Capítulo 11
La habitación estaba en completo silencio, solo podía escucharse las manecillas del reloj que está sobre la mesa de noche. Sasuke miraba preocupado a su esposo, era obvio que no le habían dado una buena noticia, o al menos eso aparentaba con su expresión. Quiso preguntarle qué ocurría, pero no se atrevió a interrumpirle la llamada.
—¿Q-qué dices? —apretó las sabanas con fuerza, frunciendo ligeramente el ceño. Tapó el micrófono del celular para que la persona al otro no pudiese escucharlo. —Hinata despertó, me piden que vaya a verla.
—Quizá sea importante, no por nada te lo estarían pidiendo. —no le agradaba la idea de tener que irse del hotel después del momento que habían pasado, pero Hinata no tenía la culpa de haber despertado justo en ese momento. Además, no podía ser egoísta, quizá en verdad necesitaban a Naruto, y él no le haría las cosas difíciles.
—¿Vienes conmigo? —le besó en los labios antes de levantarse en la cama para empezar a vestirse. Sabía lo que podía ocurrir si Sasuke llegaba al hospital, Himiko no se lo tomaría de la mejor manera, pero es su esposo, y si quiere ir, irá.
Sasuke no le respondió, solo imitó su acción y también empezó a vestirse. Tuvieron suerte de haber llevado consigo una ropa casual, la que se suponían que debían de usar cuando partieran a la costa. Tomaron todas sus cosas y salieron de la habitación, solo hubo que pagar por las pocas horas que estuvieron allí dentro, y tampoco fue una enorme cantidad. El hospital no estaba lejos, llegarían en unos ocho o diez minutos teniendo la ventaja de que a esa hora de la madrugada casi no hay tránsito.
Al estacionarse, Naruto se dejó caer en es asiento. Tomó la mano de Sasuke, como si sintiera que no podría hacerlo nunca más; le besó el dorso, ignorando la mirada de confusión del pelinegro.
—Sabes que te amo, ¿verdad? —le sonrió.
—¿Qué dices? Pareciera como si fuéramos a morir. —le devolvió la sonrisa, abriendo la puerta del auto. —Y sí, lo sé. Yo... igual.
Le daba gracia cada vez que Sasuke trataba de devolverle un cariño, ya sabía que no es muy dado a demostrar sus sentimientos abiertamente. Los dos se adentraron en el hospital, aún habían unas cuantas personas caminando por los pasillos, quizá tenían a algún familiar o conocido en alguna habitación. Sasuke se dejó guiar por Naruto, era la primera vez que iba a ese lugar. A lo lejos pudo ver a una muchacha, tal vez de su edad, sentada en una silla.
—Hanabi. —le llamó Naruto, ella se levantó de su asiento para acercarse. Miró a Sasuke y no pudo evitar brindarle una sonrisa. —¿Cómo está todo?
—Mamá está adentro con ella. En serio te agradezco haber venido, es extraño que quiera verte, incluso... se refiere a ti como su esposo. —los dos varones se miraron entre sí. —Si quieres puedes entrar, el doctor autorizó que lo hicieras en cuanto llegaras.
—Vuelvo en un momento. —le dijo a su esposo luego de soltarle la mano.
Al hallarse sola, se animó a mirar de frente a Sasuke. Por fin tenía la oportunidad de conocerlo, y debía de admitir que es un hombre realmente atractivo, sin dejar de lado unos finos rasgos.
—Entonces... tú eres Sasuke. —le miró con una sonrisa. —He querido conocerte hace tiempo, saber quien se había ganado el corazón de mi ex cuñado. Mucho gusto, soy Hanabi Hyūga, la hermana menor de Hinata. —extendió la mano.
—Sasuke Uchiha. —recibió el gesto, levantó una ceja al ver cómo ella se reía.
—Querrás decir Namikaze, no te preocupes, ya te acostumbrarás. Escucha, no solo quiero disculparme con Naruto, sino también contigo.
—¿Por? —Hanabi se daba cuenta de que ese muchacho es de pocas palabras, podía ser algo difícil establecer una conversación fluida las primeras veces.
—Ninguno de los dos tiene la obligación de estar aquí, y aún así, vinieron. No entiendo por qué mi hermana trata a Naruto como su esposo, se supone que ella firmó el divorcio, debería de saber que están separados. —iba a seguir hablando, pero Himiko salió de la habitación. Miró de mala manera al pelinegro.
—¿Qué estás haciendo aquí? —había escuchado la conversación al otro lado de la puerta, por lo que sabía perfectamente quien estaba al lado de su hija menor.
—Mamá, por favor.
—¿Qué no tienes vergüenza?
—Disculpe, señora, no veo cuál motivo tiene usted para tratarme de esa manera. —se defendió mirando a la Hyūga con la frente en alto. No podría considerarse un verdadero Uchiha si permitía que esa mujer le pasara por encima.
—Mi hija está ahí adentro con su esposo, y su amante aquí afuera aparentando estar preocupado, vaya manera de hacerme reír.
—EX esposo, querrá decir, señora. Lo sabe muy bien. —ya podía entender todas las miradas de fastidio de Naruto cuando le contaba cómo es esa mujer.
—Mamá, ¿cómo está Hinata? —quiso desviar el tema de conversación. Naruto fue el siguiente en salir, no se veía de buen humor, al menos estaba peor de cuando llegó. Miraba a Himiko con enojo.
—¿Cuántas veces tendré que pedirle que lo respete? —se paró a un lado de Sasuke, rodeándole la cintura con el brazo. —Si antes le pedía que lo respetara, ahora con mucha más razón, porque es mi esposo. —antes de que la mujer le reclamara, levantó ambas manos unidas mostrando cada una el anillo.
—De verdad que ustedes dos...
—Disculpen, lamento interrumpirlos. —se acercó el doctor que estuvo al pendiente de Hinata todos esos meses. Era de edad avanzada. —Físicamente, la señora Hinata se encuentra bien, aunque no puedo decir lo mismo a nivel psicológico. Ha perdido la memoria, ni siquiera recuerda cómo es que llegó aquí. Tengo entendido, según ella, que usted es su esposo. —miró a Naruto.
—No, no lo soy. Me divorcié de ella hace meses.
—Entonces puede hacerse una idea de todo lo que su mente retrocedió, estuvo hablando con las enfermeras y habló muy bien de su matrimonio. Para ella, todo marcha bien entre ustedes.
—Bueno, solo es cuestión de aclarar las cosas y problema resuelto.
—No es tan sencillo. —detuvo al Namikaze cuando lo vio con intención de entrar a la habitación. —Es mejor dejar que ella recuerde todo por su cuenta, cualquier alteración puede llevarla a sufrir un colapso. Aún no está del todo fuera de peligro, recomiendo que ella se mantenga en el entorno que vivía antes de que todo esto ocurriera.
—Lo que me está pidiendo es imposible. —se ganó la mirada de todos. —¿Piensa que le haré creer a ella que soy su esposo dejando de lado a Sasuke? Disculpe, pero está muy equivocado si piensa que haré algo así. Encuentre otra solución, pero yo no...
—Naruto... —le interrumpió su esposo. Sin decir nada, lo alejó del pequeño grupo, ya había escuchado suficiente del doctor.
De alguna manera, Sasuke sentía que todo era su culpa. Si él nunca hubiera llegado a esa mansión, nada de eso habría ocurrido. Solo tuvo que buscarse otro trabajo y la vida de todos estaría en orden. En su pecho estaba la sensación de haber traicionado a Hinata, ella, de alguna manera, le brindó la confianza para trabajar en ese lugar, y él lo único que hizo fue alejarla de Naruto sin pretenderlo. Para él, lo mínimo que podía hacer, era asegurarse de que su salud estuviera bien.
—Hazlo.
—¿Qué dices? ¿Estás consiente de lo que me pides?
—Naruto, será temporal. —le tomó la otra mano. —Es lo mínimo que puedo hacer por ella después de todo lo que provoqué.
—Tú no hiciste nada, fui yo.
—De no haber llegado a tu casa, nada de esto estaría pasando.
—Si no hubieras llegado, seguiría permitiendo que los demás lleven las riendas de mi vida. Por ti he hecho algo bueno. —le abrazó. —No tenemos ni un día de habernos casado y me pides que finja ser esposo de otra persona.
—Será temporal, solo hay que esperar a que ella recupere la memoria. Después de eso, volveremos a estar como antes.
En el fondo, Naruto sabía que eso podía ser una muy mala idea. Solo esas palabras bastaron para darse cuenta del verdadero corazón de su esposo, aunque por fuera aparentara ser alguien frío.
—¿Qué hay de ti?
—Yo seguiré siendo el trabajador de la cocina, nada más. No vamos a levantar sospechas, ¿sí? Yo seré solo Sasuke para ti, y tú serás mi jefe, no habrá absolutamente nada más que eso entre nosotros. —el rubio le tomó de las mejillas para besarlo, casi podía sentir ese momento como una despedida.
Siempre estuvo ansiando el momento de poder vivir bajo el mismo techo que Sasuke, dormir en la misma cama, poder tratarlo por fin como su esposo; y justo cuando estuvieron a solo horas de lograrlo, todo el mundo se les venía encima. ¿Qué estaba pagando?
—¿Q-qué haces? —sintió una punzada al ver a Sasuke quitarse el anillo de bodas.
—Si vamos a hacer esto, lo haremos bien. Tú también deberías de quitarte el anillo y ponerte el que tenías con..
—No, no lo haré... —miró el anillo en su dedo. —Me lo quedaré, Hinata no se pondrá a verificar que sea el mismo.
Todo parecía ser una cruel broma para Naruto, el destino había llevado a Sasuke hasta las puertas de su casa, y ahora se lo estaba quitando. Debían de ser fuertes para poder superar ese periodo oscuro en su relación, confiaba en el sentimiento que los había unido.
—Es mejor que me vaya. —se aseguró de guardar bien su anillo, tomó el suficiente aire para seguir manteniéndose fuerte frente a Naruto. Él era el de la idea, lo ideal era mantenerse seguro hasta el final. —Buscaré el acta matrimonial y la guardaré con mis cosas, es mejor prevenir. Además, hay que avisarle a los todos antes de que llegues con ella.
—Sí...
Aprovechó esos últimos segundos para besarle la frente. Quiso ir tras él cuando lo vio alejarse y perderse entre las enfermeras que caminaban por el pasillo. Seguramente pediría un taxi, la mansión estaba a unos 20 minutos de ahí. Volvió con las otras mujeres, Hanabi lo miraba con algo de lástima como si lograra intuir lo que pasaba.
—Al menos tomaste la decisión correcta, es lo mínimo que puedes hacer por mi hija. Y ni qué decir de...
—De una vez le voy a decir que todo lo que haga a partir de este momento, se lo debe de agradecer a mi esposo. —su mirada era severa. —Si por mí fuera, me habría ido a casa. Tenga siempre presente que ninguno de los dos estábamos obligados a hacer esto. En tanto Hinata recupere la memoria y esté fuera de peligro, créame que no voy a dudar en dejar todas las cosas en claro.
—No confío en ustedes para cuidar de Hinata, así que viviré en la mansión.
—Haga lo que quiera. —se adentró en la habitación, supuso que el doctor estaría ahí haciendo sus últimas revisiones.
>>>
Entró sin pretender llamar la atención, todas las luces estaban apagadas, y no era de extrañarse, estaban por ser las dos de la madrugada. Sin distraerse con nada, fue a la oficina de Naruto en busca del acta matrimonial. Por su mente pasaba la probabilidad de que Hinata pudiese llegar a verla en algún momento, o bien, que Himiko hiciera algo con esos papales. Todo podía ser posible.
