Capítulo 16
—No estaba en embarazo, no es ella señor — ocho palabras que me alegraron el día.
Miró a Deán y luego la hora, llevábamos más dos horas allí, en todo ese tiempo Deán me dijo que no era mi mujer. Él tenía la teoría que la idea era pensar que sí lo era, o crear la duda, las razones para ello las desconocía.
—Se lo dije, solo querían que usted creyera que lo era y saben que el proceso de reconocimiento iba a demorar. — me incorporé de la silla y extendí mi mano hacia el hombre.
—Le pido disculpas por mi comportamiento —me excuso y solo niega, manoteando al aire.
—Lidio tanto con muertos, que es bueno lidiar con emociones, vivos o amenazas de vez en cuando. —eso me logra sacar una sonrisa — entiendo su situación y no baje la guardia...
Mi cerebro está recuperado de nuevo, cuando salgo a la calle, marco a la policía y le digo que no es mi esposa, pero que hicieron de todo para hacerme creer que lo fuera, es el jefe quien me alerta.
—Quizás querían que retiráramos los controles, y alertas para poder pasar a la señora y el niño por la frontera terrestre.
—Creo que aún este con vida? —preguntó y la voz del otro lado suelta una risa fuerte.
—Tomasevic jamás pensé verte enamorado hombre —le escucho decir — El niño que se gesta y la dama, son valiosos y valen más vivos que muertos. Mas cuando se conviertan en tres, creo que es lo que esperan, para pedir rescate...
—No estoy dispuesto a esperar tres meses —interrumpo y el hombre del otro lado me calma diciendo un "Ni yo tampoco".
Cuelgo y miró a Deán, quien me sonríe y me indica entrar al auto. Una vez en el interior, ordenó ir a mi casa, ya no quiero seguir en las calles. Será mejor calmarme y decidir el paso a seguir. Recuerdo los juegos con Enrico y sonrió, siempre jugábamos a policías y ladrones.
Flash Back
—¿Por qué siempre soy policía? —se queja—hoy quiero ser ladrón — me vuelve a insistir y niego arrodillándome ante él.
—Siempre serás el policía y tienes que cuidar a la dama en apuros —insisto y la mira a su alrededor en búsqueda de apoyo.
Tiene ocho años y ha crecido bastante, he notado que tiene una memoria increíble. Así que empecé diciendo ciertos trucos en medio de juegos supuestas reglas de juego que sé él ira tomando en cuenta.
—¿A quién buscas? —le preguntó al ver que mira a todos lados y mis hombres solo sonríen.
—Por donde vas a huir —me dice y río sin control — por la calle principal te atraparé.
—Así es ¿Qué te queda?
—La vaya, pero es eléctrica... —asiento. — Creo que le pedirías ayuda a Ali, mamá dice que tiene cara de malo y él podría ayudarte a escapar. —intento no reír, porque el luce serio al decir aquello y mira a Deán.
—¿Cómo ayudará un escolta a un ladrón con tanto dinero? — pregunta Deán y mi hijo se alza de hombros.
—Con el London Bridge, su bote… se llama como el puente…
Fin del Flash back.
—¡Detente el auto! —ordeno al chofer, al recordar. —el bote de Ali, Enrico dijo que él tenía un bote, se llama London Bridge.
Deán asiente, mientras sus ojos miran al chofer y marca alguien por teléfono, no tengo tiempo en pensar que hacen, solo me pregunto ¿Por qué mi hijo conoce ese bote y no yo? Entonces mi cerebro vuelve a recordar.
—Kurn… fui al mar —me dijo una vez —Con Ali y la abuela.
—¿Te divertiste? — le pregunté y él sonrió feliz —me enseñó a pescar…
—Tiene una casa — habla Deán —cerca al puerto señor, andando. —ordena al chofer.
Le marcó a la policía, en ese punto no quiero hacer nada que le haga daño a ella o al niño, y estos me piden no intervenir. Observo que recibo una dirección por parte de Jonás y Deán está al pendiente de lo que hago.
— Eso es cerca a la casa de Ali —murmura mostrándome el lugar de la casa.
—Es un puerto —le digo y el asiente —eso fue hace dos meses, pudieron haberla sacado ya —reflexiono.
Intento entender ¿Cómo no me di cuenta antes? Era uno de los trucos que le enseñé al niño, una palabra clave, algo raro del lugar, que escuchas a tu alrededor. Niego porque si ya no están allí, me lamentaría, estuvieron a solo dos horas de mí.
Detienen el auto, al ver los cinco vehículos a parar enfrente de mí y de ellos bajarse mis hombres. Salgo rápidamente, porque sé que he perdido mucho tiempo y quizás ya no estén allí.
