Capítulo 8
—¿Listo?
—... Supongo.
No estaba muy cómodo, habían muchas personas mirándolo, y ni mencionar de la invasión de espacio personal que tuvo hace pocos minutos. Mientras una muchacha se había encargado de acomodar su ropa, otra estuvo batallando con su cabello, y una tercera le ponía un polvo en el rostro; al principio se negó, pero todo era para evitar el brillo a causa del flash de la cámara. No le habían tomado ni una sola fotografía y ya deseaba irse. No podía visualizar un buen resultado de todo eso, ni siquiera sabía qué expresión poner. Y si había algo que lograba ponerlo más nervioso, era que Naruto lo estaba mirando. Deseaba que el suelo se abriera en ese instante y se lo tragara solo a él.
—Es fantástico. —el rubio miró al hombre parado a su derecha, no mostraba reacción alguna ante lo dicho, estaba más concentrado contemplando la belleza de su novio. —Puedo imaginarlo en esto, su mirada es tan profunda, y ni qué decir de su rostro. Es verdaderamente perfecto.
—Sí, es increíble. —la manga de su camisa era estrujada por su mano, lograba disimularlo al tener los brazos cruzados. Nunca se había caracterizado por ser una persona celosa, pero lo que lo estaba matando por dentro, es no poder decir abiertamente que Sasuke ya tiene novio, y es ÉL. —Sé que hará un excelente trabajo.
—Te envidio, puedes verlo todos los días. Debería de empezar a visitarte más seguido, ¿no crees? —lo golpeó tres veces con el codo, mientras reía.
—Claro, será un placer.
Estúpido Yakiho.
>>>
—No fue tan malo después de todo. —dijo mientras se abrochaba el cinturón. Habían ido un domingo a la empresa, por lo que el parqueo estaba casi vacío. Sasuke, en efecto, llamó a Yahiko para notificarle su decisión de realizar una prueba; el hombre, preso de emoción, llamó a todo su equipo para el domingo a las 9:00AM. —Te veías maravilloso.
—Sí, claro, estaba al borde de un ataque de pánico. —puso el codo chocando por el ventana, empezaban a caer gotas de lluvia contra el vidrio. Ser el centro de atención nunca había sido de su agrado, prefería pasar desapercibido. Incluso viviendo con sus padres era lo mismo, para él era mil veces mejor permanecer en su cuarto encerrado cada vez que habían visitas, a tener que compartir y escuchar a su madre hablar de él. Claro, no decía las mejores cosas, siempre era lo más vergonzoso cuando estaba con sus amigas. En fin, él básicamente se convertía en el centro de atención, y eso lo odiaba. —¿Piensas ir al hospital en estos días?
—No pienso volver.
De repente, el tono de voz de Naruto cambió a uno más severo. Apretó el volante al solo imaginar su discusión con Himiko, nunca había logrado llevarse bien con esa mujer, y menos en esas circunstancias. Sintió la mano de Sasuke posarse sobre su hombro, eso bastó para que su cólera disminuyera.
—Empiezo a conocerte cada vez mejor, hay que que te molesta. ¿Qué fue lo que pasó?
—No pasa nada, de verdad. —no quería hacerle saber todas las cosas que dijeron de él, no merecía esas palabras.
—No trates de engañarme. Siempre que estás molesto, frunces el ceño, aprietas las manos y respiras con más fuerza.
Naruto suspiró, relajando todo su cuerpo. Ya debía de estar consciente de que el Uchiha era analítico, y observaba cada detalle con cuidado, no le extrañaba que conociera más detalles así de su persona. Antes de responderle, el celular de Sasuke sonó. Nunca antes una llamada telefónica había sido tan oportuna.
Quedó hipnotizado al escucharlo hablar en coreano, en todo ese tiempo, tan solo lo había escuchado decir una que otra palabra que aún no dominaba en japonés. No le entendía un carajo, bien podía ofenderle en ese idioma y él solo sonreiría como idiota. Ahora le parecía aún más perfecto.
—Sí, lo siento, he estado bastante ocupado todo este tiempo. Si no era una cosa, era otra.
—Yo también lo siento, mi niño, no solo tú tienes la obligación de comunicarte con nosotros. También debimos de hacerlo. Cuéntame, ¿qué haces?, ¿dónde vives?
—Tuve bastante suerte, el mismo día que llegué aquí, pude encontrar trabajo. Ayudo con la cocina en una casa enorme, la señora a cargo de todo es bastante amable.
—¿Y el dueño? O... los dueños.
—El dueño... —miró a Naruto, este solo le brindó una sonrisa nerviosa. El simple hecho de que lo mirara mientras hablaba, le daba a entender que él era el tema de conversación. —A veces es un completo idiota, pero es buena persona. No tengo quejas, a decir verdad.
—Me alegro de que te esté yendo tan bien, tu padre ha estado bastante preocupado por ti. Ya sabes cómo es, no halla la manera de ponerse en contacto contigo, sé que también se alegrará por ti. Y ni qué decir de tu hermano...
—Ya puedo imaginarlos. —los dos siempre habían sido protectores con él, todo por ser doncel. Un día, cansado de la protección de ellos dos, se propuso no aparentar ser doncel. No era como muchos, que con solo verlos ya se sabía que lo eran. Su rudeza era la clave del éxito, sin embargo, sus finos rasgos siempre lo traicionaban. En Japón no era muy sencillo engañar a la gente, eso lo extrañaba de Corea.
—Dime, ¿haz visto a alguien? Ya sabes a qué me refiero. —pudo escuchar la risita de su madre.
—Sospechaba que me preguntarías eso, sería mejor si lo llegan a conocer en persona, solo te diré que se llama Naruto. —el rubio volvió a sentirse tenso cuando escuchó su nombre, ¡¿qué tanto estaban hablando de él?!
—¡Estoy tan feliz! Espero que sea un buen muchacho, hijo. Ya ves cómo te iba con aquellos pretendientes, nunca me agradaron para ti. Confío en que hiciste una buena elección, tú mismo me dijiste que"estabas harto de tanto idiota".
—Lo sé, pero también estoy seguro de que él es diferente a todos los demás. —sonrió para sus adentros. —Hablamos después, mamá, estoy con él y...
—¿En serio? ¡Quisiera hablar con él!
—Ahm... no habla ni una pizca de coreano.
—Oh, es una lástima. Bueno, algún día podré conocerlo. Nos estamos hablando, mi niño. Cuídate mucho.
La llamada finalizó.
—¿Puedo saber qué tanto hablaban de mí?
—¿Acaso entendiste?
—Solo mi nombre, el resto no tengo ni la menor idea. —rió junto al Uchiha, se propondría aprender coreano, de veras lo haría. —Para la noche tengo preparada una sorpresa, sé que te encantará.
—¿Y a qué se debe?
—Es un secreto.
Le encantaba hacer eso, no era la primera vez que dejaba esa pizca de curiosidad en Sasuke, y cada vez que lo hacía, siempre le veía con el ceño ligeramente fruncido, como si tratara de averiguar cual es ese secreto. Justo como lo hacía en ese momento.
>>>
Al llegar a casa, miró la hora en el reloj en su muñeca, faltaban solo horas para dar ese paso. Llevaban ya casi nueve meses de relación, y de conocerse casi un año. Hace un par de días estuvo decidido a dar el paso que tanto ha ansiado, incluso visitó varias joyerías en busca del anillo perfecto, pero en ese momento, un fuerte sentimiento de miedo lo estaba invadiendo.
¿Estaría haciendo las cosas muy rápido? Quizá sí.
Aprovechando que Sasuke se adentró en la mansión, alegando preparar un poco de té, él fue a casa de Chiyo. Por suerte estaba ahí, sentada en una silla de madera a las afueras del hogar. Se le veía bastante tranquila, hasta sintió algo de pena molestarla por algo así. Caminó hacia ella, si no la conociera, podía pensar que estaba muerta, ya que ni siquiera se movía. La primera vez que hizo eso, llamó a la ambulancia y los obligó a llegar a la mansión en pocos minutos, para que al final la mujer asustara a todos al despertarse de imprevisto.
—Hola, Chiyo. —se paró a su lado, ella abrió los ojos y le pidió que se sentara en la otra silla de madera. Más de una vez la vio allí sentada con Sasuke.
—¿Qué te trae por aquí?
—Quiero hablar contigo, en serio necesito hacerlo.
—¿Qué es lo que te incómoda? —preguntó la mujer. Lo conocía, sabía que hay algo que tiene al Namikaze incómodo, o mínimo dándole vueltas en la cabeza. —Adivino, te peleaste con Sasuke
—No, no, no, no. —negó con sus manos al mismo tiempo. —Estamos bien, muy bien. Es otra cosa.
—Entonces dime, niño.
—Quiero... quiero pedirle matrimonio a Sasuke, pero no sé cómo se lo vaya a tomar. Y me da miedo que suceda lo mismo que con Hinata, sabes que cuando empezamos la relación todo marchaba bien, apenas empezamos a ser esposos todo se fue a la mierda.
—Bueno, ten presente que a la señora no la amabas, a Sasuke sí. Además, ¿no piensas que es muy pronto? Llevan apenas nueve meses.
—Lo sé, pero de verdad siento que Sasuke es... es como si hubiera estado esperando toda mi vida por él. Lo siento. —tocó su pecho, aún recuerda la fuerte presión que sintió cuando lo vio por primera vez aquella noche en la cocina. Fue como si todo su mundo se hubiera derrumbado y solo existieran ellos dos. —Es como si algo nos uniera, como si lo conociera desde siempre. Ahora que está en mi vida, no podría imaginar perderle.
—La historia de tus padres fue algo similar a la de ustedes, tenían unos cuantos meses de relación cuando decidieron casarse. Pero lo que los diferencia, es que ellos se conocían desde niños, ustedes tienen apenas un año de conocerse.
—Sí, lo sé, ya sabes lo que siento respecto a eso. Una parte de mí me grita que lo haga, pero... siento miedo de que las cosas no salgan bien y termine perdiendo a Sasuke.
—Si hay algo de lo que he sido testigo, es que siempre has dejado que los demás tengan influencia sobre tus decisiones, al final terminas haciendo lo que los otros quieren para ti. Si esta vez quieres hacer esto, hazlo, a la larga puede que de verdad las cosas salgan como las planeas. Piensa con tu corazón. —posó su mano sobre la de Naruto. —No siempre un matrimonio próspero tiene que tener un noviazgo de años, las cosas pueden ser distintas y salir mejor que siguiendo todos esos "ideales".
Si había otra cosa que lo detenía, era la decisión de Sasuke. Podía decir que en verdad lo ama, era como si el destino estuviese esperando a que Sasuke decidiera viajar a Japón para poner las cosas en orden y que así pudiese llegar a su casa, y una vez ahí, unir sus vidas. Desde que se casó con Hinata, siempre tuvo el sentimiento de que ella no era su persona destinada, pero como ya se dieron las cosas, simplemente dejó que su vida continuara, pero la llegada del Uchiha puso todo de cabeza. Incluso, aunque lo llamaran loco, podría asegurar de que en sus vidas pasadas se conocieron, sentía que los dos estaban unidos por un lazo ajeno a todos los demás.
>>>
—Esto es inaudito, ¿cómo cree que puede separarse de mi hija así porque sí? —decía la mujer caminando de un lado a otro en la sala de su hogar. —A mí no me engañan, todo fue culpa de ese maldito. ¡Las cosas entre ellos dos iban de maravilla!
—Mamá, sabes que Naruto no amaba a mi hermana, y a veces pongo en duda los sentimientos de ella. Recuerda que quien la incitó a que se casara con él, fuiste tú, ya no me hagas recordarte el motivo.
—Cállate, Hanabi, sabes que las cosas que hago es únicamente por el bien de ustedes. Hinata merece estar al lado de ese hombre, es evidente que están hechos el uno para el otro. Apenas salga del coma, arreglaremos todo este asunto, y si tienen que casarse de nuevo, pues así será.
—El mismo Naruto nos dijo que ella firmó los papeles, si lo hizo, es porque estaba de acuerdo con esa separación.
—No, Hinata puede ser muy ingenua, pero tampoco es estúpida. Sé que no firmaría esos papeles después de todo lo que he hablado con ella, la desconocería como hija si fuese así.
En efecto, Hanabi también pensaba que era extraño cómo se dio todo ese asunto, pero en parte se sentía feliz por el Namikaze. Ella había sido una de las pocas personas que trató de hacerlo cambiar de parecer el día de la boda. Cada día tenía más ganas de saber quién se había ganado el corazón de Naruto.
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—Con cuidado, no vayas a caerte.
—¿Ya me dirás a dónde me estás llevando? —no recibió respuesta. —No vayas a decirme que me estás secuestrando y todos estos meses fueron mentira y solo lo hiciste para que confiara plenamente en ti.
Tenían pocos minutos de estar subiendo por una colina, solo estaban siendo rodeados por árboles y los ruidos de los grillos ocultos en los arbustos. La noche estaba sobre ellos, mientras que la ciudad era decorada por las múltiples luces. Los dos iban vestidos de forma casual, hasta podía asegurar de que Naruto se veía como si fuera un chiquillo con esos jeans negros y la camisa blanca de botones.
—¿De dónde sacas esas historias? Por supuesto que no haré algo así. —le tomó la mano, estaban cerca de la colina. —Ten un poco de paciencia, ya casi llegamos.
