—¿Por qué no, por primera vez en tu vida, prestas atención a lo que quiero? Solo tienes que callarte y escuchar, ¿tanto te cuesta? —insistió la chica morena que estaba sentada justo en medio del sofá, de mal humor y bastante fastidiada por culpa del rubio que caminaba de un lado a otro frente a ella obstruyendo la vista hacia el televisor—. Siempre te lo digo, soy directa, sé que tu materia gris a veces no te da para tratar de entender los chantajes e indirectas, eso lo comprendí hace mucho.
Fred se detuvo sintiendo la ofensa haciendo un gesto de disgusto inmediato. Talló su ojo derecho y suspiró soportando sus ganas de gritarle a la chica.
—¿Ahora la que debe estar molesta aquí eres tú? ¿Tú? —intentó no reír pero su boca no lo soportó y soltó una sonora carcajada—. Tengo una lista extremadamente larga de como perturbas mi vida —siguió con su caminata desesperada de un lado a otro.
—¿Es así siempre? —susurró Nora golpeando su cabeza en contra su libro desde una de las sillas del comedor—. Es nefasto, ya ni siquiera recuerdo por qué comenzaron —miró de reojo a la rubia frente a ella quién intentaba leer, ya acostumbrada a las ruidosas discusiones que Fred solía tener con Suzanne cada vez que ella venía.
—Sí, así es casi siempre —respondió.
—Número tres —paró tres de los dedos de su mano izquierda ante la pesada mirada de la chica del sofá quien parecía solo pensar formas en las cuales matarlo cuando terminara—: Eres mentirosa. Número cuatro —añadió otro dedo—: Eres muy bajita. Número cinco —terminó de mostrar su mano completo y rio con un poco de sarcasmo—: Podrás ser bonita, inteligente, graciosa y hasta esté enamorado de ti... ¡pero eres una lunática! —explotó.
Sue bufó.
—¿Lunática?
—Dije que estaba enamorado de ti y solo escuchaste lunática.
—Como sea, son solo cinco puntos —dijo ella entre risas sin abandonar su aire de superioridad en la discusión.
—Oh sí, es que el último punto engloba otras doscientas situaciones y problemas. No quiero gastar saliva y que luego me de sed porque solo hay una botella de agua dentro de la nevera, y si la tomo, significa que me toca ir a comprar y realmente esto no merece que lo haga.
—¿Te das cuenta de que lo que acabas de decir te define a la perfección? —se puso de pie—: ¡Mírenme, soy Fred! ¡Soy un niño de papá que no puede hacerse cargo de sí mismo pero que le gusta pretender ser adulto, y que vive con su mejor amigo para que le resuelva la vida junto con un sofá que está repleto de pelos de gato! —fingió una voz gruesa haciendo una mala imitación a la de Fred.
—¿Pelos de qué?
—¡Hey! —la puerta principal se abrió de repente llamando la atención de todos. Oliver entró un poco asustado y azotando la puerta, se recargó en ella como si dejara el peligro afuera—. ¿Dónde está Wesley? ¿Está aquí? —preguntó en voz alta.
Los cuatro señalaron hacia la habitación del castaño al mismo tiempo pero sin despegarse de sus actividades a las cuales habían regresado.
—Hola —saludó una vez que recuperó su aliento. Nadie respondió, solo Claire y Nora saludaron con sus manos desde sus lugares. Oliver sonrió ampliamente olvidando su rara llegada y fue hacia ellas, miró extrañado a Fred y a Sue quienes seguían diciéndose cosas pero su sonrisa volvió en cuanto Claire le sonrió.
—¿Qué te pasó? —ella le señaló con su bolígrafo. El chico miró su camisa que tenía una mancha oscura justo en la frase.
Don't read my t-shirt decía en su pecho.
—Oh —talló un poco la mancha—. Venía corriendo y golpeé a alguien que tenía un vaso de café helado. Es enero, ¿quién bebe café helado cuando estamos a tres grados afuera?
—Y tú, lo golpeaste —cuestionó Nora lo que acababa de decir—, ¿por eso?
