Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

¡Ay! ¡Ay! Hay que se me sale el corazón del pecho.
¡Pero señor Bendito!, Cómo me pueden suceder estas cosas precisamente a mí.

Mira que la seta la tengo echa agua, y mi cuerpo serrano está hirviendo de pura tentación.

A ver, a ver qué hago. Ganas de echar un polvo con Lander no me faltan, pero es que me va costar el revolcón un riñón.
Y hablando de riñón, llamaré a mi hada madrina para ver que me aconseja.

— Ooolllaaaa.

— Eloy estás borracho o llegando a un orgasmo.

— Estoy hecho un desgraciado Saray. Anoche volví a ver a Fabián, a ese miserable que nada más verlo me la pone dura. Y yo como un estúpido volví a caer de nuevo. Saray, no sé ya qué hacer.
Me doy asco yo solo.

— Eloy corazón, no pienses así y más ahora que estamos lejos. Mira llamaré a Rosalina para que vaya a verte y por favor no hagas más tonterías.

— Te quiero mi linda. ¿Y por cierto cómo vas con Gray? Ya habéis follado y te ha torturado con látigos y esas cosas morbosas.

— Ese es el caso. Eloy estoy cachonda perdida, y creo que él también me desea.

— Entonces chica ¿a qué esperas para cepillártelo? Ah, espera, estás en casa de tus padres.

— Bueno por una parte me da corte, pero aquí el asunto, es que  tengo que pagar por echar un polvo con Lander. Y como que una anda justita de plata.

— Vaya putada tía. Bueno mira, ahora cuando venga Rosalina me voy para el banco y te hago una transferencia, y como que me llamo José Eloy Carretero, que tú te follas al Grey sí o sí.

— Eres un amor. Te prometo que te lo devuelvo. Cuando no lo sé, pero te lo devuelvo el dinero.

— A plazos. Bueno ya hablamos. Tú goza, disfruta y por lo menos ten 3 orgasmos, al ser posible no seguidos que tarde, que se alargue la corrida. Ya me comprendes.

— Perfectamente mi corazón. Gracias, te quiero mucho mi loco.

— Y yo a ti mi linda.

Termino de hablar con Eloy, para a continuación ponerme a vestirme.

Me quedo media hora mirando mi armario, no sé qué ponerme.
Hoy vamos a reunirnos para comer con la familia de Sergio y por la noche habrá una fiesta con los amigos.
Al final me decanto por un vestido de algodón crema.
Comienzo a vestirme cuando alguien toca mi puerta. Es mi abuela Graciela.

— Abuela..— Me levanté rápidamente para abrazar a mi abuela. A la única que siempre he podido contarle mis penas y hasta mis preocupaciones.

— Mi niña Saray, no sabes cuánto he rezado por verte y pidiendo de que estés bien.

— Estoy muy bien. De hecho he venido con mi novio. Ven quiero presentártelo.

— Para eso venía, ya lo conozco. Lo he visto abajo charlando con tus padres.

— Y...¿Qué te parece?

— A mí me parece bien. Pero y a ti, ¿eres feliz liberándote del amor que sentías por Sergio?
Saray, a pesar de los años, debes haber olvidado a Sergio puesto que  vas a presenciar como contrae matrimonio con otra mujer. Lo que tú tanto anhelabas, lo que siempre deseaste.
Un amor cómo el tú sentías por Sergio no sé puede olvidar, ¿Pero serás capaz de remplazarlo?

Las sabias palabras de mi abuela me dejan desconcertada y afligida. Me siento en la silla sin soltarla de las manos. Nos volvemos abrazar.

— Perdóname abuela. Perdóname.

—Ese hombre no es tú novio ¿Verdad?

— No lo es.— Balbuceo avergonzada. Desde luego a mi abuela no se le escapa ni una.

— Saray mi pequeña, el amor no es un juego, es un sentimiento puro, una sensación que está ahí desde que nacemos y sólo aquel hombre que despierte en tí emociones adecuadas, será tú felicidad.

Ante mi abuela, no puedo mentir. Me quedo sin palabras dejando que mi vergüenza se transforme en lágrimas. Su cariño me reconforta, ella es la única que sabe cómo limpiar mi conciencia y hacerme ver lo equivocada que estoy.

Un rato después, me encuentro saludando a la familia de Sergio. Por supuesto todos los allí presentes me miran, me sonríen y después cuando me alejo comienzan a murmurar.