—¿Sasuke? ¿Qué haces aquí? —dejó caer unas cosas por el susto, dio media vuelta, topando con Kushina. Ella había escuchado la puerta principal cerrarse mientras iba al baño, bajó con precaución, y se asustó al darse cuenta de que alguien estaba dentro de la oficina de su hijo. Al pararse en el marco, supo identificar a su yerno. —¿Pasó algo?
—No, no pasó nada. —pudo respirar tranquilo, en verdad lo había tomado por sorpresa.
—Creí que estarían en el hotel.
—Pues sí, deberíamos de estarlo. —bufó un poco molesto por la situación. —Tengo que decirle algo.
—Me estás preocupando, querido, ¿qué es?
—Hinata despertó del coma.
La mujer lo miraba con asombro, primero tuvo que explicarle qué sucedió desde el momento en que Hanabi llamó a Naruto. Después, y más importante, el plan que le propuso a Naruto para asegurar la salud de Hinata. La misma Kushina le expresó no estar muy segura si sería la mejor idea, pero ni ella puso encontrar otra solución a ese problema. Al final le terminó dando su apoyo.
—¿Mi familia sigue aquí? —le preocupaba, sabía de antemano que no se tomarían nada bien lo que estaba pasando. Naruto los había invitado a pasar la última noche en la mansión, así no tendrían que volver a pagar otra noche en un hotel, todo como agradecimiento. Se suponía que debían de estar ahí.
—No, se fueron una hora después que ustedes. Al parecer había un vuelo antes del que tenían contemplado. Te dejaron una nota con Chiyo. —suspiró aliviado.
—Gracias.
—Ah, tu amiga se quedó esta noche para acompañarla. —se refería a la anciana. —Mañana se irá temprano.
—Si puede avisarle a otra persona de todo esto, hágalo, por favor. Me sería de mucha ayuda. Naruto quizá llegue mañana temprano con Hinata.
Sasuke tomó su acta, junto la de divorcio de Naruto y Hinata, también sería importante tener ese papel lejos del alcance de cualquier otra persona. Ambos salieron de la oficina, procurando dejar todo a como lo había encontrado.
—Sasuke. —se detuvo en la puerta principal con la mano en la perilla, Kushina estaba al inicio de las escaleras. —De verdad eres un buen muchacho, me alegra que mi hijo se haya casado contigo.
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Se reunieron en la entrada a la mansión, viendo el auto estacionarse enfrente. Ya todos estaban al tanto de la situación, incluso los amigos de Naruto que asistieron a la ceremonia.
—¿Qué hace Himiko aquí? —murmuró Kushina de brazos cruzados. Su esposo la abrazó por la cintura, sabiendo lo mal que se llevaban ambas mujeres.
Los tres bajaron del auto, Hinata se veía bastante feliz mirando a todas las personas frente a ella. Parecía ser una persona totalmente distinta a la que Sasuke conoció cuando llegó a ese lugar.
—Qué lindo detalle de todos estar aquí. —se apegó más a Naruto, a pesar de que este seguía sin sacar las manos de sus bolsillos. Caminó hacia el pequeño grupo de personas, se detuvo cuando miró a Sasuke. —Cariño, no me dijiste que había alguien nuevo, ¿quién es?
—Él es...
—Sasuke Uchiha, el encargado de la cocina. —ambos se dieron la mano.
—Bienvenido, espero que estés a gusto. —se adentró en la mansión aún sosteniendo a Naruto.
Sakura puso su mano sobre le hombro de Sasuke, de verdad podía ver lo poco que le agradaba tener que pasar por eso. Lo conocía, jamás dejaría ver que se arrepentía por la decisión que tomó, su orgullo no se lo permite.
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Siguiente capítulo: En unas horas.
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