•Pasaron varias semanas, se había enterado por parte de Blaise que Potter tenía salidas nocturnas con el viejo Dumbledore, pero no le interesaba, gracias a eso, el tenia más tiempo lejos del cara rajada, aunque este seguía persiguiéndolo como si fuera su sombra.
Todo ocurrió un fin de semana cualquiera.
Una lechuza había lanzado una carta esa mañana en el desayuno, venia de parte de su madre, no había sabido nada de ella desde que su madre le había informado lo extraña que fue su boda, pocos invitados, solo los mortifagos mas reconocidos, el novio con una sonrisa extraña en el rostro mientras que la niña inexpresiva como siempre, como si fuera un trámite en su vida, no hubo besos para la prensa, ni votos tiernos, ni contacto alguno.
Solo se reunieron para firmar un documento, una mirada intimidantes entre ambos y nada mas ocurrió.
Se pregunto porque su madre le contaba todo eso, pero decidió no darle mucha vuelta al tema, le dijo que Hannah visitaba la mansión de vez en cuando, que tomaban el té juntas, por lo que supo que ella mantenía parte del trato.
Pero más sorprendido quedo cuando una carta de “Hannah Parkinson” llego a él esa mañana.

Malfoy:
Mi comunicación no fue  tan persistente como en otras ocasiones, y es porque estaba algo ocupada con mi… esposo, pero algo surgió de la nada ayer por la noche,  y debo advertirte.
Ten cuidado el día de hoy, no hagas estupideces, no puedo cuidar tu trasero en este momento, tengo asuntos con el jefe que resolver, me veras pronto, muy pronto, el momento está llegando.
No seas idiota.
Hannah Hamilton de Parkinson… por ahora.

Quedo confundido con el comunicado, no podía descifrar lo que quería decir, ¿Qué no haga estupideces? El era un malfoy, nunca jamás hacia estupideces.
Y eso de por ahora… ¿Qué iba a hacer? ¿Divorciarse? Al menos sabía que aun estaba con vida al lado de Alexander.
Se levanto de la mesa luego de desayunar, saturado de información, Blaise y Theo lo observaban preocupados, se había puesto pálido y sudaba, parecía tener un ataque de pánico.
Camino dando zancadas por el pasillo que la mesa de Gryffindor y la de Slytherin formaban , pero oyó su nombre detrás de si.
Potter, Potter lo había nombrado y lo observaba desde el otro extremo de la mesa detrás de él, junto a Potter se encontraba Katie Bell, la joven que había mandado al hospital gracias al collar maldito. Sus miradas se cruzaron por una fracción segundo, y en ese momento él pudo observar reconocimiento en los ojos de la joven. Ella recordaba lo ocurrido. El la había mandado directo a San Mungo.
Se giro rápidamente mientras aflojaba su corbata y apuro las zancadas saliendo del comedor, sabía que Potter iría tras el porqué era un puto dolor de culo, pero no le importo, cuando estuvo fuera de la vista de todos comenzó a correr directo al baño de Mirtle la llorona, necesitaba estar solo, necesitaba pensar, necesitaba respirar.
Por dios necesitaba sacarse ese peso del pecho.
Abrió la puerta del baño con violencia, e ignoro al fantasma cuando quiso hablar con él, fue directo  los lavados y mojo su rostro remangando los puños de su camisa blanca. Y luego respiro profundamente observando su reflejo en el espejo.
-¿estás preocupado?-pregunto Mirtle-¿algo malo va a ocurrir?-
-no me dejara en paz-respondió Draco, sin prestar atención a lo que Mirtle  preguntaba-no me dejara en paz, me matara, matara a mi familia-resolvió el, cayendo en pánico
Bajo la vista al lavado derrotado, nada mas podía hacer, un sollozo salió de su boca sin poder contenerlo, pero un ruido detrás de él lo alerto.
Observo por el espejo. Potter.

Tomo su varita firme y sin pensar. Y disparo hechizos a matar. Potter se escondió detrás de los lavados, grandes trozos de pared y madera volaban por el intercambio de hechizos
Bloqueo un Rictusempra y se preparo para lanzar un Cruciatus, ese maldito Cara rajada estaba siempre metido en su vida, siempre molestando, su vida era fácil, era el favorito del director, siempre correcto, siempre metiéndose en problemas y siendo recompensado por ello, por siempre famoso siendo el niño que vivió…y ese niño moriría en ese baño. Salió de su escondite y apunto con su varita al enemigo, pero lo que no vio venir fue que él se le había adelantado.
Solo pudo sentir como un hechizo desconocido chocaba con su cuerpo, y su piel era cortada rápidamente y en diversos lugares, como si fueran cuchillas en su cuerpo, cayó hacia atrás al suelo, el cual estaba lleno de agua debido a la ruptura de los lavados.
El agua comenzó a fundirse con su sangre, era demasiada para poder salir con vida, Potter solo se quedo observándolo, sin saber qué hacer.
Sintió sus ojos cerrarse contra su voluntad. Su vida había terminado, y no había completado la misión del señor tenebroso, su familia moriría,  pero había algo que lleno por completo su mente en ese momento.
Hannah se quedaría sola con el maldito Parkinson. No volvería a verla, ni a besarla, no volvería a divertirse viendo como molestaba a Pansy  y si volviera a verla… lo primero que haría sería molestarlo por haber hecho algo estúpido.
Se perdió en sus recuerdos hasta que sintió la voz de Snape junto a él, parecía cantar una canción celestial. Luego perdió el conocimiento.