Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 28

Había pasado toda la noche junto a mi padre, ayer le dieron el alta médica y ya estaba en casa.
Cómo bien nos dijeron los médicos, mi padre no volverá a ser el mismo.
Y eso me preocupa, provocándome un gran dolor.
Ahora que lo veo tumbado en su cama, inmóvil, me doy cuenta de muchas cosas.
Todo ser humano tenemos derecho a equivocarnos puesto que nadie es perfecto.
Yo también lo hago, pero es mi manera de ser, de temer que me vuelvan a lastimar.

Respiro hondo cerrando por un breve instante mis ojos. Y nada más cerrarlos la imagen de Lander aparece en mi mente.
Los abro de golpe, no y no.
Vamos que ni de coña doy marcha atrás en mi decisión de volverlo a ver. 
Mucho trabajo ya me ha costado a mí el no responderle a sus llamadas, o escribir algún mensaje.
Sin embargo he preferido vencer  la tentativa y mantenerme fuerte.
Ahora tengo una responsabilidad.
Sacar adelante la empresa e investigar la manera de poder romper la sociedad como el cafre de Sergio.

Después de desayunar y hablar un poco con Belisa y mi madre, me voy a la empresa, Jacinto me comunicó que hoy debía reunirme con él.

Me despido de ellas y tras desearles buen día, ya que al parecer una nube negra de mala suerte nos persigue, me marcho hacia el trabajo.

Al llegar a la empresa, voy derecha hacia la sala de reuniones donde me espera Jacinto.
El hombre tan amable como siempre me saluda invitándome a un café.
Tomamos asiento, me da una pila de folios y carpetas de varios colores que yo no sé ni por dónde empezar.
¡Madre del amor hermoso! Si parece que me ha dado los manuscritos de los antiguos egipcios.

— Saray, en esos documentos están detallados todo lo que debes saber de la empresa.

— ¿Enserio? Fíjate y yo que pensaba que estaba aquí narrada la vida de los faraones. — Jacinto se echa a reír dándome un pequeño toque en mi mano.

— Saray, el motivo de esta reunión como bien sabes, es para tratar el tema del consorcio que mantienen tu padre y Sergio.
Por ello, y por tú falta de experiencia en el manejo de la empresa he pedido ayuda al señor Valles.

— No me importa Jacinto. Sé perfectamente que yo de manejar una empresa no ando  muy suelta. Y lo que más deseo, es poder poner en su lugar a ese desgraciado.

— Muy amable por entender.
Y no veas cómo me siento orgulloso de verte tan dispuesta a sacar la empresa adelante. Pena que a José Antonio le haya tenido que suceder algo así.

— Todos estamos muy mal, pero debemos tener fe en Dios y paciencia. Yo sé que mi padre podrá salir adelante.

— Doy fe de ello. Y ahora te dejo con el señor Valles que habléis en privado, más tarde me reuniré con ustedes.

— Gracias por todo Jacinto. No sé qué ahora sin tu ayuda.

— Aquí estoy para lo que necesites.

Sonrío agradeciéndole el gesto a Jacinto. Es tan bueno.
Jacinto se va y yo agarro una carpeta, comienzo echándole un vistazo hasta que pasados unos minutos alguien me saluda dandome los buenos días.
Alzo mis ojos abriendo la boca a la misma vez.
Estaba tan impresionada de ver de nuevo a Lander que hasta la seta empezó a bailar el wiki-wiki.

Tragué saliva, y sin cortarme un pelo comencé a escanearlo.
Será cabronazo, pero como lo hace para estar cada día tan atractivo.

— Buenos días Saray.

—Ah, si y... ¿Qué haces tú aquí? Mira que si has venido siguiéndome te recomiendo que te vayas por dónde has venido.
En estos momentos tengo cosas más importantes que hacer y no estoy yo para amores.

— Saray, para rica. Para y respira un poco que te vas a quedar sin oxígeno.

— No quiero ser mala educada, pero Lander te pido que te vayas. Todo se acabó entre nosotros y no estoy dispuesta ha dar marcha atrás en mi decisión.

