Día 11: Anime/Manga
Pese a encontrarse situado en lo más alto de la cadena trófica existen unos seres que dan caza al ser humano para usarlo como "alimento".
Estos seres son monstruos que van detrás de la carroña humana, se camuflan entre la multitud y, aunque pertenezcan a otra raza, su apariencia es humana.
El nombre que reciben es... ghouls.
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Chloé Bourgeois caminaba apurada por las céntricas calles de la capital francesa pues, para su desgracia, su limusina había decidido dejarla tirada a medio camino cuando se dirigía al hotel de su padre, Le Grand París, para un acto importante conmemorando su décimo aniversario como el máximo dirigente de la ciudad.
Miró su reloj de pulsera por enésima vez.
Tan sólo faltan veinte minutos para que comenzara la celebración. Ya debería de haber llegado al ser la hija del homenajeado y anfitriona del establecimiento donde se iba a llevar a cabo el evento y, sin embargo, aún se encontraba bastante lejos de su destino.
A estas alturas estaba convencida de que no lograría presentarse a tiempo y ya podía imaginarse la cara de decepción y enojo de su padre en cuanto la viera entrar por la puerta principal del hotel.
"¿De verdad esta maldita ciudad es tan grande?" se preguntó a sí misma exasperada dado que, por mucho que corriera, parecía que esa condenada calle no tenía intención de acabar nunca. "Jamás pensé que mi apartamento estuviera tan lejos del hotel de papá. París es mucho más pequeña cuando cuentas con un servicio privado de transporte que te lleva a todos lados siempre que lo necesitas" se dijo refunfuñada mientras intentaba mantener el ritmo de la caminata con la pulsación acelerada y la respiración entrecortada.
Después de varios minutos, tuvo que pararse agotada a la vez que se apoyaba en la esquina de un edificio que daba acceso a un solitario y sombrío callejón.
Se quedó mirando la callejuela indecisa.
Hacia algún tiempo que unas misteriosas criaturas denominados ghouls se habían instalado en la ciudad. Eran unos seres que, según los investigadores del departamento policial, acechaban a las personas en rincones oscuros para cogerlas desprevenidas y matarlas con el único fin de devorar su carne de la forma más macabra y sanguinaria posible.
La mayoría de la gente no creía en ellos, puesto que eran bastante escurridizos y sabían mezclarse muy bien entre la población para no levantar sospechas. Pero ella, como hija del alcalde, tenía acceso a información privilegiada y sabía perfectamente que esas perversas criaturas eran muy reales.
Todos los noticiarios advertían de la existencia de dichos seres con insistencia e instaban a los ciudadanos a no meterse en zonas apartadas por su seguridad. Pero ahí estaba ella: con el pelo desaliñado por la carrera, los pies destrozados por los malditos tacones de aguja, agotada por el esfuerzo que había hecho para llegar a tiempo a la gala... y ese tétrico callejón que era el trayecto más corto para llegar a su destino.
"Si voy por aquí podré estar en Le Grand París en diez minutos. Es poco tiempo... tendría que tener muy mala suerte para toparme con una de esas criaturas".
Así que, llenándose de coraje y con una firme determinación en su mirada, cambió de rumbo y se adentró en aquella solitaria callejuela. Sin embargo, no pasaron ni dos minutos cuando escuchó unos sutiles pasos a sus espaldas.
"No puede ser..." pensó atemorizada e imaginándose lo peor.
Aceleró el paso todo lo que pudo, pero seguía sintiendo esa presencia detrás de ella. Se volteó para encarar al sujeto; no obstante, al hacerlo no vio absolutamente a nadie. Sorprendida ante este hecho, se giró para volver a emprender el rumbo hacia el hotel. Desgraciadamente, no dio ni un paso cuando chocó de bruces contra el fornido pecho de un desconocido y alzó la mirada para saber de quién se trataba.
Era un joven de su edad (quizás un poco mayor que ella), de apariencia atlética y fuerte, cabello azabache con las puntas teñidas de azul, ojos de un color aguamarina intenso, labios finos, piel pálida y vestía con un aspecto desaliñado que le otorgaba un aire informal.
Chloé tenía que reconocer que, a pesar de llevar una vestimenta deplorable, era bastante atractivo (tal vez estuviera al nivel de su amigo Adrikins) y en el momento en que sus miradas se cruzaron, algo se removió en el interior de la Bourgeois.
Por otro lado, él la observó con calma, dedicándole una sonrisa encantadora y, en cierta manera, algo siniestra.
–Es peligroso que una chica tan hermosa como tú vaya sola durante la noche por las calles de París. ¿Acaso no has oído las advertencias que se anuncian en los telediarios? –le preguntó en un tono burlón.
–Las he escuchado perfectamente y suelo cumplirlas encarecidamente pero, para mi desgracia, mi coche privado me dejó tirada en medio de la calle –le espetó la rubia con la arrogancia que le caracterizaba cuando hablaba con alguno de sus empleados–. Así que... si me disculpas... tengo un poco de prisa –haciendo el ademán de irse.
No obstante, el chico la agarró inmediatamente del brazo. Tan fuerte que Chloé pudo sentir cómo se clavaban sus dedos en la piel ocasionándole un dolor intenso.
La Bourgeois intentó zafarse de él por todos los medios, pero era imposible. De hecho, parecía como si al azabache no le costara en absoluto mantenerla firmemente sujeta mientras la muchacha se retorcía desesperada buscando liberarse.
–¿Se puede saber qué demonios haces, idiota? –se quejó ella–. ¿Acaso tienes la menor idea de con quién estás tratando?
–Estoy tratando con una humana engreída que va a convertirse en mi cena esta noche –le contestó con una tranquilidad pasmosa poniéndole los pelos de punta a la joven burguesa.
–¿Tu... tu cena? –le preguntó incrédula creyendo haber escuchado mal–. ¡¿Eres un ghoul?! –exclamó aterrada Chloé cayendo en la cuenta de lo que implicaban sus palabras.
–¡Qué locuaz! –admitió él como si no fuera una gran cosa–. Y hace casi un mes que no me alimento como es debido –acariciándole suavemente el rostro–. De modo que vas a ser la afortunada en ayudarme con mi pequeño problema.
No sabía si realmente lo decía en serio o si, por el contrario, únicamente buscaba la forma de asustarla. Pero, fuera cual fuese su verdadera intención, ese comentario no le hizo ninguna gracia a la Bourgeois.
–¡Soy la hija del alcalde y como me pase algo, puedes darte por muerto maldito comehumanos! –apartando bruscamente la cara de su toque y amenazándole con ira.
–Vaya, vaya... parece que la niñita de papá finalmente ha sacado sus garras –le dijo complacido–. Me gustan las chicas con carácter –mordiéndose el labio inferior deseoso–. Sobretodo las aristócratas... –la Bourgeois lo miraba atónita sin saber muy bien que podía esperar tras esas palabras–. Los ricos sois los que mejor deleitáis mi paladar porque tenéis la carne más fina y jugosa –le comentó atrayéndola con rudeza hacia él para agachar la cabeza y comenzar a olfatear el surco de su cuello con ahínco–. ¿Sabías qué tienes un aroma exquisito?
–¡Pues claro que lo sé! –exclamó la muchacha presuntuosa.
Y es que hasta en una situación tan crítica como aquella, Chloé Bourgeois no podía evitar ser ella misma.
–¡Llevo el último perfume de Yves Saint-Laurent! –le espetó indignada por que no lo hubiera reconocido.
–¿De quién?
–¡Dios qué inepto!¿Será verdad cuando dicen que los ghouls sois unos monstruos carentes de estilo? –le recriminó envalentonada.
El ghoul se rió con ganas ante el comentario sarcástico de la chica y le contestó:
–No voy a negar que soy un monstruo... pero no necesito ningún tipo de estilo para matarte y devorarte –esas palabras provocaron que Chloé volviera a centrarse, percatándose de la tesitura tan delicada en la que se encontraba–. De hecho, podría empezar con un bocado por aquí –señalando justo encima de su hombro a la vez que sus iris cambiaban a un rojo intenso con la esclérotida negra y las venas se marcaban alrededor de sus cuencas oculares, mostrando el kakugan tan característico entre los miembros de su raza– mientras aún estás viva. No hay mayor placer para un ghoul que comer mientras la presa sigue consciente y grita de terror.
Así que, sin previo aviso, el ghoul abrió su mandíbula y le dio un pequeño mordisco justo en el sitio donde había indicado desprendiendo un trozo de la carne de su víctima.
Chloé chilló de dolor mientras el azabache la soltaba para saborear y engullir con parsimonia aquel pedazo de carne.
–¿Sabes una cosa hija del alcalde? –limpiándose la sangre de su boca con el dorso de su mano–. Estás deliciosa...
–¡No vuelvas a acercarte a mí, desgraciado! –le gritó enojada a la vez que intentaba contener la hemorragia en su hombro.
–Y si no lo hago, ¿qué harás? –le provocó con una mueca burlona.
Chloé lo miró con odio mientras barajaba todas sus opciones: en aquel callejón no había nadie que pudiera ayudarla y, aunque lo hubiera, dudaba mucho que pudiera echarle una mano contra la fuerza sobrehumana de un ghoul.
Le había prometido a Ladybug que nunca más volvería a transformarse en público pero, en esa ocasión, la situación lo requería con creces pues no se le ocurría ninguna otra forma de escapar con vida de aquel entuerto.
–¡Pollen, aguijones fuera! –exclamó con todas sus fuerzas.
El pequeño kwami apareció y fue absorbido por la peineta activándola y dando lugar a un halo dorado que recorrió todo el cuerpo de la joven de los pies a la cabeza llevando a cabo su proceso de transformación ante la atónita mirada del ghoul.
–¡Eres Queen Bee! –exclamó con una expresión estupefacta en su rostro.
–¡Qué locuaz! –le espetó mordazmente la heroína repitiendo las mismas palabras que empleó el otro con anterioridad para burlarse de ella–. Y ahora... más te vale que huyas al sucio agujero del que saliste, si no quieres verme enfadada de verdad.
El azabache retrocedió lentamente sin apartar la mirada de la poseedora del Miraculous de la Abeja, fundiéndose entre las sombras para desaparecer como si nunca hubiese estado allí.
Queen Bee suspiró aliviada en cuanto se marchó.
En aquel momento, dio las gracias a todas las divinidades del universo por permitirle encontrar el prodigio de Pollen en la Torre Eiffel el día que su madre fue akumatizada... y también por qué aquella criatura se hubiese tragado su farol pues, con la herida que le había ocasionado cerca de su clavícula, difícilmente hubiera podido luchar contra él en plenas facultades.
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Una hora más tarde...
Cuando su padre la vio aparecer por las puertas de Le Grand París con el hombro totalmente ensangrentado, André Bourgeois supo enseguida que su amada hija había sido atacada por una de aquellas temibles criaturas que se escondían entre la sociedad.
Llamó a un médico de su confianza para que tratara la herida de su mayor tesoro y le ordenó a su hija que pasara una larga temporada en el hotel bajo la estrecha vigilancia de su propio equipo de seguridad.
A Chloé no le quedó más remedio que aceptar a regañadientes el mandato de su padre y, en la suite que solía ocupar cuando era una niña, miraba apesadumbrada la horrible cicatriz que le había dejado "de regalo" aquel sádico ghoul y que permanecería en su cuerpo para siempre recordándole el terrorífico encuentro en el que, por un momento, llegó a temer por su vida.