—¡No! —se retractó de sus palabras—, el golpe no fue a propósito. Me distraje porque vi a un husky con la lengua pegada en un hidrante —se burló como si lo recordara—, y no vi por donde corría—frunció sus labios dando por terminada su explicación—. ¿Tienes Doritos? —le preguntó a Claire cambiando el tema mientras metía las manos en los bolsillos de su chaqueta.
La rubia solo señaló a la cocina un poco extrañada y él solo fue directo hacia la alacena en busca de las frituras.
Era domingo por la tarde y el lunes siguiente comenzaban las clases nuevamente después de las vacaciones de Navidad. Claire había citado a Nora ahí para poder repasar apuntes antes de entrar a clases y refrescarse un poco más la memoria. Fred y Suzanne acababan de llegar de una cita fallida en el zoológico, donde al parecer un pequeño disgusto hizo que la discusión creciera y creciera, regresaron y todo había llegado hasta el punto de insultarse el uno al otro —de forma no tan cruel— en la sala del departamento mientras Los Simpson están en la televisión.
Claire estuviese asustada por ello sino hubiese presenciado ya dos discusiones de ese par de tal magnitud. Siempre llegan a un punto donde se mantienen callados cuando ya soltaron todo lo que tenían que decir y después solo se encierran en la habitación el rubio y no salen durante un largo rato. Después de eso, ambos lucen muy feliz.
Si Claire pudiese opinar frene a ellos, ambos son los lunáticos.
—Wow —la voz somnolienta de Wesley llamó su atención. El castaño tenía un aspecto poco alentador y una expresión de pocos amigos. Muy parecida a la primera vez que lo vio.
Wesley miró con desprecio a Fred y a Sue quienes ya habían bajado un poco el volumen. Después interrogó a Nora y a Claire con la mirada, la chica de cabello negro solo se encogió de hombros y la rubia hizo una mueca burlona.
—¿Qué fue?
—No sé exactamente, pero cuando llegaron mencionaron algo de un algodón de azúcar y un elefante de peluche —masculló Claire solo para ellos. Wes rodó los ojos y fijó su atención a Oliver quien no dejaba de meterse sus Doritos a la boca.
—¿Y tú? —preguntó sin muchos ánimos. El muchacho de los ojos oscuros solo se burló del aspecto que tenía su amigo y no respondió pues no podía gracias a todo lo que tenía en su boca.
—Él vio a un perro lamer un hidrante congelado —habló Nora por él. Oliver la señaló dándole a entender a Wesley que eso era cierto y comenzó a reír recordándolo, de nuevo.
Wes bostezó y solo se limitó a buscar la cafetera.
Escucharon como Sue le dio una especie de ultimátum a Fred y, con una sonrisa hacia ellos como si pidiera disculpa, tomó su bolso y caminó con pasos rápidos hacia el baño. Los cuatro le siguieron con la mirada hasta donde pudieron y después fijaron sus ojos en el rubio quien seguía de brazos cruzados obstruyendo a la caricatura de personajes amarillos.
—¿Podías moverte un poco? —preguntó Oliver metiendo su mano en la bolsa de frituras. Fred lo hizo con un enorme suspiro y avanzó hacia ellos.
—Estoy molesto —espetó en voz baja.
—No me digas, ¿en serio? —Wesley se acercó a la ventana de la cocina donde se recargó a beber la taza de café que se había servido—. Se me hace raro que no haya terminado contigo ya.
—No puede terminar con él porque no son novios —habló Oliver con la boca llena.
—¿Entonces qué son? —Nora cuestionó a todos. Wes, Oliver y Claire miraron al rubio con la misma pregunta. Éste solo se encogió de hombros.
—Yo solo quería tener una noche feliz hoy —fue lo único que dijo—. ¡Hey! —señaló a su mejor amigo y a la rubia—. ¿Van a salir en sus citas doble hoy, verdad?
