazados, rozando sus cuellos con sus narices, mordisqueando sus labios, apretándose el uno contra el otro. El hogar, el dulce aroma a hogar, que ambos anhelaban.
Seokjin se separó del abrazo y miró a su omega. Sus ojos brillaban y el lobito blanco se asomaba en ellos, pero había algo que no estaba bien.
—Qué pasó JK? ¿Por qué estás así? ¿Discutiste con tus padres por mí?
—Seokjin ya había adivinado el motivo. Imaginaba que a los padres del omega no les iba a causar buena impresión, que el obstetra que atendía a su hijo "lo hubiera seducido"
—Mi padre...él fue muy duro conmigo. Dijo que debía dejar de soñar..., pero yo no soy así. Jamás fui así. Menos después de lo que me pasó. Pero todo esto que estamos viviendo tú y yo sí es real y él no lo entiende.
¡Abrázame y bésame, lo necesito tanto! Necesito tu aroma a chocolate y café, necesito saber que estás aquí conmigo, que me cuidarás y que puedo confiar en ti.
—Claro que puedes confiar en mí..., y aquí está tu alfa para ti, Kook—. Jin dejó que todo su aroma inundara el departamento, quería que su lindo omega, recuperara su alegría, sus cachorritos no lo estarían pasando bien, si continuaba con esa ánimo.
Jungkook miró a Seokjin y también supo que algo no estaba bien. Su rostro estaba un poco rígido, sus rasgos endurecidos.
—Tú tampoco lo pasaste bien. Ellos..., no lo entendieron ¿verdad?
—No hablemos de eso ahora. Fue una conversación difícil y será aun todavía muy dificultoso que alguna vez acepten que yo si estoy vivo y que tengo derecho a ser feliz. No los abandonaré, aunque ahora mismo no quieren verme. Pero vamos, quiero llevarte a casa, compré todas las cosas que te gustan, mucha carne, para darle a mi bello omega. Trae tus cosas.
Jungkook fue hasta su cuarto y recogió el bolso y mochila que tenía listo. Seokjin se rio, porque sólo iría por dos días y el omega llevaba muchas cosas.
—No te rías, mis cremas para las estrías hacen mucho bulto. Además, tengo la piel delicada y debo usar cremas y maquillajes especiales.
Tampoco puedo dejar mis mantitas preferidas. Ya sabes..., planeo impregnarlas con tu aroma y traerlas luego acá...
—¡Vas a hacer un nido con mi aroma! —. La cara de Jungkook se puso roja, muy roja—. No seas presumido. Aun no hago nada, pero necesito tener tu aroma, aquí en casa. Y basta de charla, quiero comer esa carne deliciosa—. Seokjin se sorprendió, cuando sintió la mano del omega sobre su pene. Al parecer Jungkook estaba pensando en otro tipo de "carne" que devorar.
El departamento de Seokjin era tan amplio como el suyo, pero tenía pocos muebles. Jungkook se deleitó con el aroma, porque en cada rincón, olía a su alfa. Se sentó en el sofá e invitó a Jin.
—Antes de comer, quiero mimos—. Y se subió sobre las piernas de Seokjin, para besarlo apasionadamente. El beso era intenso, apasionado. A JungKook, le gustaba como el alfa chupaba su labio inferior y luego metía su lengua en medio de suaves gemidos. El calor comenzó a subir y las ganas de repetir lo de la última noche apareció en ambos.
—Voy a desnudarte aquí en mi sala y ya no me podré detener—le advirtió Jin.
—Me gusta esa idea. Te prometo que no te voy a detener...
—Kook... —Seokjin apenas podía hablar, el omega retorciendo su trasero sobre su miembro—debes comer. Te prometo que después, haré y te haré todo lo que quieras.
Jungkook hizo un puchero adorable que Seokjin besó y se bajó del regazo del alfa—. Está bien, prometo comportarme hasta después de la cena. En realidad, dotoli, kong y yo, tenemos hambre. Aliméntame alfa, eres el proveedor...
Seokjin se rió muy fuerte—. Y desde cuando eres un omega mantenido..., cómo abusas de tu pobre alfa, ven aquí...
Jungkook corrió a sus brazos riendo como una bruja malvada. Le gustaba esa atmósfera de confianza que ambos tenían, en que podían bromear, reírse el uno del otro, abrazarse, besarse. En ese momento ambos olvidaron el mal momento vivido. Sólo eran una pareja feliz esperando a sus cachorros, que comenzaba a quererse mucho. Seokjin pudo vislumbrar la imagen de los bebés y Jungkook viviendo ahí con él. Su lobo estuvo de acuerdo y aulló de satisfacción. El lobo blanco de Jungkook también aulló, en respuesta.
Ambos intuían que todavía habría obstáculos, para su nuevo destino, pero también sabían que se tenían el uno al otro y que, además, tenían a su "manada", que había prometido cuidarlos y hacer todo lo posible para mantenerlos unidos.
Fueron a la cocina, Jungkook puso música y se pusieron a cocinar, mientras cantaban. Ambos con el mismo pensamiento: estaban en casa, en el hogar, en su pequeño y maravilloso mundo.
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