— De acuerdo, como tú decidas. Gracias por la aclaración.
Pero yo no he venido siguiéndote, si no que para tú información, está empresa es mía hasta el día que me devolváis mi dinero.
A tu pesar, vamos a tener que vernos muy seguido. Ah, y siento mucho lo que le ha sucedido a tu padre.

— Gracias.
Espera, para el carro.
¿Qué tú vas a trabajar aquí?
Amos no me fastidies.

— Es lo que hay, sumándole que tú no tienes mucha idea del manejo de la empresa y como socio tienes a un sinvergüenza que solo mira por sus intereses y hay que eliminarlo lo antes posible.
Por supuesto para que pague por lo que hecho.

— Me da tiricia de verte. Y aún así debo de admitir que llevas razón.

— Bien empezamos.
Ahora debes de firmar un documento que te dará Jacinto como que me autorizas a tomar las respectivas decisiones en la empresa.

— Entonces yo que pinto.

— Trabajaremos juntos y te enseñaré ¿te parece poco?

Estaba muy nerviosa, mis manos empezaron a sudarme y mi boca a secarse.
Si ya tenía clara la idea de que nunca más volvería a verlo, ¿Qué sucederá tener que trabajar con él todos los días?

— Visto que ha sido una reunión rápida, voy a mi oficina, si gustas, puedes acompañarme y te voy explicando algunos detalles más importantes.

— Vale. Pero que conste que nuestro acercamiento sólo va ser por motivos de trabajo. Después cada cual puede hacer lo que le dé la gana con su vida.

— Por mí no hay problema. Ahora vayamos a reunirnos con Jacinto y demos comienzo a nuestro trabajo.

Me levanto con apariencia normal, tampoco debe ser tan malo trabajar con Lander. Por lo que me ha comentado, ambos tenemos el mismo objetivo.

Seguidamente nos reunimos con Jacinto donde me hace entrega de unos documentos explicándome de qué constan.
Escucho con atención una a una sus explicaciones. Todo lo que me dice me agrada y firmo dándole el consentimiento a Lander para que sea el director general de la empresa. En este caso seríamos socios.

Una vez que hemos firmado los correspondientes documentos y todo ha quedado claro, Jacinto se marcha dejándome sola de nuevo con Lander.

Nos vamos hacia su oficina, allí tomamos asiento en una mesa grande.
Él no muestra signos de querer ir más allá. Lo que hace que me relaje y escuche con atención todo lo que me dice.

— Saray tengo que salir, tengo una reunión de comida. En la tarde no vendré si tienes algún problema por favor házmelo saber de inmediato.

— Muy bien lo haré.— Me sabe raro mirar de otro modo a Lander  sintiendo estás sensaciones por él.
Al estrechar nuestras manos, siento un rayo atrevasar mi cuerpo. Su grande mano rodea la mía con delicadeza haciendo que me estremezca. Pensar que estás manos acariciaron mi figura tantas veces llevándome hasta el séptimo cielo hace que me retuerza del asiento.

— Nos vemos Lander, qué tengas un lindo día.

— Lo mismo te deseo mí...Saray.
— Mi hermosa. Siempre me ha gustado que me lo dijera.
Lander se marcha, al desaparecer de la habitación y quedarme sola pienso en estos sentimientos que permanecen ahí instalados en mi corazón, me va resultar muy complicado arracarmelo de golpe.

Retomo la compostura y me marcho hacia mi oficina para seguir leyendo algunas carpetas que me ha dado Jacinto.
Antes de llegar me encuentro de frente con Sergio. Sus ojos brillan maliciosamente esbozando una sonrisa de medio lado.
Camina hacia mi consiguiendo que me detenga.

— Vaya no esperaba encontrarte por aquí, no deberías estar cuidando de tú padre.

Verás este, no echo más que verlo y ya me está hartando.

— Te agradezco tu preocupación. Mi padre tiene quien lo cuide, mi deber es cuidar el patrimonio de mi familia.