Wesley asintió dándole un nuevo sorbo a su taza de café. Claire había logrado organizar todo a la perfección, con bastante emoción y ellos ya no pudieron negarse. Salir con otra pareja era bastante extraño pues ellos aún no se consideraban una en un cien por ciento.
Claire había hecho una reservación en un restaurante de comida tailandesa; de cuatro estrellas y con una excelente vista de Vancouver. Según lo que dijo, fue el primer restaurante donde Charles la llevó después de sobrevivir su primera semana en la ciudad y era realmente excelente.
Wesley solo pensó que tendía que tomar algo de su dinero ahorrado y vestirse más formal de lo que soporta hacerlo normalmente; tal vez fingir que tiene muchas ganas de charlar con Charles y que la etiqueta de su camisa negra de botones no le pica.
—¿Podemos ir? —preguntó el rubio con seriedad. Claire y Wesley intercambiaron miradas algo confusos—. Quizá así se le pase el enojo, necesito remediar esto pero, aclaro—alzó sus manos deteniendo cualquier pensamiento de las cuatro personas frente a él—, no es mi culpa —suspiró—, ¿puede ser una cita triple?
Claire hizo una mueca con su boca como si dudara y miró a Wesley para pedir permiso —no sabía exactamente por qué si ella fue quien organizó todo—, el castaño asintió sin más retirándose de donde estaba para salir por la puerta seguido de Oliver quien tenía el ceño fruncido como si algo de repente le molestara.
—Está bien —respondió Claire—. Llamaré para pedir una mesa más grande, si pueden dármela, pueden venir— tomó su teléfono celular que estaba debajo de la tapa de su libro abierto.
—Quiero ir —soltó Oliver con un pequeño puchero—. ¿Necesito tener novia para poder ir?
—Si—Wesley escondió su burla tomando de su café.
Oliver no era del tipo de chico que procuraba ser bien visto por el sexo opuesto, ni del tipo que busca tener la atención de las chicas o que pretende caerles bien. Para él, todos merecían su mismo trato y su personalidad hiperactiva llena de comentarios —bastante— extraños, hacían que más de una huyera de él.
—Eso no es justo —lamió sus labios quitando el exceso de polvo de Doritos y tocó el hombro de Nora—. ¿Quieres ser mi novia?
La chica de rostro dulce pero con mirada pesada solo esbozó una enorme sonrisa.
—No—dijo con obviedad.
—¿Por favor?
—No —ahora frunció sus cejas y buscó a Claire por ayuda.
—¿Por qué no? Soy más atractivo que cualquiera en esta habitación —señaló el lugar con una pieza de fritura en su mano.
Wesley golpeó su espalda como apoyo y Fred arrugó su nariz.
—No sé si te das cuenta pero, sigo aquí —se señaló el rubio.
—Sí, pero estás dentro del cliché de chico rubio, alto y guapo, eso te hace menos atractivo.
—No puedo creer que tenga razón —murmuró Nora como burla hacia Fred.
—¡¿Eh?! —soltó incrédulo.
—¿Qué pasa? —Sue apareció haciendo que el quinteto presente le mirara. Ella solo se encogió un poco sintiéndose amenazada y fue donde Fred aun esperando la respuesta sobre la plática para poder si quiera participar.
—Iremos a cenar con Wes y Claire —respondió Fred rodeándola con sus brazos tal cual novio –sin serlo- amoroso. Sue miró con desgano a Wesley sabiendo que el rubio solo lo hacía para que olvidara su enojo, el castaño levantó su taza de café como si le dijera un "de nada" y no habló nada más—. Es comida tailandesa, tu amas la comida tailandesa —dijo entre dientes como si quisiera guardar sus ganas de volver a discutir gracias al poco interés de la chica ante la invitación.
Sue suspiró.
—Sí, está bien —sonrió falsamente hacia el rubio y se alejó de él para que la soltara—. Gracias chicos —dijo amablemente a Wesley y la rubia quien seguía hablando por teléfono un poco alejada de lo que pasaba con ellos. Le dedicó una sonrisa amigable a Nora y después a Oliver—. ¿Me prestan a Fred un momento?
Sin esperar respuestas tomó la muñeca del chico haciendo que éste solo abriera los ojos con sorpresa, buscó ayuda con su mejor amigo y Wesley solo se limitó a decirle que podían marcharse con un gesto de su mano. Sue agradeció en voz baja y se llevó al rubio con ella hasta la habitación de él.
—¿Seguros que no lo asesinará allá dentro? —preguntó Nora después del portazo que los hizo estremecerse.
—Lo dudo, pesa como cinco kilos; quizá solo logre torcerle el pene hasta hacerlo llorar —murmuró Oliver metiendo su mano a la bolsa de frituras.
—¿Recuerdas cuando hizo eso? —Wesley se burló.
—Creo que fue el mejor día de mi vida.
—¿Por qué les da risa? Eso cuenta como violencia —la chica de cabello negro enarcó una ceja, ambos castaños dudaron pero Wesley negó con su cabeza después.
—Fue un accidente mientras jugaban twister y Fred es un exagerado —aclaró y Oliver secundó aquello—. No sabemos cómo pasó exactamente, pero pasó.
—Creo que Sue iba a caer y quiso sostenerse de algo, su mano solo encontró la entrepierna de Fred —comentó el otro chico.
—Eso tiene sentido.
—Son muy raros, ¿sabían eso? —Nora arrugó su nariz y regresó a sus escritos con una sonrisa incrédula.
—Yo lo sabía —Oliver levantó su mano como si aquello fuese demasiado obvio.
—Yo intento ignorarlo —Wesley se encogió de hombros.
—Sé que está mal, sé que debí retractarme en el primer momento en el que no pude regresarle el primer te quiero pero, siempre creí que todo llegaría tarde o temprano, y ahora me doy cuenta de que quizá mi espera es en vano. Creí que llegaría el momento en el que estaría segura pero no llega, el tiempo solo está pasando y todo sigue igual. Quizá tengo corazón de piedra o mis sentimientos aun no maduran —se detuvo frente a su cama buscando una opinión del enorme gato negro que descansaba sobre una de sus almohadas, éste solo maulló como si le escuchara y Claire suspiró—. Ayúdame —le reprochó sabiendo que era algo muy tonto hacerlo—, ¿lo que quiero o lo que debo? ¿Debo esperar más? ¿Esperar a que esté casada con él? ¿A cuando tengamos nuestro primer nieto? —se hincó frente a él indagando, buscó dentro de los ojos verdes del animal y solo resopló—. ¿Por qué no hablas? —lloriqueó un tanto frustrada—. No me gusta sentirme así, Pepino —acarició la cabeza del gato e hizo un puchero con sus labios—. Ver a Wes con Mia me hizo sentir mal, ¿sabes? Porque siento que encajan a la perfección, no necesitaron tiempo para eso, ¿por qué el amor es tan difícil si son solo reacciones químicas? Estúpida vida—dejó caer su cabeza contra el colchón quejándose un poco más, Pepino maulló de nuevo y ella solo intentó mirarle estando en la misma posición—. Si... Tengo que prepararme para la cena, mi peor idea hasta ahora.
—¡Bien! ¡Chicos! —Claire aplaudió queriendo llamar la atención de sus compañeros. Ellos solo murmuraron algo que no entendió pero no quitaron sus ojos de la televisión; la rubia bufó poniéndose frente a ella tapando la vista—. Les estoy hablando—dijo un poco molesta.
—¡Quítate! —ordenó Fred con un gesto de disgusto mientras que Wesley suspiró fuertemente y miró al techo un poco harto.
—¿Qué? —cuestionó Wes cruzándose de brazos; miró a la chica, usaba solo una bata de baño pero su cabello ya estaba arreglado al igual que su maquillaje que le hacía ver un par de años mayor. Wesley frunció sus cejas por ello, pues no estaba muy acostumbrado a verle así.
