Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 30

Nada más irse Lander, Rebeca me echó una mirada nada afectuosa.
Entendí enseguida que él llevaba razón.
Mi comportamiento no era el más acertado y en parte las palabras de mi madre me influencian demasiado.

— Saray no tengo nada en contra tuya, pero entiende que lo que acabas de hacer ha estado mal. No puedes darle una cálida y otra de arena a Lander.
No voy a decir que mi hermano sea perfecto. Pero referente a lo que siente por tí si lo es y mira como lo tratas.

— Yo...parezco tonta.

— Pues si lo pareces que quieres que te diga.
Si en verdad no quieres a mi hermano déjalo en paz y ambos continuad con vuestra vida. Pero no podéis estar así sufrimiento uno por el otro cuando realmente os amáis.

— Llevas razón y... además parezco una niña pequeña.
El caso es que amo a tu hermano y al mismo tiempo tengo miedo.

— Pero miedo ¿de qué?

— Miedo de todo. De cuando sufres un desamor, piensas que vas ha volver a pasar por lo mismo. Y si a eso le sumas mi inseguridad, creo que me voy a quedar sola.

— Tranquila Saray. Todos de algún modo hemos sufrido. Pero también debemos dar otra oportunidad al amor y confiar en nosotros mismos. No temas, Lander nunca te hará daño, si no todo lo contrario te ayudará y protegerá cuidando de tí como lo hace con nosotros.

Agradezco a Rebeca que me ayude a centrarme. En cierto modo, Lander lleva razón no puedo dejarme llevar por el qué dirán, cuando soy yo quién debe tomar la decisión de querer o no estar con él.
Y claro que deseo estar estar con él. Lo amo.

Después de dejar a Rebeca en un centro comercial, me marché hacia el trabajo necesitaba poder hablar con Lander y al ser posible explicarle mis sentimientos. Sobretodo disculparme con él.

Nada más llegar a la empresa, fui en busca de Lander, necesito que me escuche y al ser posible su perdón.
Voy directa hacia su oficina donde al pasar lo veo que está sentado escribiendo algo en un papel.
Comienzo a sentirme vulnerable cuando sus ojos grises se centran en mí.
Mi boca se seca y en mi estómago hay un vaivén de abejas revoleando.
Avanzi hasta su escritorio, tomo asiento sin apartar mis ojos de él suelto de primeras una disculpa.

— Siento mucho lo que te dije antes.

— Sigues estando insegura Saray.

— Lander yo admito que he cometido el error de dudar de ti. Pero si de algo estoy segura es que te quiero. He luchado por mantenerme lejos de tí en vano.
Mis sentimientos son más fuertes que yo misma, esto que siento dentro de mí, es mi motor, y tú eres el causante de propagar más y más los latidos que me dan la vida.

— Saray mi hermosa. Es bonito todo lo que me dices y al igual que tú, mi corazón palpita desbocado cuando te tengo cerca mío.
Aún así, entiende que si de verdad me amas, debes quererme así, tal cual.
Todos en esta vida nos toca sufrir de algún modo, y sin embargo la supervivencia  te hace de ser más fuerte si quieres continuar con este aprendizaje al que llamamos años y vida.
Si me permites un consejo. Te diré, que si dejas llevar por otras personas simplemente estarás actuando como una marioneta. Tú eres una mujer con tus decisiones, fuerte, valiente y dispuesta para afrontar cualquier problema que se cruce en tu día a día.
Puedes escuchar a otras personas, pero recuerda: la última palabra la tienes tú.

Dicho todo aquello, Lander se levanta y tras echarme un último vistazo se marcha dejándome sola, con mi fallo y mi error de no haber escuchado mi corazón sino a terceros.
Me encuentro como un pobre mísero que tiene lo que tanto ha ahnelado en su vida y por flojo ha dejado escapar lo más bonito que le ha ocurrido al paso del tiempo.

Escucho que tocan a la puerta, es Gema la secretaria buscando a Lander porque alguien quiere verlo.
Gema me comenta que se trata de Hilario Savat, un comerciante.
Le pido a Gema que lo haga pasar yo misma me reuniré con él.

Bebo un largo trago de agua, en un segundo me recompongo y al levantarme tocan de nuevo la puerta.
Anuncio que pueden pasar, y al hacerlo se trata de un hombre de unos cuarenta y pico años, robusto muy amable el cual me da da su mano a modo de presentación dejando su portafolio a un lado.

Después de la presentaciones, tomo asiento en el sillón de Lander y empiezo haciéndole unas preguntas a Hilario.
Él me dice que está interesado en comprar nuestros productos puesto que llevamos años haciéndolo, y en este caso quiere exportar al extranjero.
La reunión no se está dando mal, todo lo que me dice Hilario me convence por lo que no dudo en firmar con él para vender una gran cantidad de nuestros productos.

Feliz por haber hecho un buen trato, volvemos a estrechar nuestras manos acordando el día que se hará la entrega.

Dicho todo, el señor se marcha. No lo puedo evitar, sonrío orgullosa de mi trabajo.
Acto seguido me voy hacia la fábrica donde hablo con Arturo, el encargado comunicándole las cantidades que tiene que preparar y empaquetar para dentro de dos días.
Me me despido de Arturo para dirigirme hacia mi oficina.

Comienzo a trabajar, cuando la presencia de Sergio me pone en alerta. Con su sonrisa cínica me mira sentándose a su vez poniendo su tobillo encima de la rodilla.

— Vaya, quien lo diría querida Saray que ibas a ser tan eficiente haciendo negocios.

Lo miro con desaprobación, este tío cada día que pasa me irrita más.

— Y qué creías que era una inútil que solo sirve para barrer y fregar.

— Como siempre te ha dado alergia la empresa, pensaba que nunca ibas a tomar las riendas. Y el contrato que acabas de firmar lo demuestra. Debo decirte que me quedo sorprendido y fascinado.
¿Quieres un café?

— No gracias, ahora sí me disculpas debo de continuar con mi trabajo.

— De acuerdo. Esto...Saray me pregunto si aceptarías venir a cenar conmigo.

Lo fulmino pasándome por la cabeza mil insultos y todos le vienen cortos.

— Eres muy amable, pero ya tengo planes en otro momento será.

— Espero tú respuesta. Por los viejos tiempos. — Estúpido y creído. Me guiña un ojo y por fin se va con sus manos metidas en los bolsillos silbando.

¡Dios mío! Qué pesadilla de hombre.

Sacudo mi cabeza quitándome de inmediato a Sergio de la cabeza para centrarme en mi trabajo.

Durante todo el día no he sabido nada de Lander, sé que ha estado en la empresa reunido pero no se ha pasado por mí oficina.
¿En verdad Lander está molesto conmigo?

La culpa me carmone, por lo cual decido ir hasta su oficina. La mala suerte me persigue. No se encuentra y su auto en el parking tampoco está.

Decepcionada empiezo a conducir dirección a mi casa hasta que una idea se atraviesa por mi mente.
Cambio el rumbo de la marcha para irme hacia la casa de Lander.
Sí o sí voy hablar con él y por cansina me va perdonar.
Todo el mundo comete errores y a su vez tienen derecho a ser disculpados.

Llego al apartamento de él, toco la puerta notando como mis piernas apenas me sujetan de lo nerviosa que me hallo.

Al segundo sale Lander vestido con unos pantalones de lino caqui,  y un polo ajustado negro.
Sin duda estaba guapísimo.

Extrañado me mira preguntándome a su vez que me ocurre.

— Esto... venía para disculparme poder hablar un poco más tranquilos.

— Pues en estos momentos me pillas mal, iba de salida.

— Ah...bueno...siento molestar. Sí eso nos vemos otro día.

— Si deseas puedes acompañarme.

— Gracias, eres muy amable, en otra ocasión será.

  — Insisto, ven y acompáñame, verás como nos lo pasamos bien.

  — Sinceramente no voy vestida adecuadamente.

Lander me mira de arriba lo que hace que yo comience alterarme más. Tras su insistencia, acepto marchándome con él.

Lander conduce sin apenas mirarme, solo hablamos de trabajo y cosas sin importancia hasta llegar a una casa bastante grande. Al bajar del auto èste me comenta que dentro se va celebrar un cena y después habrá una fiesta en una piscina donde cualquier cosa puede pasar.

Una vez que estamos dentro, Lander empieza a saludar a un círculo de mujeres y hombres, seguido me presenta a mí.
Exactamente no me quedo con los nombres. Todos son amigos de el y en seguida se muestran muy atentos y amables conmigo.

Después de estar un rato charlando, vamos hacia la mesa para degustar la cena.
Todo va con normalidad hasta que de pronto aparece Mirta.
La comida se me queda suspendida en el aire, cuando la veo venir directamente hacia nosotros.

Incrédula miro a Lander que él a su vez está sumergido en una conversación sin percatarse de nada, hasta que ella llega con todo su descargo y le rodea con brazos por su cuello dándole un beso en la mejilla.

Alucino viendo la actitud tan cariñosa que mantienen ese par, hasta que que Lander se deshace de ella levantándose para sentarse a mi lado derecho.

— Y está petarda que hace aquí.

— Tenemos amigos en común y ha sido invitada. — Me susurra Lander comenzando a comer de nuevo.

— Lander, ¿Porque me has traído a aquí?

— ¿Tú qué crees?

— No sé, para divertirme.— Respondo con sorna.

— Exacto. Para que conozcas a mis amistades y juntos nos lo pasemos bien en todos los sentidos.

«En todos los sentidos» ¿A qué se habrá referido Lander con esta expresión.

No lo supe hasta que la cena terminó y tras hablar un rato con algunos de los amigos de Lander nos dirigimos hacia el jardín donde además de escuchar la música a todo volumen, había una piscina y junto a ellas personas haciendo cochinadas dentro.

Me quedo observando el paronaba un poco sorprendida, seguido miro en dirección donde se encuentra Lander hablando y riendo con dos parejas.

Mientras tanto yo me quedo quieta sin saber qué hacer en ese momento puesto que nunca me he encontrado en una situación similar.

— ¿Te animas a meterte al agua?— Me pregunta Lander.

— Yo...creo que mejor no.

— Saray no te asustes, esto no tiene nada de malo. Sólo hay personas comunes y corrientes que dan rienda suelta a su imaginación respeto al sexo.

— ¿Y tú vas a meterte dentro?

— Por supuesto, para eso hemos venido para divertirnos. Ven conmigo o si lo prefieres puedes ir a quitarte la ropa y quedarte en lencería. Cómo prefieras.

Sigo temblando y al mismo tiempo noto recorrer en mí interior la adrenalina. Le guiño un ojo a Lander y me voy derecha hacia un servicio para quitarme la ropa.

Antes de pasar dentro escucho algunas voces de mujeres hablando y riendo y lo que es peor referiendose a mí y Lander.
Por supuesto yo no salgo muy bien parada que digamos.
La palabra "gorda", junto a mí nombre sale a relucir. Debería haber entrado y haberlas puesto en su sitio por groseras.
No tuve valor de hacerlo, de pronto mis fuerzas se iban desvaneciendo empezando a recordar todo lo malo que he tenido que soportar cuando la gente se mete contigo por tu aspecto.

Salí en busca de Lander quería irme de allí. Pero por otro lado, si me iba le estaría dando la razón a esas arpías.
Por lo cual, con todo mi descaro me fui hacia la piscina y me tiré al agua en forma de bomba con ropa y todo.
Había más gente dentro y al salir a la superficie todos me observan molestos incluso algunos se dan el privilegio de reírse.

El bochorno empieza hacerse mayor, por lo que decidí salir de inmediato del agua.

—¿Se puede saber qué pretendes Saray?

— Divertirme, para eso hemos venido.

— Pues me acabas de poner en evidencia delante de mis amistades. Por favor solo te pido que te comportes.

— Vaya no sabía que te avergonzaba, de haberlo sabido no hubiera venido.

— Yo no avergüenzo de ti, es por tu comportamiento tan infantil. A quien se le ocurre tirarse a bomba habiendo gente follando dentro.

— ¿Y? Tampoco he cometido un delito. — Intento defenderme ante un hombre rudo con mirada de hielo.

— Ve y sécate. Después hablamos.

Sin más, Lander se marchó con
su amigo después de que este  llamase su atención.
Miré de costado apreciando como la bola crecía en mi garganta y mi vista se empañece.
Me fui de nuevo hacia el servicio para secarme un poco y largarme de aquel lugar cuanto antes. La forma de cómo me había hablado Lander me había escocido lo suficiente como irme sin él.

— Saray ¿Dónde vas? — Me agarra de mi.codo Lander y al voltearme contemplo que no lleva la parte de arriba.

— ¿Porqué no tienes ropa?

— Te estoy esperando, vamos hacer un trío. Si quieres puedes animarte y participar o si lo prefieres puedes estar de espectadora.

Me suelto de mala forma. Mi enfado solo hace más que aumentar por segundos.

— Ah ya, pues espérate que voy al kiosko a comprar unas pipas y palomitas porque voy a ver una película muy interesante donde mi chico se está follando a otra y aún sabiendo que no puedo verlo con otras va y me lo propone.

— Por favor Saray no me vengas con estas ahora. Además tú y yo no somos nada.
Tú misma me dejaste claro que no podías estar conmigo.

Aunque hubiera deseado respóndele no pude, de mi garganta no salía sonido alguno.
Entendí perfectamente que aquella noche las cosas se acabarían entre nosotros. Mi último recurso era el perdón, y el rencor era nuestro aliado.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro