Los días habían pasado tranquilos, se podía decir que estaban acostumbrándose a la presencia de Claire en el departamento; Fred era quien más trataba con ella y no dejaba de repetirle a Wesley que le parecía demasiado obstinada y terca, tal vez un poco loca y bastante parlanchina. Costaba creer que alguien tan pequeño tuviera un carácter como ese.
Pero Fred era experto en ignorar las actitudes de los demás y adaptarse a la chica le había sido más fácil desde la vez que ella preparó pancakes a las nueve de la noche. Para Wesley, Claire ya le tenía sin cuidado, no pasaba mucho tiempo con ella por culpa de los horarios y, cuando se veían, solo hablaban sobre el gato que se turnaban para ocultarlo en sus habitaciones.
Era solo la nueva compañera de piso, así como Fred, así como Xavier lo fue, como lo fue Ian, Serge, Jacques y Gilbert. Probablemente algún día se hartaría o conseguiría un lugar mejor para vivir, se iría y a ellos les tocaría buscar un reemplazo.
—Oh, Dios. Necesito tomarte una foto porque no puedo creerlo, necesito pruebas de esto —la somnolienta voz, con un vago intento de sorpresa, de Claire hizo que Wesley apartara su mirada de la televisión—. ¿Tú? Despierto antes de las diez de la mañana un domingo, ¿es en serio? ¿No eres un holograma o algo así? —prosiguió con su burla.
Con un pantalón de pijama que era casi más largo que sus piernas y una suéter holgado, se paró a un lado de comedor para que Wesley le mirara sin importarle que tan mal se viera.
—Creo que he recuperado un poco de fe en mi vida —regresó sus ojos a la televisión y siguió cambiando de canal al mismo tiempo en el que le daba un largo trago a la botella de Budweiser que tenía días en la nevera junto con las otras—, estoy haciendo tiempo antes de ir a estudiar... Además de que Pepino no me dejaba dormir —hizo un tono de burla al decir el nombre que la chica le había puesto al gato.
—Oh, eres un buen padre, no le gritaste como a mí —soltó con sarcasmo al caminar hacia la cocina.
Abrió la pequeña puerta que ocultaba las numerosas cajas de cereal y eligió una al azar, tomó un plato hondo donde comenzó a servirse.
Vio al gran gato gordo que bebía agua del mismo plato amarillo de siempre, Claire sonrió al ver como se iba con sus bigotes mojados dejando un gran charco detrás de él; fue directo hacia Wesley y se acomodó en el regazo del chico para dormir plácidamente.
—Creo que le agradas más que yo —habló en voz alta por culpa del comentarista que gritaba en la televisión.
Fue al refrigerador para sacar un poco de leche; bufó cuando encontró el cartón de éste vacío, la arrojó en el cesto de la basura y tomó otro para servirse.
—Tengo algo que hace que los animales me quieran aunque yo no lo intente: Las vacas de la granja de mi abuelo, todas las mascotas de mis amigos, los animales que me encuentro en la calle, Fred... No sé si proclamarlo como un don.
Acarició a Pepino con resignación y le dio otro sorbo a la botella.
—¿No crees que es muy temprano para beber alcohol? —sintió como el sofá se hundió un poco, miró a su izquierda y vio como ella tomaba asiento en el otro extremo, con un plato de cereal en sus manos y rascando su mejilla con molestia.
—Es muy temprano para que esté despierto también —encogió los hombros—, vivo la vida al límite.
Claire rio.
—Creo que deberíamos decirle a Fred que tenemos un gato, no deja de preguntarme si yo también lo escucho —mencionó ella después.
Wesley hizo una mueca no muy de acuerdo con la idea.
—Dejemos que enloquezca un poco más.
—Eres muy malo con él, ¿sabías?
—Él es malo conmigo también, ¿sabías? —le miró, ella intentaba meter un bocado a su boca pero falló y derramó un poco sobre su suéter. Wesley sonrió pero evitó señalarlo—. Así es nuestra amistad, si no nos tratáramos mal no funcionaría, estamos en constantes venganzas. No nos caemos muy bien pero nos complementamos y de alguna forma todo es positivo... A veces.
