Las pequeñas aliadas
---- César ----
Caminamos por el pueblo mientras todos nos dirigían miradas de odio y rechazo, los comentarios eran variados hacia nosotros, mientras que "pobrecilla", "le han de haber lavado el cerebro", "debe estar bajo el control de ese demonio" eran los comentarios hacia Yunyun. Al parecer, de momento podríamos aprovechar de alguna manera la preferencia por las mujeres en este reino que en su mayoría tiene aire por cerebro, bueno, no los puedo culpar del todo.
Seguimos un poco más mientras Naofumi y Yunyun comían unos de los panes que habíamos comprado por adelantado, para evitar las miradas de los aldeanos comenzamos a utilizar algunas calles aledañas.
Poco o nada pasó antes de encontrarnos con alguien bastante peculiar, siendo exactos era aquel herrero que nos había equipado el primer día, llevó a Naofumi contra una pared tomándolo por el cuello de su camisa y se preparaba para golpearle la cara, pero... el golpe para el que se preparaba el héroe del escudo jamás llegó.
- Tsk, solo con verte me doy cuenta que eres inocente - El se apartó de Naofumi, quien simplemente volvió a comer su pan y caminar obviamente molesto.
— Toma, lo vas a nescecitar —
Le aventó una mochila de cuero y Naofumi la atrapó y vió su interior, era ropa y una pequeña armadura.
Rato después, Naofumi se terminó de cambiar y realmente le quedaba bien, aunque de momento, el estaba de muy mal humor y seguramente así estaría un buen rato.
— Tsk, me servirá supongo, pero... ¿No me hace ver cómo un bandido? Además el nombre no ayuda mucho —
— Te ves bien, además en este momento creo que lo mejor es no llamar mucho la atención —
El simplemente se limitó a asentir y nos despedimos mientras comíamos los panes que habíamos comprado de desayuno.
Sin más que hacer fuimos a la colina de ayer y nos volvimos a enfrentarnos a aquellos monstruos-pelota que al parecer cada que matábamos uno, 8 ó 12 más aparecían de la nada.
Aunque gracias a Yunyun y su amplió repertorio de hechizos logramos deshacernos del enorme enjambre, aunque nos enteramos que su magia, aunque era bastante poderosa, únicamente podía usar magias support, de fuego y explosivas. Magias muy poderosas pero no era muy recomendable para espacios cerrados o podría jugarnos en contra.
Pasamos el resto de la tarde peleando contra algunos monstruos más y entrenado con algunas rutinas de ejercicio básicas, para mí al menos. Simplemente unos estiramientos seguidos de 2 sets de 25 lagartijas, 25 sentadillas, 25 abdominales y 25 segúndos de tablas cada uno.
Aunque Naofumi pudo aguantar bien el ejercicio... Yunyun calló agotada y dormida así que la cargué en mi espalda de camino al reino. Volvimos a usar las calles aledañas para evitar las multitudes.
No estoy seguro que fuera buena idea, pero tampoco una mala idea, pues escuché unos pasos tras nosotros, fácilmente distinguía que era una persona de baja estatura, zapatos elegantes y algo pasado de peso, ya sabía más o menos que estaba por pasar.
— Oh, oh, ho, pero quienes están aquí, el héroe del escudo y el héroe santo junto a una acompañante... que curioso — ambos nos volteamos a ver a aquel enano extravagante y rechoncho, debo decir que si daba un poco de miedo cuando sonreía.
— ¿Qué quieres Santa Claus de Tim Burton? — Naofumi fue directo y cortante con su humor ácido.
— Escuché de primera mano lo que les sucedió... los compañeros ciertamente no son mucho de confiar — su extraña sonrisa se extendió mientras apuntaba su bastón hacia Yunyun, quién se había acurrucado un poco e incluso estaba abrazando mi cuello de forma inconciente.
— ¿A qué te refieres? — cuestionó mientras se cruzaba de brazos.
— Ya fuiste traicionado chico del escudo, el te ayudó y ella a el... ¿Pero qué impide que ella sea tentada o los traicione por su propia cuenta? —
Aquellas palabras pegaron fuertemente en Naofumi por lo que había pasado en la mañana, comenzó a seguirle el juego, aún así supe que mejor no debía entrometerme hasta cierto punto.
— Al grano, enano —
— Pues... puedo mostrarles... otras opciones — reía de forma perversa mientras se alejaba hacia unos callejones algo más oscuros, nosotros solo nos miramos con el seño fruncido y decidimos seguirlo, aunque por si las moscas estuve atento a mis espaldas.
Caminamos un rato más y juro que estaba a punto de morir por YunYun, les puedo asegurar que es que me iba a dar un ataque al corazón por ella, pues a medio camino se acurrucó contra mi y comencé a sentir su respiración en mi cuello (y no era lo único de ella que claramente podía sentir).
Al fin llegamos a aquella carpa tan característica y al entrar, los gruñidos de las bestias me aturdieron bastante, no solo a mí, también a Naofumi parecían molestarle los aullidos pero por otro lado... Yunyun seguía dormida cómo si nada estuviera pasando a su alrededor.
— Cómo verán, tengo una exquisita selección de criaturas feroces, y ningúna podrá desobedeserlos de ninguna manera... ¿No es perfecto? Es mucho mejor obediencia absoluta a una lealtad insegura. — el se mostraba orgulloso mientras nos mostraba aquel lobo gigante.
— Si, si, todo de se genial pero me imagino que este está muy por fuera de nuestro presupuesto — Naofumi se mostraba algo confiado al ver el nivel 75 que tenía el lobo que nos gruñía.
— ¿Por qué no nos muestra algo realmente en nuestras posibilidades? — añadí
— ¡Oh! Sin dudas ustedes 2 son astutos, siganme entonces — el curioso comerciante de esclavos comenzó a caminar en dirección a unas jaulas un poco más pequeñas.
Lo seguimos hasta que me percaté de un sollozo apenas audible y muy reprimido así que me detuve, no sin antes detener un segundo a Naofumi.
— Viejo... mira, mi memoria no ha vuelto al 100, pero hay algo que tengo que decirte —
— Bien, no tengo razones para no creerte con lo que pasó —
— Solo se qué... habrá alguien que... lo sabrás cuando se encuentren, Disculpa por hablar así pero mi cerebro sigue algo revuelto por el camión —
— Descuida, confío en ti... creo que realmente eres la única persona en qué puedo confiar... quizás... quizás... después también en esa chica... —
— Tranquilo, no te fuerces —
Ambos asentimos y el siguió su camino mientras yo observaba la jaula donde escuché el llanto.
Para mí suerte (y un poco de conveniencia) había un montón de paja tras de mí, así que con cuidado dejé a Yunyun y me acerqué a la jaula y levanté la manta un poco lo que sobresaltó a quien estaba dentro.
La imagen me partió el corazón, vi a una niña pequeña de cabello largo y maltratado color azul, orejas y cola de perro, un husky si soy algo exacto.
Ella me miró algo tímida unos segundos con una expresión de miedo mientras intentaba secarse las lágrimas, aunque por ello se golpeó un poco con los grilletes de sus manos, aunque pude ver claramente cómo estaba llena de moretones y rasguños. En ello escuché cómo alguien se acercó a mi y por poco me da un infarto pero solo era Yunyun que estaba algo desconcertada así que más o menos le expliqué lo que pasó.
La pequeña se nos quedó viendo unos segundos pero volvió a encogerse en si misma.
— ¿Tienes algún nombre pequeña? Soy César, uno de los héroes invocado — suavisé mi voz mientras la miraba y Yunyun se recargaba en mi.
— M... Mi... ru... Es Miru... — Su voz era tenue y temblorosa pero ya se había volteado a vernos, a esto Yunyun estiró su mano y comenzó a recitar.
— Cómo fuente de poder te ordeno, descifra las normas y cumple mi deseo: Fast Heald — Una luz verde comenzó a emanar de su mano y se dirigió a Miru, pocos segundos después casi todos los moretones y rasguños en la pequeña se habían ido.
— (Así que no todos los hechizos se recitan igual... tendré que aprendermelos) Yunyun, tú... —
— No me agradan los esclavistas, pero no puedo dejar a la pequeña aquí —
Sin duda esta era una parte de ella que no conocía aunque no me extrañó del todo, ella tenía un enorme corazón. La desición estaba clara, la compraríamos.
Casi de inmediato llegó el esclavista y dijo que Naofumi ya había elegido así que solo faltabamos nosotros.
— ¿Hay más semi-humanos aquí aparte de ella? — al ver al esclavista, Miru de inmediato se fue a una esquina de la jaula con una mirada de terror puro en el rostro.
— Sólo una, aunque el chico del escudo ya la compró — su sonrisa seguía siendo aterradora, incluso Yunyun estaba temblando un poco y no la culpo en lo absoluto.
— Ni tienes que preguntar, solo abre la jaula — volví a usar mi voz serena y calmada mientras me alejaba de la jaula para dale paso al enano regordete.
Me van a disculpar, pero mide como 1.10 y cuando lo ves desde arriba parece pelota adornada por una versión gótica de Lady Gaga.
El abrió la jaula y se alejó, con ello le extendí la mano a Miru y ella fue hasta mi con las pocas fuerzas que tenía, la cargué en brazos y nos dirigimos a la carpa interior donde estaba Naofumi junto a una pequeña niña de cabello café claro y orejas y cola de mapache.
Ahí el esclavista nos explicó el procedimiento y nos hizo un pequeño corte en la yema del dedo tanto a Naofumi cómo a mí para crear el pacto de esclavo con las niñas.
Sinceramente quisiera haber evitado eso pero era necesario para después, pagamos el precio de cada una y nos fuimos del lugar aunque al salir Naofumi y yo cargamos a las niñas para evitar que se enfermacen más de lo que ya estaban, puesto que pasaríamos la noche fuera del reino (era eso o arriesgarnos a qué las cosas empeorarán para nosotros).
Al salir usé las habilidades que aprendí en mis 5 meses cómo boy-scout y armé una tienda de campaña para los 5, y mientras yo hacía eso Naofumi preparaba medicina (más que nada estaba experimentando con su escudo), Miru estaba haciendo guardia, Rapthalia estaba acostada pues se había debilitando por su enfermedad y Yunyun estaba haciendo una fogata.
— Amo, ¿No puede curar a Rapthalia? — cómo ya estábamos todos juntos, Miru se había acercado a Rapthalia quien respiraba algo agitada mientras yo intentaba abrir sus grilletes con una ganzúa improvisada.
— Me temo que no pequeña, mi habilidad solo cura heridas físicas —
— ¿Por eso puso su sangre en nuestras heridas? —
— Exactamente, mi habilidad me permite sanar a otros cuando les doy mi sangre, pero no puedo curar enfermedades o maldiciones —
— Yo tampoco puedo hacer eso, mi magia curativa solo cura heridas físicas — Yunyun parecía algo triste por no poder curar la enfermedad de Rapthalia, quién ahora descansaba en su regazo.
— Creo que tengo algo para eso, será inútil si no pueden pelear y nuestro dinero habrá sido en vano. Tomen esto, sabrá horrible pero las va a ayudar — Naofumi nos extendió un par de vasos improvisados con hojas que tenían un líquido verde dentro, y no mentiré, olía pésimo.
Ambas nos miraron algo inseguras pero al final comenzaron a tomarlo, y tal cual lo esperaba lo escupieron de inmediato.
— ¡No lo escupan o tendrán que tomar lo doble! — regañó Naofumi, aunque Yunyun y yo no estábamos del todo descuerdo con su forma sabíamos que tenía razón.
— ¡Está amargo! — ambas se quejaban mientras sacaban la lengua.
— (No me gusta hacer esto... pero supongo que no hay de otra si quiero evitar usar el sello de esclavo) Miru, abre la boca —
Ella volteó a verme algo desconfiada pero hizo caso, enseguida tomé el vaso-hoja y sostuve su quijada hacia arriba obligándola a mantener abierta la boca, en esto vertí la medicina en su boca, ella usó sus pequeñas manos para intentar librarse, cosa que no logró y al final ella tosció aunque ya había tomado toda la medicina.
Esto fue imitado por Naofumi, aunque al final nos disculpamos por la brusquedad (más yo que Naofumi), pero por ello les dimos unos panes para comer mientras yo les terminaba de quitar los grilletes.
A partir de aquí nuestras aventuras solo comenzarían a volverse cada vez más difíciles, pero algo me decía que no sería problema para nosotros.
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¡Espero les haya gustado el cap!
¡Nos leemos luego!
¡Ashete!
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