Capítulo Final
Naruto recién llegaba a su casa, sentía un revuelo de emociones invadir su cuerpo al ver la hermosa decoración que sus familias se habían encargado de hacer para ellos. Y claro, Ino también fue partícipe de ello, además de Chiyo. A pesar de haber dejado la mansión en manos de Deidara, aún le mantenía un gran aprecio a todos los trabajadores, por lo que fueron cordialmente invitados a dicha celebración.
Su madre fue la primera en verlo, al borrarse su sonrisa Naruto sintió un escalofrío recorrerle toda la espalda cuando la pelirroja se acercaba a él con paso firme, además de notarse enfadada.
—¡Naruto Namikaze Uzumaki! ¡¿Qué son estas horas de llegar a TU boda?! —se paró frente a él, con sus manos en la cintura.
—Y-yo... estaba haciendo algo importante, ¡pero ya estoy aquí! —sonrió nervioso, la mirada de la Uzumaki solo le dejaba ver que no confiaba en él; claro, eso ganaba por haberse escapado sin avisarle a nadie. Estaba seguro de que solo Sasuke sabía en dónde estuvo. —Y... ya que estoy aquí, debería de ir a cambiarme... ¡adiós!
Kushina negó decepcionada, definitivamente su hijo no había cambiado nada en todo ese tiempo. Aunque en el fondo se sentía feliz de verlo en su máximo esplendor, tan entusiasmado y lleno de vida.
Mientras que en una de las habitaciones de la casa, específicamente la principal, yacía el Uchiha parado frente a un espejo. Le parecía estúpido sentir tantos nervios siendo que esa es su segunda boda, ¡y con el mismo idiota! Le era ilógico. O quizá podía ser porque sus padres, su hermano, sus tíos, primos y abuelos estaban ahí. Sintió un vacío en su estómago, definitivamente era por eso.
—Sasuke. —su amiga, Sakura, entró a la habitación. Ese día se veía más radiante que la primer boda, bueno, esta vez contaba con el cabello un poco más largo y un vestido que en definitiva le favorecía. Sonrió, encantada de ver al Uchiha vestido de nuevo de esa manera. —¿Estás listo?
—¿Naruto ya llegó?
—Sí, está terminando de arreglarse. —o al menos eso escuchó. —¿Estás emocionado?
—Supongo que... sí. —volvió a mirarse en el espejo.
—Sabes que si te hace llorar de nuevo, esta vez no se salvará de mí. —se posicionó a un lado suyo, rió al ver la expresión avergonzada del pelinegro por sus palabras. Esa vez iba muy en serio. —¿Quieres quedar...?
—¿Se puede? —los dos muchachos miraron hacia la puerta, Mikoto entraba con una sonrisa encantadora y deslumbrante.
—-Se-señora Mikoto. —Sakura se impresionó por lo elegante y hermosa que se veía la Uchiha. Empezó a sentir que sobraba en esa habitación, por lo que salió apenada no sin antes despedirse.
Mikoto se acercó a su hijo, con intención de terminar de acomodarle el traje, le sonrió divertida al verlo avergonzado. No importa cuantos años pueden tener sus hijos, para ella, siempre serán sus "pequeños".
—Estoy tan feliz por ti, cariño. —le acarició una mejilla. —Todos estamos muy emocionados. Aquí entre nos, Izumi aún no puede creer que está aquí.
—Madre, ¿qué piensan los demás? —bajó su mirada, esa era su mayor preocupación.
—¿Eh? ¿Pensar sobre qué?
—Que me vaya a casar de nuevo, ¡y con la misma persona! —desde niño, siempre procuró cumplir todas las espectativas de su familia. Pero de un tiempo hacia el presente, fue como si ese propósito quedara en el olvido; sin embargo, teniéndolos a todos fuera de su casa, lo ponía nervioso.
—¿Eso te preocupa? —el menor asintió. Mikoto, enternecida, le tomó una de la manos y lo guió hasta la cama, ambos se sentaron en el borde. —Escucha, Sasuke, siempre supe que para ti fue muy importante quedar bien con tu papá, Itachi, incluso tu abuelo, pero en este momento tienes que pensar en ti, ¿de acuerdo? Todos están afuera ansiosos por verte salir de aquí, y así no lo estuvieran, tú tienes que seguir con tu camino. Ellos tienen sus vidas, y tú tienes la propia, todo lo que hagas debe ser para hacerte feliz.
—Es que, desde que llegué a Japón, he hecho todas las cosas al revés de lo que me enseñaron. —pasó su mano por su cabello, su madre le quitó un mechón del rostro.
—Precisamente eso es lo que te hace especial, hijo.
—¿Cómo dices?
—¿Acaso no lo recuerdas? —negó confundido. —Sasuke, desde niño siempre hacías "las cosas al revés". Tú, al igual que Izumi, tienen esa "chispa" que los convierte en la alegría de esta familia. Eras tan diferente, que hasta lograbas que los demás dejaran de ser... un Uchiha, ¿sabes?
—¿Yo?
—Sí. A ver, empecemos con tu abuelo, ¿ves que él sea cariñoso con los niños? —volvió a negar. —Exacto, no es algo que le agrade, cree que es... absurdo. Al conocer a sus nietos, solo se limitaba a verlos y ya, pero hubo uno en específico que siempre buscó tener su atención, y por más que él se negó a dársela, ese pequeño lo logró. —le picó suavemente la punta de la nariz con el dedo índice. —Incluso jugó contigo una vez. Recuerdo bien ese día, estábamos de visita en su casa, tú tenías unos cuatro años. Querías que Itachi jugara contigo, pero en ese momento no podía, entonces se te ocurrió la grandiosa idea de pedirle a Madara que jugara contigo. Por supuesto, se negó y te dijo que no deberías de perder el tiempo, pero solo bastó ver tu carita para que aceptara. Puedes preguntarle a tu padre si no me crees; ¡oh, cierto, con tu padre también hiciste algo similar!
—¿De verdad?
—No te mentiría. Esa vez fue en su trabajo, yo debía de ir a recoger unos papeles importantes con la secretaria, mientras él estaba en una importante reunión con unos socios. Resulta que te escapaste y fuiste a buscarlo, entraste a la sala de reuniones como si nada, corriste hacia él y lo abrazaste.
—Supongo que después de eso me regañó.
—¡Oh, nada de eso! Al contrario, te quedaste con él hasta que la reunión terminó. Ese día no te querías separar de él, así que te quedaste el resto de la jornada. En la noche llegaste dormido en sus brazos. —suspiró nostálgica. —A lo que quiero llegar, Sasuke, es que ellos te aman tal cual eres. No tienes que cumplir reglas o ser "perfecto" para ser un buen Uchiha. Tal cual eres, eres perfecto para todos nosotros. Si te contara lo orgullosos que estaban todos de ti la noche que te vimos en televisión. Nos enorgulleces a tu manera, así como tu hermano a la suya, o Izumi, incluso Shisui. No tienes que ser igual a ellos. —le besó la frente. —Así que vamos, mi niño, tienes una boda a la cual asistir.
Su madre se adelantó, podía escuchar a todos los invitados hablar en el jardín. Se asomó por la ventana, sintiendo un cosquilleo en todo su cuerpo, estaba a solo minutos de dar nuevamente ese gran paso al lado de Naruto. Esta vez nada podría separarlos.
Nadie podía poner en duda todo lo que tuvieron que pasar para llegar hasta ese momento. En un principio no eran más que completos extraños, ¿qué se iban a imaginar que aquella noche se sentirían tan atraídos por un desconocido? Para Sasuke, fue como haber encontrado a ese alguien que es capaz de hacer temblar cada fibra de tu cuerpo, siempre tuvo la extraña sensación de que Naruto ha estado con él en todo momento, como si ya se hubieran conocido desde muchísimo antes. No importa cuántas personas lleguen a sus vidas, ellos siempre estarán unidos por un lazo que ninguno de los dos logra explicar. Siempre procurando el bienestar del otro, sin poder sacarlo de sus pensamientos.
