Se giró y su cuerpo quedo colgado. Asustado por la caída, abrió los ojos y salto de regreso a la cama. Al hacerlo, se percató de que su novio seguía dormido.
Estiró su mano y le acarició la mejilla.
Akashi Seijūrō era muy guapo, y más con aquella escasa barba que comenzaba a salirle. Era la primera vez que lo miraba con ella.

—Uookiii...

Sonrió divertido al verle mascullar y luego colocarse en posición fatal.

Acomodó su almohada y se sentó apoyándose de ellas. Estiró su mano y abrió el cajón, sacó el diario y un bolígrafo y comenzó a escribir...

Ayer fue el cumpleaños de mi... Mi novio.

En un principio tenía dudas de que regalarle. Reo-nee me dijo algunas cosas que el pelirrojo quería, o al menos algunas que no había podido conseguir. Así que encontrar el libro fue difícil, lo encontré en manos de Makoto Imayoshi... Al final el pelinegro obtuvo una gran cantidad de dinero, y yo,  el libro. Pero no me arrepiento, su gran sonrisa al verlo fue mi recompensa. Normalmente es él quien me hace reír y sonreír, verlo reír por algo que hice, me hizo feliz.

Se acomodó y dolió su cadera... Y recordó todo lo había hecho.

Anoche fue... Increíble.

Jamás había hecho algo así por mi mismo. Me costó trabajo colocarlo en mi interior, pero valió la pena.
Seijūrō-san estaba feliz y excitado. Me hizo el amor tan... apasionado. Solo para mí, cuidándome, preguntándome si estaba a gusto.
Lo  amo, lo amo tanto... Pero también tengo miedo de este amor. No quiero volver a sufrir.

Cerró el cuaderno al sentir al pelirrojo abrazarse a él.  Se acomodó y acurrucó...

———

Abrió los ojos y se sentó, estaba solo en la habitación.  El aroma a panqueques hizo que su estómago gruñera pidiendo comida.

Abandonó la comoda cana y fue  al baño, luego salió de la habitación para dirigirse a  la cocina.

Se apoyo de la barra y observó al castaño moverse de un lado al mientras cocinaba los panqueques y ponía a freír el tocino.

Estaba preparando los últimos panqueques cuando unas manos tocaron su cintura para luego abrazarlo —Me asustó.

—Lo siento— besó la mejilla del castaño —Huele delicioso.

—Espero le guste— murmuró avergonzado. Era la primera vez que cocinaba para el pelirrojo.

—Me encantará— soltó al castaño para que siguiera cocinando libremente, y se sentó frente a él. Observó de pies a cabeza a su novio, se veía muy sexy en ese diminuto short y playera de tirantes. Ambos dejaban ver las marcas que había dejado la noche anterior.

Sirvió el desayuno y se sentó frente al pelirrojo.

—¿Qué vas hacer hoy?

—Tengo una cita en una hora

—¿Con quien? — arqueó la ceja y miró fijamente al castaño.

—Con alguien.

—...— sabía que no debía insistir.

—¿Va a ir con los chicos?

—Sí.

—Posiblemente llegué algo tarde.

—Ya veo.

Sonrió al ver el ceño fruncido del pelirrojo y luego siguió comiéndo.

Seijūrō se ducho cuando el chófer llegó con su ropa, y abandonó el departamento. Kōki se había marchado media hora antes.

No dejaba de pensar donde podía estar su novio. Así que solo le quedó dirigirse a casa.

————

—¿Me queda bien?

—Sí.

—¿Seguro?

—¡Te queda perfecto— aseguró mientras observaba al castaño indeciso.

—Bien. Me lo llevaré.

—¿Sobre el otro asunto?

—El 24 tengo la cita.

—Que mala idea hacer una fiesta de Navidad para la empresa.

—Lo mismo dije. Pero Imayoshi dijo que era lo mejor.

—Lastima que no podremos ir. Está navidad la pasaremos con mis suegros.

—Pero nos veremos el 25.

—Lo sé ¿Vamos?

—Si. Vamos. Nada más dejé me cambio.