Capítulo 5
Hinata sabía cómo escabullirse de Naruto, si bien seguía haciendo hasta lo imposible por ser la esposa que todo hombre quisiera tener, sus esfuerzos no tenían frutos. Eso solo pudo comprobarlo cuando lo vio sonreirle al Uchiha de una manera que nunca antes había visto, esa sonrisa nunca había sido para ella, sintió envidia. Aún así, seguía manteniendo un rostro gentil, preocupándose por Naruto, sin embargo, cada vez que sentía que le mencionaría algo del divorcio, desviaba el tema y buscaba alejarse. Pero cada día sentía que en cualquier momento no podría escaparse, por eso estaba marcando a su hermana en ese instante, mientras golpeaba su pie contra el suelo en la soledad de su habitación. Empezaba a caer la tarde, a esa hora Naruto solía encerrarse en la oficina para terminar lo que no hacía en la empresa.
—¡Hanabi, por fin contestas!
—Sí, estoy bien, ¿y tú? —respondió con sarcasmo.
—No estoy para juegos, necesito tu ayuda, por favor. Sé que Naruto quiere pedirme el divorcio, ¡pero yo no quiero! He hecho lo que me dijo mamá, pero tampoco funciona. —se jaló un poco el cabello, mirando de vez en cuando hacia el borde que quedaba de la puerta en el suelo, como si temiera que alguien estuviese allí parado.
—Wow, tranquila, hermana. No seas paranoica, ¿sí? ¿Cómo estás tan segura de que quiere divorciarse de ti? ¿Te ha dicho algo?
—No, pero siento que es así. Mamá lo dijo, y sabes que ella nunca se equivoca, Hanabi. Tengo mucho miedo.
—Tranquilízate, ¿de verdad crees que hará algo así a estas alturas? Recuerda que siempre te ciñes en todo lo que mamá dice. Cuando hablaron respecto a que fueras novia de Naruto, no dejabas de pensar en eso; cuando fue lo de la boda, tampoco dejabas de pensar en ello. Ahora que te mencionó lo del divorcio, no me extraña que pienses en eso a cada rato. Trata de relajarte y de tomar las cosas con calma. —ya conocía a su hermana. Para Hanabi, Hinata es de mente vulnerable, cualquiera podría manipularla sin problema alguno. Solo bastaba darle una idea para verla estresarse día y noche, como dicen, empezaba a ver fantasmas donde no los hay. —¿Qué hay del otro chico? ¿Ha hecho algo?
—No... aunque me dé rabia admitirlo. Solo le habla a Naruto cuando es necesario, y la amabilidad que tiene con él, es la misma que tiene con todos, no... no le está coqueteando.
—¿Ves? Y tú deseando echarlo, ese chico no está haciendo nada malo. ¿Sabes? Pienso que quizá lo veías así porque querías encontrar a algún culpable de lo que está pasando en tu matrimonio, si él solo está cumpliendo con su trabajo, no le veo vela en este entierro. —le daba curiosidad conocer al muchacho, quería saber quién ponía tan a la defensiva a su hermana. —Y sobre Naruto, dale la oportunidad de que hable contigo, si no te ha dicho nada en esta semana, o sea, que de verdad insista en hablar del tema, no creo que quiera pedirte el divorcio. Si de verdad así lo quisiera, no esperaría tanto. Trata de no hacerte ideas anticipadas, no pienses tanto en lo que dijo mamá, estoy segura de que no estarías pensando así si ella no te hubiera dicho eso.
—Tal vez... tienes razón. —se refería a todo lo que había escuchado. —Si hoy me vuelve a tocar el tema, lo escucharé. Quizá solo he estado exagerando las cosas.
—Así se habla, hermana. Vamos, ¿quién querría separarse de ti?
Sonrió, su hermana siempre lograba levantarle los ánimos. Sintió un enorme alivio de toda la presión que estuvo encerrando en su pecho todos esos días, a la de menos y quería hablarle de cualquier tema trivial. Miró la hora en el reloj colgado en la pared, empezaba a hacerse tarde.
—Tengo que irme. Gracias, Hanabi.
—Suerte con tu esposo.
Cortó la llamada. Tomó su bolso y se miró una última vez en el espejo, estaba por tener una sesión de fotos a esas horas de la tarde, y debía de admitir que se veía espectacular. Al bajar por las escaleras, notó al Uchiha limpiando el comedor, debía de reconocerle que ese chico siempre lograba tener las cosas impecables.
—Sasuke. —le llamó con una sonrisa, acercándose a él.
—Dígame. —a pesar de no sonreírle, su tono de voz expresaba tranquilidad. Al principio se le había hecho bastante extraño que Hinata empezara a ser tan amable con él, incluso llegó a pensar que Naruto estuvo detrás de ese cambio.
—Quiero que me acompañes a una sesión de fotos, Naruto está ocupado y la verdad es que no quisiera molestarlo. No me caería nada mal recibir algo de ayuda en la agencia.
Si de verdad él estaba detrás de su esposo, esa podía ser la oportunidad de demostrarle quién es Hinata Namikaze, y una sesión de fotos le daría toda la ventaja. Hinata podía ser la mejor en su trabajo, dejaba ver claramente todo su potencial, el cual, para ella, es el que debe de tener la persona que esté al lado de Naruto, y esa persona solo podía ser ella.
Sin objeciones, Sasuke fue con ella hacia la agencia. Se sentía aliviado de que Naruto se quedara en la casa, así evitaría verlo en la empresa, por ende, no tendría que cruzar palabras con él. Ese día tan solo lo había saludado en el almuerzo.
Pudo conocer otra sección de la gran empresa, no estaba muy lejos de la oficina de Naruto. El lugar estaba lleno de luces, todo tipo de atuendos, personas por todo lado cargando maquillaje y otras con sus brazos cubiertos de ropa, la cual sería la siguiente que las modelos debían de usar.
—Le digo la verdad, señor, no he encontrado a nadie con las características que usted pide. He buscado en todo lado. —su mirada se dirigió hacia un joven castaño, el cual hablaba con un hombre más alto que él, con cabello naranja y vestido formalmente.
—¿Qué tan difícil puede ser encontrar a alguien así? ¡Debe de haber alguien!
—Yahiko, hola. —saludó Hinata, con Sasuke caminando detrás de ella. —Traje a un empleado de la casa, espero no te moleste. —el hombre no había volteado a verla, a pesar de que sí le devolvió el saludo. —¿Ocurre algo malo? No traes buena cara.
—No, no es nada, es solo que... —se fijó en el muchacho detrás de su principal modelo. Sintió un fuerte impacto por el perfil que estaba mostrando el pelinegro, tenía unos rasgos delicados, pero que a la vez lo hacían ver atractivo. Sin duda alguna se trataba de un doncel, pero, a su parecer, uno muy hermoso. Podía notar que sus ojos eran afilados, con una mirada profunda. El cabello, a pesar de verse desordenado, le daba un toque único —¿Quién es él?
Sasuke, por su lado, estaba distraído mirando al resto de personas. No sabía nada de ese mundo de la moda, pero por lo poco que estaba presenciando, no era muy de su agrado.
—Ah, el empleado que te dije, él solo...
—¡Es perfecto! —pasó a un lado de la muchacha, atreviéndose a tomar las manos de Sasuke, sacándolo de su ensoñación. —¿Cómo te llamas?
—Sasuke... —no le fue nada agradable la confianza de ese sujeto como para que le estuviera tomando las manos.
—¿De dónde vienes? ¿Eres de aquí?
—No lo pareciera, señor. —respondió el mismo joven.
—Ah, no, él solo es mi... —volvió a tratar de hablar Hinata.
—Corea.
—¡Eso es aún más perfecto!
Se sobresaltó por el repentino cambio de humor de ese hombre, llamado Yahiko. No entendía del todo qué era lo que estaba sucediendo, tan solo respondía lo que le estaban preguntando, aunque se extrañó un poco al ver el ligero ceño fruncido de Hinata.
—¿Tienes experiencia en el modelaje?
—No, no la tiene. —respondió Hinata. —¿Ya está todo listo? Creo que podemos empezar de una vez.
—Si quieres ve tú, yo hablaré con Sasuke un momento. —se había olvidado de ella por completo, eso la hizo enfurecer. Siempre que ella llegaba, se ganaba toda la atención de las personas, pero esta vez Sasuke se la estaba robando, gracias a Yahiko. —Escucha, podemos enseñarte lo básico, eso no será ningún problema. Necesitamos a alguien como tú en este proyecto, estamos empezando a trabajar en una nueva línea de ropa, y eres el candidato perfecto para hacerlo.
—Espera, espera, Yahiko, no le estarás hablando de la línea que YO voy a protagonizar, ¿verdad? —la mujer se paró en medio de los dos. —Él no puede hacerla.
—¡Claro que puede! Sabes que en un principio se habló que sería dirigida a un público masculino, específicamente donceles, pero al no encontrar a alguien como él, decidimos cambiarla para un público femenino, por eso entraste en este proyecto. El trato era que seguirías en esto si no aparecía la persona que estaba buscando, y como ya la tengo, puedes seguir con tus otras marcas. —volvió a apartarla del camino, centrando de nuevo su atención en el Uchiha. —Como te decía, no será muy complicado lo que tienes que hacer, solo...
—Ya te dije que él no tiene experiencia en esto, siempre has sido muy estricto con eso, Yahiko. ¿Cómo puedes permitir que alguien como él sea la cara de una marca tan importante? No puedes hacerme algo así, ¡no puedes reemplazarme!
—Hinata, desde un principio dejamos en claro que TÚ eres el reemplazo del verdadero protagonista de este proyecto. Nadie te está reemplazando. —al empezar a cansarse de la mujer, decidió alejarse con el Uchiha. —Perdona todo, ella no suele ser así en el trabajo. ¿Qué me dices?
—Le agradezco el ofrecimiento, pero como ella ya le dijo, yo no tengo experiencia en este tipo de cosas, ni siquiera me había pasado por la mente llegar a estar en algo así. Solo vine aquí porque ella me lo pidió.
—Si quieres, puedo darte un tiempo para que lo pienses, aún nos falta bastante trabajo. De verdad, estoy muy interesado con que trabajes aquí. —le extendió una tarjeta que guardaba en el bolsillo de su chaqueta negra, tenía su número telefónico. —Si cambias de parecer, llámame.
—Claro. —tomó el pedazo de papel aún no muy seguro, ni siquiera podía tener una imagen de él siendo rodeado por tantas personas y ser el centro de atención.
Se percató de que Hinata ya no estaba en la sala. Seguramente ya habría caído la noche. Si se ponía a pensar en él como modelo, no le parecía que fuese algo lógico, y lo comprobaba al ver la disponibilidad de tiempo que debía de tener Hinata cada vez que la necesitaban, no era su estilo. La buscó por los pasillos de la empresa, hasta que tuvo que pedir ayuda para poder volver a encontrar la salida después de perderse, aún no conocía bien ese lugar.
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Su bolso cayó con furia sobre la cama, se sentía humillada, y todo había sido culpa de Yahiko y de Sasuke. Su plan había sido un rotundo fracaso, creyó que Yahiko ya había desistido de la idea de buscar al modelo que tanto anhelaba, ¡ella era perfecta para ese proyecto! Nunca se imaginó que el Uchiha cumpliera con el ideal de ese hombre. Se maldijo a sí misma por cometer semejante estupidez, el tiro le había salido por la culata.
—¿Hinata? ¿Te encuentras bien? —era Naruto, sintió un calor en su pecho al saber que se preocupaba por ella, o al menos lo veía así.
—Sí, no te preocupes.
—Qué bueno. Hay algo de lo que quiero hablar contigo. —como precaución, cerró la puerta detrás suyo, bloqueándole la única salida a Hinata. Estaba harto de que siempre lograba escaparse.
—Cla-claro, dime. —ella se sentó en la cama, sintiendo su corazón latiendo con fuerza. Sus manos se hicieron puño sobre sus rodillas, Naruto se sentó frente a ella, tomando aire.
—Seré directo. —pasó su mano por los mechones rubios, había estado pensando en cómo decir aquello, pero ahora que tenía la oportunidad, su mente se quedaba en blanco. Y la mirada de Hinata no ayudaba. —Quiero... quiero pedirte el divorcio.
Hinata sintió como si un balde de agua fría le hubiese caído encima. Su miedo y sospecha se habían vuelto realidad, su pecho dolía, pero a la vez, empezó a invadirla el enojo.
—¿Qué dices?
—Lo que escuchaste, quiero que nos divorciemos.
—¿Acaso estás loco? —se levantó. —Dame una buena razón para querer algo así, ¡las cosas van de maravilla!
—¿El hecho de que no nos amamos no es razón suficiente?
—¿Que no nos amamos? ¡Por supuesto que sí lo hacemos! Tienes que estar confundido, ¿por qué mejor no sales un rato y piensas las cosas?
—Ya lo he pensado durante mucho tiempo, Hinata, créeme que no estoy para nada confundido. Yo no te amo, puedo tenerte cariño, pero desde un principio te dejé en claro que no te amaba. Sabes que nunca hubo un nosotros.
—¡¿Cómo me dices algo así?! —gritó, sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas. —¡Yo te amo!
—¡Pero yo no! Nunca lo hice.
—¡¿Y por qué hasta ahora te quieres divorciar?! ¡¿Acaso hay otra persona?! —el rubio también se levantó, ambos dándose la cara.
—Eso no es de tu incumbencia, ninguno puede ser feliz en algo así. Mereces a un hombre que te ame.
—¡No necesito de otro hombre! A quien quiero es a ti, Naruto, ¿por qué no lo entiendes?
—Piensa un poco, Hinata, de un tiempo para acá nuestro matrimonio se ha resumido en discusiones. Estoy harto de toda esta situación, quiero separarme de ti y buscar a alguien que en serio me ame, y yo a esa persona.
—¡Ya te dije que te amo! Estos días he hecho todo lo posible para demostrártelo.
—¿Después de cuánto tiempo? ¿No será que presentías que esto sucedería? —la mujer quedó en silencio, su esposo no se equivocaba. Estaba arrepentida, pero quería remediarlo.
—Por favor, Naruto, no me hagas esto. Podemos darnos una oportunidad, ir a terapia de pareja, ¡lo que quieras! Pero por favor, no me pidas esto. Sé que no fui la mejor esposa, pero dame la oportunidad de serlo.
—Ya tomé mi decisión, lo siento, pero no quiero seguir teniendo una vida a tu lado. Hace tiempo hablé con la abogada, tengo el acta de divorcio en la oficina, la llamaré y mañana iremos a...
—¡No, no estoy de acuerdo! ¡Me niego a firmarla!
—¡Espera, Hinata! —su esposa salió de la habitación casi corriendo, dejando a Naruto con las palabras en la boca.
Hinata estaba convencida de que Naruto estaba cometiendo un grave error, si tenía que irse de la casa por unos días para dejarlo pensar, lo haría. Iría a casa de su madre, su esposo solo necesitaba de un tiempo y luego él mismo le pediría que regrese a casa. Las cosas volverían a ser como antes.
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Siguiente capítulo: Miércoles 24 de Julio.
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