—Dividámonos —le digo a mis hombres —Deán se ira con la policía, los demás y yo hasta donde Jonás me indica —Deán niega rápidamente.
—Tú y tu, llegaras con la policía. — señala a dos de sus hombres y esos asienten —llegaremos después, y dirán que desconocen él por qué.
—Entendido —dan la vuelta para entrar a su vehículo.
—Es demasiado rápido ¿Tres horas? — entiendo que Deán tiene razón, pero también que el hombre tiene ojos en todos lados.
—Nada perdemos con ir — le digo y asiente a regañadientes.
Deán es desconfiado por naturaleza, algo que yo también suelo ser, pero que cuando tiene que ver con ella todo pierde sentido. De camino al lugar, me cuestiona y me pregunta si estoy seguro que Dilcia es inocente. Recuerdo las palabras de Giorgiana y lo del puente, pero me digo que no es posible que ella fingiera esa delgadez.
—Se han visto casos, — argumenta y miro por la ventana —solo le digo que tenga cuidado jefe, jamás lo he visto enamorado y menos llorar… tengo miedo.
Suelto una risa, al darme cuenta que es uno de sus malditas bromas y golpea mis hombros, suelto el aire pues sé que lo que hizo fue aliviar tensión. Lográndolo rápidamente, ella no sería capaz de hacerme daño, ahora lo entiendo.
Una vez en el sitio escucho disparo el primer grupo el que se baja y dispersa, reconozco el auto de Jonás y sus hombres. Me bajo apresurado y a lo lejos escucho el sonido de las patrullas, pero las balas que escucho después hacen que mis hombres me ordenen regresar al vehículo.
—No pueden disparar, ella puede estar allí —grito, pero el ruido de las balas impide que me escuchen, asi que decido entran junto con mi grupo.
(…)
Paso una mano por mi vientre y miró a mi hijo que duerme, se ha quedado dormido, pese a no querer hacerlo. Pues según él, tenía que cuidarme, se lo había prometido a su padre. Dos meses lejos de él y el temor a no verle más, me hizo entender que lo amaba.
Lo que sucedió ese día fue algo de locos, la doctora estaba de acuerdo con Ali y quedar solos en ese consultorio fue solo estratégico. Una vez solos, dos hombres salieron de una puerta que no había visto y tomaron a Enrico. Me alivié al ver que Ali salía y vi que este solo saludaba a uno de ellos y nos hicieron salir por la puerta que ellos habían entrado.
Allí, Ali se cortó en la palma de la mano y regó su sangre por todos lados, fuimos conducido a una casa. Que Enrico conoció como la de Ali y él fue el que me dijo que el nombre del bote era el mismo de uno de los puentes de Londres. Mi hijo estaba seguro, que Kurn lo rescataría y durante los primeros días lo creí, pero con el pasar de los días fui perdiendo esperanzas.
Escuché voces altas y me levanté, la habitación en donde nos tenían era cómoda y no nos faltaba nada, Akram no lo había visto. Al que si vi fue a Andrey, fue el quien me exigió decir aquello esa noche. Solo que recordé lo que mi hijo me había dicho y pensé que quizás Kurn lograría entenderme.
—Hay una maldita recompensa por esos dos — decia una voz —un maletín lleno de diamantes. —reconozco la voz como uno de los carceleros.
Hablan en alemán todo el tiempo, por lo que imagino desconocen cualquier cosa de mí, me levanto de la cama y camino a la puerta cerrada. Pego la oreja a ella e intento escuchar algo más, pero solo son murmullos. Las voces son altas solo por tiempos, por lo que logro escuchar partes de la conversación.
Eran dos hombres y una mujer, la dama era la única que se acercaba a nosotros, pero era sordomuda y según entendía era para que no entrara en conversación con nosotros. Era una mujer mayor, con un Hiyab que le cubrían toda su cabeza y dejaba al descubierto solo sus ojos. Lo que imposibilitaba decir que edad tenia, lo que si sabía era que les tenía miedo a los hombres.
—Nos dijeron que esta noche llega el barco, y que podremos entregarla — Logro escuchar claramente y su compañero resopla. —ni siquiera sabemos que ese maletín es real.
—Te digo que sí existe, el puto hombre llegó donde el ucraniano y le dijo que el maletín era quien le entregara a su familia y matara a los que lo secuestraron… tu y yo ¡Estúpido! —Kurn no me dejaría sola.
Él me estaba buscando y eso me lleno de felicidad, lamentaba que el perdiera tanto dinero, pero estaba dispuesta a trabajar de gratis de por vida. Solo por estar a su lado y formado un hogar, los escucho discutir mutuamente y en eso la puerta se abre. Retrocedo al darme cuenta que quizás fui pillada, pero es la mujer quien trae con una bandeja de comida.
Me mira en silencio y luego al niño, como en otras ocasiones ella solo deja la bandeja en silencio. Pero al dar la vuelta, observo que sonríe, camino hacia mi hijo al temer por él, ella alza las manos, niega e intenta decirme algo en medio de señas, pero no le entiendo. Señala mi vientre y luego su dedo anular de la mano izquierda, miró la mía y recuerdo que me quitaron los anillos de compromiso y matrimonio, sin razón. Entiendo que me quiere decir algo sobre mi esposo.
—¿Kurn? — le pregunto mirándola y veo que mira mis labios —¿Puedes leer los labios? —asiente y ambas sonreímos —¿Mi esposo está afuera? —concluyo y ella niega.
Hace algunas señas me indica que mire por la ventana, pero esta es muy alta y temo que solo sea un ardid para hacerme caer. Escucho el intercambio de disparos, mi hijo despierta en ese instante y corre hacia mí.
La mujer, entró al lugar para protegerme, o eso creo, porque nos indica que le ayudemos a rodar las cosas hacia la puerta. Algo que yo hago, pero que mi estado me imposibilita rodar algunas, el ruido de las balas cesa unos quince minutos después.
La puerta de la habitación empieza a ser golpeada y el ruido de hombres gritando nos hace mirarnos mutuamente. Escucho las detonaciones más fuertes y veo como las puertas son perforadas. Enrico me abraza y nos hacemos en un rincón, pero la mujer sigue poniendo cosas en la entrada, lanzo un grito al ver a la mujer caer al suelo en medio de un charco de sangre.
—No tengas miedo mami, no mires allí —me dice mi hijo pasando una mano por mi vientre —es papá que viene por nosotros.
Es la primera vez que lo llama de esa manera y me siento orgullosa de él, no solo porque no tiene miedo, sino porque me está dando apoyo. Las balas cesan un momento y escucho de nuevo como es empujada la puerta, esta vez sé que lo lograran pues están golpeándola con algo pesado.
Arrastras llego hacia la mujer, tiene una herida en su costado derecho, le indico a mi hijo que traiga algo para contener el sangrado, pero este solo está mirando atento la puerta. Apoyo mi mano en ese lugar y noto que la mujer esta inconsciente, mentalmente ruego porque no muera. Pero creo que es lo más probable, aun así, me digo que tengo que hacer hasta lo imposible para lograrlo.
—¡Dilcia! ¡Enrico!
—Papá, — grita mi hijo y mi corazón salta de emoción al escuchar su voz —mami te lo dije es papá — grita mientras empieza a tirar todo lo que hemos dejado en la puerta.
—¿Están bien? ¿Dónde está tu mama? —grita de nuevo —no la escucho ¡Dilcia!
—Está conmigo, pero la señora esta herida y mamá esta con ella —responde y sigue quitando cosas.
La puerta se abre, empujándolo en el proceso y cayendo al suelo, pero se levanta rápidamente y corre hacia el hombre que con dificultad logra entrar a la habitación. Rueda todas las cosas que faltan, dejándole espacio a sus hombres para que entraran. Yo estoy de rodillas, con la mano en la herida de la mujer. Varios hombres entran y Kurn me ayuda a levantar, con dificultad, una vez en pie me lancé a él. La mujer es atendida por los hombres de Kurn y siento como éste nos pega hacia él fuerte .
—Sabias que venias papá —habla a Kurn y lo escucho reír.
—¿Me llamaste papá? — le pregunta y Enrico sonríe.
—Eres mi papá, — responde —Gracias por rescatarnos.
—Jamás dejaría perder mi mayor fortuna —murmura y alzo la vista hacia él. —lamento no creer en ti.
—Y yo mandarte al infierno — respondo y me mira en silencio —¿Es muy tarde para decir que estamos esperando un hijo? —esta vez sonríe y me abraza a él.
Salimos y vemos llegar a unas patrullas y una ambulancia, a esta última fui conducida, pese a decir que estábamos muy bien. Una vez dentro, veo que los hombres que ayudaban la mujer salen y niegan en silencio en nuestra dirección.
—Me ayudo a que no me mataran, nos alimentó a mí y a mi hijo. ella nos atrinchero allí — le explicó y Kurn me abraza una vez más.
La alegría por ser rescata y por verle allí ante mí, es opacada por saber que la mujer a muerto. Siento su abrazo fuerte y suelto todo el dolor de esos días, me pego a él, intento controlar el llanto, pero no puedo. Jamás he presenciado la muerte de alguien, menos de alguien que murió ayudándome.
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