Capítulo 33
Sasuke yacía sentado en el suelo, apoyando su espalda en la puerta principal de su departamento. A ese ritmo, empezaría a buscar un psicólogo que le ayudara a mantenerse tranquilo y no convertirse en un asesino de imbéciles acosadores. Por un momento creyó que podía manejar su situación con Naruto, y que solo sería cuestión de tiempo para que el rubio le dejara en paz; sin embargo, nunca contó con que a Jūgo se le ocurriera seguirlo hasta Japón solo para demostrarle lo mucho que había cambiado.
¿Que cómo sabe eso? Pues su ex tenía casi cinco minutos de haberse ido de su departamento.
Solo escuchó que alguien tocó lo puerta, y abrió pensando que podía tratarse de Naruto. Y lo pensó así, ya que el Namikaze tenía unos cuantos días sin aparecerse por su camino desde que regresaron de Corea. Para su desgracia, era Jūgo.
Sin importar los días que pasaran, su ex novio seguía frecuentándolo. Comparando a Jūgo con Naruto, efectivamente extrañaba el acoso por parte de Naruto. ¡Al menos él era un poco más decente! Y no le insinuaba a cada rato que ambos serían una gran pareja si lo intentaban de nuevo. Al contrario, solo charlaba con él y seguía siendo el mismo idiota de siempre.
Naruto sí comenzaba a resentir esa ausencia, pero ¿qué podía hacer?. Shikamaru lo tuvo clavado en la silla de su oficina hasta que dejara todo el trabajo al día, ¡incluso le hizo adelantar un poco más! Le sorprendía como él, siendo el jefe, siempre aceptaba las órdenes del Nara. Le tomó semana y media poner todo en orden, entre papeleos y ver a las candidatas para el puesto de Hinata, su vida fue un caos. Así que aprovechando que tenía unas horas libres, tomó su auto y fue hasta el departamento de Sasuke. No tenía idea de si estaba allí, pero nada perdía con intentarlo.
Cuando estacionó el auto cerca, hizo una mueca de desagrado al ver a ese maldito hombre afuera de la casa del Uchiha. Los agentes ya le habían informado de lo mucho que buscaba a Sasuke, y si era sincero, no le agradaba en lo absoluto. Bajó del auto molesto, cerrando la puerta con fuerza, para encaminarse hacia el sujeto.
—Como que te gusta meterte en donde ya no tienes nada que hacer, eh. —le habló para llamar su atención. El pelinaranja se volteó, sabiendo de quién de trataba. Naruto recordó por un momento que estaba hablando con un coreano, hasta que recibió la respuesta.
—Por un momento creí que ya te habías rendido, idiota. —respondió fluido, a Naruto no le interesaba saber de él, así que continuó normal su plática. De esa manera solo le facilitaba las cosas.
—¿Rendirme yo? Se nota que no me conoces. Sé muy bien el enorme pedazo de basura que tengo al frente, conozco tu historia de desamor con Sasuke.
—Que no es muy diferente a la tuya. —el rubio lo agarró por la solapa, sintiendo la ira acumularse.
—Te repito que no conoces nada de mí, no sé qué habrás visto o leído en los diarios, pero si te refieres a Hinata Hyūga te aseguro que tu historia y la mía son diferentes. Según tengo entendido, tú le fuiste infiel a Sasuke estando completamente cuerdo, ¡sabías muy bien lo que estabas haciendo! En cambio yo, ni aunque me amenacen sería capaz de hacerle eso. Algo extraño pasó esa noche, y estoy en proceso de averiguarlo, así que no te atrevas a volver a ponerme en tu mismo nivel. —le soltó de golpe, aguantando sus ganas de propinarle un puñetazo. —Lo más seguro es que Sasuke te haya dicho más de una vez que soy un idiota, y quizá lo sea, pero si se trata de él, te recomiendo que antes con cuidado.
—¿Me estás amenazando?
—Te estoy advirtiendo, Sasuke sabe lo mucho que vale como para regresar con semejante escoria como tú. Lo pudiste tener entre tus brazos, lo mínimo que podías hacer era amarlo y cuidarlo, pero lo traicionaste, así que, si te queda un poco de respeto, deberías de dejarlo en paz. A Sasuke lo amo, es más, estoy enamorado de él, y le demostraré que yo no tuve la culpa de lo que pasó entre nosotros.
—Naruto... —los dos hombres miraron al Uchiha que recién iba llegando a su departamento. Sasuke había escuchado todas las palabras de Naruto, y por un momento sintió el impulso de abrazarlo, pero se quedó en su lugar. —Vete. —le hizo una mirada que solo el rubio supo interpretar.
Naruto se acercó los pasos que le hacían falta para llegar a Sasuke, quedando unos cortos centímetros separados. Abrió la boca para decirle unas cuantas cosas, pero sabiendo que no estaban solos, se las reservó. Solo tomó el pequeño riesgo de besarle la frente rápidamente antes de ir a su auto. El Uchiha pudo sentir un calorcillo subir a sus mejillas, pero el solo pensar quien seguía en frente suyo lo mantuvo con los pies sobre la realidad. Se encaminó hacia Jūgo, quien había tomado su acción de pedirle a Naruto que se fuera como algo a su favor. El pelinaranja pensó en saludarle con un corto abrazo, pero el Uchiha puso una mano sobre su pecho para detenerle.
—Sasuke, yo solo quería venir a verte un rato. No sé si tú... —pensó en continuar con su plan a pesar del claro rechazo que recibió hace unos segundos.
—No me hagas tener que estar repitiendo a cada rato que no quiero saber nada de ti, ya tengo demasiadas cosas en las cuales estar pensado como para que te sumes a toda esa mierda. —le pasó a un lado para entrar a su casa, no sin antes mirarlo por encima de su hombro. —Y nunca más te atrevas a comparar a Naruto contigo.
Entró en su casa, agotado por ese día. Aún no llegaba a su fin y él ya estaba deseando poder acostarse para escapar de todo el mundo. Hace un par de días aceptó que esquivarlos a todos no era funcional, mucho menos si se trataba de Naruto, por lo que enfrentarlos era la única opción que tenía. Sin embargo, su agotamiento era cada vez más notorio.
:::::::::::::::::::::::::::::::::
Hinata ingresó al hospital con una sonrisa, se supone que debía de ir a realizar la segunda ecografía de su supuesto bebé. Se sintió aliviada de que esta vez Naruto no fuera, ya que temía que insistiera en querer entrar al consultorio con ella. En todas esas semanas ha aprendido a ser una mujer paciente, sobre todo cuando acabó por enterarse que Naruto viajó a Corea, y daba la casualidad de que Sasuke también estuvo en Corea. Ese día maldijo a ambos hombres en la soledad de su habitación, consumida por un sentimiento de ira y frustración.
Su siguiente movimiento no debía de involucrar a Naruto, sino más bien a Sasuke. Ese par seguía empeñado en burlarse de ella a sus espaldas.
Esperó pacientemente en la sala de espera junto a otras mujeres embarazadas. A algunas ya se les notaba el vientre, y otras están en su supuesta condición. Quizá debía de pensar en comprar un poco de blusas holgadas.
—Hinata Hyūga. —se quedó inmóvil en su asiento, su doctor no era quien la estaba llamando, sino una señorita de cabello oscuro y corto.
—Ahm... disculpe, mi doctor es el de aquel consultorio. —señaló la puerta de al lado con temor. La joven le tomó de la mano para que entrara al consultorio, Hinata quiso poner resistencia, pero los nervios la estaban invadiendo.
—No se preocupe, señora, el doctor está en emergencias, así que nosotras le atenderemos. —le dijo la doctora, era de cabello rubio un tenía un porte que podía intimidar a cualquiera. —Mucho gusto, mi nombre es Tsunade Senju.
—Yo soy Shizune. —se presentó la misma mujer que le llamó. —Acuéstese en la camilla, por favor.
La Hyūga no se movió de su posición, sus piernas temblaban sin control. Se aferró a su bolso pensando rápidamente la manera de escapar de esa situación.
—Señora, por favor, usted tuvo que haber visto la cantidad de mamás que están allá afuera deseando ver a su bebé. Así que venga, no se va a demorar nada. —le dijo la doctora con un gesto serio, pero manteniendo un poco de paciencia.
Shizune tuvo que tomarle la mano de nuevo para que se sentara en la camilla, después empujarla suavemente para que se acostara. Se encargó de levantarle la blusa para proceder a embarrarle el frío gel.
—Disculpe, tengo que irme. —quiso levantarse, pero la doctora le detuvo con una fuerza que no aparenta tener. Una vez el aparato estuvo sobre su vientre, Hinata supo que su mundo comenzaba a desmoronarse.
—Qué raro... —la misma Shizune se acercó a la pequeña pantalla en busca del bebé, pero no había nada. —Señora, usted no está embarazada, pero en su expediente hay unas ecografías de hace un mes. —la rubia le miró queriendo una explicación.
—Eso... ¡eso no es algo que sea de su incumbencia! —se levantó de la camilla y salió del consultorio con enojo. No podía echar a perder su plan, tenía que buscar la manera de mantenerlo firme.
Salió del hospital a paso firme, hasta llegar a su auto y conducir a aquel departamento que ya conoce. No podía dejar de sentir una punzada de nervios, ya que a pesar de que Naruto no había ido al hospital, sí estaba al tanto de la cita, ¿qué le diría al no tener las ecografías? Tal vez podía regresar en otro momento, ¡cuando ese maldito doctor pueda hacer su trabajo!
Tocó la puerta con fuerza, no fueron muchos segundos los que esperó antes de que Sasuke le abriera. El muchacho cambió su expresión relajada a una seria, quizá también un poco molesta.
—¿Que haces aquí? —se apoyó en el umbral, cruzado de brazos.
—Vengo a hablar contigo, Sasuke. Es importante. —no le quitó la mirada de encima. El Uchiha suspiró y se hizo a un lado para dejarla pasar, Hinata observó cada detalle del departamento, al menos debía de admitir que tenía buen gusto en la decoración.
—Toma asiento, si quieres. —si bien no le agradaba la visita de Hinata, no iba a rebajarse a un nivel de inmadurez, así que trató de mantenerse tranquilo y cordial con esa mujer. —¿Qué es? —él se quedó de pie, mirando a la Hyūga en el sofá.
—Tengo que pedirte personalmente que dejes a Naruto en paz.
—¿Perdón? —exclamó después de echarse una risa, no entendía a qué venía esa petición tan fuera de lugar.
—Lo que escuchas. Pude haber cometido muchos errores, pero quiero que mi familia se mantenga unida. Mi bebé merece tener un padre presente y que se preocupe por él, no uno que ande detrás de... otro. Naruto debe de estar a mi lado, pero tú solo eres un obstáculo para que nosotros podamos ser una familia.
—Espera, espera, espera. —levantó ambas manos a la altura de su pecho. —Yo no tengo la culpa de que Naruto ande detrás mío, no lo he amenazado con una pistola para que lo haga, él lo hace porque quiere. He intentado por todos los medios alejarlo de mí, pero si él no quiere, yo no puedo hacer nada.
—¿Qué hay del viaje a Corea?
—Me fui precisamente para que Naruto me dejara en paz. —no debía de darle explicaciones, pero viendo las circunstancias, ¿qué más da? —Yo nunca pensé que él se fuera a enterar, y que además de eso, iría detrás mío.
—Claro, y tú tan de rogar. —le miró con desprecio.
—Piensa lo que quieras, Hinata, yo sé muy bien todo lo que he estado haciendo. No es a mí al que tienes que reclamarle. —se sentó en un brazo del sillón. —Además, no puedes obligar a que Naruto haga algo que no quiere, si él no quiere estar contigo, mínimo deberías de conformarte con el hecho de que nos pudiste separar. ¿Por qué te empeñas en estar con una persona que no te ama? ¿Piensas que será bueno para tu hijo vivir en un ambiente así?
—¡Tú no sabes nada! —se levantó furiosa, tenía que ganarle. —Quizá Naruto no me ame, pero puede hacerlo cuando tenga a su hijo consigo.
—No pienses que puedes ganar algo a costa de un bebé.
—¡Se acabó! Solo venía a decirte que te alejes de mi famila.
—Entonces dile a tu "familia" que se aleje de mí. —sonrió, levantándose para ir a abrir la puerta. —Si me disculpas, tengo cosas importantes que hacer.
Hinata se mostró furiosa, por un momento creyó que podría ganarle a un Uchiha, vaya que estaba equivocada. Apenas Sasuke cerró la puerta, recostó su espalda sobre esta, dejando salir todo lo que esa mujer le había hecho sentir. Cuánto no daría por estar en la posición de ella y llevar a su bebé aún en el vientre. Esperar cada mes ansioso para ver cuanto ha crecido, recibir ese amor de Naruto. Sin embargo, todo su sueño se derrumbó.
~~~
Siguiente capítulo: En unas horas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro