El tintineo de copas y voces se escuchaba a lo amplio del salón.
Kōki caminaba de un lado al otro, en compañía de Wakamatsu, saludando a empleados, clientes y sus familias. Habían decidido hacer la fiesta un poco más temprano de lo normal para que las familias pudiera tener una noche buena en casa.
—¿Cómo se encuentra, Furihata-san? Escuché que se tropezó y cayó al suelo.
—Bien. Es que soy algo torpe. Gracias por preguntar — respondió avergonzado. No fue torpeza. Fue del dolor de cadera que tenía por lo del cumpleaños de su novio. Acudió a la.empresa y después de levantarse de la silla le agarro un fuerte dolor y sus piernas flaquearon.
—Me alegra saber que está bien.
Sonrió con nervioso. Ese varón se le acercaba cada vez más.
—Fu-sama. El pedido ya llegó.
—Gracias— Sonrió agradecido a la secretaria de Kōsuke —Disculpe, pero tengo que ver esto.
—Claro. Por supuesto.
Rápido se alejaron siguiendo a la secretaria.
—Un poco más y tenía que golpearlo— comentó Kōsuke riendo.
—Yo estaba a punto de hacerlo— confesó algo enojado —¿Dónde esta?
—En la mesa que se asigno.
Caminaron hacia el lugar y se percataron del gran hombre peli morado acomodando algo.
—Murasakibara-san.
—Furichin. Sentó llegar tarde pero no encontraba fresas.
—No se preocupe— sonrió y miró el pastel —Quedo hermoso.
—Me alegra que le guste.
—¿Se van a quedar?
—Llegaron mis suegros ayer. Es un caos la casa.
—Entiendo. Nos vemos mañana.
—Adiós— le revolvió el cabello al castaño y luego se marchó.
Kōki rio al ver la cara asustada de las personas y que se apartaban de su amigo.
—Murasakibara siempre dando miedo .
—Sí. Pero es muy amable.
—¿De verdad es amable?— cuestionó la pelinegra.
—Solo no te metas con sus dulces y estarás bien.
—...
Estaba agotado. Aún no terminaba la fiesta y todavía tenía que ir a la fiesta de su novio.
—Fu-sama ya se repartieron los regalos a los niños.
—¿El sorteo?
—Wakamatsu-san ya lo ha comenzado.
—Bien.
Se reunieron y al castaño le tocó entregar los premios. Habían decidido hacerlo de acuerdo al número de la invitación del trabajador o socio.
————
—Aun no llega.
—Tranquilo, Seijūrō. No ha de tardar. Recuerda que también tiene la fiesta de su empresa y no está tan lejos.
Cierto, Kōki estaba en una sala, del ala sur, de ese mismo hotel. Hotel que le pertenecía a su padre.
—Ahora sonríe y saluda a los invitados.
—...
.
Corrió al baño más cercano.
Se miró en espejo después de haber arreglado su traje. Se miraba bien. Acomodó una vez más su cabello y se dirigió al ala norte del edificio.
En cuento entró, varias personas voltearon a verlo ¿Cómo no iba a voltear? Sí había entrado justo en medio del discurso de Akashi Masaomi.
Cerró la puerta y se hizo a un lado. Perdiéndose entre la gente que estaba cerca de la comida.
Masaomi y Seijūrō sonrieron al ver la cara apenada del castaño.
———
—Al fin llegaste.
—Lo siento— besó la mejilla del pelirrojo —Recién logré desocuparme.
—No te preocupes— sonrió y besó a su novio.
Apenado por las miradas, respondió tímidamente al beso y se alejó del pelirrojo para saludador al Akashi mayor.
—Akashi-san. Feliz navidad.
—Feliz navidad, Kōki-san ¿Cómo le fue con la fiesta?
—Bien. Sin percance alguno.
Platicaron un poco más y luego Kōki fue arrastrado por Seijūrō a uno de los palcos, y allí estuvieron besándose.
Seijūrō, al bajar del auto, cargó al castaño hasta llegar al departamento. Kōki se había quedado dormido en el trayecto a casa y le había susurrado el código de acceso.
Al llegar a la habitación del castaño lo desvistió y acomodó en la cama. Minutos después él ingreso a la cama y abrazo al castaño.
—Buenas noches.
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