Ella era un demonio con apariencia de un angel.

Te hechizaba con su pureza,
te hipnotizaba con su voz,
te hacía perder tu cordura y sumirte en los pecados más bajos.

Cuando ella lo sugería sonaba tan bien de su boca, aunque estuvieras consiente de que todo eso estaba mal.

En el fondo sabías que aún te pidiese tirarte del acantilado eras capaz de hacerlo si ese era el precio que tenías que pagar por su amor.
Después de todo sabías que no siempre ella fue así, si no que al vivir tanto tiempo en el infierno se terminó convirtiendo en parte de el.
Hasta consumirse en cada una de sus llamas.

C.Rudel