Uno
¡Feliz año nuevo para todos, los quiero mucho ♥️✨️💖💘!
Primera historia de este año, y esperemos que vengan más.
Sus sonrisas eran simplemente tan únicas, tan hermosas, tal vez es lo primero que hizo que se enamorara.
Cuando Franco sonreía, Gavi sentía que su mundo entero giraba al rededor de él, no podía explicarlo, alguien que era una luz brillante llegando a iluminar algo tan oscuro...
Franco no merecía eso, no merecía todo el sufrimiento y el dolor que venía con eso....
—¿Cómo está el omega más hermoso de todos?—La suave voz de Franco hizo que Gavi sonriera, el argentino había llegado de sorpresa esa mañana a Barcelona, y Gavi era el más emocionado por eso.
—Franco...
—¿Sí?
—Deberías avisarme, pude ir a recogerte.—Dijo Gavi abrazando al Alfa.
Franco había llegado hasta la puerta del departamento de Gavi, con una sola mochila y su inseparable mate, Gavi ya pensaba que había nacido con eso.
—Nah... Me gusta ver tu cara de sorprendido, ¿Cómo va todo enano?—Dijo Franco al separarse, una tortura, pero no podían estar abrazados todo el día en la puerta.
—Bien..
—Pablo.—Pablo, no Gavi, es ahí cuando el omega sabe que Franco está hablando seriamente.
Gavi suspiró, sabía que esta conversación iba a llegar.
—Toda va bien Franco, solo... Solo fueron unos desacuerdos, nada más.
—¿Desacuerdos? Pablo te dispararon, no podes decirme que solo fueron unos "desacuerdos"
Gavi bajó la cabeza, tenía razón, no fueron simples desacuerdos, pero estaba obligado a decir eso, no podía poner en peligro al Alfa, más de lo que ya está por estar con él.
—Vamos a desayunar, ¿Sí? Seguramente no has probado nada, solo el mate, ¿No?—Pablo intentó cambiar el tema, y agradecía que Franco con un suspiro asintiera.
Gavi era agente de la DEA, con veinte años y siendo un omega, era uno de los mejores agentes y un gran candidato para ser el director en un futuro.
El cómo se conocieron los dos era una historia complicada, fue hace casi un año, once meses y veinticuatro días para ser exactos.
Franco era piloto de la F1; tenía una carrera en Las Vegas; en esas mismas fechas Gavi tenía un operativo en el mismo lugar, iban tras un narco; lavado de dinero, drogas y trata de blancas.
El objetivo iba a estar presenciando la carrera, Gavi se había infiltrado entre los fanáticos y el resto de su equipo se encontraba disperso entre la multitud, las entradas y salidas.
Todo tenía que ser rápido y sin heridos, pero... Las cosas nunca suceden como uno las espera, y Gavi, con los años que lleva ahí, lo sabe.
Tan pronto localizo a su objetivo, este también lo reconoció, los disparos empezaron y todo se volvió un caos.
Pablo tuvo que resguardarse entre los coches que habían sido abandonados por los pilotos, oh bueno; casi, porque uno seguía ahí, atrapado.
—¡¿Qué mierda está pasando?!—Gritó el hombre, al parecer era un Alfa, su aroma a canela y menta podía confiar eso.
Gavi volteo a verlo, o bueno, solo a sus ojos, el chico estaba cubierto de pies a cabeza, y solo eran visibles sus ojos... Unos verdes tan brillosos.
Gavi pensó rápido, él iba a estar bien, bueno eso esperaba; ya estaba acostumbrado, pero un civil...
—¡Escucha, necesito que corras cuando te lo pida!
—¡¿Pero a dónde?! ¡Este lugar está lleno de balas boludo!
Tenía razón, tampoco podía soltarlo para que sea como un pollo sin cabeza corriendo de aquí y allá. Necesitaba sacarlo de ahí, y luego volver por su objetivo.