Han superado todas las adversidades, la maldad albergada en el corazón de las personas logró separarlos en dos ocasiones, pero esta vez, su amor será más fuerte que cualquier otra circunstancia. Y siempre estuvo allí, aún cuando Sasuke tomó la decisión de alejar su camino del de Naruto, sus sentimientos se mantuvieron firmes el uno con el otro.
Rieron, lloraron, amaron, sufrieron, y sin embargo, seguían juntos. ¿Qué más prueba de su amor podían pedir? Para Sasuke, él nunca se consideró como una persona que mostrara sus sentimientos abiertamente, pero Naruto tenía ese algo que lo hacía mostrarse tal cual es. Y Naruto, hacía muchos años que creyó que el amor simplemente no sería para él, tan solo se unió en matrimonio porque le hicieron creer que era lo mejor, y solo consiguió lastimar el corazón de una persona inocente. No puede echarle la culpa a alguien que fue tal vilmente manipulada por un ser querido, al contrario, debería de darle las gracias. De no haberse casado nunca con Hinata, jamás habría sentido lo que es el verdadero amor con Sasuke, pues ella le enseñó todo lo opuesto.
Con cada día que Naruto fue conociendo a Sasuke, se daba cuenta que él es una llama que nadie es capaz de extinguir, solo el mismo Sasuke puede hacerlo. Y, por supuesto, eso jamás sucedió. Aún se siente como un idiota por las veces que llegó a dudar de él, por las veces que se dejó engañar.
De alguna manera, era como si sus corazones hubiesen vagado todo ese tiempo, tratando de reencontrarse nuevamente. Al verse de frente, lo descubrieron en ese momento, el lugar al cual pertenecen.
Con sus sentimientos más que claros, Sasuke puso aquella florecita en el bolsito de su saco, cortesía de Ino. Se negó rotundamente a llevar flores en sus manos, pero pudo aceptar esa pequeña. Sabía que ya lo estaban esperando en la entrada de su casa, por lo que se apresuró en salir. Cada paso le daba la sensación de estar a punto de cambiar su vida, de "pasar la página", y solo lo confirmó al ver a quien sería su esposo de pie afuera de la casa, mirándole con una sonrisa.
No se hablaron, ambos eran consientes de que no necesitaban palabras para poder entenderse. En realidad, nunca las necesitaron. No lo hicieron en un principio, mucho menos ahora que por fin habían logrado llegar al final de su pesadilla para poder abrir un nuevo capítulo en sus vidas. Naruto le extendió la mano, con un brillo en sus ojos que solo Sasuke era capaz de causar. Aceptó el gesto con gusto, si ya había hecho varias excepciones ese día, ¿qué más da hacer otra?
Tomados de la mano, caminaron juntos hacia el jardín. Su familia se había ofrecido a acompañarlo hacia el altar, pero esta vez, el menor de todos los Uchiha dejó en claro que lo haría en compañía de la persona que estará a su lado hasta el final de los días. Avanzaron juntos todo el trayecto hasta poder llegar aquí, y continuarán haciéndolo.
Se sintieron abochornados cuando todas las miradas se fijaron en ellos, los aplausos no se hicieron esperar. A la derecha, estaban todos los Uchiha, mostrando su felicidad a su modo, manteniendo un perfil elegante; a la izquierda estaban los Namikaze-Uzumaki, festejando como solo ellos saben hacerlo. Y claro, no se pueden omitir a todas esas personas que de alguna manera formaron parte de su vida: Sakura, Chiyo, Shikamaru, incluso Hanabi se encontraba entre ellos, la única Hyūga que siempre estuvo de su lado en todo momento. Al estar de frente al juez y a la abogada, todos tomaron sus asientos, atentos a las palabras del hombre mayor.