— ¿Tú? Por favor si no sabes nada.

— ¿Acaso tú me vas a enseñar?

— Como otras cosas que tuve que enseñarte. — Sabía perfectamente a lo que se refería. Le eché una mirada negra antes de irme.

Me fui directa hacia mi oficina donde permanecí hasta las nueve de la noche leyendo los documentos relacionados con la empresa.
Al ver la hora que era, me disponía a marcharme cuando alguien tocó mi puerta.
Era Sergio. Pero bueno y este imbécil que quiere ahora.

— Vaya veo que te estás tomando enserio  tu cargo.

— Qué quieres Sergio. — Mascullé empezando a irritarme.

— No tiene de malo que me preocupe de ti.

— ¿Tú? Me estás contando un chiste. Acaso no te espera tú esposa con la cena preparada.

— Que espere, no tengo prisa en ir a casa, mi matrimonio se basa solo en la cama y compañía.
María no es como tú Saray. Tienes algo que nunca he pedido arrancarme de mi corazón.

— Pues sabes lo que te digo, que te lo arranques, que no es mi problema. Cómo tampoco me interesa tu vida. Bastante tengo yo con la vida.

— Saray, aún sigo queriéndote.— Cuando escuché aquella frase, sentí como mi bilis subía hacia mi garganta del asco que me daba tener que volver a oír todas esas mentiras. Me giré encarándole a la vez fulminandolo, empecé hablando con toda tranquilidad.

— Si algo aprendí cuando estuve a tú lado, fue que eres un desgraciado interesado. Siempre has mirado por tí y si tanto dices sentir amor por mí, tuviste tú tiempo para haberte arrepentido.

— Le miro a los ojos y veo aún ese brillo en tú mirada. Estoy seguro que tú tampoco has podido olvidarme.

— Sí lo hice Sergio. Aunque al principio estaba ciega, pude ver la luz para olvidar malos recuerdos de mi vida y reemplazarlos por buenos.

En ese momento lo llamaron a su móvil. Se alejó un poco y seguido se fue hablando por el móvil.

Cuando me quedé sola solté el aire despacio.
Miré mis manos las cuales había clavado mis uñas en la carne de la misma furia que notaba.
Era tal desprecio que sentía por él que no sabría exactamente cómo podría lidiar con todo aquello.
Tener enfrente a Sergio y no poder decirle la clase de persona que es, y todo para que no sospeche y podamos encontrar una pista la cual será utilizada en su contra.

Al llegar a mi casa, todo era un silencio. Nada se escuchaba salvo murmullos, sin duda el ambiente era devastador.
Saludé a mi madre la cual me miró algo enfadada. Seguidamente me quedé un rato con mi padre hasta que mi hermana me llamó para ir a cenar.

Sentadas en la mesa, el ambiente era demasiado glaciar, hasta que por fin mi madre rompió el silencio.

— Saray, quería preguntarte si vas a continuar en la empresa o piensas retomar tú vida.

— No entiendo porque me dice todo esto madre, puesto que sabe perfectamente que me he mudado con la intención de ocupar el puesto de mi padre y entregar a las autoridades a Sergio por habernos robado.

— Hija, pienso que deberías desistir de tú idea y volver a Ciudad de México.
Hoy he estado hablando con Lorenzo y me ha dicho que Sergio se quedará al cargo de la empresa y a nosotros nos pasará un suma de dinero todos los meses puesto que tú...no tienes mucha experiencia en temas de negocios

— ¡¡Basta ya!! Cómo ha permitido una cosa así madre. Acaso no tiene dignidad después de saber lo que esa mala familia nos han hecho.

— Entiéndolo Saray. Tú padre no volverá a trabajar, estamos desamparadas hija, lo he hecho por nuestro bien.

— Por nuestro bien.
¿Acaso madre se  está burlando de mí?
Nosotras tenemos dos manos y cabeza para ponernos a trabajar y si algo no sabemos hay empleados que nos pueden explicar de qué todo el proceso. Todo se aprende en la vida madre.
Y no tenemos porque depender de nadie y mucho menos de esa gente.
Me ha decepcionado mucho mamá.