—A veces creo que deberían ir a terapias de parejas —murmuró ella tallando su mancha, volteó hacia el chico—. ¿No tienes frío? Estamos a menos cero grados allá fuera, ¿cómo puedes hacer eso? —señaló el torso desnudo de Wesley, con solo su pantalón de pijama y calcetines; a esas alturas, aquello ya no resultaba un problema para ambos.
—Si estuviese afuera seguro tendría frío pero tú insistes en que la calefacción esté muy alta, estamos a casi veinte acá dentro... —frunció el ceño—. ¿Qué te pasa? —preguntó al notar la pequeña mueca de dolor que la chica hizo.
Claire resopló relajando su expresión y suspiró.
—Estoy un poco hormonal, eso es todo.
—¿Por qué?
Ella sonrió ampliamente evitando responder a eso.
—Oh... —soltó confundido—. ¡Oh! —Wesley miró de nuevo a la televisión y llevó la botella a su boca rehusándose a saber más.
—Si me pongo molesta o comienzo a llorar, por favor, acaricia desde mi frente y baja hasta mi nariz —le indicó con su dedo índice. Wesley rio y negó con su cabeza—. Estoy hablando en serio; es como un punto de presión, a veces hasta hace que ignore mi dolor de vientre.
—Te creo... No sabía que había un manual para eso —se excusó.
—Todas las mujeres son diferentes, Wes.
—¿Entonces no saldrás hoy?
—No, cancelé mis planes porque me siento hinchada y fea —dijo sin mucha preocupación y metió una cucharada de cereal a su boca—. Tal vez vaya más tarde a la lavandería, no lo sé—habló con la boca llena—. Y mira esto —le indicó que observara su mejilla detenidamente—: Me salieron estas horribles espinillas y hacen que quiera matarme.
Wesley carraspeó su garganta burlándose de la exageración que soltaba la chica con sus palabras.
—Yo no veo nada —dijo después y siguió cambiándole a la televisión.
Claire resopló. Comió otra cucharada de cereal y dejaron de hablar por algunos minutos. Solos, con el ruido de la televisión y del masticar de la chica que parecía bastante molesto para Wesley en un principio, pero al cual terminó acostumbrándose después de un rato.
Sin mucha incomodidad y lo más poco presentables que podían verse, Wesley creyó que había sido un gran avance en su relación de compañeros de piso. La idea de ignorar había sido mucho mejor después de todo. Quizá podrían llegar a ser muy buenos amigos o hasta adoptarla como una hermana menor; algo que siempre quiso de pequeño, aunque preferiría un hermano, pero eso no estaba en sus manos ahora.
—¿Puedo ver algo? —preguntó ella extendiendo su brazo hacia el chico, intentó tomar el control remoto de su mano pero él lo apartó al instante—. Por favor — insistió tocando su rostro para molestarlo.
—No, yo llegué primero —dijo con dificultad por culpa de como ella jugaba con su nariz pero sin apartar la vista de la pantalla.
—Tienes casi diez minutos cambiando de canal —intentó de nuevo arrebatárselo.
Se acercó a él haciendo que Pepino se molestara y huyera de ahí, tomó la muñeca de Wesley queriendo acercarlo a ella para poder quitarle el artefacto de la mano. Él lucho por zafarse de su agarre sin muchos ánimos; eran las nueve de la mañana de un domingo, nadie tenía ganas de nada, mucho menos de pelear de verdad.
Tras jaloneos que no duraron más de un minuto causando que los canales se cambiaran constantemente, el control remoto resbaló de la mano de Wesley y salió volando por la sala de estar golpeándose en el suelo a varios metros de ellos.
Sí, quizá la idea de ser como hermanos ya no era tan buena al recordar el tipo de peleas que resultaban siempre. Ya tenía suficiente con Fred y darle un golpe en la cara a Claire cuando la paciencia le abandonara no se veía como una muy buena escena.
—Genial —dijo Claire un poco molesta y regresando a su lugar.