—¡Quédate detrás, cuando me mueva tú te mueves!
El Alfa asintió no muy convencido, pero era eso o salir de ahí como un colador.
Cuando Gavi le hizo la señal, el Alfa se movió con él, pero alguien salió a sus espaldas y antes de Gavi pudiera reaccionar, el Alfa ya estaba sobre él, cubriéndolo con su cuerpo y entonces los disparos volvieron.
Esa noche su objetivo había escapado, casi mueren él y un civil y... Había conseguido una garrapata argentina.
Después de esa noche, Gavi había ido un par de veces al hospital, Franco, así se llamaba el Alfa que había recibido no uno ni dos, sino cuatro tiros por él.
El chico estaba fuera de peligro, aunque todavía tenía que permanecer en el hospital.
—¿Cómo estás hoy?—Preguntó Gavi desde el marco de la puerta, era idea suya o... ¿Franco siempre se ponía algo en los labios cuando iba a visitarlo?
—Bueee, la bruja de la enfermera no me deja tomar mate, ahí tenes tu respuesta enano.—El Alfa tomaba confianza demasiado rápido a veces.
Gavi rió, cada vez que preguntaba, siempre le decía eso.
—Tranquilo, pronto vas a salir de aquí y podrás tomar todo lo que quieras.
—Uy... ¿Todo lo que quería? Y si... ¿Y si quiero un español?
—Vas a morir esperando entonces.
—Ahhhh.
Y así empezó su relación, Franco nunca oculto su interés en Gavi, y Gavi siempre lo rechazaba; no por no sentir lo mismo.
Porque mierda; sí que sentía lo mismo, pero... Sus mundos eran tan diferentes, la prueba era Franco, ahí en la camilla, ¿Y si volvía a suceder?
Pero... El destino es una perra a veces.
Ya había pasado casi dos semanas desde que Franco fue dado de alta del hospital, Gavi había regresando a España antes de eso.
Eran casi las tres de la tarde cuando Gavi escucho el timbre de su departamento, no había pedido nada y ninguno de sus compañeros había dicho que irá a verlo.
Así que fue una sorpresa ver a Franco ahí parado.
—Franco...
—Hola... ¿Me dejas pasar? Acá hace frío.
Gavi se hizo aun lado y el Alfa ingreso a su departamento, Pablo suspiró antes de cerrar la puerta.
—Fra..
—Sé lo que me vas a decir y me importa una mierda Gavi, me gustas y me gustas mucho, podría decir que hasta ya me enamore de vos, ¿Qué queres que haga? Intente de todo para sacarte de mi cabeza; pero nada sirve.
—No sabes lo que estás diciendo Franco.—Dijo Gavi con los brazos cruzados, mismo brazos que hormigueaban por extenderse y abrazar al Alfa.
—Claro que sé, Pablo... Por favor.
—No, esto no...
—Bien, esta bien, entonces decime, ¿Qué hago? ¿Cómo hago para sacarte de acá?—Dijo apuntando a su corazón.
Y Gavi no supo cómo responder, porque ni él mismo pudo hacer eso.
—No lo sé...
—No me importa nada Gavi, no importa tu trabajo, ¿Es peligroso? Sí y el mío también, ¿Podes no regresar un día? Sí y yo también...
—No es lo mismo.
—Sí es.
—¡Que no es lo mismo! ¡A ti te pueden matar por mi culpa! ¡¿No puedes entenderlo?!
—¡¿Y qué?! De todas formas algún día vamos a morir todos, ¿No? Y yo quiero morir, pero como vos siendo mi Omega y parte de mi vida.
—¡Ahhhg! ¡Eres un idiota, maldito Alfa irresponsable!
—¡Y aún así me amas!
Gavi le dio un golpe y luego otro y luego un beso, ¿De qué le servía mentirse? Desde la primera vez que había visto esos ojos ya había caído.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro