Capitulo 31
•La mansión de los Greengrass era enorme, le recordaba mucho a la suya, estaba muy bien cuidada y parecía estar completamente iluminada, al contrario de las vecinas que parecían algo dejadas.
Caminó rápidamente mirando hacia ambos lados, fijándose que nadie la siga, y tocó la puerta fuertemente, siendo atendida por un pequeño elfo.
-Llévame con tus amos-ordenaste fríamente mientras la criatura asentía y te guiaba a través de la mansión.
Pisos de mármol, paredes con miles de cuadros de los mejores artistas, estatuas esculpidas de la mejor calidad, alfombras color rojo vino exportadas de algún país lejano. Este lugar si era hermoso.
El elfo golpeó una puerta de roble donde suponía que estaba el señor Greengras.
-Señor, la señorita pidió hablar con usted-dijo temeroso el elfo dejándote pasar, el señor Greengrass levantó la vista de sus documentos para posarla en la joven frente a el, era un mortifago de eso estaba completamente seguro, su frialdad, sus movimientos, y su capa hablaban por ella.
-No voy a unirme, ni mi familia tampoco-dijo antes de que la joven pudiera hablar-no me interesa en lo mas mínimo vuestra causa, detesto los muggles y sus mezclas pero no matare a nadie ni pondré mi familia en peligro-
-oh señor Greengras, no vengo de parte del señor tenebroso, tengo un trato para ofrecerle-sonrió con confianza, sentándose en el sillón frente a su escritorio con postura recta y tobillos juntos como toda una dama, y el mentón arriba, orgullosa de lo que era.
-Te escucho...-
Ethan la esperaba con los brazos cruzados apoyado en la pared de la siguiente casa, la mansión de los Miller era la última de la lista, estaba completamente a oscuras, y era un poco más pequeña que las anteriores.
-¿Qué hay de los Greengras?-preguntó sacando al lista de sus bolsillos.
-No había rastro de ellos-se encogió de hombros la joven mintiendo perfectamente-les daré aviso a los carroñeros para que estén en su lista de cacería-
Ethan asintió con una sonrisa perversa y espero a que la joven llegara junto a él para entrar en la última casa. Estaba entera, a diferencia de la del duende, pero esta estaba en completa paz y armonía, como si estuvieran durmiendo, a pesar de que era tarde por la noche.
Tocaron la puerta sin respuestas, y luego Ethan pateó esta con fuerza haciéndola caer, la joven entró a la mansión observando todo con desconfianza, y lanzó un hechizo para revelar si había alguien en la habitación.
-Hay personas aquí-dijo por lo bajo la joven, teniendo una visión de ellos siendo emboscados-y no quieren cooperar-una sonrisa traviesa apareció en su rostro
-Entonces a divertirnos-dijo el mortifago entrando a la sala de estar. Inmediatamente que puso un pie en la habitación, el fuego se libero de las varitas de los enemigos, tres jóvenes y un hombre adulto estaban escondidos en la sala, detrás de los sillones o de las columnas del lugar.
La joven se aventuro a seguir a su compañero, esquivando los disparos con milimetrada precisión, lanzando hechizos que impactaban cerca o justo en el blanco. Ethan logro derribar al adulto, haciendo que una jovencita corriera desesperadamente a él, seguramente su padre. Los dos jóvenes restantes fueron aturdidos por Hannah, uno de ellos cayó al suelo luego de que una pequeña estatuilla cayera directo en su cabeza, y el segundo se atravesó en un hechizo dirigido a su hermana, cayendo inconsciente a sus pies.
-Linda...solo quedas tu-dijo Ethan acercándose a ella, pateando al de la estatuilla en el camino, la joven temblaba acurrucándose junto al cuerpo de su hermano y su padre. El mortifago lanzó un hechizo de petrificación y la joven queda dura al instante.
-Hora de regresar-habló Hannah al ver que el joven no quitaba la vista de la niña, y ella necesitaba toda su atención.
Con paso firme, la joven tomó sin ninguna delicadeza el pie del chico tirado en el suelo, lo arrastro donde los otros se encontraban y tomó también el brazo de la joven petrificada que veía todo con horror. Ethan la imitó, tomando al adulto y cargándolo sobre su hombro mientras que tomaba el pie del segundo joven, ambos intercambiaron una mirada, mientras que el joven le guiñaba un ojo con picardía, la chica fingió sonreír levemente y ambos se desaparecieron directamente hacia la mansión Malfoy.
Llegaron a tiempo para ver a Mcnair, el nuevo recluta y Lestrange junto con algunos prisioneros, en frente de la mansión, abriendo las rejas del patio delantero. Hannah soltó bruscamente los cuerpos de los prisioneros inconscientes, se limpió el polvo del traje y con un movimiento de varita hizo que los cuerpos flotaran tras ella y siguió apresuradamente a los mortifagos con Ethan pisándole los talones, el prefirió arrastrar a los jóvenes sin ninguna delicadeza.
Ahora era cuando la segunda parte del plan comenzaba.
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