Caminaba de un lado al otro. No habían dicho nada de su novio.

Rin y Nana no estaban en el mejor estado, y los comprendia. Qué de un momento a otro te digan que tú único nieto, es en realidad hijo debería ser un fuerte golpe.

-Familiares de Furihata-san.

- Nosotros- Rin y Nana se pusieron de pie.

-Midorima-san ¿Cómo está Kōki? - preguntó al reconocer al doctor.

-Estable. Sufrió un paro respiratorio pero ya está controlado. Fue bueno que lo trajeran a tiempo.

-¿Es malo el paro?

-Puede tener consecuencias.

-Dios...

-Pero sus signos son estables y su actividad cerebral también, ¿qué fue lo que le sucedió?

-Escucho una mala noticia, y de pronto dijo que no podía respirar.

-Fue de la impresión, supongo.

-¿Podemos verlo?

-Sí. Pero uno por uno.

Se hizo a un lado para dejar pasar a los Furihata.

-Ve, cariño- Nana sujetó la mano de su esposo.

El castaño asintió levemente, y siguió al doctor.

¿Qué iban hacer ahora?

¿Cómo iba a reaccionar Kōki ante la noticia?

Entró a la habitación y lo vió. Estaba pálido y una mascarilla lo asistía para respirar.

-Estará en observación las siguientes horas. Cuando despierte le haremos unos nuevos estudios.

-Gracias...

Una vez que Midorima abandonó la habitación, Rin se sentó en el bordo de la cama y le acarició el cabello... Su hijo. Kōki era su hijo.

Aun recordaba las regordetas mejillas rosadas cuando era bebé. La primera vez que lo vió en el cunero y lo cargo. La primera vez que le sonrió y la primera vez que le llamó abuelo.

-Kōki... Oh Kōki.

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-¿Qué va hacer ahora?

-¿Disculpe?

-¿Qué va hacer ahora que sabe que Kōki es hijo de su esposo?

-No sé...

Sujetó la mano de la pelinegra -Se que será difícil para usted. Pero Kōki no tiene la culpa, y su esposo tampoco.

-Lo sé- sollozó y apretó fuertemente la mano blanquecina - No puedo creer que mi propio hijo hiciera tal cosa ¿Por que hizo eso?

-No sé decirle. Ahora lo importante es Kōki. Esto será un golpe duro para él. No sé cómo vaya a reacionar ahora con ustedes. Es posible que se aleje un poco...

-...

-Hablare con Reo para que venga hablar con él... Es posible que conmigo tampoco quiera hablar.

-¿Reo?

-Su nuevo psicólogo- observó a la pelinegra -Hace unas semanas, por el bien de nuestra relación, decidí enviarlo con un nuevo psicólogo. Es de toda mi confianza y Kōki-san está en buenas manos.

-¿Lo quiere mucho, verdad?

-Es la primera vez que quiero alguien de esta manera.

-Pero su ex-esposa.

-No la queria. Mi padre me obligó a casarme con ella. Si accedía, podía seguir estudiando psicología.

-Se caso...

-Sí... Tres años de una farsa de matrimonio. Al final intentó asesinarme para quedar con mis pocos bienes.

-Dios...

-En ese tiempo Kōki San ya era mi paciente. Poco a poco me fijé en él... Nunca había estado enamorado... Kōki-san es especial, de hecho... Pero eso ya no importa. Lo importante es Kōki-san.

-Tiene razón. Mi Kōki no tiene la culpa.

Asintió algo aliviado. Estuvo a punto de revelar uno de deseos más profundos.

-Rin- Nana se levantó de su lugar y corrió abrazar a su esposo, se miraba desvastado -¿Paso algo a Kōki?

-No, cariño. Solo... - se abrazó a su esposa -No sé hacer. No sé qué va pasar ahora. Nunca me imaginé que mi hijo hiciera algo así.

-Rin...

Seijūrō se alejó para darles privacidad... O mejor dicho para buscar a Midorima.

-Midorima-san.

-Seijūrō-kun ¿Se se te ofrece algo? ¿Cómo ha estado Masaomi?

-Mejor. Ya no tiene esa horrible tos.

-Me alegra.

-...- dudó unos segundos - ¿Podemos hablar sobre Kōki?

Sonrió -Sí...

Siento la demora.
Últimamente, con el fanfic para el 4/12, me he estado quedando sin imaginación para este fanfic.
No se como seguirlo, pero tampoco quiero terminarlo abruptamente. Eso no me gusta.

Tardaré unos días para actualizar.

Nos leemos pronto.