Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo

Quinto mes de embarazo

Sesshomaru despertó en medio de la noche agitado, miró a su lado, su mujer dormía plácidamente, llevó una mano a su rostro y salio de la habitación, sin rumbo, solo paseaba para calmarse un poco, desde que se enteró del embarazo, no hacía más que tener pesadillas, una tras otra mostrando la imagen de cuando mataba a Toga, luego todo cambiaba a un tono rojo sangre y el cadáver se levantaba apuntándole, diciéndole que ese mismo sería su destino, que jamás los podría proteger.

Había llegado a la entrada, golpeó la pared enojado, él era distinto, no se dejaría consumir como su padre, él protegería a su hijo y esposa incluso de él mismo si era necesario.

–¿Todo bien?– Inuyasha apareció tras él, le dio un vaso con licor, cortesía de Naraku y los demás– últimamente estas extraño.

Por primera vez en muchos años, habló con Inuyasha, revelando sus sentimientos, aquel miedo latente en él y lo nervioso que estaba de no poder cuidar de Kagome.

–No somos papá, nosotros a diferencia de él protegemos a nuestras mujeres, lo demostramos– le dijo recordando el día cuando llegaron allí– tuvimos la suerte de alcanzar a ser criados por mamá, nos inculcó muy buenas enseñanzas.

–Odio que aparezca en mis sueños, diciendo que no podré cuidarla, que incluso moriré como él– apretó el vaso, enojado, dolido de solo pensar en lo que podía perder– dices que no soy como él, pero mis manos están manchadas con la misma sangre que las de él, incluso...

–Incluso que, Sesshomaru– Inuyasha lo obligó a hablar, no preparado para sus palabras, dejó caer su vaso, levantándose y mirando el cielo– solo eras un crió, no podías hacer nada.

–Tenía veinte Inuyasha, ya no era un crio– alegó enojado– ¡pude ir y ayudar, pero me quedé congelado, sin ayudarla! ¿Y si fuese mi mujer y mi hijo en aquella situación, y no pudiera ayudarlos?

–Yo mismo te mataria a golpes– lo tomó del cuello, sus ojos mostraron la más pura ira que jamás en su vida había tenido– es un regalo que estemos con ellas, no lo arruinaras.

Lo soltó, dio unas cuantas vueltas y lo obligó a ir por sus cosas, saldrían ambos de la ciudadela y él mismo ayudaría a Sesshomaru a quitarse ese mal estar de encima, y cuando eso pasara estaría listo para cuidar a su hijo y mujer.

***

Kagome había leído la nota de Sesshomaru, solo decía que iría de cacería con Inuyasha y que volverían a lo mucho en una semana, y que le traería cualquier cosa que encontrase para el bebé.

Ya lejos de la ciudadela, casi llegando a los límites que antes era su campamento, ambos hermanos cambiaron el rumbo, Sesshomaru era quien guiaba, quien mejor recordaba el camino, como una cicatriz que jamás sanaba, que sólo crecía con los años.

Habían pasado cinco años, las plantas habían crecido casi cubriendo el sendero, llegaron a unas alcantarillas, donde tuvieron que cubrir sus narices por el aroma pestilente, la oxidada puerta rechina al abrirla, no hay nada de luz, así que prenden una linterna.

–¿Seguro es por aquí?– pregunta Inuyasha aguantando las ganas de voltear e irse– que asco.

–Solo camina– dice Sesshomaru sin prestarle mayor atención.

Se escucha un lloriqueo, dos o quizá tres hombres reír y el grito de una mujer, Inuyasha prepara su arma, Sesshomaru solo entra y todos lo miran, dos hombres corpulentos se levantan y van a él, Inuyasha había quedado tras la puerta en caso de que algo saliera mal y tuviera que ayudar a su hermano.

–Pero miren a quien tenemos aquí, tu padre nunca más te trajo– la asquerosa sonrisa aun la recordaba, el hombre había envejecido un poco, pero era igual de repugnante que en aquel tiempo–¿Que es de Toga? Ya no ha venido.

–Murió– sus ojos enfocan a la mujer que yace esposada a un tubo, su cuerpo solo es cubierto por ropa interior y no es capaz de sostener su mirada– hace ya medio año.

Sesshomaru cuenta tres hombres, los mismos malditos de aquel día, cuidando sus movimientos, logra tomar una daga y se acerca al hombre para después enterrarla en su yugular, el viejo se tambalea y cae de rodillas tratando inútilmente de detener el sangrado, Inuyasha patea la puerta y le dispara al que se acerca y el tercero toma una escopeta, pero con lo ebrio que está le es imposible poner la munición, ambos van a él, Inuyasha le quita el arma y Sesshomaru comienza a golpearlo.

Los minutos pasan, el hombre está casi inconsciente, la sangre de ambos se mezcla y los nudillos de Sesshomaru están casi dormidos, dañados y aún así sigue golpeando hasta quitar toda esa rabia acumulada por años, cuando nota que el hombre se ahoga con su propia sangre se levanta, notando los espasmos y va a la mujer, quien ruega por su vida.