—Tú vas a ir por él —Wesley subió sus piernas en la mesa de café y suspiró poniendo sus ojos en la pantalla demostrándole que él no iba a moverse—. Ah, demonios —dejó caer su cabeza en el respaldo al darse cuenta en qué canal habían dejado la televisión.
Había una escena de un hombre fornido desnudo penetrando a una exuberante morena sobre un sofá de piel en algún lugar al azar. Sujetándola del cabello y puesta boca abajo mientras lloriqueaba con exageración.
Wesley arrugó su nariz; no resultaba muy satisfactorio verlo en ese momento.
—¿Por qué tienen contratado el canal porno? —dejó el plato de cereal en la mesa junto a la lámpara.
—¿Cómo que para qué? —rio con un poco de ironía. Claire le miró con un gesto de asco y Wesley soltó una carcajada—. No fuimos nosotros; robamos la señal del vecino desde hace varios meses, un amigo lo hizo cuando tuvimos una fiesta aquí pero él quería ver la final del hockey y no teníamos el canal.
—¿El vecino de las revistas de Playboy?
—Ajá —le dio otro trago a su bebida—. Si no vas por el control vamos a ver esto todo el día, no estoy bromeando —señaló con la botella.
—Da asco —Claire imitó su posición subiendo sus pies a la mesa también.
—¿Has visto porno antes? —le miró.
—Desgraciadamente sí —sonrió alzando sus cejas como si quisiera verse un poco rebelde—. A mí me da un poco de risa, toda esa exageración y escenas sin mucho sentido, todos se saltan las malas actuaciones sumándole la falsedad de las relaciones sexuales.
—¿Cómo cuando tu auto se queda en medio de la nada y llega un hombre musculoso y termina dándote sobre el cofre? Claire, eso pasa todos los días —dijo sarcástico.
—¿O cuando quieres subir tu calificación y vas donde tu profesor después de clases? —se burló—. Bueno, eso es posible, siempre existe el abuso de poder —añadió.
—¿Lo has hecho?
—No.
—No me prestes atención, no sé qué estoy diciendo —le miró—. Hace tanto que no bebía alcohol y esta es mi tercera botella, a veces digo cosas sin mucho sentido —la levantó un poco para que ella pudiese notarlo, después de eso, le dio un nuevo trago.
—Dios, ¿cómo puede hacer eso? —señaló la pantalla—. Doblarse de tal forma y después estar casi de cabeza sin cansarse, se ha de necesitar muchísima condición física.
—Tener relaciones sexuales cuenta como ejercicio para muchos, y ella es una actriz de películas porno así que... Digamos que si tiene mucha práctica —dijo un poco obvio.
—¿Cuánto le pagarán por gritar y gemir exageradamente? Yo puedo hacer eso.
Wesley chasqueó con su lengua y le miró arqueando una ceja.
—Hazlo —le retó.
—¿Eres director de películas pornográficas?
—No.
—Entonces no —esbozó una media sonrisa y regresó a la televisión—. ¿Qué es lo más raro que te ha pasado en el sexo? —preguntó de la nada.
El castaño miró al techo y resopló tratando de recordar todos esos momentos raros que había experimentado en su no tan larga vida sexual. Observó de reojo a Claire quien seguía haciendo gestos raros hacia la televisión como si no terminara de creer todo lo que pasaba; no parecía estar muy atenta a lo que él fuese a decir ni mucho menos que llegara a importarle demasiado. Después de todo, habían cruzado la línea de la vergüenza desde la primera vez que lo vio semidesnudo y al parecer no regresarían a estar del otro lado otra vez.
Suspiró.
—Eh... —comenzó un poco dudoso—. Una chica loca que le gustaba morder mis brazos como una ardilla y... —dijo recordando a Camille y su rara afición por morderlo en diferentes situaciones, no solo a la hora el sexo—. ¡Ah! El verano pasado, una chica bastante entusiasta que al parecer creyó que si era un director de películas pornográficas sin que yo se lo dijera.
—¿En serio? ¿Por qué?
