Las semanas pasaron rápidamente, me sumergi de lleno en el trabajo. Como cada mañana llegaba con mi gran sonrisa saludando a todos; no podía permitir que se notase que lloraba en las noches.

Traté de ver a Ian sólo para lo esencial; él como siempre, salía corriendo luego de cada reunión; como si huyese de mí.

No quise darle importancia y continuar con mi trabajo; pero dolía y rogaba que el tiempo pasara volando; no quería estar allí.

Sin darme cuenta, estábamos en agosto, entregando el cien por ciento de la obra.

Había concluido exitosamente aunque con algunas semanas de retraso por motivos de lluvia. Se hizo un acto de inauguración donde solo estuve el tiempo necesario.

Aunque tuviese el corazón desgarrado, y el orgullo herido, no vería más a Ian. Pero siendo realistas, trabajando en la Constructora Valladares y con el cargo que desempeña, posiblemente volvería a verlo en algún otro proyecto. Pero si de algo estoy segura, es que llegado el momento, Ian Conrwell será tema superado.

Sin perder tiempo me uní a un proyecto que habíamos iniciado en la empresa hacía un par de meses

Volqué todo mi tiempo y atención allí. Ya no dolía pensar en él, y eso era bueno para mí.

Ahora me tocaba dejar de incluirlo en mis pensamientos. No sería tarea fácil pero ya me lo había propuesto. Así que empecé a realizar actividades diferentes en mi vida cotidiana, cosas que nunca, o muy poco, hacía.

Tenía años sin ir al cine y me animé a ir y ver una buena película de terror.

Empecé a correr todas las mañanas antes de ir al trabajo, cosa que me llenaba de energía, ¿Quién lo diría?

Escucho a todo volumen, música que en mi vida pensé, me gustaría. Voy a discos con mis socios y amigos; Carly y Alex.

Realmente puedo decir que estoy disfrutando de la vida; más importante aún, ¡me siento bien conmigo misma!