Penúltimo capítulo.

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Ya había tomado su decisión, ese era el día.

Lo había estado pensando detenidamente.

Quería dar ese paso.

—¿Estas seguro de esto?

Sonrió confiado —Por supuesto. Tengo todo listo.

—Suerte. Espero que diga que si.

—Lo hará— o al menos tenía esa esperanza.

—Nos vemos.

—Gracias por acompañarme.

Se despidió y llegó a su destino. El primer paso estaba listo. Necesitaba confirmar los demás.

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Leyó el mensaje que acaba de llegar de su novio, quería cenar con él esa noche. Sonrió, y respondio el mensaje.

T

ras la llamada de atención, puso atención a la junta. 

Más no podía dejar de pensar en que harían esa noche. Después de todo, tenían un mes sin sexo.

———

Llegó con 10 minutos de anticipación, llegó al lugar de la cita. Era su restaurante favorito.  

Entró y dijo el nombre de su novio. De inmediato lo guiaron al área reservada. Se sorprendió al ver a su novio esperando.

—Tuve razón al llegar antes.

Se acercó y lo besó —Siempre tienes razón.

—Lo sé.

Se sentaron uno frente al otro, y de inmediato les sirvieron la cena.

No hablaron más, conocía a la perfección esa mirada en su novio. Era mejor no hablar.

Disfrutaron la cena en un silencio absoluto. Ninguno de los dos quiso postre.

—¿Tienes planeado algo más?

—Sí. Vamos.

—Déjame pagar la...

Lo interrumpió —Ya está arreglado. Vamos.

Su novio le tomó la mano, y abandonaron el restaurante para tomar el auto.

—¿Qué buscas?

—Pastillas para el aliento— murmuró buscando la caja.

—Yo tengo— el chófer fue el que les entrego unas, cada quien tomo un par.

—¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa.

Observó lo que su novio le mostraba. Permitió que le cubrirá los ojos. No veía nada.

—No estés nervioso. No haré nada malo que no quieras.

—Que digas eso es lo que me preocupa— rió divertido.

—hummp.

Se mantuvieron en silencio hasta que llegaron a su destino. Al bajar del auto, su novio lo ayudó.

A pasos torpes fue guiado por su novio, y luego detenido —Te voy a quitar la venda, pero antes de que abras los ojos cuenta hasta 10 para hacerlo. No hagas trampa.

—No lo haré. Confía en mi.

—Lo hago— liberó la venda, y retrocedió unos pasos.

Contó hasta 10 y abrió lentamente los ojos.

Sus amigos, sobrinos y algunos conocidos le sonreía, y lo rodeaban con globos de cantoya encendidos.

Giró para mirar a su novio, y su corazón se detuvo. Su novio estaba arrodillado y con una cajita roja en su mano.

—Han pasado muchas cosas en estos 10 años en que hemos estado juntos.  Contigo aprendí un amor puro e incondicional. Contigo he vivido los mejores años de mi vida.   Contigo he tendió un hijo maravilloso. Contigo he logrado vencer los obstáculos que se han presentado. Contigo soy feliz porqué te amo.  Por esa y mil razones más, el día de hoy quisiera saber si deseas pasar el resto de tu vida a mi lado.  ¿Aceptas casarte conmigo, Akashi Seijūrō?

Lágrimas surcaban sus mejillas, sonrió —Acepto.

Sonrió maravillado, y le colocó el anillo. De inmediato fue jalado por el pelirrojo, y besado.

Respondio el beso.

Los globos iban siendo liberados unos por uno, creando un recurso único en la mente de los presentes.

—¡Sí! Mis papás se van a casar— celebró Hikaru.

Seijūrō rió y miró a su prometido —Si que fue una sorpresa.

—Lo sé— sonrió y besó al pelirrojo —Aprendí del mejor.