Tres
Franco sabía que su omega estaba asustado, lo sabía; Gavi a veces despertaba a mitad de la noche y lo primero que hacía era palpar si Franco estaba a su lado.
El Omega tenía una gran carga, y Franco desearía simplemente tomar a su omega e irse muy lejos, lejos de los agentes, de las balas, de los operativos... De todo.
Pero sabía que ese era el mundo de su omega, que su omega amaba ayudar incluso si salía herido, así que lo único que podía hacer, es estar ahí, ser un pilar para su chico.
—Fran.—Escucho desde el baño, Gavi se había levantado con ganas de hacer pis en plena madrugada.
—¿Sí amor?—Dijo Franco, pero no recibió más respuestas.
—¿Pablo?—Franco se levantó de la cama y fue hasta el baño.
—¿Gavi?—Volvió a decir antes de abrir la puerta.
—Franco...
Gavi estaba apoyado contra el lavamanos, sus piernas estaban manchadas de sangre, Franco se apresuró en tomarlo en brazos y salir del lugar.
—¿Qué pasó? ¿Te duele? ¿De dónde es la sangre?—Eran unas de las miles de preguntas que salía de Franco mientas empezaba a bajar las escaleras.
—Tranquilo, tranquilo Alfa..
—Respóndeme Gavi.
—Es mi pierna, creo que la herida se abrió, tranquilo, no duele mucho.
Franco asintió y abrió la puerta del auto, Gavi sabía que podía hacer algo con el botiquín de primeros auxilios, pero su Alfa estaba fuera de sí, y en estos casos es mejor dejar que Franco se encargue y así mantener a su Alfa calmado.
El aroma de Franco era fuerte, Gavi intentó mantener la calma y dejar salir su propio aroma para ayudar.
—Franco... Quiero tener un bebé.
El Alfa lo volteo a ver de inmediato, ¿Qué? Gavi ya no sabía que hacer para que su Alfa se calmara, además... Realmente quería una familia con Franco.
El dolor se extendía por todas partes, realmente se sorprendió de aún estar consciente, ocho disparos...
—Así que eres tú... Nunca pensé que un Omega iba a causarme tantos problemas, Pablo Martín Paez Gavira, es hora de rendir cuentas.
Habían pasado dos semanas desde que Franco lo había llevado al hospital, dos semanas desde que ambos tomaron la decisión de tener una familia más grande.
Franco no se había separado de él en ningún momento, hace tan solo dos días tuvo que ir a Inglaterra para las practicas con Williams, Gavi se había quedado en casa con reposo.
Todo fue tan rápido, estaba viendo las prácticas de Franco desde la trasmisión cuando todo pasó.
El monoplaza de su Alfa en plena corrida había perdido los frenos, Franco había tratado de detenerlo, pero fue a parar contra uno de los muros, el monoplaza estalló.
Gavi se levantó de la cama, realmente no sabía que iba a hacer, él en España y su Alfa en Inglaterra.
Pero las desgracias de ese día no terminaban ahí, pudo escuchar una explosión en la planta baja, tomo su arma, pero de nada sirvió, varios hombres entraron a su casa, lo redujeron al instante.
Un omega herido no era rival para tantos Alfas.
No sabe exactamente cuánto tiempo lleva ahí, no sabe si su Alfa se encuentra bien o si...
—Eres resistente Pablo Gavira, aún con tu cuerpo al límite y con tu Alfa muerto... Sigues en silencio, veamos hasta cuándo aguantas.
Alfa muerto...
No era cierto.
—¿Q-Qué?—Su voz apenas era un susurro, sus cuerdas vocales estaban dañadas de tanto gritar por las torturas, pero jamás reveló ninguna información.
—Oh...—El hombre en frente sonrió, cabellos rubios y ojos azules, frío.
—¿No te lo había dicho? Disculpa, tu Alfa, Franco Alejandro Colapinto... Murió hace 6 meses, yo lo mate, me pareció justo, tú me quitaste gran parte de mi imperio, así que yo te quite tu mundo, ¿Un trato justo no?
El tiempo pareció detenerse, su cuerpo dejó de sentir dolor, solo había frío, un frío punzante.
¿Su Alfa...?
—¿Cuánto tiempo vas a dejarlo vivir?—Preguntó al hombre parado frente a los ventanales.
—¿Cuándo has visto a un omega tan... Fuerte?
—Max... Esto es peligroso, lo sabes, la DEA no ha parado de buscarlo, mátalo y deja su cuerpo por ahí.
—Necesito asegurarme.
—¿Asegurar qué? Max, es un omega del bando enemigo, con un Alfa que lo está buscando y miles de oficiales también... Gavira no...-
—Retírate Carlos.
—Ahh... Solo no hagas ninguna estupidez amigo.—Carlos salió del despacho del Alfa, Max estaba tardando mucho en deshacerse del omega, era un peligro.
—Pablo Gavira... ¿Serias capaz de darme esa convicción?—Se preguntó Max, viendo las fotos de Gavi en el día en que lo vio por primera vez en Las Vegas.
—No.
—Franco... Él murió.
—¡No es cierto! Y más te vale salir de acá porque no voy a volver a escuchar esa mierda de nuevo, mi Omega está vivo.
Ya habían pasado varios meses, Franco se había despertado tres meses después del accidente, tenía varias quemaduras, pero nada de eso le importaba, su Omega... Pablo no estaba.
Varias personas había tratado de convencerlo de que Gavi había muerto en la explosión que había destruido su hogar, pero nunca habían encontrado su cuerpo, además de que Franco lo sentía, sentía que su omega estaba ahí afuera.
—Él no es tan débil... Mi Omega está vivo.
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