—Sí, lo hicimos en el armario de alguna casa, la verdad no recuerdo de quién era la fiesta pero te aseguro que todos ahí escucharon eso: Gritó, lloró, me golpeó, mordió, rasguñó y hasta creo que me arrancó un poco de cabello —señaló alborotándolo un poco—. Me pidió que la llamara pero creo que si lo hubiese hecho, ahora estaría muerto —dudó—. Es posible.
—Ay, ¡Wesley! —golpeó su brazo—. ¡Le rompiste el corazón! ¿Qué tal si estaba emocionada porque creyó que eras el amor de su vida?
—La conocí en una fiesta y solo la saludé por educación —frunció el ceño—, ni siquiera tuvimos alguna charla—movió un poco la botella asegurándose de que aun tuviera algo de cerveza dentro, al percatarse de que sí, lo bebió todo.
—Pudo haber sido el inicio de una linda historia de amor.
—O de una fea historia de terror —murmuró.
Ambos se quedaron en silencio viendo la televisión; los gemidos de la chica se hicieron más fuertes y las palabras sucias del hombre solo les causaron risa.
—¿Qué hay de ti? —preguntó Wesley después.
Claire negó con su cabeza serenamente y le miró.
—Nada, no hay nada.
—¿Nada?
—Nada... De hecho, nunca en mi vida he tenido relaciones sexuales —confesó.
—¿Qué? —se movió un poco en el sofá para poder mirarle fijamente, abrió su boca dispuesto a decirle que no le creía pero se dio cuenta de que, por la fría expresión de la chica, no mentía—. ¿Eres real?
—¿Acaso es malo?
—No creo que sea realmente relevante —Wesley cerró sus ojos y calló antes de que una estupidez se escapara de su boca—. A lo que me refiero es que no me lo esperaba, aunque tampoco lo había pensado —dijo de inmediato—. Ahora siento que te va a salir un cuerno de la frente y tu cabello se va a poner de colores.
Claire carcajeó y estiró su pie para poder darle un leve golpe en la pantorrilla.
—Pero está bien, muy bien digo, eso no te va a definir como persona —intentó arreglarlo un poco—. No considero que la virginidad exista como tal.
Claire chistó.
—¿Pero si me define como unicornio?
—Sería genial que fueras un unicornio —dejó caer su cabeza en el respaldo sin dejar de mirarle.
—Bueno —suspiró—, es cierto, nunca en mi vida he llegado a más de segunda base.
—¿Eres de las que solo emocionan y después rompen el corazón?
—Me duele admitirlo pero sí, estamos a punto de hacer algo y yo solo comienzo a golpear sus manos, a decirle que se aleje y le corto la inspiración —dijo en tono de burla.
—Eres una maldita —rio—. Siento lástima por ellos... Refiriéndome a que es doloroso cuando alguien te corta la inspiración, pero no se puede hacer más —añadió rápidamente.
—Me arrepiento, ¿sabes? De repente eso de esperar a la persona indicada suena como un fiasco —resopló.
—No existe la persona indicada pero si habrá alguien con quien será más especial que con las demás —frunció sus labios—. Creo que no importa quién es la primera persona sino quién es la última... No sé mucho como sea con las chicas, nunca he estado con alguien que nunca lo haya hecho así que, no sabría darte un consejo perfecto.
—Sí, gracias —resopló—. Quiero tener sexo ahora mismo —espetó.
—¿Qué?
—¿Podrías hacerme un favor? —pidió con mucha tranquilidad. Wesley no respondió, solo se quedó en la misma posición esperando a cualquier cosa que ella fuese a pedir.
Claire extendió su brazo para tomar la muñeca de Wesley y acercar la mano del chico a ella. La respiración de Wesley se paró por un instante imaginando cualquier cosa pero Claire solo hizo que colocara su mano sobre su frente y después hizo que bajara hasta su nariz.
Wesley se relajó un poco y entendió lo que ella le había pedido minutos antes. Tomó control de su mano y Claire dejó de sostenerlo, usó su dedo índice y comenzó a hacer los movimientos que ella le había enseñado.
—Haz que ignore mi dolor, es horrible —murmuró ella con los ojos cerrados con un pequeño puchero.
