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19. Deliberaciones (parte 1)

Jane y Billie sonreían viendo a Noli tan alegre. Habían sido las primeras en despertar y se habían encontrado a la criatura sentada junto a su madre, que seguía durmiendo. Jugaban a aprender sus lenguas: Jane y Billie le enseñaban palabras mõthmani y Noli las traducía a su idioma. Ranän había aprovechado para revisar el plan de Billie. Aquella humana era ingeniosa, sin duda, pero la imumni no estaba demasiado segura de la efectividad que pudiese tener su idea. Había muchas cosas que los mõthmani ignoraban, por eso y aunque fuesen criaturas hábiles, sus planes estaban destinados al fracaso. Las gentes de Nurs confiaban en Whetu, por eso no se habían vivido demasiados altercados. Pero la presencia de Ranän y Noli sí estaba complicando la vida a otras comunidades. En Reva se hablaba de dos monstruos alienígenas que habían invadido Nurs, secuestrando a Whetu; otras voces decían que la propia Whetu se había aliado con los invasores, incluso que ella era una alienígena disfrazada de humana. Destiny estaba muy estresada debido a aquella situación, Whetu se lo notó en cuanto la mujer entró en su vivienda, sin ni siquiera avisar. Los ojos de la mujer se clavaron al instante en Ranän. Con un gesto de disgusto, la líder de Reva saludó a Whetu con abrazo que nadie se esperaba. 

— Me alegro de ver que estás bien, compañera.

— Muchas gracias, Destiny. ¿El resto viene contigo?

— No, he venido sola, pero si yo he llegado ya, los demás no tardarán demasiado. 

Whetu asintió. Aunque por fuera pareciera tranquila, la líder de Nurs era un manojo de nervios e inseguridades en su interior. Ella sabía que Ranän y Noli no eran una amenaza, más bien podían ser poderosas aliadas en caso de que fuese necesario. Sin embargo, la Congregación era un organismo colectivo, habría otras formas de pensar y no estaba segura de tener argumentos suficientes para justificar la presencia de la imumni. Jane gritó el nombre de su hermana, corriendo a saludarla, y Whetu descubrió así que todos los miembros de la Congregación habían llegado a Nurs. Era la primera vez en la historia que la Congregación se reunía en la pequeña comunidad septentrional, pero los motivos por los que lo hacían eran todavía más importantes. Las reacciones a la presencia de Ranän y Noli fueron similares en la mayoría de casos. Miradas largas, incómodas, gestos de rechazo y desconfianza. Se sentaron en un gran círculo, en el centro de la vivienda. Fuera de él estaban Ranän y Noli, sentadas en el sitio de siempre, alejadas de los humanos, y se había permitido a Ethan y Billie Arbroda que se quedasen en la reunión. Muchos tenían sus miradas fijas en Whetu porque era la primera vez que la veían desde que regresó, pero también porque era la responsable de que aquellas criaturas estuvieran en Kümal. 

Tuvo que explicar desde el principio, una vez más, todo lo que había vivido durante su secuestro, aunque realmente no había estado secuestrada. También tuvo que volver a explicar nuevamente por qué había actuado al margen de la Congregación, incluso pidió perdón, pero algunas personas veían en Whetu un elemento peligroso para la sociedad. Sorprendentemente, Destiny no era una de ellas. La mujer la felicitó frente a la Congregación por su valentía y le agradeció, personalmente y en nombre de la comunidad de Reva, su compromiso con la seguridad y la supervivencia de la Humanidad. No obstante, Ralph no estaba demasiado contento y mucho menos con Whetu. La presencia de las imumni había acabado por colmar su paciencia, aunque todo el mundo era consciente de que la paciencia no era el mayor atributo del líder de Vori. Sin embargo, Whetu no estaba dispuesta a permitir que nadie molestara a Ranän sin ni siquiera haber permitido que se explicase. La discusión fue a más y Ralph hizo un gesto extraño, como si fuese a levantarse para golpear a la maorí, así que Ava puso orden. Su grito se escuchó incluso fuera de la vivienda de Whetu. 

— Os recuerdo que como líderes de una comunidad, también se espera de vosotros que sepáis controlaros —dijo molesta, mirando a Ralph—. Whetu tiene razón en algo. No hablemos de ellas como si no estuviesen, permitamos que hablen. Aportarán más así que calladas en un rincón.

La líder se levantó, abandonando el círculo de la Congregación, y caminó despacio y tranquila hacia el lugar en el que Ranän estaba junto a su hija.  Hincó una rodilla en el suelo y miró a la criatura a la cara, sin ninguna expresión en su rictus. La imumni no parecía enfadada ni molesta, pero no abría la boca ni tenía intención de hacerlo. Ya había dicho anteriormente que no iba a meterse en los asuntos de los mõthmani

— Durante siglos hemos vivido en paz —introdujo Whetu, captando la atención de todos los presentes—, pero en realidad estábamos en medio de una guerra. No les importamos en absoluto, tienen sus propios problemas, y por eso la Humanidad ha podido asentarse en Kümal. Si las cosas hubieran sido diferentes, probablemente ninguno de nosotros habría llegado a nacer.   

— ¿Y qué era el bote? —preguntó Ava de pronto, acallando los murmullos de sus compañeros—.  

— Sois más temerarios de lo que creí —respondió Ranän, sorprendiendo incluso a Whetu—. Cogisteis el impïlalthom sin saber lo que era. Es increíble. 

Las miradas de desaprobación se clavaron en la imumni. Ava se levantó y se alejó de ella, caminando hacia Ethan. Lo cogió de la mano y lo paró frente a la criatura. Segundos después hizo lo mismo con Whetu. Los miembros de la Congregación observaban en silencio, sentados en el suelo, igual que Billie, que estaba apoyada en la entrada. Ella conocía a Ava de una forma especial, pues era su cuñada, y sabía por los gestos de su cara que la mujer estaba empezando a perder la paciencia. Ava era una persona increíblemente tranquila, pero si perdía los nervios era mejor no toparse con ella. 

 — Estas dos personas encontraron un bote y os las llevasteis por ello. Ese bote es el origen de todo este lío, así que te pido, como líder de la Humanidad, que nos expliques de una vez qué diantres es el impïlalthom.  

— Tranquila, pequeña mõthmani. No soy uno de tus siervos para acatar tus órdenes. Nadie habría sido objetivo nuestro si no os hubieseis llevado el impïlalthom. Sólo queríamos eso. Vinimos a cogerlo y después nos habríamos ido. Pero no estaba en el lugar en el que debería haber estado. Pregúntale a la mõthmani inteligente. Ella tiene alguna idea de lo que es. 

Ava miró de forma instintiva a su hermana. Jane era sin duda la "mõthmani inteligente". Ella miró a Ethan, quien asintió. En realidad, la mayor parte de las conclusiones de Jane estaban basadas en observaciones y anotaciones que Ethan había realizado antes de desaparecer, así que de alguna manera no se sentía tan inteligente como Ranän había dicho, pero toda la atención recaía sobre ella, así que expuso lo que sabía. La sustancia de aquel bote, el impïlalthom, era un soporte biológico de almacenamiento de datos, es decir, era un ser vivo creado para albergar información en su interior, de la misma manera que se creaban papiros para albergar escritos. No habían llegado a descifrar su mensaje, pero tampoco habrían tenido ninguna posibilidad de hacerlo, ya que no habían escuchado jamás aquella lengua. Una ligera sonrisa en el rostro de Ranän indicó a Jane que no se había equivocado. 

— Todo eso está muy bien —replicó Ava—, pero lo que quiero saber es por qué es tan importante. ¿Qué clase de información contiene esa cosa como para que os hayáis llevado a dos personas y os hayáis descubierto ante nosotros después de siglos?

 — Haces demasiadas preguntas para ser una líder —espetó Ranän con un tono despectivo—. Está bien, lo explicaré. De todas maneras, no entenderéis nada. El impïlalthom es la cura para la peor enfermedad que se haya conocido jamás, la enfermedad que destruyó a todas las civilizaciones de este sistema. Sin la cura a esta enfermedad, nuestras existencias están condenadas.   

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