Llegaron hasta lo que parecía ser un mirador, todas las luces de la ciudad se veían hermosas desde esa altura. Los mantenía seguros una baranda que colinda con aquel precipicio. La idea del secuestro quedó atrás para Sasuke, nunca en su vida había tenido la oportunidad de presenciar algo como eso, no sabía la belleza que podía tener la noche.
—¿Qué te parece?
—Es... asombroso.
—¡Lo sé! Vengo aquí desde que tenía dieciséis, siempre que quería pensar o solo tener un rato a solas. —lo invitó a que se sentara a su lado. Ni siquiera había llevado a Hinata ahí alguna vez.
—¿Ya me dirás qué es lo que tienes planeado?
—No comas ansias, espera un poco más. —le besó la mejilla. —Dime una cosa, ¿tienes planeado regresar a Corea en algún momento?
—En un principio, sí, en caso de que al final mi padre hubiera tenido la razón. Si de verdad llego a ser alguien estando aquí, podría considerar el quedarme. Todo va a depender de cómo salgan las cosas.
—¿Tuviste novio estando allá?
—En la secundaria, no fueron relaciones oficiales, siempre terminaba pasando algo antes de poder llamarnos "novios". La verdad, me da igual, algunos solo querían pasar el rato. Eran una bola de idiotas. Hubo uno que se alejó de mí por miedo a mi hermano, él decía que no me convenía, la verdad nunca sé qué fue lo que le hizo. Un día fue a verlo, y cuando regresó, estaba bastante feliz.
Ya habían hablado de su cuñado, Itachi Uchiha, según la descripción de Sasuke, debía de tener cuidado si algún día lo llegaba a conocer. Eran de la misma edad, pero empezó a sentir miedo como si tuviera 17 años.
Pasaron un gran rato hablando de sus vidas, se iban intercalando en la conversación. Primero Sasuke contaba algo de sí, y después era el turno de Naruto. En el momento que se quedaron en silencio, el rubio metió su mano en el bolsillo del pantalón, presionando la cajita de terciopelo.
—Sasuke, hay algo importante que quiero decirte. —se ganó la mirada del menor con solo eso, respiró profundo. —No quiero que me tomes por loco, pero de verdad quiero dar este paso contigo y sentir que estoy tomando la decisión correcta. Me gustas, te quiero... incluso puedo decir que te amo, no me arrepiento de todos los cambios que he hecho en mi vida para llegar hasta este punto, y sé que aún faltan problemas por vivir, pero nada de eso me importa si es a tu lado. También estoy consciente del tiempo que ha pasado, pero aún así quiero hacerlo. —sacó la cajita con el anillo, al abrirla, notó el asombro en la mirada de su novio. —¿Te casarías conmigo?
—Naruto, yo... —su mente estaba en blanco, durante el día pensó cualquier motivo para que Naruto quisiera darle una sorpresa, pero nunca se imaginó que ESE sería.
No sabía qué responder, una sensación de miedo lo invadió. Conocía la seriedad de asumir un compromiso de esa magnitud, nunca pensó que ese momento llegaría a su vida, hasta parecía que todo era un sueño y en cualquier momento despertaría en casa de Chiyo. Estaba feliz, ¡totalmente emocionado!, pero habían muchos factores que lo hacían detenerse de responder. Su imagen podía verse afectada por el hecho de casarse a los meses del divorcio de Hinata y Naruto, no quería causar escándalos, a veces tenía suficiente con los rumores de los otros trabajadores de la mansión. Por otro lado, también estaba el hecho del problema que podía ganarse cuando Hinata despertara y se enterara de todo esto, tampoco quería tener enemigos. Pero, dejando todo eso de lado, estaba su felicidad. De verdad quería unir su vida con la de Naruto, él también a veces sentía que lo conocía de toda la vida.
—Si quieres puedo darte un tiempo para que lo pienses, sé que las cosas son bastante apresuradas.
—¡No, no es necesario! —le detuvo las manos antes de que volviera a guardar la caja. —Sí quiero.
—¿Qué dices? —al parecer, ni él se esperaba esa respuesta de su parte.
—Que sí quiero, acepto.
Naruto solo sonrió y lo besó como respuesta, sin dudarlo, tomó la sortija para ponerla en el dedo de su prometido. Sentía que estaba viviendo en un sueño, todo había estado saliendo de maravilla en su vida.
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Siguiente capítulo: Martes 30 de Julio.
Sé que pueden pensar que las cosas entre Naruto y Sasuke van muy rápido, pero créanme que es necesario para el desarrollo del fic. Será largo, ya les voy escribiendo el capítulo 13 y el fic no va ni por el 15% o 20%😅
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