—¿Cuánto es doscientos treinta y dos multiplicado por cuatro? —preguntó. Era el tipo de cosas que su mamá le pedía cuando él se lastimaba para que desviara su atención a otra cosa que no fuese el dolor.
Escuchó como Claire susurraba cosas haciendo la cuenta. Pepino subió de nuevo a su regazo después de dar un paseo por el departamento, éste miró fijamente a la chica y maulló en su dirección como si llamara.
—No bebé, mamá está adolorida ahora —respondió ella sin abrir los ojos y buscando a tiendas la cabeza del gato para poder acariciarlo.
Wesley comenzó a reír y, sin dejar de acariciar la frente de Claire fijo de nuevo sus ojos en la televisión. Arrugó su nariz ahuyentando su risa al recordar lo que estaban viendo.
Probablemente, era lo más raro que había hecho hasta ahora.
La puerta principal se abrió de golpe mostrándole a un Fred muy sonriente de la mano de una chica morena de cabello lacio que lucía demasiado feliz como si el chico hubiese dicho una broma antes de entrar.
Claire abrió los ojos rápidamente y Wesley sujetó a Pepino obligándolo a mantenerse oculto. Ambos voltearon para poder ver la reacción de su compañero con un poco de miedo. Los ojos de Fred parecían un poco perturbados por la escena mientras que su acompañante solo aguardó a su lado borrando su sonrisa poco a poco.
—¿Qué están haciendo? —preguntó con un tanto horrorizado—. Wesley, espero que traigas pantalones —le señaló.
—Traigo pantalones.
—Trae pantalones —reiteró Claire rápidamente.
—Eso dije —Wesley frunció sus cejas.
—Creí que estabas en tu trabajo —cuestionó la rubia hacia Fred.
—Sí, creí que tenías que trabajar —repitió el castaño.
—Eso dije —le regañó la chica.
—Comienza mi turno hasta las doce —dijo no muy seguro por la actitud de sus compañeros y tomó la mano de la chica—. Estaremos en mi habitación —la obligó a ir con él para desaparecer lo más pronto posible.
—¡Hola Sue! —saludó Wesley con una sonrisa fingida tratando de tapar el rostro del gato para que no saliera ningún ruido de él.
—Hola, Wesley —respondió ella con dificultad al intentar seguir los pasos apresurados de Fred—. Hola —repitió hacia Claire—. ¿Por qué están viendo porno? —escucharon como ella masculló al rubio.
—No sé y no quiero preguntar —le respondió él en su intento de susurro que siempre salía mal.
—El control remoto voló y... —intentó explicar Wesley pero paró cuando obtuvo como respuesta el azote de la puerta—, voló un auto con su rayo láser —terminó diciendo en suspiro—. Bueno... —dejó de sujetar a Pepino con fuerza después de asegurarse de que Fred no saliera de nuevo, lo cargó poniendo su rostro frente al suyo—. Te salvaste esta vez —le dijo.
—¿Crees que Sue haga los movimientos de esa chica? —ella señaló la televisión regresando al tema sobre el sexo en la vida real y la pornografía.
—¿Crees que sea actriz porno? —murmuró sin dejar de ver los ojos verdes de Pepino quien posó una de sus patas sobre la nariz de Wesley.
—No... Uy no, creo que me estoy imaginando a Fred y a la chica —apretó sus ojos y se golpeó la frente.
—Imagina a tu abuelo comiendo avena, rápido.
Claire hizo una mueca de disgusto pero después está se convirtió en una sonrisa burlona. Comenzó a reír aun con sus ojos cerrados como si lo que veía fuese muy divertido.
—¿Tú dolor se fue? —dejó a Pepino sobre su pecho. Extendió su brazo y tocó el cuello de la chica al ver que no respondía.
—No, pero creo que el medicamento está haciendo efecto. ¿Puedes seguir con lo de mi frente? —señaló.
—Si vas por el control remoto.
—Si voy por él, ¿puedo ver lo que yo quiera?
—Algo en lo que estemos de acuerdo ambos, sino no... ¿Hecho?
Claire frunció sus labios pensando pero terminó asintiendo con tranquilidad.
—Hecho.
Taken for a fool - The strokes
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