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La noche había llegado, la cueva era iluminada por la fogata y Kagome gemia al ser penetrada desde atrás por Sesshomaru, apenas despertó comieron algo, ella aún desnuda y eso despertó la pasión en el ojidorado, la había puesto en cuatro y la estimuló un poco para después entrar en ella y comenzar a penetrarla más duro.

Kagome tenía su mente en blanco, solo podía escuchar el sonido acuoso de sus intimidades al chocar y como de sus labios salían gemidos cada vez más altos, y parecía que a Sesshomaru no le molestaba, si no, todo lo contrario, sentía incluso como su pene crecía más dentro de ella, llenándola aún más y tocando un punto dulce que la hacia tener orgasmo tras orgasmo.

Sesshomaru apretó su trasero, disfrutando la vista que ella le brindaba al tomar todo su miembro, al sacarlo estaba empapado en sus jugos, y el aroma de sexo llenaba sus fosas nasales haciéndolo desear más. Cambiaron de posición, ella sobre él, dando pequeños saltos, provocando que ahora fuera él quien gimiera.

–Harás que me corra si sigues así– le dijo mientras apretaba su cintura y ambos sintieron una corriente excitante por su cuerpo– ve más despacio.

–Me gusta así– dijo sin bajar el ritmo, sus pechos rebotan y Sesshomaru no pierde la oportunidad de apretarlos, de jugar con aquellos pezones rosados y los lleva a la boca para probarlos– ¡Sigue!

Sesshomaru la hizo recostarse en su pecho, dobló un poco las piernas y las embestidas fueron más duras y profundas hasta que se corrió dentro de ella, Kagome se arqueo y sintió los espasmos por ser llenada.

***

Los días pasaron más rápido de lo que hubieran querido, pero ambos sonreían cómplices al saber que disfrutaron hasta el último minuto, ahora irían por la cacería, Kagome dijo se encargaría de las frutas ya que era muy buena escalando, Sesshomaru cuidaba que no fuera a caer, su vista subía por las piernas, deseaba tanto tocarlas, apretarlas y tenerlas sobre sus hombros para darles cortos besos.

–Quédate ahí– le dijo cuando un ruido se escuchó muy cerca de ellos, Sesshomaru sacó una daga y caminó hasta donde venía el ruido, dos hombres caminaban por allí, Kagome desde el árbol le apuntaba a uno, en caso de que decidieran pelear.

Sesshomaru los vio alejarse y cuando se perdieron de su vista le ayudó a bajar y cambiaron su rumbo, no estaban para pelear ahora, apenas y había mejorado, aún quedaban lugares donde habían animales, así que no tenían problema en alejarse de allí.

En el camino, Kagome iba preguntando si recordaba algo de su vista antes de todo el caos, él le comentó un par de cosas, pero todo recuerdo feliz involucraba a Irazue, y a ella se le hizo muy tierno, después su respuesta simplemente fue un "no deseo hablar más de ello".

–Yo recuerdo que papá solía llevarme a clases, luego iba por mi y comprábamos helado– la sonrisa melancólica no se hizo esperar– cuando la nueva ley salió, él mismo nos sacó de la ciudad, se quedó para asegurar que jamás nos siguieran, y no volví a saber de él.

Sesshomaru le tomó la mano en señal de apoyo, Kagome se abrazó a él y se quedaron allí unos minutos, cuando se separaron, se dieron un corto beso y siguieron sus días de cacería.

***

Habían  logrado cazar unos cuantos siervos, Sesshomaru los llevaba en su espalda y Kagome llevaba las frutas en una de las mochilas, habían llegado a salvo, cuidando los alrededores y siendo recibidos por Naomi, quien revisaba a su hija y al ver que estaba bien le agradeció a Sesshomaru cumplir su promesa.

Durante dos días no pudieron estar a solas, pues debían ayudar a las demás y ahora que Inuyasha y él estaban allí, les pedían ayuda para los trabajos pesados,  ambos no se negaban, ayudaban incluso en la cocina para darle un tiempo libre a todas allí, reforzaron la entrada, mejoraban las armas y hacían guardia unos cuantos días.

Ahora mismo, Sesshomaru terminaba de darse un baño, era casi media noche y le tocaba guardia, se vistió algo rápido y con lo primero que encontró, tomó una manta y salio rumbo a la entrada, en su camino pasó por la cocina, Inuyasha y Kikyo estaban allí, le dieron un sándwich y algo de café, fue a la cabina y tomó asiento, la vista era hermosa, la luna iluminaba aquel prado y las flores se veían aún más lindas, definitivamente su parte favorita hasta ahora de hacer guardia.

–¿Muy ocupado?– Kagome estaba en la puerta con una manta y algo de café, Sesshomaru le tendió una mano e hizo que se sentara en sus piernas– tuve que preguntar que día tocaba tu guardia para poder estar contigo.

–Solo han pasado dos días– le sonrió de lado, ella alzó los hombros– también estuve buscando una oportunidad, pero no la había.

Se quedaron en silencio, uno cómodo, donde solo miraban el paisaje y se acariciaban un poco, Sesshomaru pasó una mano por debajo de la playera que ella llevaba, sentir nuevamente su piel era alucinante, Kagome trató de mantener la compostura, pero las caricias iban en aumento y su temperatura subía, Sesshomaru se levantó e hizo que ella quedara sentada en la silla, se puso de rodillas y sus besos llegaron hasta sus piernas.

–Alguien vendrá– trató de detenerlo, pero sus manos estaban en el cabello plateado, llevándolo directo a su intimidad– Sessh..

–¿Como pretendes que me detenga así?– con algo de esfuerzo le quitó los pantalones, corrió las bragas y su lengua recorrió toda su entrada hasta llegar al clitoris y escuchó el primer gemido– sabes dulce.

Kagome se aferraba al descansa brazo y cerraba los ojos, su cuerpo se dejó llevar en el placer, sus pezones comenzaban a pedir atención y deseaba que Sesshomaru la tomara de una buena vez por todas, y su petición fue escuchada, dejó de sentir la boca de su amante allí y escuchó el sonido de un cierre, abrió los ojos solo para ver como se afirmaba a la silla y entraba en ella allí mismo.

La posición era algo extraña, pero placentera, sus piernas descansaban en los hombros de Sesshomaru y él se acercaba para besarla, las embestidas eran algo rudas, pero las disfrutaba, se notaba por como gemia, por como tenía orgasmo tras orgasmo y su mente solo pensaba en aquel acto donde podrían ser descubiertos en cualquier momento.

Minutos después, cambiaron de posición, Sesshomaru estaba sentado y Kagome le daba la espalda mientras él le alzaba las piernas, Kagome estaba alucinando, podía sentir como entraba perfectamente y la hacia delirar, su espalda chocaba contra sus pectorales y escuchaba los gemidos que escapaban de él.

–Si seguimos así, terminaras embarazada– la idea no sonaba nada mal en su mente, un hijo de ellos, donde se encargaría de hacerlo vivir un mundo de amor, solo ellos tres contra el mundo– me voy a correr dentro, y te llenaré para que eso suceda.

–¡Si por favor!– una sonrisa acompañó el orgasmo de ambos, Kagome aún tenía espasmos y era fuertemente afirmada de su cintura para que no cayera– vendré más seguido a tus guardias.

Con cuidado la ayudó a levantarse, por sus piernas corría sus jugos mezclados con algo de semen, buscaron algo para limpiarse y Sesshomaru solo pudo romper un poco su camiseta, se vistieron y se quedaron allí solos, abrazados y mirando el exterior.

***

Naomi miraba enojada a Sesshomaru, Kagome estaba recostada en la cama e Irazue trataba de disimular su felicidad, sería abuela, su hijo tendría un bebé con Kagome, pero no dijo nada, solo tomó su maletín y sacó de allí a Naomi.

–Verás que cuando ese bebé llegue al mundo, lo amaras mucho– le dijo la ojidorada a Naomi, quien sólo volteó la mirada y se fue a ayudar con las plantaciones.

Dentro del cuarto, Sesshomaru se acomodaba junto a Kagome, tocando la barriga aún plana, pronto iría creciendo y la idea solo le hacía sentir felicidad, después de muchos años, la vida le volvía a sonreír, sería padre y su madre estaría allí junto a él, para conocer a su nieto y para guiarlo por sí algo salía mal.

●○●FIN ●○●

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