— Tú si me has decepcionado con estar liada con ese hombre que se deja de alquilar.

— Lander. Se llama Lander, y ese hombre que según usted se deja alquilar debo recordarle que nos dió el dinero para que saquemos adelante la empresa.

— Ese hombre ya ha cobrado su deuda. El mismo Lorenzo me ha comentado que Sergio le ha echo entrega del dinero.

— Madre no sé cómo puede ser tan ignorante como para creerse todo lo que le digan después de lo que nos han hecho.

— Aléjate de ese hombre Saray y deja que Sergio se encargue de todo.

— Nunca. Escúchame bien, dígale a sus amigos que hasta que no los vea en la cárcel no voy a parar.
Si quiere me ayuda a luchar por lo que nos pertenece o siga defendiéndoles. Usted decide madre.

Salí furiosa e igdinada, no podía créeme que mi madre hubiera hecho semejante atrocidad.

Empecé a caminar por el jardín hasta que de pronto escuché un ruido.
El vello se me puso de punta, fui directa hasta donde procedía el ruido agarrando un palo de cepillo de barrer.
Menuda arma, pero al menos algo hará digo yo.

El ruido salía de un pequeño cobrizo donde el jardinero guarda sus herramientas.
Llegué a la puerta hice oreja...
Era más que evidente que dentro estaban de faena.
Cómo la curiosidad me mata esperé escondida hasta que la puerta se abrió. De ella salió mi hermana y... ¿Eloy?

Abrí preocupada mis ojos, mirando como el par de dos se besaban. Aquello no podía creerme lo.
No sé suponía que mi mejor amigo el cual he estado confiando en él, incluso viéndolo como su madre lo trajo al mundo muchas veces, acabo viéndole enrollarse con mi hermana.

Presencié como se reponían la ropa, mi hermana se hizo un recorrido dándole un último beso en los labios a Eloy comenzando ella andar la primera.

Salí de la oscuridad y con el palo en mano empecé hablando secamente a Eloy que tras voltearse y verme se quedó a cuadros del mismo asombro.

— Saray...— Titubeó Eloy avergonzado.

— Creo que debes darme una explicación. ¿No crees? Porque hasta donde yo sé, se suponía que eras gay y que andas sufriendo por amor y no sé cuantas mentiras más me has contado. — Sin darme cuenta grité de la misma cólera que sentía al haberme enterado que mi mejor amigo, el cual había puesto toda mi confianza me había engañado.

— Saray, cálmate por favor y te cuento.

— Dilo porque está noche habrá un asesinato.

— Saray, yo...joder que dificultoso es esto.

— Habla de una vez que estoy en reserva con mi paciencia.

— No soy gey. Bueno tuve un tiempo que estaba confundido y me atraían los hombres y al mismo tiempo las mujeres. Pero toda la historia que te conté de Fabián, en realidad me refería a tú  hermana. Saray amo a Belisa y llevamos dos años viéndonos a escondidas por el miedo a qué tú padre no me acepte.

— Pero pedazo de ganso, si tú mismo le dijeste que eras gay. ¿O eres bixsesual? Porque ya es que me pierdo.

— Saray, es muy difícil vivir en un entorno en el cual no recibas cariño alguno y mi padre me da dinero con tal de que no vaya por casa. Desde que mi madre murió, su actitud cambió y lentamente se fue desentendido de mí. Pasé por un mal momento de mi vida y conocí a Gerardo, aquel hombre gey  me acogió en su casa proporcionando me el cariño que tanto anhelaba. De ahí puede ser que pensaría que me gustasen los hombres, aunque siempre he tenido tendencia por las mujeres. Y aquella Navidad que me trajiste a cenar y tras conocer a Belisa, tú supuesto amigo gey se quedó prendado por tú hermana y durante este tiempo hemos tenido muchos inconvenientes y por eso no te acompañé a Ciudad México, quería estar junto a Belisa.

