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15. MI INFANCIA

"Los mejores recuerdos son aquellos que nos hacen sonreír"

Estaba triste porque no sabía cómo actuar ante tantas interrogantes, así que en la alfombra coloqué todas mis fotos para despejarme un momento, me gustaba recordar situaciones felices y las fotografías eran una gran ayuda.

Mi habitación no estaba muy iluminada y eso me permitía visualizar las fotos que tenía sobre la alfombra color café que se ubicaba al pie de mi cama.

En silencio trataba de recordar mi niñez, tomé una foto de cuando era bebé; era tan pequeñita, tan frágil como una flor.

"Cómo era posible que un feto de 21 semanas sobreviva"

No lo sabía, pero ahí estaba yo.

Cuando nací, mi cuerpo era tan diminuto que podía entrar en la palma de la mano y cuando estiraba mis pies llegaba un poco más abajo de la muñeca.

Mi mamá Marifer fue una MAMÁ CANGURO (El Método madre canguro es una técnica de atención del neonato en situación de bajo peso al nacer y/o prematurez que se fundamenta en el contacto piel a piel entre la madre y el bebé y los cuidados que en alimentación, estimulación y protección que aquella provee a este.)

Así era yo, tan diminuta que parecía un juguete. Yo era como aquel eslogan de una marca de agua mineral muy conocida en Ecuador, GÜITIG "¡Un milagro de la naturaleza!"
Porque pocos bebés prematuros sobreviven fuera de la matriz a las 21 semanas de gestación y yo lo logré aunque tenga dos limitaciones logré resistir.

Despejé esos pensamientos y tomé otra foto del álbum.

Me encontraba en la mitad de la cama rodeada de muchos objetos que indicaban ser más grandes. Esa fotografía me causó risa, porque debí ser como un bebé de juguete, tan pequeñito, tan frágil y vulnerable; imaginaba como debió ser mi vestimenta; probablemente pudo ser como las que usaban las muñecas de caucho ja, ja, ja.

Otra foto que tenía en mis manos era de una niña en preescolar con gafas grandes; siempre me molestó mucho la luz solar. Para leer usaba lentes como los del Dr. Chapatín (Roberto Gómez Bolaños)

Para escribir tenía que apegarme mucho al cuaderno, mis evaluaciones siempre fueron orales; la luz del sol me afectaba mucho por ese motivo yo utilizaba lentes foto cromáticos para evitar que la fuerza de los rayos solares me impida ver un poco.

Cuando tienes atrofiada la mácula no puedes distinguir colores; para un problema de atrofiación macular no hay operación porque es el centro de la mácula; es la parte más delicada, es la parte encargada de ayudarnos a distinguir colores, a protegernos de la luz solar y por ello no hay operación para solucionar este problema.

En la escuela trataba de ser una niña normal, corría, jugaba, gritaba y siempre había alguien dispuesto a cuidarme.

Mi primer amigo en mi niñez fue Andrés, lo decía "Gatito" pero su mamá lo detestaba; él siempre prestaba atención a todo lo que me rodeaba para que al jugar en la escuela no me lastimase, pero es imposible evitar que eso suceda cuando eres pequeño.

Por mi problema visual yo no podía distinguir colores, para mí únicamente existía la clasificación en claros y oscuros y no me complicaba más.

Mis primos me cuidaban mucho, yo intentaba hacer cosas normales como los otros niños, saltar, correr, jugar a la rayuela, al lobo feroz o al pan quemado, fueron juegos en los que yo si podía participar, mientras no estuviese expuesta al sol.

En mi familia nunca me trataron como una persona diferente, estudié en un colegio normal desde pequeña.

Mis primeros años los compartía con frecuencia en la casa de mi tía Liced, yo tenía un año y medio más que Dómenic y al nacer su hermana Francisca yo tenía dos años y le pedí a mi mamá que me comprara una muñeca real como mi tía le había comprado a Dómenic. Esa petición causó rizas en mis tíos y mis padres.

Dómenic siempre me cuidaba que no me lastime cuando jugábamos. Con él aprendí a atar mis zapatos, a manejar bicicleta y patinar. me caía con frecuencia, Pero cuando eres pequeño eso no es tan grave, te levantas y sigues jugando, pero mi mamá si se asustaba con mis caídas.

Francisca era muy tierna, jugábamos con sus muñecas y siempre Dómenic nos acompañaba. Teníamos tardes divertidas y el cariño entre nosotros era hermoso.

Tantos recuerdos con mis primos me ocasionaron nostalgia.

Tomé otra fotografía donde me encontraba junto a mi primo Domenic y mi prima Francisca, fue una tarde de verano cuando yo llegué a su hogar a visitarlos con mi mamá Marifer, creo que tenía más o menos cinco años.

A mi prima Francisca le habían regalado en una fiesta un pollito pintado de colores.

Primero sucedió que el perro de su abuela, llamado Coco, se lo había metido al hocico y mis tíos lograron sacar al pobre pollito.

Pero, cuando yo llegué, dejaron al animalito sobre un sillón, salieron corriendo a abrazarme, entré al living, me senté en el sofá.

Sin darme cuenta había aplastado al pobre animalito y murió.

Francisca y Domenic buscaban al animalito. Al levantarme del sofá todos se percataron de lo sucedido y mis primos se pusieron un poco tristes, unas horas más tarde, mi tía tenía en su sala sobre la mesa ratona una pirámide navideña, con velas encendidas, que hacían girar a unos muñecos que se encontraban al interior de la pirámide gracias al calor que estas emitían.

A mí me llamó la atención los muñecos que giraban y acerqué mi cabeza para mirarlos. Sin darme cuenta mi cabello se estaba incendiando, mis primos se asustaron mucho y gritaron -

¡Auxilio Carol se está quemando!

Mi mamá lanzó su chaqueta sobre mi cabello para apagar el fuego. Una sonrisa apareció en mi rostro al recordar esos pequeños detalles que me relataron cuando yo les pedía que me describan las fotografías de mi niñez y me detallaban los acontecimientos.

Dómenic y francisca eran muy importantes para mí y los extrañaba mucho, pues vivían con sus padres en Alemania.

En la casa de mi abuelita nos divertíamos mucho. Éramos un grupo numeroso y las reuniones eran una locura. Gritos por toda la casa; mi abuelito se molestaba porque corríamos en el pasillo, hacíamos club de los mini exploradores en la terraza, nos disfrazábamos con las prendas de nuestros abuelitos y los personificábamos. Fueron momentos llenos de alegría y complicidad.

Cuando eres pequeño no comprendes mucho las órdenes que te dan los adultos.

Una mañana cuando tenía cuatro años estaba en la casa de mi abuelita esperando que llegara mi tía Liced con sus hijos y mi tía Liced le dijo a Dómenic:

"Si Cárol te golpéa te defiendes"

Él había asentido.

Al llegar bajé las escaleras para recibirlos y Dómenic me dio un golpe, la idea era defenderse no golpearme al verme...

Así era mi niñez, un poco normal en la medida de lo posible. Quería mucho a mis primos, mis tíos y mis abuelitos. Todos trataban que mi realidad no me afectara y me cuidaban como una muñequita.

Desde muy pequeña siempre manifesté mi molestia al estar bajo el reflejo del sol. No podía abrir mis ojos si me encontraba en un lugar muy iluminado y me frotaba mucho los ojos para intentar divisar algo.

Recogí todas las fotos y volví a guardarlas en el álbum.

Toda mi vida fue tranquila, llena de caídas, tropiezos y raspones, pero, así aprendí a crecer en este mundo un poco cruel.

"Los recuerdos son como un tesoro. No es fácil vivir con una limitación física cuando eres aún pequeño"

"Eres un pequeño milagro, que llegó para florecer

Eres tan pequeña, que te podrías romper

Yo te llevo en mis brazos, para sentir tú amor

Voy a cuidarte mi princesa, voy a darte mucho amor...."

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