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Capitulo 5: Su lugar


Analía volvió a mirar su reloj frustrada, este imbécil iba a llegar tarde a recoger a sus propios hijos.

-Tita –Alex la miro con el ceño fruncido -¿No podemos quedarnos con mama?

-No cielo –suspiro –Tenéis que portaros bien ¿entendido?

-Si –Matt asintió con la cabeza

-Mama –Damián que estaba agarrado de la mano de su tia la miraba con los ojitos llorosos

-Mama no puede venir –Analía le miro con tristeza –Pero la veréis pronto.

-Ahí esta papa –Matt señalo a su padre, que se bajaba de su mercedes negro, con su habitual traje de chaqueta y caminaba hacia ellos.

-¿Y Raquel? –La miro con el ceño fruncido

-¿No deberías saludar a tus hijos primero? –Analía entrecerró los ojos –Saludad a papa niños

-Hola papa –Matt le miro distante

-Hola –Alex agarro los tirantes de su maleta con fuerza

-¿Dónde esta mi mujer? –El apretó la mandíbula

-Ya no es tu mujer, o al menos pronto dejara de serlo –Analía sonrió –Y esta ocupada

-Tengo que hablar con ella sobre el divorcio –la miro molesto

-Pues en ese caso que tus abogados se pongan en contacto con el suyo –y Analía dio la manita de Damián a su padre –Sed buenos, vuestro padre os traerá de vuelta el domingo a las cuatro. –le dio la bolsa de Damián –No te retrases

Damián comenzó a llorar y Analía se agacho para quedar a su altura y le limpio las lagrimas con un pañuelo.

-Eh, eres un niño grande, no llores. –le dio un beso en la frente –Estarás bien con papa

Eso se decía ella y su hermana constantemente para llegar a convencerse. Se puso en pie y echo una mirada envenenada a Carlos, después dijo adiós a los niños con la mano y los observo alejarse.

Claramente sus compañeros se habían dado cuenta de su mal humor y todo se debía a su preocupación. Dejar a sus hijos con Carlos la estaba comiendo por dentro, pero Tom insistió en que no lo impidiera. ¿Pero como iba a encargarse el de ellos? ¿Y que los llevaría a la casa con esa mujer?

En mitad de una importante reunión recibió una llamada que realmente no esperaba, Estefanía, la hermana de Carlos. Ignoro el teléfono poniéndolo en silencio siguiendo con la reunión y cuando salió se dirigió al despacho, donde se debatio mas de media hora entre llamarla o no. Finalmente marco su numero.

-Raquel –contesto inmediatamente

-Hola -¿Qué se suponía que debía decirle? –Estaba en una reunión

-Disculpa –ella también parecía incomoda -¿Cómo estas?

-Es mejor que no preguntes eso –Raquel trago saliva

-Lo siento, de verdad que lo siento –y se le notaba en la voz –No se que le esta pasando a mi hermano, el no debería hacerte eso, no se que es lo que pasa por su cabeza.

-¿Qué le pasa a tu hermano? –le entraron ganas de reir –A tu hermano lo único que le pasa es que es un egoísta de mierda y que mis hijos y yo le importamos y le hemos importado una soberana mierda.

-No puedo excusarle, no tiene excusa –suspiro –Solo espero que se de cuenta de que se equivoca.

-Ya da igual, todo da igual –Raquel miro el anillo en su mano -¿Para que me has llamado?

-Me gustaría verte –Parecía nerviosa –Yo, no quiero que nos alejemos. Te tengo mucho cariño, eres como una hermana para mi.

-Yo también te quiero mucho Estefanía –cerro los ojos y suspiro –Pero sinceramente ahora mismo no me siento capaz de ver a nadie que tenga nada que ver con Carlos. Espero que lo comprendas.

-Lo entiendo –ella sonó triste –Quería que supieras que los niños estarán bien este fin de semana. El contrato a la niñera para que este con ellos todo el tiempo, te lo digo por si quieres llamarla y asi puedes hablar con ellos.

-Gracias –se relajo en cuanto oyó eso –De verdad que te lo agradezco

-Me gustaría que vengas a mi boda –Raquel no esperaba esa frase –Sigues siendo mi madrina

-Y tu hermano el padrino –la respuesta salió rápidamente de sus labios –Y yo ya no soy su mujer.

-Ojala todo se solucione para entonces –y Estefania parecía seguir teniendo esperanza

-Hay cosas que no tienen solución –suspiro –Tengo que dejarte

-Cuando estés preparada llámame –sono triste –Me encantara verte

-Adiós –Raquel colgó la llamada y dejo el teléfono sobre la mesa. Miro de nuevo su mano y despacio quito la alianza de su dedo. Sin ella se sentía vacía, vulnerable, pero llevarla era una equivocación. –Hasta que la muerte os separe –sonrió con dolor –O hasta que te encapriches de una rubia de bote –y dejo el anillo sobre la mesa. Se levanto de su asiento y cogiendo su bolso salió del despacho.-Adiós Nora

-Que tengas un buen fin de semana –Ella la miro con pesar

-Gracias –suspiro y camino hacia el ascensor

Su primer fin de semana sin sus hijos, como una mujer divorciada, sin llorar. ¿Qué planes tenia? Comer helado de chocolate y ver la tele. Nada mas, no quería nada mas.

Cuando llego a la casa, observo a su hermana sentada en el sofá con los brazos cruzados

-¿Qué pasa? –La miro confundida

-Definitivamente Carlos es imbécil –Ella bufo molesta

-¿Qué ha hecho? –se sentó a su lado

-¿Te puedes creer que llego exigiendo? Pregunto que donde estaba su mujer ¡Su mujer! Cerdo egocéntrico. Ni saludo a sus hijos –apreto la mandibula –No se como has podido soportarlo todos estos años

-Estefania me ha llamado –y vio como su hermana la miraba sorprendida –Me dijo que los niños estarían al cuidado de la niñera y que podía llamarla para hablar con ellos.

-¡Y encima es la niñera la que cuidara de ellos! –Analía salto del sofá -¿Qué mas te dijo?

-Que seguía queriendo que fuera a su boda –suspiro –Que fuera su madrina

-Claro y ver al idiota de tu marido del brazo de la oxigenada –se quedo pensativa -¿Sabes? Deberías ir, con un tío buenorro y darle en las narices

-No digas tonterías –Raquel frunció el ceño

-Vale, tranquila –sonrió -¿Y que planes tenemos para este finde?

-Comer helado y ver la tele –se acomodo en el sofá –Ese es mi plan

-Eso supuse –rio –Y por lo mismo me encargue de todo

-¿De que? –Raquel entrecerró los ojos, su hermana se traía algo entre manos

-De invitar a las chicas –Cuando Analía respondió sono el timbre y corrió a abrir la puerta

-¡Traigo el helado! –Margaret entro con las bolsas de la compra

-¡Yo chupitos! –Candela entro detrás también cargada de bolsas

-Y yo compre la cena –Analía corrió a la cocian y salió con las pizzas

-No teneis porque hacer esto –Raquel no pudo evitar reir

-¿Cómo que no? –Candela corrió a sentarse junto a ella -¿Cómo vamos a perder una noche de bebida, pizza, helado y además criticando a tu exmarido?

-Aun no es mi exmarido –Fruncio el ceño

-Pues no llevas el anillo –Margaret tomo su mano y la miro con interés

-¡¿Qué?! –Analía salió corriendo de la cocina con una pizza a medio abrir en su mano y la miro fijamente -¿Te lo has quitado tu?

-¿Para que lo quiero? –Respondió amargamente –Para el no significo nada, para mi ha perdido su significado

-Punto para ti –Margaret le guiño un ojo

-Ya solo queda el tema de la ropa –Y Analía volvió a insistir

-¿Quieres dejar tranquila mi ropa? –La miro molesta

-Vale –suspiro y entonces miro a las demás -¿Sabéis que Estefania la llamo?

-¡¿Qué?! ¡¿Para que?! –Candela abrió los ojos de golpe

-¡¿Qué te dijo?! –Margaret frunció el ceño

-Queria quedar conmigo –se encogio de hombros –Y que supiera que ella sigue queriéndome de la misma forma. Sigue queriendo que sea su madrina.

-¡Ah no! ¡Que le den a la familia al completo! –Candela negó con la cabeza

-Estefania no es mala –ella frunció el ceño –Se que esta preocupada por la situación

-¡Pero el cerdo es su hermano! Y por muy bien que se lleve contigo y por muy buena que sea no dejan de ser familia –bufo molesta -¿De que lado crees que se pondrá?

-No lo se –se quedo pensativa –Sinceramente aun no me hago a la idea de que voy a divorciarme

-¿Sigues esperando que te llame para perdonarle? –Candela entrecerró los ojos

-No –y ella respondió bruscamente –Se la ha llevado a vivir a nuestra casa, la mete en nuestra cama. Y apenas hace una semana que nos separamos. No le importo nada, ni nuestros hijos y empiezo a pensar que nunca le importe.

-Se arrepentirá –Analía se sentó en el otro sofá –Ya lo veras

-Y mi marido le dara su merecido por lo legal –Margaret sonrió –Tom lo humillara y aplastara como una cucaracha

-Como lo que es –Candela rio

Y asi Raquel paso la noche, acompañada de sus amigos y oyendo innumerables insultos hacia el que aun era su esposo. Pero lo mas extraño es que se sentía mejor oyendo como ellas le criticaban, era como si le quitaran cierto peso de encima. Pero no podía dejar de preguntarse que estarían haciendo sus hijos, que estaría haciendo el. ¿Era aquel su lugar o era este?

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