— ¿Y lo del supuesto Daniel, aquel hombre que te presentó Lander?

— Ese es un buen amigo, de hecho me ha contratado en su empresa.

— Pero si tú nunca has dado palo al agua, vamos que tú lo de trabajar no existe en tú diccionario.

— Ja,ja, ja. Es verdad pero ahora quiero valerme por mí mismo y demostrar a los demás que sirvo para algo, no solo para que me mantenga papá.

— Por un lado me alegro. Pero otro no tanto de haber tenido que escuchar como chillaba mi hermana.

— Estoy hecho un machote.
Ahora en serio, perdóname por no habértelo dicho antes. Pero como veía que nos llevamos genial así, no quería estropear lo todo. Lo siento mucho.

— Bien, desde luego no ha estado correcto lo que has hecho. Y siento decirte que no estás perdonado por completo. Siempre he confiado en tí y ahora me sales con estas.
Déjame pensarlo, de momento mantén tus sucias manos alejadas de la pervertida de mi hermana.

Eloy me observa con ojillos de corderito, pero no se lo voy a permitir y mucho menos perdonarlo tan fácil.

Comienzo a caminar echándole una mirada asesina, sin decirle nada más me voy derecha hacia mi casa ahora me toca discutir con mi hermana. Lo que no voy a consentir que me vean la cara de estúpida.

Cómo era de esperar, la discusión con mi hermana no fue para nada fácil. Ambas nos hemos dicho de todo, incluso salió a relucir el tema de Lander.
Lo que presiento que aquí en mi casa voy a tenerlo a mesa a mantel, echándomelo todo el rato por cara.

Agotada y con dolor de cabeza, me voy a la cama mañana me espera un duro día de reunión.

El olor a café recién hecho me despertó de mi profundo sueño y mi estómago me pedía un poco de comida.

Cómo era de esperar, el desayuno transcurrió en un total silencio, echándonos de vez en cuando mi hermana, Eloy y yo miradas nada afectuosas.
Terminé de desayunar y sin dirigirles la palabra me marché para mí trabajo.

El día comenzaba a ser algo difícil, y lo digo porque enfrente mía tenía a Sergio y varios  empleados del área de sistemas y procesos.

Sergio es el primero que empieza hablando sin ser interrumpido hasta que algo me confunde y le hago una pregunta acordándome de lo que me dijo ayer Lander.

Él con apariencia tranquila, me mira directamente empezando a reírse. Aquella carcajada hace que me ruborice ante mi duda.
Él por supuesto, se lo toma en forma de burla  hablando con los demás dejándome a mí en evidencia.

La reunión se para, y lo agradezco enormemente, puesto que en esos instantes hubiera deseado tener algo donde esconderme, dado que el no entender mucho de lo que iba todo aquello, me sentía ridícula.

De pronto en la sala se hizo un silencio hasta que la voz de Sergio entonó de nuevo una conversación con Lander.

Al ver como se enfrenta Lander a Sergio, una alegría se disparó en mi interior pudiendo suspirar tranquilamente.
Aún así ver como el rostro de Sergio cambiaba cuando Lander dijo que era mi socio, hizo que en esa ocasión me echara yo a reír.

La reunión continuó, con un intercambio de palabras, Lander manejó la situación a la perfección consiguiendo que Sergio quedase ante todos por imbécil.

Al finalizar la reunión, Sergio salió enfurecido el primero seguido de los demás.

Lander y yo nos quedemos solos. Estaba aterrada de estar sola con él, mi cuerpo no tardó en vibrar cuando sus ojos cenizosos se posaron en mí brillando como dos estrellas.
Elevó su labio rozando mi mano, ante su tacto volví a notar una extraña pero agradable sensación.
Esbocé una sonrisa a pesar de querer alejarme de él sentía que estaba más próxima a él.
El único inconveniente era que no deseaba apresurarme, si estamos destinados a estar juntos me tomaría mi tiempo.
Ahora somos socios y con un interés en común.
Y espero no hablar solo de trabajo, si no de nuestros sentimientos.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro