11
Un ruido sacó al castaño de sus pensamientos. Entonces vio a Zayn desvistiéndose. Liam cerró los ojos, pero escuchaba todos los ruidos, como el del agua de la ducha corriendo. Debía ser un ruido normal en la vida de cualquier Omega casado, menos
para él. Se imaginó el panorama. Toallas húmedas arrojadas a un costado, y todo en desorden.
Una vez había estado en la parte de la casa que habitaba el Alfa, después de haberse ido él por la mañana, y lo había visto con sus propios ojos. Y había tenido la terrible sensación de que no podían vivir más separados dentro de su matrimonio.
Siempre se había sentido como un extraño en su casa. Jamás había movido un mueble, ni puesto de ninguna manera su firma en algún detalle de la casa.
Aquel día que vio su baño había sido el comienzo de su alejamiento de Zayn. Hoy, en cambio, era el día del quebrantamiento de aquel dispositivo para defenderse.
De pronto lo oyó cantar en la ducha. Parecía tan contento...
Al levantar la vista lo vio al lado de la cama, mirándolo.
-Duerme – le dijo.
Liam cerró los ojos. Oyó el suave ruido de la toalla caer de su dorado cuerpo. El colchón se hundió levemente, la sábana se movió y entonces se apagó la luz.
No hubo más que silencio. Liam estaba acostado, quieto como un cadáver, pero más despierto que nunca sabiendo que iba a dormir con Zayn desnudo a un palmo de
él. Cada movimiento del Alfa lo alarmaba y le aumentaba la tensión.
Tibio y relajado, el Omega se movió lentamente, y el cuerpo a su lado, se tensó. Abrió los ojos miel y se encontró con unos ojos más oscuros. Su mirada intensa lo dejó turbado. Sintió un vuelco en el corazón, un calor en aumento. Se encontraba mareado, sin aliento, y con la sensación de haber perdido toda racionalidad.
La punta de un dedo se posó sobre el labio de Liam.
- Abre la boca. Quiero probar cómo sabes – le dijo Zayn con ansiedad.
Sugestionado por su mirada, el Omega obedeció instintivamente. Con un gemido de satisfacción, Zayn llevó entonces sus manos al cuerpo de Liam, sobre las caderas y la espalda, mientras su boca hambrienta buscaba la del castaño con intensidad.
La punta de la lengua de Zayn se abrió paso entre los labios abiertos del Omega, y luego probó el interior de su suave cavidad, algo que a Liam le hizo estremecer.
Con manos insistentes, lo desnudo, dejando al descubierto su torso. El Alfa acarició sus pezones con suavidad. Liam acomodó la cadera a la del Alfa, mientras sus muslos temblaban en respuesta al torbellino de sensaciones que experimentaba. Las manos del Omega, entonces, se adentraron en la cabellera negra de Zayn.
Cuando el Alfa dejó de besarlo, el corazón de Liam bombeaba rápidamente. Zayn deslizo su lengua jugueteando con los picos de los pezones que se habían erguido para él. El calor surgió en el interior del Omega como un oleaje violento que respondía a las caricias íntimas del Alfa. Liam gimió, gobernado por las exquisitas sensaciones que lo
atormentaban. Se había transformado en esclavo de la pasión.
Con un gemido suave que anticipaba otro beso apasionado, Zayn lo apretó contra él, llevando sus manos a los pequeños rizos en la juntura de sus piernas, se detuvo al hacer contacto con su erección, al escuchar el gemido del Omega, fué mas allá encontrando la suavidad que se abría entre sus glúteos, y con suave maestría lo invadió como para que en cada nuevo movimiento la respuesta del castaño fuera cada vez más intensa.
Era una dulce agonía de deleite que los dejaba sin aliento. Las caderas de Liam se movían, contoneaban y alzaban como por propia iniciativa, a medida que el deseo iba aumentando hasta un grado casi insoportable. Entonces el Alfa lo levantó levemente, sintiendo la lubricación del Omega se internó entre sus muslos para que el cuerpo de Liam se encontrara en el punto exacto con el de él.
Zayn gimió de placer, y se internó en las profundidades de Liam. El Omega pareció ceder y adaptar su cuerpo a la invasión de él, a pesar de que la sensación, que era aún nueva, lo sorprendió. El Alfa se movía dentro suyo, creando en Liam una necesidad insaciable que ardía en su interior.
Involuntariamente los dedos de Liam buscaron la espalda de Zayn y lo recorrieron. Entonces, el Alfa dio paso al éxtasis en el momento en que lo poseyó tan plenamente que Liam creyó volverse loco de placer. Y cuando el Omega se liberó de aquella tensión de placer, pareció consumirse durante un tiempo largo, interminable, que lo dejó en una sofocada quietud.
- Se dice que los que saben esperar alcanzan el cielo... – dijo Zayn suavemente, abrazando el cuerpo de Liam contra el calor del suyo -. Pero la paciencia nunca ha sido una de mis virtudes, - trás decir esto, el Alfa se empujó en su interior déjando salir su propia liberación.
El castaño estaba totalmente exhausto, y no podía pensar. Y cuando su mente se disponía a ordenarse después del caos de sensaciones vividas, se durmió.
Cuando se despertó nuevamente las cortinas estaban abiertas, el sol brillaba en el cielo, y había una bandeja con el desayuno a un costado de la cama. Buscó a Zayn y descubrió que se había ido, lo que lo hizo sentir infinitamente solo.
Era el mediodía, pero Liam no hacía más que pensar en lo que había pasado al amanecer. Su bata y ropa interior estaban tiradas en la alfombra como prueba acusadora de ello.
Suspiró de pena ante sí mismo, no podía creer el poder que el Alfa tenía sobre él. Se duchó con fricción, pero no pudo borrar las huellas del íntimo contacto de Zayn.
¿Por qué le echaba la culpa? Se preguntaba. ¿Por qué se engañaba pensando que Zayn era el único responsable de lo que pasaba cada vez que lo tocaba? La verdad era que cuando él Alfa lo tocaba Liam se derretía, perdía el control, y seguramente Zayn ya lo había notado. Sin ningún esfuerzo, el Alfa le había
enseñado a necesitarlo, sin saber bien de qué manera lo necesitaba.
Cinco años atrás el instintivo deseo del Omega lo había incomodado en presencia de Zayn. No había estado preparado para semejante intensidad. Y cuando Zayn había decidido que durmieran separados, había sido un alivio olvidarse de esas sensaciones que lo habían afligido en presencia de él. Pero cuando el Alfa había decidido romper esa pared que los separaba, la pasión había emergido en toda su magnitud.
Pero ahora se daba cuenta de que no lo había dejado de desear, igual que no había dejado de comprar sus calcetines. Era tan penoso aceptarlo... No le extrañaba que se hubiera reído de él.
Y los arreglos florales que colocaba en el ala de la casa que ocupaba Zayn, tal vez querían recordarle que él existía... Se había aferrado a ello como a la compra de sus calcetines.
Tampoco se había transformado de un sencillo adolescente a uno de los Omegas más elegantes de Londres por casualidad. Probablemente lo había hecho para el Alfa.
Era patético amar a un Alfa tan ciegamente...
Porque Liam lo amaba. Había querido derrotar a ese amor con el arma de la relación con Paul y negarle su existencia luchando inconscientemente por conseguir
la libertad que su dignidad le pedía.
Pero nada había cambiado. Zayn no lo amaba, ni lo amaría jamás. Sólo se veía unido a él sin remedio. Por otra parte, para el Alfa el sexo era algo fisiológico casi. Se despertaba junto a un cuerpo de un Omega y ya se sabía qué iba a pasar, lo único predecible en Zayn. Así que no debía creerse que de pronto se había convertido en una tentación para Zayn. Él era un Alfa muy viril y sólo buscaba la satisfacción de sus instintos.
Pero no lo dejaría marchar hasta que ese certificado no apareciera. De pronto sintió deseos de saber más. ¿Era un certificado de matrimonio? ¿Un certificado de
nacimiento? ¿Un certificado de propiedad de acciones? Siguió enumerando posibilidades. Las dos primeras le parecieron poco posibles. Zayn había dicho que
estaba protegiendo a su familia. Nunca había hablado de él directamente. ¿Habría cometido algún tipo de delito su familia? ¿Desfalco? ¿Malversación de fondos?
Luego de arreglarse con un sencillo traje azul fue hacia la terraza que dejaba ver a lo lejos el mar y los acantilados. En otras circunstancias hubiera querido sacar la foto de la vista espectacular desde allí, explorar la casa, pero sólo ansiaba encontrar a Zayn. Él estaba en la terraza, y cuando lo oyó llegar se dio la vuelta.
Liam dudó ante sus ojos que parecían examinarlo, y se sintió tan desorientado que no sabía si acercarse a él o no. No podía desviar la vista de sus facciones doradas e inmediatamente recordó cómo se había sentido horas antes.
Zayn le dedicó una sonrisa y fue a su encuentro.
- ¿Cómo te sientes?
- Bien...
- ¿Sólo bien? Se te ve estupendo – el Alfa lo miró recorriendo su cuerpo con una mirada posesiva. Se demoró en el cabello castaño, en la delicada perfección de
su cara. Lo recorrió de arriba abajo, con descaro -. Estupendo... – agregó tomándole las manos.
Las palabras del Alfa pusieron en alerta a su corazón.
- Zayn...
- Y mío – el Alfa completó la frase con satisfacción.
Las palabras de Zayn parecían frenar lo que estaba a punto de decir.
- ¿Interrumpo algo? – les sobresaltó la voz de Ponia.
- No, en absoluto – sonrió Zayn, soltando las manos de Liam.
- El personal está preparando el almuerzo – explicó Ponia, observando cómo Zayn acercaba una silla a la mesa y hacía sentar a Liam en ella.
Liam era consciente de que sus manos temblaban. Zayn parecía comportarse con calidez. Pero seguramente era su comportamiento normal con un nuevo amante. Porque ése era ahora su papel. Aunque bien distinto de los otros Omegas a los que Zayn se llevaría a la cama. Pero el encanto se desvanecía enseguida. Zayn se aburría de los Omegas fácilmente. Liam lo había sabido siempre.
Les sirvieron el almuerzo. El Alfa no le quitaba la vista de encima, algo que inquietaba a Liam, y que le hacía levantar la copa de vino más de la cuenta.
De pronto sonó el teléfono móvil de Zayn. Zayn atendió la llamaba a unos metros de distancia, donde se encontraba el aparato.
- ¡Me muero de ganas de que el resto de la familia los vea!
- ¿Cómo? – Liam desvió la mirada del rostro de Zayn, que le dedicaba una sonrisa desde donde hablaba por teléfono.
- Si parecen recién casados en su luna de miel. Cuando decidí venir a verlos, no me lo imaginé – dijo Ponia -. Me voy a nadar ahora. Los veré más tarde.
Liam bajó la cabeza, y volvió a sorber el vino. Había decidido hablar con Zayn seriamente. Pero entonces lo había desafiado un Alfa que lo trataba atentamente, y que lo hacía sentir un Omega muy deseable.
En ese momento, el Alfa se acercó a Liam y lo rodeó por detrás, sorprendiéndolo una
vez más. Y nuevamente comprobó que su corazón lo traicionaba cuando sintió el calor del cuerpo vigoroso y masculino de Zayn.
- ¿Qué ocurre? – preguntó el Alfa.
- Hay algo que tenemos que discutir...
- Olvídalo. Si la discusión tiene algo que ver con el divorcio, la separación, el celibato, o Woods, es mejor que te mantengas callado.
Liam sintió una sensación absolutamente inesperada: en cierto modo se alegró de las palabras de Zayn.
- No se trata de eso.
- Entonces no es importante.
Y antes de que Liam pudiera responderle, Zayn posó la boca sobre la suya, dándole al beso un sabor aún más dulce con el aroma del vino.
- Te deseo nuevamente.
Y Liam lo deseaba tanto. De pronto se encontró imaginando escenas eróticas que lo invadían sin poder evitarlo, una experiencia nueva para él. Zayn le evocaba sin el menor esfuerzo la pasión vivida la noche anterior. Ni siquiera le tenía que decir palabras bonitas ni cumplidos. Unos pocos besos, y Liam se transformaba en su
juguete sexual, en un muñeco capaz de atender todas las demandas. Esa imagen le dio fuerzas para apartarlo de sí.
- Tengo que hablar contigo. Y pienso que es mejor que vayamos adentro.
- Podemos hablar en la cama – lo miró Zayn con descaro.
- ¡Si te acabas de levantar de la cama!
- Pero estoy deseoso de volver allí.
Y Liam se daba cuenta de que él también lo deseaba. Que sus pezones se habían endurecido, que el calor volvía a su cuerpo.
Y que si bajaba la guardia un segundo, Zayn se aprovecharía de su debilidad.
- Me parece que eres demasiado sexuado.
- ¿Te estás quejando? – dijo Zayn sonriendo.
Liam se hundió en el sofá.
- ¡Dios mío! ¡Tus pies no tocan el suelo! – se rió el Alfa, sentándose frente a él -. Habla, entonces.
- He estado pensando...
- ¡Peligroso! Es una costumbre que debes cambiar, ésa de pensar – interrumpió Zayn burlonamente.
- Acerca de ese certificado...
- ¿Y qué tenemos que hablar acerca de ese certificado?
- Debemos encontrarlo. Y he pensado que tal vez puedas darme alguna idea del contenido del certificado.
- ¡No! – dijo el Alfa cambiando totalmente el humor.- Cuanta menos gente lo sepa, más segura está mi familia.
Por lo que se veía Liam no formaba parte de su familia.
- No confías en mí.
- La confianza no juega ningún papel en este caso.
- Y la persona en la que menos confiarías es en el hijo de Max Payne.
- No he dicho eso.
- No hace falta. Me has tratado como si fuera un leproso durante mucho tiempo.
- El pasado es pasado ya.
- ¿Cómo puedes decir eso si estás dispuesto a que yo conviva con el? Pensé que tal vez si supiera algo podría ayudarte a encontrar ese certificado – dijo Liam apenado.
- ¡Ah! Ahora lo entiendo. Lo quieres como pasaporte a tu libertad. Crees que con ese certificado en mi poder te dejaré marchar.
- ¿No es eso lo que quieres tu también?
- ¡Lo quería desesperadamente hace cinco años! Y hace una semana pensé que tenía ese certificado. Pero algo ha cambiado en mí desde que descubrí que esa caja no lo contenía. Pensé que era el final de un asunto. No quiero perder el tiempo en una búsqueda infructuosa. ¡Se terminó todo!
- No – dijo Liam reprimiendo las lágrimas -. No ha terminado, mientras aún estemos juntos.
- Eso no era lo que pensabas mientras hacíamos el amor. O cuando te morías de placer en mis brazos.
- Por favor... – dijo indefenso ante la acusación.
Zayn se acercó a Liam y le rodeó los hombros con las manos.
- Cuando estás en la cama conmigo eres caliente como el mismo fuego. Te gusta todo lo que te hago. Te gusta todo lo que te doy. Y lo que te hago sentir. Conmigo te abandonas, pierdes el control, te mueres de deseo...
- ¿Cómo puedes hablarme de ese modo? – Liam se estremeció ante sus palabras.
- ¡Puedes ser un prostituto en mi cama, y no me importa nada cómo eres en la cocina o en el salón! – dijo con énfasis a la vez que lo miraba profundamente -.
Pero quítate de encima esas fantasías adolescentes de amor verdadero con Woods. No ocurrirá jamás mientras yo esté vivo. Eres mi Omega. ¡Hazte a la idea antes de que pierda la paciencia!
Zayn dio un portazo. Liam entonces respiró.
El castaño pensó entonces que tal vez sería mejor decirle la verdad a Zayn acerca de Paul. Pero la idea, después de las duras palabras del Alfa, no lo convencía.
«Caliente como el fuego», «abandonado, un prostituto.. » Tenía razón. Se había rebajado a un nivel absolutamente primitivo, se había dejado quitar sus principios, su decencia, su inhibición. Y entre esos principios figuraba el principal:
para Liam no podía haber sexo sin amor.
Bueno, Zayn podía volver a sus Omegas guapos. A él le daba igual.
¡No era cierto! La idea de Zayn con otro Omega le resultaba intolerable.
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