En verdad está situación me supera, puesto que no sé cómo la gente puede llegar a ser tan falsa y si me apuras, hasta cínica.
Cuando salía con Sergio era buena persona, tras nuestra ruptura ya era la mala porque no comprendida a Sergio. Y ahora vuelvo a ser buena y encima me echado un novio.
El cual, le hacen una radiografía descaradamente comparando a Lander con Sergio.

Me siento tan asfixiada. No sé realmente cómo actuar y mucho menos qué decir cuando me encuentro sentada en la mesa y aparece Sergio, radiante de felicidad agarrado de la mano de la que va ser su mujer.

Su aparición parece a la del Papa. Y claro, de vez en cuando mi nombre rueda en alguna que otra boca.
Esto era lo que más temía. Encontrármelo después de pasar algunos años feliz porque se va casar y yo aún sigo soltera incapaz de volver a enamorarme por miedo a pasar por lo mismo. Por miedo a conocer a otro hombre e ilusionarme para después romper una a una con todas ellas.

—Saray mi hermosa, mírame.— Siento los dedos de Lander en mi barbilla obligándome a mirarle.

— Escúchame vamos a dar una vuelta, después comemos.

Asiento con mi cabeza, dejando que Lander  me abrace para irnos a parte.
Camino abrazada a él, su calor me reconforta y su aroma hace que me olvide de todo, aunque sea por unos instantes.

— Saray, ese tal Sergio es un gilipollas que lo sepas.

Me río ante el comentario de Lander. No sé a qué a venido, pero me ha sacado una sonrisa.

— ¿Y porqué lo dices si no lo conoces? — Le digo a la vez que me siento en la hierba.

— A él no lo conozco. Pero a tí si. Y debo confesarte, que en estos días que llevo conociéndote, he descubierto a una mujer soñadora, luchadora, con carácter y sobre todo excepcional. — Ay la seta... que la siento mojá.

Unos ojos grises se clavan en mí con ternura, sus labios buscan los míos y en un segundo noto su peso encima mío comenzando a besarme apasionadamente bajando por mí cuello. La sensación que provoca en mí Lander hace que me vuelva loca y lo desee con ganas. Sus hábiles manos suben por mis muslos parándose en mi seta.

Sigue cabron, no pares ahora, si en menos que canta un gallo ya he tenido un orgasmo. Venga ánimo. Venga y una mierda, se separa de mí.

— Perdóname Saray, pero si continuamos, me tengo que plantear de hacerme donante de semen.

— Lander yo no pretendía...

— Mi hermosa, el deseo es cosa de dos. El fuego no se enciende solo si no lo prendes. Y tú me enciendes de tal manera que me cuesta controlarme.  Sin embargo no está en mí continuar.

No sé qué es peor, si tener que ver a Sergio después de tanto tiempo, o ver en los luceros de Lander la llama del deseo y no poder continuar.

— Te prometo que buscaré alguna solución, al paso que llevamos vamos a explotar.

Caminamos abrazamos de nuevo hacia dónde están todos los invitados sentados preparados para comer. Entre risas y arrumacos Lander y yo tomamos asiento cerca de mis padres.

La comida da comienzo, y para no variar todas las miradas femeninas van dirigidas a mí. Lo que hace que comience de nuevo a venirme abajo.
Y más cuando la tal María Luisa, la prometida de Sergio,  se acerca a mí con una risita de boba haciendo como si nos conociéramos de toda la vida. Desde luego esta mujer no pasó de la pubertad.

Nos saludamos, total la muchacha no tiene culpa de nada. Le presento a Lander y...vaya con la tontita como se le van los ojos y espérate que a poco se le cae la baba. Y no es para menos,  Lander sin duda es apuesto, su galantería lo dice todo de él y ese carisma que derrocha nos vuelve locas.

Después de quince minutos hablando, por fin se va María Luisa. Para a continuación saludarme Sergio.

Al parecer mucha gracia no le ha tenido que hacer verme acompañada. Su rostro serio y la manera de fulminar a Lander lo dice todo.

Durante la comida, todos hablan de la boda, de cómo es la casa y donde irán de luna de miel. Todos hablan de los detalles  mirándome a mi. Y par qué negarlo, los ojos castaños de Sergio me persiguen y un golpe recibe mi corazón.

— Saray, si no puedes nos vamos. — La voz cálida de Lander susurrándome al oído me devuelve a la realidad.
A quien soy yo en estos momentos y no aquella idiota que salió huyendo para no presenciar lo que terminaría por destruirme.

Miro a Lander, sus ojos grises están más brillantes, su sonrisita de pícaro me descoloca y sus manos rozando las mías consigue que me olvide de todo para centrar mi atención en él.
Será una locura, o yo estoy paranoica. Lo cierto es, que a pesar de pagarle para que sea mi novio, todo está saliendo perfecto. Tanto que he comenzado a notar como mi corazón me impulsa a besarlo, a querer más de él.

Sin embargo no puedo jugar con fuego a pesar de arder de deseo por él.
Por supuesto, cuando todo esto se acabe, no volveré a verlo y...si no vuelvo a verlo.
Y me pregunto yo,  porqué  soportar estás ganas que tengo de que me haga suya.
Espero que Eloy me haya hecho la transferencia y mañana Lander y yo por fin haremos el amor.

(...)

Desde esta mañana he notado como la tristeza no se despega de Saray. Y eso hace que me preocupe de ella y quiera protegerla y más de las cotorras que hay sentadas mirándome y cotorreando entre ellas.

Conforme vamos terminando la comida, percibo que Saray está más feliz, más hermosa con sus mejillas rojas, sus ojos brillan a más y sus labios me invitan a besarlos.

Cuánto la deseo y cómo me está torturando. Espero no tener que masturbarme más, si no me van ha salir callos en las manos.

Por la noche, llegamos a una disco. Al parecer se va celebrar una fiesta.
Dejo que Saray hable con algunas de sus amigas mientras yo me voy hacia la barra para pedir una cerveza sin alcohol. Estoy sediento.

Al rato se me pone una mujer al lado. Por favor nena, no me interesas. No ves que estoy trabajando.
Hago como que no existe, y sigo observando a Saray lo bien que se lo está pasando. Eso me alegra y me divierte verla como rebosa felicidad.

—Vaya al parecer ya no te acuerdas de mí Lander.

Al escuchar mi nombre en boca de esa mujer, hace que me sorprenda y todos mis músculos se tensen de golpe. La miro con poca delicadeza, lo contrario que ella, me devora con sus ojos demasiado maquillados para mi gusto.

—  Disculpe pero no la conozco de nada.

— Yo si me acuerdo perfectamente, fue hace un año y medio, te contraté para poner celoso a mi ex novio y tuvimos una gran noche. Eres un gran amante.

Trago saliva con dificultad mirando hacia Saray y para ambos lados por si alguien ha podido escucharla.
Agradezco que en el contrato se estipule que en el caso de hablar la clienta cuando todo termine, deben pagar una buena suma de dinero y poder ser denunciada por difamación.
Si no, en más de dos problemas estaría metido.

— Sabes que debes tener tú boca cerrada Irma, o te podrían ir mal las cosas.

— Veo que te acuerdas de mí, aún.

— En verdad no te recordaba. Es que llevas tú nombre escrito en forma de colgante.

— Me gustaría volver a contratarte, estoy segura que lo pasaríamos bien.

— No suelo repetir con la misma mujer. Sigue intentando Irma.

En ese momento van llegando más amigos y algunos saludan a Irma y ésta me los presenta. Cuando se trata de fastidiar, algunas personas saben cómo hacerlo.

En ese momento llega Saray, está eufórica, y se ve que está contenta.
La atraigo hacia mí, cuando veo que el subnormal de Sergio se pone al lado suyo.
A ver no soy celoso. Pero lo que es mío no comparto. Y en estos momentos Saray está conmigo, y yo me encargo no sólo de tener que disimular  ser su novio, hay algo dentro de mí que me empuja a querer protegerla.

Desde que lo vi esta mañana, supe que aún debe de querer a Saray, aunque no encuentro la lógica de cómo la pudo dejar ir para casarse con una mujer que tiene una mentalidad de niña. La pobre se ve tan inocente con esa risa de boba que fijo estoy lleva más cuernos que los renos de Santa Claus.

Menuda noche, entre la tal Irma insinuándose todo el rato y el subnormal de Sergio detrás de Saray, hace que me estrese y encima me enoje.

Salgo fuera a la calle para calmarme un poco, pero no salgo solo. Irma sale conmigo.
¡Dios que cosa más cansina de mujer!

—Vaya, con que has venido con Saray.

— Exacto. ¿Hay algún problema?

— Ninguno. Tipos como tú no tenéis escrúpulos, solo os importa una cosa, dinero a cambio de follar. Así actúas dándote igual lo que las mujeres podamos sentir.

— Mira chalá, yo no busco nada. Me buscan, me encuentran, pagan si quieren pasar un buen rato. La que quiere lo hace y la que no, no lo hace. Termino mi trabajo y todos tan contentos. Si tú te has enamorado de mi o estás más zumba que las maracas de Machín ese es tú problema no el mío. 

— Lo qué me sorprende es que hayas venido con ella, con la gorda amargada que aún llora por su ex.

¡Señor Bendito!. O me das paciencia o te juro que esta noche cometo un asesinato.
Cada vez que llaman a Saray gorda me enerva la sangre. No lo puedo evitar, pero he tenido que soportar como la gente se ha metido con mi hermano, y con cuántas personas tienen algún problema que ya todo esto me supera.

— Irma, retira lo dicho ahora mismo. Porque si vuelves a insultar a Saray te  voy a meter mi polla por la boca hasta que te asfixies.
Con qué derecho insultas a Saray. Responde.

— Por qué me da la gana. Es gorda y es idiota. No he dicho nada que sea mentira.

— Para que lo entiendas, Saray es mucho mejor persona que tú, tiene algo que tú al parecer cadeces de ello. Antes de hablar, mírate tú primero, y si eres tan perfecta como crees, podrás criticar a los demás.

No pude soportarlo más. Estaba tan frustrado, que si permanecía un minuto más hablando con esa mujer acabaría cometiendo un crimen. Y para qué negarlo, soy muy joven y guapo para ir a la cárcel.

Camino de nuevo para disco. Busco a Saray y no la veo.
Vamos bien.
Pregunto a varios amigos pero nadie sabe dónde para. Hasta que una chica me dice que la visto salir con alguien.
Me revuelvo el cabello, estoy que echo fuego por la boca del cabreo que llevo encima.

Salgo hacia la calle para buscarla. Empiezo a caminar y nada, sigo sin verla. La llamo y nada, apagado.
Perfecto, si le pasa algo ya nos enteramos por las noticias.

Espera, quieto, quieto hay parao.
La veo sentada en un banco hablando con el subnormal de Sergio.
A esta mujer se le ha ido el juicio o qué.
Me acerco para escuchar lo que dicen. Necesito escuchar que ella ya lo ha olvidado puesto que comienza a interesarse por mí.
La angustia me mata y los rosales se me están clavando por todos lados.

Me agacho para no ser visto, estoy demasiado cerca para escuchar la conversación.
No me lo puedo creer. Pero de qué va. Resulta que se va casar mañana y está intentando ¿el qué?
Acostarse con Saray.

Se nota la astucia de él, la conoce perfectamente y más la manera de cómo trata de convencerla. Tanto que ella permanece callada con su cabeza gacha jugando con sus dedos en su regazo, de vez en cuando lo mira.
No se ríe, no habla...Maldita sea Saray haz algo.
Mándalo a la mierda. Pero no te hagas esto a tí misma, y lo que es peor, no me lo hagas a mí.

Agarro una flor, noto como las espinas se clavan en mi carne causándome mucho dolor. Pero ningún dolor  es comparado con lo que siento en estos momentos al ver como Sergio la besa.
Cierro mis ojos, no lo puedo soportar, me levanto con las intenciones de irme, cuando de pronto la voz de Saray hace que me volteé.

Olé por ella, lo ha puesto en su lugar. Sonrio sintiéndome orgulloso por ella.
Me quedo quieto escuchando como lo pone al parir.
Para nada me agrada ver cómo él insiste, tanto que la agarra de su nuca besándola en contra de su voluntad.

Me voy derecho hacia él, sin dudarlo lo cogí del hombro dándole un puñetazo en el estómago.
No quería que mañana luciera como un mapa.

— Deja a mi chica en paz o te juro que te parto la cara.

— Ella no es tú chica. Díselo, venga Saray dile lo que me has dicho hace un momento, confiesale a tú novio que aún me amas.

Miro a Saray desconcertado. ¿En verdad lo sigue amando?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro