"la melodía que transmite el silencio sólo se interpreta con el corazón"

Nos acercamos al mostrador, pedimos la llave para guardar nuestras mochilas en el casillero y la bibliotecaria nos entregó una tarjeta con el número de mesa, la saludé con una sonrisa.

-- Buenos días Estelita ¿podemos pasar? tenemos que realizar un trabajo sólo nos vamos a demorar una hora.

-- si, Cárol, por favor pueden colocarse en la última fila para que no les moleste el ruido, ya está asignado su mesa.

-- Muchas gracias Estelita, eres un amor de personita.

Le di un abrazo y nos dirigimos a nuestro escritorio.

Estelita era una mujer tranquila, tierna y le encantaba la lectura, trabajaba en el colegio desde hace cinco años atrás y siempre me ayudaba; tenía la costumbre de recoger su cabello negro en un moño elegante, utilizaba unos lentes que no permitían apreciar con más detalle sus bellos ojos grises y tenía una figura bonita a pesar de sus cincuenta años. Nunca se casó y vivía con su hermana menor, sabía todo sobre literatura y desde la primera vez que ingresé en la biblioteca fue amable y paciente conmigo.

Yo le enseñé a utilizar mi programa lector de pantalla y fue la primera en interesarse en cómo ayudarme.

Gabriel colocó nuestras carpetas sobre la mesa y me entregó los auriculares para que los conecte a la computadora y pueda trabajar sin que el ruido de mi lector de pantalla moleste.

Inserté el flash donde guardé mi trabajo de monografía y escuché la voz de Rónal.

-- Pero qué sorpresa tenemos aquí a la parejita del año Cárol y Gabriel.

Pasó detrás de nuestra mesa.

-- ¿Puedes hacer silencio? estamos trabajando.

Me retiré los auriculares un momento.

-- ¿Que hará la señorita si no quiero retirarme?

Tenía los brazos cruzados y me miraba desafiante.

-- Yo nada, pero si continúas así seguramente te van a sacar de la biblioteca.

Me coloqué de nuevo los auriculares y lo ignoré, pero al notar que ya no lo escuchaba me retiró los auriculares. Se agachó un poco para estar a mi altura.

-- ¿Tienes miedo que lastime a tu nuevo enamorado?

Lo miré molesta porque alzó la voz para que lo escuche.

-- No, Rónal simplemente tengo miedo que te lastimes  y luego me toque pagar la factura de tu hospitalización a mí.

Me reí bajito para no desconcentrar a los estudiantes que se encontraban alrededor y Rónal se notaba muy disgustado.

Algunos estudiantes se encontraban atentos y escucharon nuestra pequeña discusión.

Regresaron a mirar a Rónal  y se burlaron en silencio

-- ¿no vas a decir nada Gabriel?

Preguntaba con hostilidad mientras giraba la silla para tenerlo frente.

-- No Rónal, no haré nada porque me parece divertido que una mujer te ponga en tu lugar, así que por favor si no tienes nada más interesante que hacer déjanos trabajar porque nosotros si necesitamos concentrarnos.

Al ver que todos los estudiantes lo miraban Rónal se retiró cerrando la puerta con fuerza

Al no sentir su presencia, me apegué un poco más a Gabriel

-- Siento mucho que Rónal tenga el orgullo atado a sus zapatos, y no pueda superar la situación de la ructura

Me coloqué nuevamente los auriculares, pues Rónal me los quitó mientras discutía.

-- Tranquila princesa a mí no me interesa que nos moleste ya te dije que tú eres muy importante para mí y no me pareció incómodo que él diga que somos enamorados Ja, ja, ja.

-- ¡Eso no es verdad!

Me aparté un poco y crucé los brazos.

-- Lo se Cárol, pero fue divertido para mi escucharlo.

Me sentía enfadada, pues no me agradaban las mentiras y ahora ese sería el chisme del día.

Al mirar mi enojo se acercó un poco más y me abrazó.

Estelita estaba cerca de nosotros acomodando unos libros y al mirar que Gabriel me abrazó se rio bajito y exclamó.

-- Las expresiones de afecto ¡fuera de la biblioteca por favor!

Me ruboricé un poco, pues Gabriel me abrazó y yo estaba desprevenida.

-- No es lo que parece Estelita, Gabriel sólo me abrazó.

-- Si, Cárol todos nos dimos cuenta de eso aquí.

Parecía un tomate ante la mirada de todos y sólo pude decirle a Gabriel.

-- qué vergüenza, ahora todos aquí piensan que estamos juntos. ¡Evita abrazarme en público!

Gabriel se reía y me tomaba el rostro entre sus manos.

-- ¿por qué? Cárol yo no veo nada malo en abrazarte y lo haré cuantas veces considere necesario. Te quiero princesa y no es un misterio para nadie.

Sabía que Gabriel era insistente, así que no discutí más y traté de concentrarme.

-- Está bien, pero ¿podemos terminar el trabajo? 

Se lo pedía mientras retomaba mi escrito.

-- Perdón princesa no te distraigo más.

Después de una hora terminamos todo lo relacionado con nuestra monografía. Gabriel me ayudó a colocar las imágenes al final de cada capítulo y yo le ayudé con la redacción

-- Listo princesa está todo preparado para entregarlo la próxima semana espero que nuestros trabajos sean aprobados.

Sonreí con suficiencia.

-- Estás trabajando con la mejor redactora y yo jamás me equivoco, porque tengo un buen lector de pantalla que siempre me avisa cuando cometo algún error ortográfico. Así que no te preocupes con seguridad tendremos la calificación más alta.

Gabriel se estiró, apagó su computadora y con un tono un poco preocupado me respondió:

-- Eso espero princesa son las últimas calificaciones de todo el año y necesito buenas recomendaciones para entrar a la universidad.

Asentí mientras yo también recogía mis materiales, apagué la computadora y tomé un poco de agua.

-- Sólo necesitamos estudiar para los exámenes finales y estamos fuera de este colegio creo que en menos de dos semanas toda mi tortura habrá terminado.

Le confesaba con una tristeza en la mirada.

El silencio es un amigo, te permite pensar

El silencio es cómplice, atrapa tú mirar

El silencio nos acoge, nos hace suspirar

Necesito tu silencio, para encontrarme en tu mirar...