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Día 16: Desamor

Ahí estaba él.

El corazón de la rubia comenzó a latir de forma apresurada en cuanto vio al joven rockero de cabellos azulados y mirada aguamarina apoyado tranquilamente sobre una de las columnas del hall del hotel Le Grand París mientras ojeaba con interés el teléfono móvil esperando a que su medio hermana acudiera a su encuentro para finiquitar los últimos detalles de su inminente boda.

Aprovechándose de la distancia que los separaba y siendo plenamente consciente de que el Couffaine todavía no se había percatado de su presencia, la muchacha aprovechó el momento para observar de manera minuciosa su hermoso rostro y su espléndida figura masculina a la vez que se mordía con fuerza el labio inferior en un gesto que delataba su ansiedad... y su clara desazón.

<<Esto no está bien>> se recriminó a sí misma sacudiendo su cabeza desesperada y algo molesta.

No podía tener esos sentimientos tan intensos por el prometido de su hermana y más ahora que finalmente habían recuperado su relación después de tantos años de animadversión, discusiones y desplantes por culpa del penoso y tóxico comportamiento de su madre con respecto a sus descendientes quien, en vez de fomentar los lazos familiares que las unían a pesar de no compartir el mismo padre, parecía que disfrutara viendo cómo sus hijas se peleaban entre ellas para ganarse un poco de su cariño y su atención.

Por todo eso sabía que debía erradicar su enamoramiento con Luka. No era lo correcto dado que su amor por el músico estaba prohibido y, además, se hallaba muy lejos de su alcance. Solamente había que ser testigo de cómo el Couffaine y su hermana se miraban a los ojos con ese aura de ternura y adoración a su alrededor para darse cuenta que el famoso hilo rojo del destino estaba firmemente anudado entre ellos y nada ni nadie sería capaz de romperlo incluso más allá de la muerte. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos por ignorarlas o rechazarlas, esas malditas mariposas seguían revoloteando en el interior de su estómago cada vez que se topaba con él desafiando su raciocinio y así había sido desde el primer instante en que sus ojos se cruzaron con los suyos.

Se llevó una mano al pecho justo donde se ubicaba su alocado corazón y lo convirtió instintivamente en un puño al sentirse sobrepasada por la controvertida situación a la que se enfrentaba.

Si tan sólo lo hubiera conocido un poco antes...

Si tan sólo hubiera acudido aquel día a su concierto en lugar de su hermana...

Si tan sólo aquel condenado día no hubiese convencido a su hermana de que acudiera a su primera cita con el rockero porque se sentía triste y sin ánimos tras las detestables palabras que les había dirigido previamente su madre en otra de sus innumerables disputas...

Si tan sólo se hubiera producido alguna pequeña alteración en alguno de esos acontecimientos, ¿hubiera cambiado el destino en su beneficio?¿Sería posible que ese maravilloso anillo de compromiso que lucía su hermana con orgullo estuviera realmente en su dedo y no en el de ella?

<<¡Deja de pensar en eso!>> se reprendió de nuevo pero esta vez claramente enojada consigo misma. <<No es propio de una heroína, ¿qué pensaría Ladybug si supiera que albergo estos sentimientos de envidia y celos en mi corazón? Seguramente me pediría que le devolviera mi Prodigio porque ya no soy apta para el puesto y ahora mismo ser la portadora del Miraculous de la Abeja es lo único que me motiva para seguir adelante>>

Tomó la peineta de su cabello y la puso con delicadeza entre sus manos desviando la mirada del apuesto músico para dirigirla a su Prodigio con el semblante taciturno.

<<Ladybug confió en mí para esta tarea, no puedo fallarle>> se dijo observando atentamente la joya. <<¡Tengo que liberarme de este amor no correspondido para que esta envidia y estos celos insanos desaparezcan!>>

–Hola... –escuchó cómo con una voz suave la saludaba a su vera. Sin embargo, a pesar de la sutileza empleada por el muchacho, la rubia no pudo evitar dar un respingo ante lo sorpresivo del saludo–. Lo siento, no era mi intención asustarte –dijo de inmediato el azabache alzando las manos a modo de disculpa–. Te veías bastante pensativa pero, aún así, me pareció de mala educación no saludar a quién pronto será mi futura cuñada –acabó diciéndole con una resplandeciente y genuina sonrisa.

<<Por el amor de las abejas... ¡Es tan guapo y atento!>> pensó de manera involuntaria al observarle durante un rato embobada.

–No te preocupes –susurró cuando finalmente pestañeó un par de veces logrando salir de su letargo–. Sólo no te escuché llegar y me sobresalté un poco –admitió en apenas un susurro mientras desviaba la mirada con un ligero rubor en sus mejillas pero que, por fortuna, pasaba inadvertido a los ojos del músico gracias a su maquillaje.
–¿Y qué es lo que te tenía tan distraída? –le preguntó inocente.
–Na-nada importante –balbuceó nerviosa–. Tonterías –contestó mientras se ponía nuevamente la peineta de Pollen en sus cabellos dorados.

Luka se quedó mirándola como colocaba su Prodigio con gran interés.

–Le tienes mucho cariño a esa peineta, ¿verdad?
–Sí –reconoció la muchacha acariciando el elegante adorno del pelo–. Mi padre me la regaló hace mucho tiempo –dijo inventándose una excusa rápida–. Tiene un gran valor sentimental para mí.
–Entiendo –musitó asintiendo con la cabeza–. Veo que tiene forma de abeja... a tu hermana también le gustan mucho.
–Creo que es de las pocas cosas que siempre hemos tenido en común: nuestro amor por las abejas, ser rubias y compartir una madre nefasta –enumeró con voz anodina como si aquello último no fuera realmente importante.

No obstante, el Couffaine le devolvió la mirada entristecido.

–Lamento mucho eso –dijo en un tono lleno de amargura–. Lo de vuestra madre –aclaró–. Debe ser difícil lidiar con alguien que posee un carácter tan complicado como el de Audrey Bourgeois y mucho más cuando es de tu propia familia.
–Al principio sí... te vuelves una persona insegura y eso puede pasarte factura a la hora de relacionarte con los demás.
–¿Lo dices por tu hermana?
–Por ella... y también por mí.

Durante unos instantes se formó un silencio incómodo hasta que, finalmente, la rubia volvió a dirigirse a su contrario y con el semblante serio le dijo:

–Luka, necesito que me prometas una cosa...
–Claro, dime...
–Cuídala, ella te quiere muchísimo y se merece ser feliz.

Aunque aquellas palabras fueron sinceras y salieron desde lo más profundo de su corazón, la joven siempre las recordaría como las más duras que pronunció alguna vez en su vida. Sin embargo, por mucho que le doliera, bendecir aquella unión y proteger a su hermana era lo que en ese momento se esperaba de ella.

–No te preocupes por eso. Te prometo que la convertiré en la mujer más feliz del mundo... Zoé –le juró mirándola intensamente a los ojos mientras ella se la devolvía con un pequeño asentimiento de cabeza.

La neoyorquina intentó acompañar ese movimiento con una magnífica sonrisa en sus labios pero lo único que obtuvo fue otra medio ladeada y totalmente forzada. No obstante, pareció contentar al rockero puesto que se la correspondió con otra majestuosa de la marca "Couffaine".

–¡Esto es ridículo, completamente ridículo!

Escucharon ambos cuando alguien a la que conocían a la perfección bramó furiosa por la zona de los ascensores llevándose la atención de todos los presentes. Ésta, al verlos juntos cerca del hall del hotel, ignoró completamente los cuchicheos que se iban formando a su alrededor y se encaminó directamente hacia ellos con una expresión en su rostro que destilaba auténtica cólera.

–¡¿Os podéis creer que me acaban de llamar para decirme que no tendrán listos los bordados en negro para los preciosos manteles en color mostaza que les entregué hace ya un mes?! –chilló histérica nada más llegar a su encuentro.
–Calma mi cielo –le pidió el músico en un tono sosegado–. Seguro que encontramos una solución.
–No lo sé, Luka. Apenas faltan unos días para la boda –dijo negando con la cabeza totalmente estresada–. ¡Esto es un desastre! –exclamó dejando escapar un ligero sollozo por la presión y la impotencia que sentía en ese instante.

El chico la rodeó cariñosamente entre sus brazos mientras le acariciaba la espalda en un intento por reconfortarla. Un gesto que su pareja agradeció enormemente correspondiéndole el abrazo al mismo tiempo que escondía su rostro lloroso en su fornido pecho buscando un poco de consuelo ante su infortunio.

–Sé que anhelas una boda perfecta... –comenzó a decir el de cabellos azulados–. Pero olvidas que esos detalles tan insignificantes no determinan el resultado de un enlace. Da igual que los manteles tengan ese bordado en negro o no. Es más, no importa que esos manteles sean los que terminen en las mesas del banquete o no. Lo único que realmente necesitamos para que nuestro compromiso sea recordado en los años venideros como la mejor ceremonia de todo París es que tú y yo estemos ese día en el altar de Notre Dame con nuestras manos entrelazadas mientras pronunciamos el "sí quiero".

<<¡¿Ahhh dioses?!¡¿Acaso puede existir alguien tan perfecto como Luka Couffaine?!>> se dijo a sí misma Zoé llevándose mentalmente las manos a la cabeza.

–Tienes razón... –murmuró la Bourgeois limpiando una lágrima traicionera que se le había escapado de sus ojos azul zafiro a la vez que alzaba su rostro para ver a su amado en una expresión llena de emoción y dicha–. Es sólo que has hecho tanto por mí desde que nos conocimos que quería compensártelo de alguna forma y me hacía ilusión darte un día inolvidable.
–Y será inolvidable, Chloé... siempre y cuando tú estés a mi lado vestida de blanco –le aseguró.

Aquella frase fue lo último que necesitó la neoyorquina para que su maltrecho corazón se partiera definitivamente en mil pedazos. En ese momento incluso hubiera vendido su alma al mismísimo diablo por estar en el lugar de su medio hermana.

–Hasta en vaqueros estarías perfecta para ese día –recalcó Luka con una expresión jocosa en sus facciones.
–¡¿Qué?!¡¿En unos andrajosos vaqueros?! –gritó la Bourgeois horrorizada–. ¡Eso jamás lo verán tus ojos Luka Couffaine! –le espetó haciendo un puchero indignado.

El músico empezó a reírse a carcajadas por la actitud melodramática de su prometida. Adoraba hacerla rabiar sólo para contemplar el rostro ceñudo e infantil que adoptaba con tanta facilidad cuando se enojaba y no había método más rápido y eficaz de conseguirlo que fastidiarla mediante temas relacionados con la moda.

Era obvio que la hija del alcalde tenía un carácter especial y bastante explosivo pero precisamente fue eso lo que le enamoró de ella pues junto a la Bourgeois nunca habían dos días iguales y su vida había pasado a ser una montaña rusa cargada de emociones y nuevas experiencias.

–¿Y tú, Zoé? –preguntó la parisina centrándose en su hermana–. ¿Qué te trae por aquí?
–Sólo vine por si te apetecía que fuéramos de tiendas para olvidarnos un poco de todo el ajetreo de tu boda, pero ya veo que tienes asuntos que atender con Luka –respondió dirigiéndole una mirada fugaz al chico.
–Puedes venir con nosotros si gustas. Seguro que ayudas a Chloé mucho mejor que yo –le ofreció él cortésmente.
Eso –recalcó la Bourgeois con una mueca burlona– no lo dudes ni por un segundo, mi sol.

Luka, lejos de sentirse ofendido, la miró con una amplia sonrisa y acercándose de nuevo a ella la besó de improviso con un beso de película mediante el cual deleitó gratamente a su prometida pero, por consiguiente, también causó una tremenda congoja en el interior de la neoyorquina quien en ese momento sólo deseaba marcharse de aquel odioso lugar antes de que sus lágrimas lograran salir a flote delatando su pena y su melancolía.

–Yo-yo... –tartamudeó haciendo un esfuerzo colosal por no llorar y con el cuerpo rígido debido a la tensión que sentía al contemplar dicha escena–. Yo cre-cre-eo que...

Afortunadamente, el sonido de un mensaje dentro del bolsillo de su chaqueta los sobresaltó a todos interrumpiendo el idílico beso de la pareja de enamorados y dejando a Zoé con la palabra en la boca.

La muchacha tomó rápidamente el móvil entre sus manos para ver la notificación. Era un simple spam de su tienda favorita de ropa aunque lo usaría de excusa para salir del paso.

–Es de mi padre, dice que me acerque un momento a su despacho.
–¡¿Ahora?! –exclamó Chloé desilusionada–. Por favor, ven conmigo –le suplicó–. Luka es muy indeciso a la hora de elegir las cosas y además... –acercándose todo lo posible a su hermana–. Lo amo, pero hay que reconocer que el pobre tiene un gusto pésimo por la moda –le confesó al oído en un tono desdeñoso para que sólo ella pudiera escucharla.
–Me temo que esta vez no puede ser, Chloé –le dijo negando la cabeza con ahínco y, sin darle a ninguno de ellos la oportunidad para rebatirle, se despidió de la pareja marchándose apresuradamente del hotel en dirección a su casa.

Sin embargo, cuando ya se encontraba a un par de manzanas de Le Grand París se paró en mitad de la acera alzando su mirada al cielo parisino mientras los demás transeúntes pasaban por su lado indiferentes a su presencia.

Era un día magnífico. Completamente despejado y con un sol en su máximo esplendor que invitaba a todos los habitantes de la gran urbe a disfrutar de la maravillosa mañana que se les presentaba; no obstante, aquello no concordaba para nada con los oscuros y trágicos sentimientos que albergaba Zoé en su corazón por culpa de su amor no correspondido hacia ese chico jovial de cabellos azulados y mirada aguamarina cuyo nombre era Luka Couffaine.

<<Un amor maldito y prohibido por el cual dudo mucho que sea capaz de librarme algún día>> se dijo a sí misma liberando al fin las amargas lágrimas que tanto había estado luchando por retener.

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¿Llegará el día en que vuelva al orden original del calendario? Sinceramente, no lo sé. Pero necesitaba escribir este One-shot para desquitarme un poco con Thomas Astruc.

Es obvio que el personaje de Zoé no tiene la culpa de nada; sin embargo, que este hombre haya tirado a la basura todo el desarrollo de Chloé para crear a la Bourgeois perfecta que será como una Marinette 2.0 y que acabará siendo el amor platónico de Luka (aclaro que escribo ésto en mayo de 2021)... ¡me llena de indignación!

Según Astruc: no importa que tu madre te abandone siendo una niña, no importa que tu padre compre tu cariño con miles de caprichos porque no tiene tiempo para ti, no importa que tu único amigo te deje tirada cuando conoce a gente nueva y tampoco importa que la persona que más admiras no te dé una mísera oportunidad para actuar haciendo lo correcto cuando estás dispuesto a hacer cualquier cosa por ella. A pesar de todas esas pu.ta.das tú estás obligado a ser una persona maravillosa y súper feliz porque si das muestras de toda tu frustración y sufrimiento en forma de una falsa arrogancia eres un ser perverso que no tiene redención posible.

¡¡Pues menudo mensaje de mierda!!

Yo no digo que Chloé sea la mejor persona del mundo porque no lo es, pero a lo largo de tres temporadas dio muestras de que podía cambiar si tan sólo alguien le hubiera tendido la mano de forma sincera. Algo que yo soñaba que haría Luka en algún momento... y que este inteligente señor lo mandara todo al carajo sólo para hacernos ver que Chloé siempre fue mala y Zoé es la chica buena a quien debemos amar... pues no, lo siento. No lo acepto.

Por eso hice este One-shot... para darle a mi querida Chloé el final que se merece ya que no toda la gente buena tiene finales maravillosos y no todos los "malos" tienen por que acabar mal.

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