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Capitulo 13

•El joven se encontraba sentado en el borde de su cama, su cabeza caía sobre sus manos, dejando que algunos mechones rubios cayeran sobre su rostro, tapando sus ojos grises los cuales estaban irritados. A su lado, sobre el cubrecama verde, estaba una maleta marrón, poseía el símbolo del colegio de Hogwarts de magia y hechicería en la tapa, las cuatro casas con sus respectivos animales representativos, y dentro se encontraban variedades de la más cara ropa de todo hogsmeade de diseñadores nacionales y extranjeros.
Había terminado de ordenar su valija, partiría la mañana siguiente a tomar el tren a Hogwarts, y la verdad sentía deseoso de llegar. Aunque ese año sería diferente. Sus padres ahora estaban obligados por el señor tenebroso a cumplir sus deseos, la vida de ellos dependía del éxito de su misión, terminar con la vida de Albus Dumbledore y dejar entrar a los Mortifagos al castillo. Cuando fue reclutado con anterioridad a sus compañeros se sintió orgulloso, podía saborear el orgullo de ser uno de los Mortifagos más joven de las filas del señor tenebroso, se sentía extasiado de poder, solo podía sentir su ego crecer.
Pero pasaron los días y notó como no era todo lo que esperaba. La presión era demasiada, no sabía ni como comenzar, no había pensado que quitarle la vida a alguien llevaría tanto trabajo y remordimientos. Si bien el demente director de Hogwarts no le caía en gracia en lo más mínimo, quitarle la vida iba más allá de sus límites.
Pero lo había jurado, y lo haría, todo sea por la vida de sus padres. Poco después fue con su madre a hogsmeade y compró algunas cosas que podrían serle de utilidad. Pero en el callejón Knockturn, encontró algo mucho más interesante. Un armario evanescente. Llamaba mucho su curiosidad más allá de su misión, Draco era una persona que le fascinaban los artefactos oscuros, cualidad heredada de su padre quien poseía muchos de estos escondidos por toda la mansión.
Su padre, cuan distinto lo veía ahora desde que había fallado en su misión del ministerio de magia, no sabía mucho de lo ocurrido allí, solo que Bellatrix había asesinado a Sirius Black quien resulto ser el padrino de Potter, y que su padre había fallado terriblemente al señor tenebroso. Su rostro ahora estaba terriblemente demacrado, una barba de algunos días se le veía si lo mirabas con atención, unas bolsas negras ocupaban un espacio debajo de sus ojos, los cuales tenían algo de irritación cuando no podía descansar por las noches. Lo sorprendía bebiendo licores fuertes de manera desproporcionada sin importarle el horario, y solo se dedicaba a lamerle los pies descalzos al señor oscuro. Miserable, era la palabra que venía a su mete a la hora de definirlo, totalmente diferente a aquel orgulloso Malfoy que caminaba con la cabeza erguida y con su bastón de plata imponiendo respeto a cualquiera que lo enfrentara. Ahora era pisoteado por cualquiera.
Cerró con más fuerza de la necesaria su baúl y lo colocó junto a la puerta, ya lo recogería algún asqueroso elfo domestico. Se cambió colocándose un pijama negro de seda, compuesto por una camisa y un pantalón largo, y corrió las sabanas de su cama, dispuesto a dormir.
Escuchó la puerta junto a su habitación cerrarse, esa era señal de que Hamilton acababa de entrar en su habitación. Últimamente no la veía por la mansión ya que el señor tenebroso había pedido avances con respecto a sus habilidades. Había sido mandada a varias misiones, y solo la veía en las reuniones.
Se sentó en el centro de su cama, con la espalda apoyada sobre la pared de la habitación, e intentó escuchar a la joven en la habitación de junto. Se la notaba algo extraña, a veces sonidos de objetos pesados cayendo al suelo se escuchaban desde su habitación, otras solo silencio, lo que lo ponía infinitamente nervioso, pero esta vez se preocupó al escuchar un gemido de dolor femenino.
Su ceño se frunció levemente, pensando en qué demonios estaría haciendo la joven allí, un extraño calor se instaló en la boca de su estomago, y diciéndose a sí mismo que era solo por no haber cenado, resolvió levantarse e ir con Hamilton a reclamarle sus constantes interrupciones nocturnas de su horario de descanso.
Se levantó rápidamente, y salió por la puerta de su habitación con lentitud para ver si en el pasillo había alguien, no quería que nadie interpretase mal la situación y esto llegara a oídos de Pansy. Tocó con firmeza la puerta de la habitación de al lado, pero solo recibió silencio como respuesta.
Volvió a tocar insistentemente ya enojado con la actitud de la joven, y la puerta se abrió violentamente dejando ver a Hannah.
La joven se encontraba mas pálida de lo normal, su cabello caía desordenadamente sobre sus hombros, sus ojos estaban algo irritados y su mirada se dirigía hacia el chico con enfado. Estaba vestida completamente de negro, un pantalón y una remera lisa manga corta que dejaba ver algunos moretones en sus brazos, parecía cansada ya que sus ojos denotaban ojeras.
-¿deseas algo Malfoy?-pregunto ella al ver que el joven se quedaba observándola con escrutinio, intentó bajar un poco más las mangas para tapar las marcas
-no me dejas dormir, desde hace varias noches-respondió cortante y de manera altiva, se cruzó de brazos para parecer amenazante
-lo lamento su alteza-su voz sonaba con algo de veneno, definitivamente esa chica hubiera sido elegida para Slytherin-intentaré no interrumpir su sueño de ahora en mas-dicho esto iba a cerrar la puerta pero el joven la detuvo
-¿Qué te ocurrió?-interrogó con voz dura, no podía creer que alguien tratara a una mujer tan mal, su madre le había inculcado de pequeño que a las mujeres no se les pegaba.
-nada que te incumba-respondió de igual manera, pero luego lo miró a los ojos unos segundos-aunque puedes ayudarme con algo...-
Se corrió de la puerta dándole paso a la habitación, a la cual el joven entró y observó con atención. las paredes eran color salmón, y la cama doble de roble con sabanas blancas, un sillón de terciopelo junto a un ventanal con cortinas color beige y una mesita de madera repleta de pociones junto al asiento, también había un gran tocador lleno de cosméticos que estaba seguro, su madre había puesto allí.
La joven se dirigió directamente hacia la mesilla y tomó un pequeño frasco con una gasa y se lo dio a Draco. Esencia de díctamo. Luego la chica se sentó en la cama y se levantó parte de la remera, dejando ver una sangrante y asquerosa herida en la espalda.
Tuvo que contener las ganas de vomitar.
-el señor tenebroso se estuvo divirtiendo contigo-murmuró claramente asqueado, la herida iba desde su cintura hasta la parte media de su espalda y partía en dos el hermoso tatuaje que ella poseía, si bien había parado de sangrar, había manchado parte de la remera.
-Soy un carbón que se convertirá en diamante-lo imitó ella con disgusto, el señor tenebroso estaba empeñado en que aprendiera a usar su don en momentos de pelea, eso la haría una gran guerrera.
Draco se acercó y se posiciono detrás de ella, con un movimiento de varita limpió la herida y la remera, para luego mojar la gasa con díctamo y pasarlo por esta.
Inmediatamente la joven arqueó su espalda con una mueca de dolor.
-¿podrías ser más delicado?-preguntó ferozmente, hoy su humor no era el mejor. Había soportado una lucha cuerpo a cuerpo con Bellatrix Lestrange bastante intensa.
-Son las 2 de la madrugada Hamilton, haremos esto a mi manera para poder irme a dormir lo antes posible-gruñó él con molestia al tiempo que volvía a remojar la venda con Esencia de díctamo.
Ambos se quedaron en silencio esperando a que el joven terminara el trabajo, y luego de poner una venda limpia que tapara la herida Hannah se levantó para deshacerse de los restos.
-podrías pedirle a los elfos que lo hagan en vez de utilizarme como uno de ellos-dijo él mientras la veía trabajar con expresión de frustración, al parecer las cosas no iban bien en su entrenamiento.
-no voy a incomodar a los elfos a esta hora-respondió ella mientras intentaba guardar las pociones en una caja para meterla bajo la cama-además, las visiones sobre tu futuro no me dejan dormir por lo indeciso que estas estos días, asique si es por molestias a imprudentes horas de la noche, estamos a mano-
-no es mi culpa que metas tu nariz donde no te incumbe Hamilton, ahora si me disculpas, me iré a dormir-dicho esto el joven salió bruscamente a su habitación, sin esperar respuesta alguna.
¿Quién se creía ella para meter su nariz en su futuro? El podía con la misión, el era un Malfoy, una de las mejores líneas sangre pura de su generación, la mescla de las dos mejores familias mágicas junto con los Black, el era capaz de matar al viejo decrepito de Dumbledore y de mucho mas, y se lo demostraría a como dé lugar.

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