Naruto miró a Sasuke de reojo, dejando de prestar atención al discurso que ya conocía de memoria. Se le hacía increíble poder estar al lado de ese hombre, se le hinchaba el pecho de lo orgulloso que estaba por haber llegado hasta ahí. Desde niño, siempre tuvo una pequeña cualidad, y era que al final siempre lograba cumplir lo que se proponía, y esta vez no fue la excepción.
—¿Señor Namikaze?
—¿Eh? ¿Qué? —volvió a mirar al juez en tanto le llamó, había perdido el hilo de la conversación, por lo cual desconocía en qué punto iban.
—Le pregunté si acepta a este joven como su...
—¡Por supuesto que sí! —sonrió, estaban en el punto que más le interesaba. El hombre tan solo rodó los ojos, cansado, ni siquiera le había dejado terminar su frase.
—De acuerdo, ¿y usted, jo...?
—Acepto. —la abogada, Tenten, rió bajito por la expresión de su superior. Carraspeó y volvió a tomar un perfil serio, extendiendo la nueva acta para ser firmada.
—Espero que esta sea la última vez que los vea para algo de este tipo. —le dijo a ambos en voz bajita.
—Ten por seguro que sí. —el rubio le guiñó el ojo, pasando el lapicero a manos de Sasuke.
El protocolo se llevó hasta el final, al menos hasta que los testigos de cada quien se encargaron de también dejar su firma. Con unos nuevos anillos en sus dedos, esperaron pacientemente a que el juez finalizara su últimos discurso, y así, poder hacer oficial su unión con un beso. Ninguno de todos los besos que han podido disfrutar del otro se comparaba al de ese instante, en un ambiente tan diferente y lleno de amor y emoción por parte de ambas familias, ese beso era como el punto final de su historia.
En realidad, es el punto final de su historia.
—Sasuke, prometo que de ahora en adelante, solo seremos tú y yo. Nadie se interpondrá entre nosotros. No puedo asegurar que todos los días serán de alegría, pero sí puedo confiar con que estaremos juntos. —le dio un corto beso en su frente.
—Idiota... —sonrió. —Como si fuera a permitir que algo vuelva a separarnos.
○●○Año y medio después○●○
Después de un agotador día en su trabajo, por fin podía disfrutar de la calidez de su hogar. Los cierres estaban de locos, y últimamente requerían su presencia más que en otras veces. Naruto dejó su chaqueta y maletín sobre el sofá, aprovechando para aspirar el delicioso aroma proveniente de la cocina. Al parecer su esposo había llegado antes que él del trabajo.
Pensó en ir a darle un gran abrazo y un besito, pero una caja sobre el comedor le llamó la atención.
—Ahm, Sasuke, ¿qué es esto?
Esperó respuesta, pero fue totalmente ignorado. Bufó molesto, en ocasiones así, solo le restaba averiguar las cosas por su cuenta. Retiró la tapa, dejándola a un lado de la caja.
—Veamos... —había una carta, tan solo eso. Ladeó la cabeza confundido, sacando a la vez el sobre. Solo así se percató de otra caja, la agarró, pero encima tenía un mensaje que le indicaba que primero debía de ver la carta. —¡No me vayas a salir con una broma!
Abrió la carta, se veía que es del hospital por el logo en una de las esquinas superiores. Su corazón empezó a latir con fuerza, era nada más y nada menos que una prueba de embarazo positiva. Cerró sus ojos con fuerza, recuperando la visión que le había borrado las lágrimas que se acumulaban. Siguió con la caja aún en sus manos, solo al abrirla dejó caer el papel del hospital, pues estaba presenciando una ecografía acompañada de unos pequeños zapatitos. Su cuerpo comenzó a temblar, siendo incapaz de hablar o hacer algo en ese instante. En uno de los zapatitos había otro pequeño papel, con la caligrafía inconfundible de su esposo, claramente se leía: Felicidades, papá.
—Seré papá... —dejó caer una lágrima, aferró el par de zapatos a su pecho. —¡Seré papá!
En la cocina, apoyado sobre el mueble, Sasuke sonreía tocando ese pequeño hogar de su hijo.
Serán una familia...
FIN
Habrá capitulo extra♡
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