Sin embargo, lo que ella no sabía era que su depredador se encontraba justo en ese momento en el tejado del edificio colindante a Le Grand París. Mirando con detenimiento cómo la chica observaba su herida a través del gran ventanal que daba a la terraza de la glamurosa suite.
Una sonrisa ladina se vislumbró en el rostro de aquel tenebroso antropófago conocido por su círculo más allegado con el nombre de Luka Couffaine.
Había algo en esa chica que le atraía como un imán y la volvía más adictiva que cualquier otra droga.
"Y no es el simple hecho de que su carne tenga un sabor exquisito o ese aroma tan embriagante que desprendía" meditó el azabache contemplándola ensimismado.
Era un sentimiento mucho más profundo que hacía que ardiera en deseos de volver a toparse con ella... y que le había impedido matarla al instante en aquel oscuro callejón como solía hacer habitualmente cuando cazaba a alguna de sus víctimas.
Casualmente a ella... a esa joven arrogante, de cabellos dorados, ojos azul zafiro y lengua viperina que resultó ser una de las heroínas más famosas de la ciudad.
Estaba claro que no sería fácil volver a sorprenderla puesto que ahora ella se mantendría alerta en todo momento y contaba un gran equipo de seguridad que la custodiaba las 24 horas del día; no obstante, lograría su objetivo a cómo diera lugar.
La Bourgeois aún no era consciente de la situación en la que se encontraba, pero ese mordisco significaba mucho más que un simple acto de depredación por parte del azabache.
A partir de ahora, cualquier ghoul que se aproximara a Chloé reconocería al instante la marca en su hombro y percibiría el olor del autor en ella sabiendo perfectamente que aquella humana pertenecía al Couffaine. En realidad, la estaba protegiendo de los demás miembros de su especie para que no se atrevieran a tocarla dado que Luka, siendo uno de los ghouls de más alto rango en la ciudad parisina, era tan fuerte y poderoso que nadie deseaba tener problemas con él metiéndose en sus asuntos.
"Volveremos a vernos muy pronto... Queen Bee".
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Aquí os traigo un crossover basado en el universo de Tokyo Ghoul. El anime está bien, pero el manga es espectacular y os lo recomiendo encarecidamente. Buenos personajes, buena historia, excelente trama... es una obra de arte y si os gusta un poco el gore tenéis que leerlo sí o sí.
🔹Vocabulario básico de Tokyo Ghoul:
Ghoul: a simple vista parece humano pero no lo es y se alimenta de carne humana. Toda la comida elaborada por humanos les parece vomitiva excepto el café, que es lo único que verdaderamente disfrutan al tomarlo. Son extremadamente fuertes y resistentes, con una gran capacidad de regeneración en el cuerpo y lo único que puede dañarlos es un kagune.
Kakugan: es la verdadera apariencia de sus ojos y que los identifica como ghouls, además de su kagune. Pueden mostrarlos a su antojo, pero generalmente adoptan este rasgo en una pelea o cuando están comiendo.
Kagune: (ya que lo he nombrado anteriormente lo explicaré) es como un arma que emplean los ghouls para defenderse, atacar o matar a un humano u otro ghoul. Forma parte de su cuerpo y, como el kakugan, permanece oculto hasta que el ghoul lo saca a relucir a propia voluntad.
🔹El chico del encabezado:
Parece Luka pero no es él 😆. Se llama Ayato Kirishima y es un personaje muy importante en todo este universo. Si lo he puesto es porque se asemeja mucho a Luka, no en carácter pero sí físicamente y en la forma de vestir. Además, es el personaje que más me gusta de la historia, ¿será por qué me recuerda a Luka? 🤔
Disfrutadlo... y de nada 😂
Por cierto, en el fanart del encabezado y de la imagen, esas alas que salen de la espalda del personaje sería el ejemplo de un tipo de kagune. En este caso, el de Ayato.
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