SAGA 1: Prólogo
Mobius.
Antiguamente, un lugar hermoso, con múltiples maravillas naturales, animales de todo tipo y personas, en su mayoría, amables, nobles y de buen corazón.
A pesar de esta aparente perfección, este mundo está muy lejos de ser así.
Aún siguen habiendo problemas.
Y personas que harán cualquier cosa para cumplir sus objetivos sin importar a cuantos lastimen en el proceso.
Por suerte, también existen héroes dispuestos a arriesgarlo todo para proteger a otros sin esperar nada a cambio
Sin embargo, todo eso cambió luego de aquel incidente.
La pandemia Zombot empezó mucho antes de que naciera.
O eso fue lo que me contaron.
Durante toda mi vida he vivido en un área pacífica, alejada de las grandes hordas de zombots o de otros grupos de supervivientes. Nuestra comunidad es pequeña, sobrevivimos a base de lo que cultivamos en macetas y de los pocos recursos que los recolectores encuentran.
Todos aquí sólo piensan en aguantar el mayor tiempo posible pero no en como mejorar la situación.
¿Buscar una cura?, ¿reclutar a más supervivientes?, ¿buscar pistas sobre el paradero de alguno de los antiguos héroes?. Nada, cualquier cosa que comprometa la seguridad está completamente prohibida.
Pero esconderse tampoco va a garantizar nuestra salvación.
Viví esta desgracia desde el principio.
Se suponía que mi misión era evitar que esto sucediera.
El futuro descansaba en mis manos.
Lo arruine todo.
Perdí a la mayoría de mis amigos.
Y la poca gente que me queda lleva tanto tiempo desaparecida que asumo que ya fueron convertidos en esas cosas.
Regresar a mi tiempo no es una opción.
Ir con Blaze tampoco...
No soy capaz de mirarla a los ojos y decirle que todos sus seres queridos dejaron de existir.
Todo porque no fui capaz de cambiar el curso de la historia.
Este mundo es una completa basura pero también tiene sus ventajas
El hecho de estar a nada de que todo esto se termine, da vía libre para hacer cualquier cosa.
El libertinaje es increíble.
¿Robar?, ¿estafar?, ¿molestar a los Zombots?, ¿usar a los propios Zombots para atacar a otros?. Todo es posible.
Las posibilidades son infinitas.
Y el mundo entero es mi patio de juegos.
Genuinamente, la posibilidad de infectarme no representa ningún miedo para mí.
Mi velocidad y agilidad son mis mejores armas.
Ningún estúpido y descerebrado Zombot es rival para mí.
Incluso las criaturas como yo no estamos exentas de esta situación.
Nuestras poblaciones se vieron gravemente reducidas debido a esta infección.
Los pocos que quedamos hacemos todo lo posible por mantenernos vivos.
Mientras que nuestros hábitats naturales que aún no fueron afectados por esto son utilizados para albergar a los pocos supervivientes que aún quedan, tanto de mi propia especie como otras criaturas, incluyendo Mobians.
Antes de todo esto, mi motivo para evolucionar fue un deseo por aspirar a ser como mi más grande ídolo.
Pero él ya no está.
Y los indefensos necesitan una nueva esperanza.
Quizás yo pueda ser esa luz.
Al menos para las criaturas como yo.
Por momentos da la impresión de que las cosas se ponen cada vez peor.
Y la única compañía no infectada que tengo tampoco es de mucha ayuda.
Ambos somos dos almas perdidas que vagan sin recuerdos por un mundo sin salvación, en búsqueda de algo que no sabemos.
¿Un lugar seguro dónde esperar a que el fin llegue?.
¿Quienes fuimos en nuestra vida pasada?.
¿Otros supervivientes?.
O quizás... ¿Un último rayo de esperanza?.
La suerte ya fue echada.
Los caminos ya fueron trazados.
Dependerá de si mismos conservar la vida, cordura y, especialmente, su esperanza de arreglar todo.
Pero tendrán que estar atentos.
Viejos rostros conocidos acechan entre las sombras y hordas de Zombots.
Cada una con sus propias motivaciones.
Quizás podrían surgir cosas interesantes de las mismas.
Pero siempre manteniendo la guardia alta.
Después de todo, en dicha situación, era preferible desconfiar de todo antes que terminar infectado o con algo clavado en la espalda.
Después de todo, solo importaba sobrevivir un día más.
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