—Falta una hora con... —miró el reloj que estaba a su espalda—, cuarenta y dos minutos —añadió y regresó con su expresión de madre regañona con sus hijos—. Necesito que Fred—le señaló—, vayas bañarte o cualquier cosa que hagas en esos cinco minutos que duras ahí dentro, y tú... —señaló a Wes—, necesitas planchar tu camisa.
—Considero el planchar ropa como un gasto innecesario de electricidad y una pérdida de tiempo —se negó de inmediato sin darle mucha importancia al gesto ofendido de Claire.
—¿Es todo? —Fred hizo una mueca demostrando que estaba cansado de las palabras que Claire no dejaba de soltar desde que Sue, Oliver y Nora se fueron hace algunas horas.
No dejaba de repetirse que todo debía ser perfecto pero Wesley y Fred no dejaban de mostrar el poco interés que tenían respecto a la cena. Para ellos solo era ir a comer frente a personas que ven muy seguido —si no es que todos los días— y Charles. Éste último quizá era el problema de la pequeña rubia que no dejaba de parlotear por todo el departamento.
—Este es el plan —comenzó ignorando los rostros aburridos de los chicos frente a ella—. Como ya saben, está prohibido hablar del hecho de que vivo con ustedes, deben recordarles eso a Sue y a Mia para que tampoco se les escape.
—No entiendo por qué no se lo dices, Claire —intervino Wes pero fue interrumpido por ella.
—Oye, oye, oye —le apuntó con su índice de forma acusatoria—. Esta cena no se trata de mí, se trata de ti y de Mia para que refuercen un poco más su confianza como pareja saliendo con otras parejas —colocó sus manos en su cintura y miró al rubio—: Y para que Sue sepa que Fred no solo sabe meter la pata.
—¡No fue mi culpa! —le gritó como respuesta.
Wesley levantó su brazo pidiendo el poder de hablar como si fuese un niño en su clase de historia y Claire asintió permitiéndoselo—: Perdona si me atrevo pero lo más cercano a una pareja de las tres que van a asistir, somos Mia y yo. Él está en la friendzone y tú sigues sin creerte tu relación... —bajó su brazo—. Pensándolo bien, ustedes hacen que tenga más confianza, gracias —sonrió y comenzó a asentir con su cabeza bastante feliz.
—No estoy en la friendzone —su mejor amigo le miró ofendido.
—La primera fase es la negación —respondió.
—Cállate, Wesley —soltó molesto.
—Sí, ¡Cállate! —secundó la rubia haciendo que él solo soltara una carcajada tras haberles dicho la verdad.
—Puedo sentir su desesperación hasta acá, es más, puedo tocarla —comenzó a jugar con sus manos fingiendo que podía tomar algo del aire.
Claire resopló.
—Como sea —rodó los ojos y después puso su atención al rubio quien intentaba alejarse de la conversación, intentaba ver la televisión gracias a una posición no muy cómoda en el sofá—. Fred, necesito que te apresures. Necesito que llegues a tiempo, tienes que pasar por Sue también.
—Sue puede llegar sola, le daré la dirección —dijo aun queriendo ver. Wesley negó con su cabeza y comenzó a reír.
—¿Qué? —ella intentó burlarse pero su poca paciencia no le dejaba—, con razón no te saca de ese oscuro lugar. Vas a morir solo.
—Hey —Fred frunció sus cejas sin despegar su mirada de la pantalla—, si eres de las personas que hacen spoilers, desde ahora te digo que no me agradas.
—Fred, por favor —pidió ella con un tono más suave y cariñoso.
—Bien —suspiró resignad, talló sus ojos y miró a su mejor amigo—. Quiero ver que tal todo con Mia, no puedo creer que salgas con la mamá sexy del supermercado —se recargó en el respaldo del sofá y sonrió como si recordara algo—. Es como encontrar una aguja en un pajar, la única mamá sexy que había conocido era tu mamá.
Wesley sonrió como si se sintiera halagado haciendo que Fred le respondiera de igual forma al pensar que había sido su mejor comentario. Wes borró su sonrisa y le propinó un puñetazo en el brazo sin que se lo esperara.
—¡Ah! —gritó de dolor y comenzó a sobarse de inmediato—. ¿Viste lo que hizo? ¡Dile algo! —le pidió a la rubia.
—Lo vi todo y créeme que te lo merecías, es más, hasta yo quiero golpearte.
—Lo siento, soy humano y solo aprecio la belleza humana, tampoco es como si dijera que es una MILF.
—¿Cuántas veces quieres que te golpee hoy?
—Tengo que preguntarte algo —Claire respiró hondo tomando seriedad—. ¿Sue en verdad te conoce así? —enarcó una ceja dudando si había dado a entender lo que en verdad quería decir.
Fred rio con ironía mientras se ponía de pie. Se estiró un poco y negó con su cabeza aun con la sonrisa en sus labios.
—Créeme, el más cuerdo de los dos, soy yo —fue lo único que dijo y se retiró para hacer lo que la chica le había pedido minutos antes.
Claire inclinó un poco su cabeza concentrándose en esas palabras y miró a Wesley un tanto confundida, el castaño solo se encogió de hombros como respuesta.
—Son tal para cual —fue lo único que dijo.
La rubia resopló y dio por terminada esa conversación, fue hasta el sofá y se sentó al lado de Wesley; él solo ignoró la acción y siguió viendo televisión.
—¿Puedo pedirte que no menciones nada respecto a lo que pienso del anillo y que no... amo —murmuró como si le costara decir la palabra— a Charles?
Wes hizo una mueca y volteó hacia Claire. Ella ya tenía sus ojos sobre él, se veían más grandes de lo normal pues ese maquillaje que tenía sobre ellos ayudaban. Bastante simple pero sin duda hacía una diferencia resaltando todo lo lindo del rostro de la chica. El castaño frunció sus labios fingiendo que pensaba una opción pero terminó con una risa pequeña al notar la preocupación de Claire.
—¿Por qué querría decirle a Charles que no lo amas? —hizo énfasis en la última palabra.
—No lo sé —suspiró cerrando sus ojos como si ahora eso le pareciera gracioso—. No soy la mejor novia del mundo.
—Al menos lo intentas, ¿no? —se burló.
—Creo que tengo mucho que aprender de Mia esta noche. No cabe duda que el tiempo no importa en cuando al cariño, ella parece quererte mucho.
—No hablemos de eso —se encogió de hombros—. Vamos, quita esa cara —picó la mejilla derecha de la chica un par de veces haciendo que ella dejara salir su sonrisa—. ¿Te digo algo? Si sientes que no vale la pena, solo no gastes tu tiempo. Una vez leí que para la persona equivocada puedes ser nada, pero cuando la indicada llegue, serás todo —dijo como si esas palabras no tuviesen tanta pesadez en él. Claire hizo una mueca y asintió—. Todo depende de cómo te sientes.
—¿Y tú sientes que Mia puede ser la indicada? —preguntó con curiosidad. Wesley movió un poco su nariz como si pensara en su respuesta, pero solo se limitó a sonreír con bastante ternura.
—No lo sé, pero hay una posibilidad —respiró hondo—, ahora. ¿Podrías dejar a tras tu pose de mamá gruñona? Me aterra un poco y me hace olvidar que hay una Claire que me... agrada.
La rubia abrió su boca y lo empujó de su brazo haciendo que ambos comenzaran a reír. Wesley solo se alejó un poco exagerando su miedo como si ella fuese un monstruo tapando su rostro con un cojín, sintió que ella se ponía de pie y revisó si estaba en lo correcto. Ella solo estaba de brazos cruzados viéndolo hacia abajo y negó con su cabeza como si se diera por vencida.
—Solo péinate un poco —dijo con un tono más suave, se acercó un poco más a él y metió sus dedos entre los largos mechones castaños que Wesley llamaba cabello. Lo peinó hacia atrás liberando un poco más su rostro—, si lo secaras quizá se esponjaría menos.
—No me gustan las secadoras.
—Porque son una pérdida de electricidad y tiempo, si, lo sé.
Mardy Bum - Arctic Monkeys
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