–Busca las llaves– le pide a su hermano, Inuyasha revisa los tres cuerpos y cuando la encuentra se las lanza– Debo pedirte disculpas, jamás pude ayudarte a ti o a la otra chica.

La mujer no dice nada, cuando ya no siente las esposas solo puede abrazarlo, le susurra que su acompañante está muerta, pero deben ayudar al niño que está encerrado en la habitación continua, ella lo perdona e incluso le agradece el no haberla olvidado.

–Quiero ver la cara de Kagome al saber que has llorado en brazos de otra– le dice Inuyasha en modo de burla cuando ella se levanta con dificultad para ir por el pequeño– estarás en problemas hermanito.

–Imagina a Kikyo cuando sepa que has mirado la retaguardia de otra mujer.

–¡Eso es mentira!

–Para una embarazada, eso será suficiente y la tendrás enojada o llorando– van a ayudarla, Sesshomaru toma al niño, quien llora y se aferra a su cuerpo.

Salen de allí, se dirigen al río y ambos ayudan a limpiar a la mujer y al niño, les dan algo de ropa, comida y hacen una fogata para darles calor, la chica llora por su bondad, el niño llora por la pérdida de su madre, y ambos hermanos, marcan el fin del tormento que vivieron junto a Toga.

Hace cinco años, Toga me llevó a las alcantarillas, dos mujeres encerradas, siendo violadas por tres asquerosos viejos, diciendo que solo eran de ellos, que las mujeres no tenían derecho, que solo existían para darles placer. ¿Sabes cuanto luche para que me sacara de allí, o terminaría matando a todos? Sabía que no les ganaría, menos con mi padre allí, pero jamás las olvidé, sentía culpa por no salvarlas, siquiera se si siguen con vida.

Lo contado por Sesshomaru aún retumba en la mente de Inuyasha, su hermano sufrió en silencio, desde que Irazue se había ido lo estaba haciendo, y entendía el por qué odiaba y sentía asco de los videos porno, le recordaban a Toga con la sirvienta, le recordaba la desgracia que aquellas dos mujeres pasaban y de la que solo una salió con vida.

Cuando llegan a la ciudadela, Irazue se acerca preocupada al ver el estado de la mujer, la llevan al cuarto que ocupan como enfermería, el niño también es revisado, durante tres horas no sabe de ellos hasta que su madre sale con una sonrisa.

–Con buena comida y un cuidado constante estarán bien, ella pasará un tiempo alejada quizá, aún con el miedo que aquellos bastardos le hicieron tener, pero gracias a ti, saldrá adelante– Irazue acuna la mejilla de su hijo en sus manos, Sesshomaru viajo a la tierna edad de cinco, cuando se había caído y lastimado su rodilla, la misma calidez le transmitía ella "todo estará bien"– el ñiño solo tiene desnutrición, pediré que las buscadoras encuentran vacas y puedan sacar leche, será de ayuda.

Sesshomaru pidió entrar allí, su madre le dio permiso y la mujer lo miró agradecida, y para no tener que llamarla solo así, le pregunto su nombre.

–Soy Yura, y el pequeño lleva el nombre de Shippo, así me dijo ella– respondió cerrando sus ojos– tengo sueño.

Algo alertado, se acercó para verificar que respiraba, al sentir el latido calmado se relajó, se levantó y fue con el pequeño, quien miraba todo a su alrededor.

–Shippo..– el nombrado volteó, sus ojitos castaños mostraron alegría y su corazón sintió paz– ¿Tienes hambre? Hoy es día de carne y algo de manzana.

–Si por favor– se dio la vuelta dispuesto a ir por la comida, a la enfermería entró Kagome tocando su barriga y sonriendo al pequeño.

–¡Que ternura! Yo soy Kagome, mujer de Sesshomaru y prometo cuidarte muy bien– lo vio llorar, abrazar a Kagome y llamarla madre, les dio privacidad, ella se podía encargar perfectamente sola– prometo cuidarte como mi propio hijo Shippo, y también conocerás a Rin, una niña que fue salvada por mi esposo al igual que tu.

El resto del día Kagome acompaño a Shippo, jugaban, le contaba historias, le dejó tocar su barriga cuando sentía pataditas y luego lo hizo dormir con una canción de cuna, Sesshomaru escuchaba desde afuera, sonriendo por imaginar lo buena madre que ella sería.

En la noche, ya listos para dormir le besó la frente, la nariz y cuando llegó a sus labios se deleitó, mordía, chupaba y saboreaba, Kagome tuvo que separarlo o terminarían haciendo el amor, la idea no le molestaba, pero ambos sabían que terminarían emocionados ya que hacerlo lento no era su estilo.

Aquella noche pudo dormir tranquilo, sin que Toga apareciera, sin miedos, su pesar había sido el saber de ellas y no ayudarlas, o no haberlo intentado, quizá ambas estarían a salvo, Shippo pudo tener una madre, o si salía mal, todos hubieran muerto, pero el que Yura le agradeciera por no olvidarla y a pesar de los años ir por ella, le ayudó bastante, y ahora estaba seguro, que podía proteger a Kagome y su hijo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro