
》8《
Una semana había pasado, Sesshomaru era atendido para cerrar la herida y para evitar que se infectara, otra vez, durante dos días había tenido fiebre, algunas buscaban hierbas medicinales para él en agradecimiento por salvarlas.
Inuyasha se había reencontrado con la misma chica que salvó hace años, hablaron mientras ella curaba sus heridas y sonreían por volver a estar juntos.
Kagome iba al comedor por comida, debía darle sopa y una fruta fácil de comer, así que siempre elegía banana, en la bandeja también llevaba comida para ella, se había acostumbrado a comer junto a Sesshomaru y la verdad, es que no le gustaba la idea que otra mujer lo ayudase a comer.
Entró en el preciso momento que él despertaba, dejó la bandeja en la mesa de junto y le ayudó a acomodarse, Sesshomaru aún medio dormido aspiró el sutil aroma de ella, sin darse cuenta la tenía afirmada de la cintura, olía su cuello y Kagome se sonrojó completamente, abrió los ojos al sentir el toque en sus hombros, ambos se miraron sin decir nada, ella acercó su rostro y sus labios se tocaron sutilmente.
–¡Lo siento!– dijo apenas se separaron, cubrió sus labios y el solo sonrió.
–Tengo hambre, ¿me ayudas?– ella se sentó al borde de la cama y tomó el platillo, comenzó a darle la sopa y trató en lo posible de no mirarlo a los ojos, o estaba segura tiraría la sopa sobre él.
***
Un mes había pasado, Sesshomaru se sentía de lo mejor y podía salir a cazar y ver más lugares, Irazue había pedido a todas que él se quedara con ellas, y estuvieron de acuerdo, Naomi aún se disculpaba con él y Sesshomaru solo le decía que la entendía.
–Señora Naomi, quiero pedirle un favor– Kagome vio como el peliplata se llevaba a su madre a un rincón para hablar, ella limpiaba una manzana para después comenzar a comerla.
Unos minutos más tarde, Sesshomaru llegó a ella diciendo que irían ambos, con permiso de Naomi, a cazar y traer más frutas, Kagome encantada fue a su habitación para cambiar su ropa y alistar su mochila, una hora más tarde, ambos se despedían de sus madres y salían de la ciudadela.
Cuando llegaron afuera, Sesshomaru la tomó de la muñeca para irse en una dirección diferente, ella se dejó guiar, iba mirando sus alrededores, el bosque fue quedando atrás y llegaron a una hermosa cascada, una cueva yacía junto a esta y las flores que crecían cerca del agua se le hicieron de lo más bella.
–Que hermoso lugar– acotó apenas él la soltó, se agachó y tocó el agua– ¿como sabías de este lugar?
–Lo descubrí hace un año, llegué desde allá– apuntó el otro lado del agua– pero no me quedé mucho, la verdad solo debía cazar más animales.
Kagome se quitó las botas, los calcetines y aprovechando que había ido con calzas bajo la falda, se la quito y entró en el agua, entró hasta que el agua la cubrió a la altura de las calzas, Sesshomaru se agachó y la miraba atento, se veía que disfrutaba del lugar, y eso lo hizo feliz.
La dejó allí, fue a dejar sus cosas en la cueva y se quitó la chaqueta para quedar solo en camiseta y pantalones, también quitó sus zapatos y se fue a sentar a la orilla.
–¿Por qué no entras?– Kagome quedó frente a él sonriente y recibió una caricia en la mejilla– ¿no sabes nadar?
–Claro que se nadar, solo no quiero entrar y ya– ella lo miró haciendo un puchero y no se resistió a besarla, fue entrando al agua y Kagome solo se afirmaba de sus hombros, el beso subía de intensidad y la verdad era, que ninguno sabía que hacer.
Sesshomaru metió una mano por debajo de la polera de ella, sintiendo su piel, suave, se erizaba con el toque y sin pensarlo le ayudó a quitarla, Kagome luego le ayudó con su camiseta, Sesshomaru la apego aún más, su piel comenzaba a pedir más de ella, y su pene también deseaba atención, comenzó a creces y golpeó el estómago de ella.
Siguieron quitando su ropa hasta estar completamente desnudos, recorrían su piel explorando lo que nunca antes habían hecho, Kagome llevó sus manos hasta el duro pene de él, comenzando caricias suaves, tal como él le decía para que no doliera y solo fuera placentero, Sesshomaru había bajado su mano y tocaba su intimidad, lento, disfrutando los gemidos que comenzaban a salir de sus labios.
–Sesshomaru...– el como susurraba su nombre, lo bien que se escuchaba de sus labios y más aún acompañado de los gemidos, lo hacían desear aún más, así que metió dos dedos en ella y los movía con lentitud– sigue así.
La tomó en brazos, la sacó del agua, besaba su cuello mientras la recostaba en el césped sobre su camiseta, seguía tocando todo de ella, sus labios besaron más allá de su estomago, sentía lo mojada que estaba, su botón de placer parecía un caramelo en su boca y Kagome solo podía gemir, sentía algo extraño en su estomago bajo, deseaba liberar algo, trató de advertir a Sesshomaru pero fue tarde, liberó todo aquello y él bebió aquel dulce néctar.
Sesshomaru limpió un poco sus labios y luego fue a ella para besarla, frotaba su pene en su entrada y como aún estaba sensible, su cuerpo tenía pequeños espasmos, luego metió la punta, ella era estrecha, apretaba todo de él mientras se adentraba aún más.
–¡Duele, espera!– Kagome cerró sus ojos y se abrazó al cuello del peliplata, después comenzaron a besarse y él entró completamente, ella gritó y él se quedó quieto, besando su cuello esperando a que se acostumbrará– ve despacio, por favor.
Las embestidas comenzaron, se movía despacio, encantado de lo estrecha que era, como su cuerpo vibraba en cada estocada, se besaron con deseo, era algo nuevo para ellos, y lo estaban disfrutando, las sensaciones a flor de piel, ninguno podía negar cuanto estaban amando el entregarse a alguien con quien se sentían seguro.
Unos minutos más tarde, Sesshomaru se corrió, Kagome lo siguió unos segundos más tarde, se quedaron abrazados, Sesshomaru daba pequeños besos en las mejillas, en su nariz y volvía a besar sus labios.
Cuando ella se quedó dormida, la llevó dentro de la cueva, la cubrió con una de las mantas que habían llevado y él preparó una fogata para después calentar comida, estarían allí al menos unos cuatro días, luego irían de cacería.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro