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Capítulo 36

Naruto caminaba de un lado a otro en su oficina, en un vano intento por mantenerse tranquilo. Al final nunca pudo dar con la ubicación de Hinata, ¡incluso buscó a Sasuke creyendo que quizá él la hubiera visto! Pero su sorpresa fue que el Uchiha no estaba en casa, por lo que ahora fue a él a quien empezó a buscar, hasta llegar a la agencia de Yahiko. La respuesta de este le heló todo el cuerpo:

"Se suponía que Sasuke debía de llegar en la mañana, pero nadie pudo ponerse en contacto con él."

Resulta que también Sasuke estaba desaparecido. Se atrevió a entrar en su casa, y se preocupó en serio al ver el desorden en la habitación, pues Sasuke suele ser una persona sumamente ordenada y limpia. Eso no está nada bien.

Pasó una noche pésima, por los nervios que no lo dejaban en paz. Al llegar la mañana, fue el primero en llegar a su compañía, donde inmediatamente se puso en contacto con Shikamaru. El Nara, además de ser su mano derecha en la empresa, también tiene sus mañas ocultas, así que puede serle de mucha ayuda. Shikamaru fue claro al pedirle que se quedara en la oficina, pero la espera y el pasar de los minutos lo estaban matando.

—Disculpa el retraso. —entró el Nara en compañía de Sakura y Hanabi. No entendía muy bien qué estaban haciendo ellas ahí.

—¿Por qué ellas...? —les miró dudando de su presencia en la oficina.

—Aproveché para buscar a personas allegadas a Sasuke y Hinata, por eso están aquí. —entendiendo más la intención del Nara, les ofreció asiento en el sofá de su oficina. —Sakura, empecemos contigo.

—Ahm, ¿exactamente qué quieren saber? Yo solo vine porque me dijeron que Sasuke está desaparecido. —sin embargo, no le explicaron con exactitud lo que quieren de ella.

—¡Ese tipejo tuvo que haberle hecho algo! Deberíamos de empezar por él. —exclamó Naruto, dejando salir su molestia.

—¿Jūgo? —el Namikaze asintió. —Bien, a ver... Creo que pienso igual que Naruto, pues Jūgo siempre estuvo obsesionado con Sasuke, desde que lo conocí. Lo buscaba en todos lados, buscando lograr algo con él, hasta que una vez Sasuke aceptó tener una cita. No me pregunten, porque ni yo sé cómo se dio eso, pero empezaron a salir formalmente. Aparentemente todo estaba bien, Sasuke se veía cómodo, pero Jūgo era de los tipos que piensan "tú eres mío, pero yo hago lo que quería", ¿me entienden? Después de unos meses, Sasuke descubrió que le era infiel, y lo dejó. —hizo una corta pausa. —Aún así, Jūgo siguió buscándolo, hasta que Itachi intervino sin que Sasuke se diera cuenta. Él nunca se enteró del plan que tenía Sasuke de viajar a Japón, se dio cuenta porque me preguntó, y como pensé que de esa manera lo dejaría en paz, le dije, y funcionó. Nunca más supe que Jūgo hiciera algo por y para Sasuke.

—¿Ese tal Jūgo está aquí? —indagó el Nara

—Sí, cuando Sasuke viajó a Corea se volvieron a ver, y parece ser que su obsesión volvió. Lo siguió hasta acá, y por lo que Sasuke me contó más de una vez, se topó con Jūgo en varias ocasiones, ya fuera en su misma casa o en la agencia.

—¡Yo también lo vi! En más de una ocasión me buscó a mí, siempre para decirme que él regresaría con Sasuke. —secundó el Namikaze, apretando sus puños.

—¿Qué hay de Hinata? —Shikamaru miró a la Hyūga.

—La última vez que hablé con mi hermana fue ayer, lo hice para avisarle que Naruto estaba furioso con ella y no la tomara de sorpresa. Llamé a su departamento.

—Y cuando llegué, ella no estaba. —Naruto se apoyó en su escritorio, aún estaba enfadado con Hinata.

—Antes de que me cortara la llamada, lo último que dijo fue "tengo que ir con Sasuke", algo así.

—¿Hay alguna probabilidad de que ella esté detrás de la desaparición de Sasuke? —la pelirosa miró a los demás con su ceño fruncido, quienes parecieron pensar su pregunta.

—Lo dudo. —interrumpió al final el Nara después de ver todo desde otro punto de vista. —Naruto, ¿sabes a qué hora tenía que estar Sasuke en la agencia?

—Creo que a las nueve de la mañana.

—Hanabi, ¿a qué hora llamaste a Hinata?

—Después de las diez.

—Para la hora en que Hinata dice que iría a ver a Sasuke, él ya no estaba en casa. Y si se toma en cuenta que debió de estar en su trabajo a las nueve de la mañana, es un hecho que desapareció antes de que Hinata llegara. Naruto, me dijiste que la puerta del departamento de Sasuke estaba abierta, ¿no? —el rubio asintió.

—Quizá ella, en su idea de buscarlo, entró al departamento, pero, ¿habrá encontrado algo que la guiara a Sasuke? —la Hyūga trató de imaginarse todo lo que pudo haber hecho su hermana. La conoce bien, y sabe que Hinata jamás llegaría al punto de ser partícipe del secuestro de alguien.

—En caso que Hinata encontrara algo así, en teoría, donde está ella, debería de estar Sasuke. ¿Se puede rastrear a alguno de los dos? ¡Quizá el celular de Sasuke! —comentó la Haruno esperanzada.

—¿Este celular? —Naruto lo agitó en su mano. Esperaba que Sasuke nunca se enterara, pero registro el aparato en busca de algo que lo ayudara a buscarlo. —¿Qué hay del de Hinata?

—Debe de estar apagado o en una zona sin señal. —respondió Hanabi. —He intentado llamarla varias veces. —todos se quedaron en silencio un corto lapso. —¡Su auto! —se levantó de golpe.

—¿Su auto?

—Sí, tiene un rastreador, siempre se instala uno en todos los autos de nuestra familia. Neji puede localizarlo.

—¡Pues llámalo!

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Hinata miraba con pena el estado en que estaba Sasuke, la cabeza de este descansaba en sus piernas, ambos en la cama. Desde la noche anterior estaba inconsciente, Jūgo fue a dejarlo a la habitación, y ella misma se aseguró de velar por él. No niega que teme por la vida de Sasuke, pues no sabe cuántas veces más podrá aguantar las dosis de aquella sustancia.

—Sa-Sasuke... —le miró con preocupación cuando él comenzó a despertar, abrió los ojos lentamente, molestándose por la luz natural. Notó que hizo el esfuerzo por sentarse, pero su cuerpo no respondía. —No lo intentes, ese hombre volvió a inyectarte esa cosa, él mismo me dijo que se pasó con la dosis. Estuviste inconsciente toda la noche.

—... —cerró los ojos, empezaba a desesperarse. No podía pedirle a Hinata que enfrentara a semejante gorila, solo serían segundos para que la sometiera. Y él, con esa droga recorriendo su cuerpo, parecía un muñeco.

¿Naruto lo estará buscando?

—Sasuke, he estado pensando en una manera de poder escapar, pero... nada funcionará si él anda rondando la casa. Intenté abrir la ventana, incluso le lancé objetos, pero no hay manera de salir de este cuarto. Yo no puedo hacer mucho, pero quizá tú sí. —justo lo que él pensó, al menos hasta la parte en la que creé que él puede hacer algo. —Tal vez si empiezas a ceder con él, deje de inyectarte, así podrás recuperar la movilidad de tu cuerpo.

Para Sasuke, no sonaba mala la idea, pero el ceder ante Jūgo le hacía sentir náuseas. El pensar dejarse acariciar por él, provocaba que solo quisiera estar bajo el efecto de esa droga. Aunque podía hacer ese sacrificio para ponerse a salvo, él y a Hinata.

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Su celular sonó por décima vez, y por décima vez lo volvió a ignorar. Apenas Neji logró localizar el auto de Hinata, tomó las llaves del propio y se dirigió a la dirección que marcó el computador. No le costó memorizarlo, solo debía de seguir la carretera principal hasta empezar a salir de la ciudad. La noche ya había llegado, por lo que solo podía guiarse por la luces del auto.

Deseaba encontrar a Sasuke en el mismo lugar que a Hinata. Y de no ser así, puede que ella sepa algo de él. Presionó el volante, no veía la hora de encontrar alguna vivienda que tuviera el carro de la Hyūga. El simple hecho de imaginar que puede ver a Jūgo, le hace hervir la sangre de la ira y cólera, lo agarrará a golpes hasta que se arrepienta por haberle arrebatado a Sasuke de esa manera.

Disminuyó la velocidad, a unos cuantos metros más divisó las luces de una casa. Dejó su auto parqueado un poco atrás, para no llamar la atención; se bajó y caminó hasta los portones. Con cuidado, fue escalando el portón hasta cruzar al otro lado. Confirmó que el auto que estaba ahí era el de Hinata por la placa, sin embargo, había otro más pequeño y de color negro. Se pegó a la pared, acercándose lentamente a la ventana que parecía dar con sala.

—Tks. —presionó los dientes al ver a ese maldito paseándose tranquilo, dejaba unos platillos en un comedor, todo parecía ser una cena bien planeada. Cuando se perdió en otro aposento, quizá para regresar con más cosas, cruzó con confianza hasta llegar a la puerta principal. Primero trató abrirla con solo el cerrojo, pero tenía seguro, por lo que procedió a patearla hasta abrirla.

Por fin dentro de la casa, inspeccionó el área del comedor, encontrando una fotografía al lado de unos platos. Era de Sasuke, sin embargo, parecía tener unos dieciocho años. Escuchó unos suaves pasos acercarse, respiró profundo y al voltearse sujeto el puño de Jūgo, la fuerza de ese hombre lo hizo chocar contra el comedor, botando unos cubiertos al suelo.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le detuvo el otro brazo, en esa posición no podía hacer mucho para atacarlo.

—¡¿Qué crees que estoy haciendo, desgraciado?! —le golpeó en el rostro usando su frente, así logró establecer una distancia prudente. —No sabes las ganas que tengo de hacerte mierda, ¡te advertí que no tocaras a Sasuke! —le propinó un fuerte puñetazo en la mejilla, la caída ocasionó que una de las jeringas rodara por el suelo.

Los otros dos, que yacían en la habitación, escucharon los gritos. Hinata se aferró más a Sasuke, quien estaba sentado en la cama, aún sentía entumido el cuerpo, pero al menos podía controlarlo.

—Naruto... —reconocería esa voz donde fuera.

—¡Ese tipo puede hacerle algo! —se encogió con miedo.

—Quédate aquí. —sus piernas temblaron, pero aún así se levantó. Forzó la cerradura, percatándose que estaba con seguro, Hinata se acercó para ayudarle, con ayuda de un objeto que usaron para golpear la perilla hasta lograr abrir la puerta.

Pudieron haber salido antes usando el mismo método, pero con Jūgo por ahí, habría sido en vano.

Sus pisadas eran torpes, pero el hecho de llegar donde Naruto, le daba la fuerza que necesitaba para seguir avanzando. Cerca del área del comedor, los estruendos y golpes eran más fuertes. Pisó algo, y al bajar la mirada, topó con una jeringa. Tenía aún sustancia, por lo que la juntó y resguardó atrás suyo.

—¿Piensas que vas a salir vivo de aquí? —le apuntó con un arma, aprovechó el momento en que logró tirar a Naruto al suelo.  —He esperado todo este tiempo para poder estar con Sasuke, y ahora que lo tengo conmigo, no pienso permitir que me separen de él.

—Maldito cobarde. —sus ojos denotaban la furia en su cuerpo, un hilillo de sangre bajaba por la comisura de su labio, a causa de uno de los tantos golpes.

—¡Detente! —los dos miraron hacia el Uchiha, quien, apoyado de la pared, llegó al comedor. —No le hagas nada, por favor, ¿que no ves que lo único que quieres es alejarme de ti? —el mismo Naruto le miró sin entender, pero decidió confiar en él. Le dolió verlo en ese estado, en verdad Sasuke estaba mal.

—Precisamente por eso pienso matarlo, nunca más volverá a meterse entre nosotros.

—¡Lo sé! Tuviste la razón todo este tiempo, Naruto confundió mis sentimientos, me hizo creer que él es lo mejor para mí. Pero, en estos días aquí, me he dado cuenta que solamente puedes ser tú. —se separó de la pared, extendiendo su mano hacia su secuestrador. —Ven, si lo matas, puedes ir a prisión... no podremos estar juntos. —le sonrió fingiendo cariño, se acercó unos pasos en tanto Jūgo cedió ante sus palabras. Se dejó abrazar, en esa posición, podía ver a Naruto, solo una mirada bastó para prohibirle que se levantara del suelo. Alzando el brazo que tiene la jeringa, la clavó con fuerza en uno de los brazos de ese hombre.

—¡Argh! —se alejó del Uchiha, quien cayó al suelo por el impulso aplicado por Jūgo. La pistola también cayó, en ese momento Naruto aprovechó para agarrarla y ahora ser él quien le apuntaba. —Sa-Sasuke...

—Te lo dije una vez, y puedo hacerla mil veces más si es necesario, Naruto es el único hombre para mí. —se incorporó a como pudo. —Tú no eres más que un pedazo de basura.

La droga tardó unos segundos en cumplir su efecto, pues Jūgo terminó por quedar inconsciente en el suelo. Al saberse a salvo, Sasuke se permitió soltar un largo suspiro, alzó su mirada hacia Naruto, ambos sintiéndose completos de nuevo.

—Estaba tan preocupado. —el rubio lo abrazó con fuerza, percatándose de la debilidad en el cuerpo del Uchiha. —¿Dónde está Hinata?

—Ella está bien, le dije que se quedara en la habitación.

—Sasuke, antes que nada quiero que sepas que yo no...

—Si me dirás lo del embarazo, no es necesario, ella me lo contó todo. —le acarició la mejilla con una pequeña sonrisa, su otra mano estaba sobre el pecho del Namikaze. —En verdad está arrepentida, dejemos esto por la paz, ¿sí? No quiero que sigan tantos problemas entre nosotros.

—Solo mira lo que causó su mentira.

—Lo sé, nunca la voy a justificar, pero lo único que quiero es regresar... dejar todo esto atrás. —Naruto le dio un beso en su frente, aceptando su deseo no del todo convencido.

Unos lentos pasos se fueron acercando, llamando la atención de ambos varones. Hinata miró a ambos unos segundos antes de bajar su mirada, no sabía qué decirles en ese momento.

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Siguiente capítulo: En unas horas.

Lo prometido es deuda, a partir de aquí, Naruto y Sasuke se quedarán juntos💖

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