Capitulo 24
•El sol comenzó a salir, dejando pasar sus rayos a través de de las blancas cortinas traslucidas, la joven tenía sus cabellos blancos esparcidos por la almohada del mismo color, sus ojos estaban suavemente cerrados y su rostro redondeado estaba relajado. No mostraba señales de haber estado en una guerra recientemente. Una pequeña sonrisa cruzo por sus labios, como si soñara con algo lindo. Podía escuchar el canto de las aves, a pesar del viento que golpeaba contra la ventana.
-¿hay alguna razón por la que me estés observando de esa manera?-pregunto suavemente la joven, seguía en la misma posición, sus ojos azules resaltaban de su rostro, tenía el ceño fruncido como si la luz por la mañana le molestara, y su voz sonaba algo ronca.
-¿mataste a Alexander Parkinson?-pregunto el rubio, directo al grano, no podía soportarlo más, ¿quería el saber la respuesta? Una sonrisa se extendió sobre el rostro de la joven, mientras giraba su rostro al lado contrario de la luz, cerrando los ojos, queriendo ignorarlo-no me iré-le dijo el muy serio, decidido a no irse sin una respuesta.
-deberías hacerlo, deberías irte-le dijo ella acurrucándose con las sabanas, tapándose lo más posible, era una mañana más fría de lo común, y parecía haber viento afuera, sus palabras parecían tener un mensaje secreto en su interior, no sabía si se refería a su habitación o de su vida
-¿Por qué lo haces?-pregunto el furioso con la joven, levantándose del sillón y observándola fieramente-¿Por qué eres así?-
-Draco...eres mejor que esto-le repitió ella las mismas palabras que Albus Dumbledore le había dicho en la torre-aun puedes salvarte, puedes salvar a tu madre, pero no puedes salvarme a mí, yo ya estoy muerta - sus palabras le helaron la sangre-aléjate, no manches tu alma con esta causa tan indigna como la pureza de sangre-
-¿y qué hay de ti?-pregunto el acercándose a la joven, rodeo la cama, ya que esta le daba la espalda y se arrodillo delante de ella, quedando ambos a la misma altura-¿Por qué estás aquí si no te interesa la causa ?-
-me interesa el final de esto-murmuro ella bajo, abriendo los ojos-me interesa el final de la historia-
-tú ya lo sabes...sabes que pasara...-dijo el rubio comprendiendo finalmente-has visto algo en tus visiones-
-aléjate de mi Draco Malfoy- le ordeno repentinamente con dureza, ambos se veían desafiantes a los ojos- y tal vez salgas bien parado de esta situación-
-¿y cómo saldrás tu?-pregunto él con curiosidad frunciendo el ceño, y fue allí que un nudo se formó en su estomago al ver una pequeña derrota en los ojos de la joven, escondida detrás de una cínica sonrisa -no, eso no es verdad- se levanto y camino por el costado de la cama con enojo
-¿Por qué crees que no hay videntes en la actualidad Draco?-pregunto ella con tranquilidad, se sentó en la cama y se estiró sonando su espalda-la mayoría terminan locos, o suicidándose, vemos la cara de la muerte todos los días-corrió las sabanas y camino en camisón a la puerta del armario, ante la mirada del hielo del joven-todos los días una visión nueva de nuestra posible muerte, atormentados, volviéndonos paranoicos con nuestra propia vida- su voz sonaba fría, y dura como si estuviera molesta, no parecía estar hablando de su propia muerte-sabemos el final de la historia antes de que ocurra-
El joven la observo con odio, la ira invadió sus manos cerrándolas en puños, solo pensar que le había ocultado esta información le revolvía las entrañas, y sus dientes se apretaron con dureza.
-¿Por qué no me lo dijiste?-preguntó intentando calmarse, cerrando los ojos y masajeando sus sienes-dejaste que mi madre se encariñara contigo-se golpeo mentalmente. ¿Solo su madre? Su bilis le subía a la garganta al pensar que la chica podría morir.
-por esta razón, te vi en mis visiones-le dijo ella tomando un vestido bordo corto y suelto en la falda, era de terciopelo y atado al cuello, una pequeña abertura entre los senos que le daba un aire sexy junto con unos aretes de diamantes y unos tacones. Desde que el señor tenebroso vivía allí debía vestirse apropiadamente ante el-yo te gusto, lo sé-
-no puedes decirme como me siento-le gruño el joven, sintiéndose expuesto-no sabes eso-
-y no es bueno sabiendo el final de la historia-dijo finalmente girándose hacia el baño, entro allí y tardo unos minutos en salir, completamente vestida-¿Qué piensas de este?-pregunto señalando el vestido
-¿Por qué no lo intentas?-preguntó el a modo de respuesta sin comprender a la joven, sabía lo que pasaría, ¿Por qué no lo detenía?
-yo estoy perdida completamente- respondió ella pacientemente-tu aun te puedes salvar-
-y lo dices como si hablaras de jugo de calabaza-señalo el impresionado por su actitud negadora-como si tu muerte no fuera más que una banalidad- se acerco a ella quedando ambos a unos centímetros, el ambiente se volvió completamente intimo-lo mataste, Mataste a Alexander Parkinson-dijo el mirándola directamente a los ojos, esperando una negativa en ellos que sabría, no existía.
-y disfrute cada segundo de ello-respondió ella sonriente, su alma ya estaba fraccionada, quebrada en mil partes, el asesinato era un acto anti natural que rompía y manchaba con magia negra tu alma, pero la de ella estaba perdida mucho antes que eso. Dicen que detrás de toda locura se esconden toda clase de sentimientos enjaulados, y detrás de la locura de Hannah Hamilton se escondía la derrota.
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